El día que un ovni levitó sobre la provincia de Valladolid hace 60 años
La aparición de este extraño objeto volador, que produjo un fuerte impacto en la prensa nacional y todavía hoy es motivo de debate, tuvo lugar el 16 de septiembre de 1965
17 de agosto 2025
Ángela Gago
Valladolid
Para un medio de comunicación serio es difícil hablar de ovnis porque hay que basarse en las pruebas físicas y las declaraciones de los testigos y ambos escasean. No tienen que tratarse de extraterrestres que vienen a visitar a los humanos, ni de enviados celestiales. Un ovni no es más que un Objeto Volante No Identificado por el que lo observa. Puede ser de origen militar, un fenómeno de la naturaleza, un ingenio aeronáutico o globos aerostáticos o de observación atmosférica que pueden dar lugar a error.
En la provincia de Valladolid, tal vez el más famoso sea el ocurrido el 16 de septiembre de 1965. Ese día, durante de cuatro horas, pudo observarse «un platillo volante del tamaño de un teléfono de mesa y de color blanco brillante», como publicó El Norte de Castilla al día siguiente: «Miles de vallisoletanos contemplaron un extraño objeto volador sobre Valladolid». Este hecho produjo un fuerte impacto en la prensa nacional y 60 años después sigue siendo motivo de debate y controversia.
«Numerosos lectores llamaron a nuestra redacción solicitando informes sobre la posible identificación del aparato», explicaba la noticia en portada. Una de las hipótesis fue que un ovni se había paseado por el cielo de Valladolid. Sea como sea, todo apunta a que se trataba de un satélite artificial o un globo-sonda. Mientras unos se lanzaban a la calle y se subían en terrazas para contemplarlo, a otros no le quedaba la menor duda de que se trataba de «una clara aparición de platillos volantes».
Era plena semana de las antiguas fiestas de San Mateo y una abarrotada plaza Mayor de Valladolid se convirtió en el lugar en el que se concentró un mayor número de personas presenciando este particular suceso. Se supo que el objeto era visible desde un radio de unos 45 kilómetros y se determinó que se encontraba a una altura de 22 kilómetros sobre la vertical de Villanueva de los Infantes.
Ocurrió por la tarde, sobre las 17:30 horas, y pudo contemplarse en otras localidades de la provincia vallisoletana y en Palencia; hasta que «poco a poco, el objeto misterioso fue reduciendo su tamaño y luminosidad hasta quedar confundido con las primeras estrellas del atardecer», informaba el decano de la prensa.
A las 17:35 horas, el piloto civil Heliodoro Carrión sobrevolaba Tordesillas en avioneta. «Hemos detectado un artefacto brillante y triangular entre las poblaciones de Villanueva de los Infantes y Tudela de Duero», le decían a través de su radio los controladores del aeropuerto de Villanubla. Entonces, Carrión puso rumbo hacia la zona donde estaba el extraño objeto para tratar de averiguar qué era.
La carta de un sacerdote
«Mi querido Padre Machado, por primera vez en mi vida pude ver un platillo volante. Era de un color blanco muy brillante, del tamaño de un teléfono de mesa y lo vimos a las 18:45 de la tarde sobre el Colegio cuando vino el hermano enfermero a avisarme. También salieron los demás padres y madres y lo vieron muy claro». Esta es una parte de la carta, fechada en Valladolid el 18 de septiembre de 1965, dos días después del increíble suceso, firmada por el Padre Antonio Felices, uno de los hombres más destacados en la investigación de los fenómenos relacionados con la ufología.
Hubo otros testigos de relevancia, como Teófilo Álvarez y Francisco Rodríguez, profesores del Seminario, que lo vieron cuando iban en motocicleta al Monasterio de San Isidro (Dueñas). También muchos vecinos de Tudela de Duero y de Boecillo y, sobre todo, el citado Antonio Felices, dominico afincado desde 1959 en el Colegio vallisoletano de Arcas Reales, junto al padre Severino Machado.
Lo primero que Felices hizo fue acudir al laboratorio para montar un telescopio de cuatro pulgadas. «A las 19:20 horas, había logrado montarlo. Después de enfocarlo, se veía un enorme aparato, como de un kilómetro de largo en forma triangular y con una gran cúpula en el centro de forma alargada», relataba. «Tenía aletas en las puntas de la base del triángulo y se cimbreaba lentamente. Era un aparato metálico que estuvo quieto hasta las 20:05, cuando de repente empezó a tomar altura hasta que desapareció por completo», aseguraba. Además, el sacerdote Felices logró realizar un boceto de aquel artefacto.
Conforme a la carta dirigida a Machado, el objeto estuvo flotando en el cielo hasta las ocho y cinco de la tarde, momento en que «empezó a tomar altura y desaparecer por completo». Lo más curioso es que, a decir del dominico, «de vez en cuando salían unos puntitos de luz del aparato que se alejaban en todas las direcciones».
Hipótesis
Las especulaciones no se hicieron esperar. Mientras El Norte de Castilla apuntaba a la posibilidad de que se tratase de «un satélite artificial de características no conocidas» o de «un globo sonda de gran tamaño que, de ordinario, van recubiertos de láminas de aluminio».
Sin embargo, el meteorólogo Vicente Oliver Narbona se decantaba en este mismo periódico por una «nube de madre perla pequeñísima», que hacía referencia «a nubes que aparecen en la capa de ozono y que pueden ser muy raramente observadas en nuestras latitudes» y el brillo metálico de este tipo de nubes estaría provocado por la luz solar.
50 años del caso del OVNI de Villaester
Un extraño artefacto volador giró durante media hora en torno al tractor de Emiliano Velasco y le disparó -según asegura- perforando el cristal del vehículo. Medio siglo después, algunos testigos recuerdan los hechos
27 de julio 2025
Laura Negro
Valladolid
Esta semana se han cumplido 50 años de uno de los avistamientos más importantes de la ufología española. Tuvo lugar en Villaester (Pedrosa del Rey) y, a día de hoy, sigue generando debate entre investigadores, vecinos y estudiosos del fenómeno OVNI.
Todo ocurrió el 16 de julio de 1975. El agricultor de San Román de Hornija, Emiliano Velasco Báez, un hombre de 49 años, tranquilo y curtido por el campo, se encontraba arando con su tractor una finca conocida como La Parcela 21, situada Morales de Toro (Zamora) y Villaster. Según su propio testimonio, que fue recogido en su momento por El Norte de Castilla, un extraño objeto descendió del cielo y comenzó a dar vueltas alrededor de su tractor, hasta completar al menos treinta giros durante más de media hora. Estaba a unos 50-70 centímetros de altura y tenía una forma, que él mismo describió como «una lata de conservas, con un tubo y una especie de sombrerillo», tenía además dos ventanas y unos pinchos que se iluminaban de forma intermitente. En cada giro se iba acercando más y más al testigo, hasta que una intensa luz salió disparada desde el objeto, siempre según su testimonio, impactando contra el cristal del vehículo, dejando un orificio perfecto.
Emiliano no sintió miedo durante el encuentro, según dijo. De hecho, continuó arando como si nada, casi hipnotizado por la situación. Sin embargo, tras el disparo, Emiliano levantó los arados, aceleró el tractor y salió de la finca a toda prisa sin mirar atrás, hasta llegar al caserío de Villaester de Abajo. Aquella misma tarde, el caso ya era tema de conversación en toda la comarca. Emiliano no era un hombre dado a inventos o exageraciones. Su relato generó tal revuelo que no tardaron en aparecer testigos, curiosos, familiares, e incluso miembros de la Guardia Civil que se desplazaron a la finca para investigar lo ocurrido.
Marta Sánchez, nieta del guarda de la finca en la época, recuerda perfectamente el caso y su repercusión. «Mi padre se encargó de retirar el cristal del tractor. Recuerdo que se lo entregaron a la Guardia Civil para analizarlo. En la familia no se hablaba mucho de ello, pero todos sabíamos lo que había pasado», cuenta.
Esa pieza de cristal, que según el testimonio de Emiliano había recibido el impacto de una especie de rayo de luz, fue enviada a la Cátedra de Química de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valladolid para su análisis. A día de hoy, se desconoce su paradero. «Lo cierto es que se perdió una prueba clave de un suceso único en la historia de la ufología española», asegura Nando Domínguez, investigador del grupo Kilómetro OVNI y vecino de Morales de Toro, quien ha dedicado años a recuperar y analizar este caso. «Es uno de los casos más impactantes. No solo por la duración del encuentro o por la descripción del objeto, sino porque tuvo muchas implicaciones reales. Hubo seguimiento por parte de la Guardia Civil, hubo testigos, se analizó un cristal… Pero hoy, 50 años después, muchos detalles siguen sin explicarse», subraya.
Nando Domínguez en la Parcela 21 donde sucedieron los hechos R. Ucero
El grupo ‘Charles Fort’, creado en 1969 por universitarios de Valladolid, fue uno de los colectivos pioneros de investigación ufológica en España y también se desplazó a la zona acompañado por el dominico y ufólogo Padre Felices y el periodista Juan José Benítez. Realizaron distintos experimentos con cristales y proyectiles para intentar reproducir el agujero que mostraba el tractor. Todo sin éxito. Se documentaron también otros avistamientos anteriores y posteriores en la zona, como resplandores en los cielos cerca de unas antiguas marraneras próximas a la finca.
La salud de Emiliano se empezó a resentir
Emiliano, que hasta entonces había sido un hombre con una salud de hierro, empezó a ver cómo su cuerpo se resentía, concretamente su lado izquierdo, lado por donde recibió el disparo de aquel objeto. La familia contaba que primero fue la vista, luego el oído y más tarde una parálisis. Le acabaron detectando un tumor en el cerebro y murió a los 52 años, el 8 de junio de 1978. Su familia aseguraba en aquel momento que el aparato fue el culpable de su fallecimiento. El investigador Nando Domínguez se pregunta si la muerte del agricultor fue una coincidencia o si tuvo relación con el supuesto haz de luz que lo alcanzó aquel día. «Aquí tenemos un caso que no solo cuenta con un testigo directo, sino con una víctima. Una persona que cambió tras su experiencia, que enfermó y murió. Es un caso de contacto con consecuencias físicas, psicológicas y sociales», añade.
Son muchos los que todavía recuerdan aquellos hechos. Antonio García, de 74 años, es uno de ellos. «Yo conocía a Emiliano, al que apodábamos ‘El Pescadilla’ y fui uno de los primeros en hablar con él tras lo sucedido. Me lo encontré sentado en el poyo de la ermita, con la cabeza agachada, y al principio ni hablaba, ni nada. Y el tractor estaba ahí parado. Era un John Deere 2020. Uno de esos antiguos, con la cabina abierta por detrás. Cuando arrancó a hablar algo empezó a decir: «me han disparado, que me han disparado». «¿Pero cómo te van a disparar?», le decíamos. ‘Que sí, que ha estado volando alrededor mío’, respondía», relata Antonio, que en aquel momento tenía 24 años. «Yo vi el agujero en el cristal del tractor. Era redondo y perfecto. Es imposible que aquello lo hiciera una bala. Se hubiera roto todo el cristal», opina.
En estos 50 años ha cambiado la fisonomía de la Parcela 21, que ahora está sembrada de pistachos R. Ucero
Jesús Pérez también tiene los recuerdos muy bien marcados. «Yo era un crío entonces. Tenía 12 años y Emiliano estaba muy asustado. Estaba fatal y en el pueblo había mucho temor por lo que estaba pasando», relata. Tanto Antonio como Jesús, confían a pies juntillas en el testimonio de Emiliano porque ambos han sido testigos de avistamientos. «Estando con mi novia, a mí me pasó una cosa parecida. Se nos apareció un objeto volador no identificado, que bajó de repente y se fue. Nos vinimos para casa los dos casi llorando porque no sabíamos lo que habíamos visto. Llevamos muchos años sin ver nada en esta zona, pero sea lo que sea, existe. Yo le doy la razón a Emiliano y a todos que digan lo contrario, les diré que sí que existe», relata Jesús. «Hace dos o tres meses, a la una de la mañana, encima del polideportivo de Morales de Toro, mi mujer y yo vimos una cosa ovalada con luces amarillentas. Cuando íbamos a parar, desapareció», comenta también Antonio. «Nosotros creemos a pies juntillas lo que le ocurrió a Emiliano. ¿Cómo no íbamos a hacerlo si nosotros mismos también hemos visto cosas raras en el cielo? Él no era un hombre que se inventara historias. Le vimos cambiar de forma radical después de aquello», afirman ambos.
Hoy, la Parcela 21 es un terreno sembrado de pistachos y nada en su aspecto revela que allí ocurrió uno de los encuentros más intrigantes de España con un objeto volador no identificado. «Dicen que hoy en día, muchos tractores cuando pasan por allí, se les encienden las luces o los intermitentes, como si quedara algo de radiación de antaño», cuenta Jesús.
El caso es que, a 50 años de aquel encuentro, son muchas las preguntas que siguen sin respuesta y lo único seguro es que aquel día de 1975 la vida de Emiliano Velasco Báez cambió para siempre. «Aquello le mató», sentenciaba su viuda, según relata una crónica de El Norte de Castilla de 2004.
https://www.elnortedecastilla.es/valladolid/anos-ovni-villaester-20250727183235-nt.html
La increíble historia que une avistamientos OVNI en Madrid con experimentos secretos y la mutilación de un cadáver en Albacete
Albacete y los ummitas
17 agosto, 2025
El Digital de Albacete
La increíble historia que une avistamientos OVNI en Madrid con experimentos secretos y la mutilación de un cadáver en Albacete
Todo comenzó el 6 de febrero de 1966 en el madrileño barrio de Aluche, cuando presuntamente un platillo volante sobrevoló la zona y dejó boquiabiertos a algunos de sus vecinos. Más tarde, la historia terminó salpicando a Albacete. Hoy, recordamos este pasaje de la historia más enigmática de nuestro país. Al final, todo resultó ser un invento surgido de la mente de Jordán Peña.
Volviendo a ese 6 de febrero de 1966, “los testigos, sin duda quemados por tantas y tantas historias como se han dicho acerca de los platillos volantes, no han querido afirmar que se trate de uno de estos artefactos. Pero afirman rotundamente y coinciden en decir que no era ni un avión ni un helicóptero”, afirmaba el diario El Caso el día 7 de febrero de 1966 al mismo tiempo que añadía que, “por nuestra parte ni afirmamos ni negamos este relato que, una vez más, puede llevar a los campos de las historias de la ciencia-ficción.
El hecho concreto e innegable es que hay dos testigos y una porción de terreno chamuscado que hablan de la aparición de un extraño objeto volador ayer domingo en Madrid”.
Tras el supuesto avistamiento OVNI todo el mundo parecía sorprendido, pero existía un grupo de personas en la capital de España que cada semana se reunía en un viejo café a pocos metros de la Plaza de Cibeles a los que la noticia no les sorprendió lo más mínimo, tal y como recoge Eduardo Bravo en el Diario El País. Ese grupo de personas eran las que conformaban la Sociedad de los Amigos del Espacio BURU, que cada semana se reunían en el citado café madrileño para en sus tertulias llamadas ‘La Ballena Alegre’, hablar de objetos volantes no identificados y vida alienígena.
Dicha Sociedad había sido creada por Fernando Sesma y según afirmaban a sus manos estaban empezando a llegar desde hacía un tiempo “mensajes mecanografiados remitidos por seres extraterrestres procedentes de un planeta al que llamaban Ummo”, indica Bravo en El País, en los cuales “compartían sus conocimientos científicos con los terrícolas, les hablaban de su planeta, les informaban de que algunos de ellos vivían en la Tierra junto a los humanos y que, además del aterrizaje de Aluche de 1966, una nave ummita sería visible unos meses más tarde en San José de Valderas, también en Madrid”.
Y así fue, ya que según algunos testigos y algunas publicaciones en prensa de la época, el 1 de junio de 1967 una nave circular sobrevoló los castillos de la localidad y en su parte inferior podía verse el mismo símbolo con el que los Ummitas firmaban sus cartas mecanografiadas enviadas a la Sociedad de los Amigos del Espacio BURU; dos paréntesis enfrentados y el signo de la suma )+(
Tras el avistamiento y según recoge El País en la escritura firmada por Eduardo Bravo, el teléfono de la redacción del diario Informaciones sonó y al otro lado del hilo, una persona que no quiso decir su nombre, le indicó al periodista Antonio San Antonio que había dejado un sobre a su nombre en una tienda de Carabanchel con varias fotos del acontecimiento OVNI. San Antonio se dirigió entonces a la citada tienda y efectivamente, un sobre con varios negativos en su interior le esperaba a su llegada. Tras revelar las fotos, Antonio San Antonio publicó la noticia en el diario Informaciones con el titular ‘¿Platillos volantes en Madrid?’.
A partir de aquí, los medios de comunicación de la época comenzaron a seguir de cerca los casos de supuestos avistamientos y el debate sobre su veracidad o no llenó cientos de páginas e hizo correr ríos de tinta entre ‘expertos’ en la materia que se decantaban hacia el sí y otros, éstos los menos, los que lo hacían hacia el no.
Los textos donde Albacete cobra importancia para los ummitas y en esta historia
La leyenda ummita fue creciendo así cuan bola de nieve e incluso afirmaban que estos seres extraterrestres se comunicaban con sus seguidores aquí en la Tierra a través de textos mecanografiados que decían haber llegado desde Ummo y en los que revelaban sus ideales, sus intenciones y algunos de sus secretos. Es precisamente en estos textos donde Albacete cobra importancia para los ummitas y en esta historia.
Según afirmaban sus adeptos que recogían dichos textos ummitas, era en nuestra ciudad donde los extraterrestres habían decidido instalar su laboratorio secreto en el que poder hacer experimentos, tal y como indica Eduardo Bravo en El País, y dicho laboratorio habría estado ubicado concretamente en un palacete perteneciente a Margarita Ruiz de Lihory, aristócrata y espía y protagonista de un importante capítulo en la historia negra de Albacete con el conocido caso de ‘La Mano Cortada’.
Precisamente y por ese caso, tras haber mutilado el cadáver de su hija al amputarle una mano, la lengua y los ojos, Margarita cumplía condena en un centro psiquiátrico de Aluche cuando se produjo el presunto avistamiento de 1966, pero según los citados textos extraterrestres este hecho no había sido cometido por Margarita sino por los ummitas, “después de que los experimentos biológicos que desarrollaban en Albacete contaminaran el cuerpo de la joven Margot y se vieran obligados a tomar esas drásticas medidas para evitar que el contagio se extendiera entre la población”, según recoge Eduardo Bravo en El país, en lo que fue “un inesperado giro de guion que, de repente, convertía unos seres de naturaleza fantástica en autores de un acontecimiento real ocurrido en Albacete que había conmocionado a la sociedad española”.
Gracias a detalles como este, el asunto Ummo fue calando poco a poco entre los aficionados a la ufología y rara era la semana o el mes en que Ummo no aparecía mencionado en programas como Más allá, de Fernando Jiménez del Oso; Madrugada en la SER, de Antonio José Alés, o en revistas como Paraciencia, Más allá de medianoche, Karma 7, Stendek, Mundo desconocido u Horizonte.
Fue en la época de los años 90 cuando jóvenes periodistas que habían crecido durante su infancia y juventud escuchando todo tipo de relatos sobre los ummitas comenzaron a poner en duda la veracidad de estos hechos, cobrando principal importancia la figura de Manuel Carballal tras encararse con el que muchos ya consideraban como el creador del fraude ummita; José Luis Jordán Peña.
Según recoge El País, Caraballal, que colaboraba en una revista relacionada con la Guardia Civil, contactó con Jordán Peña y este, creyendo erróneamente que Carballal era un miembro de la benemérita, aceptó reunirse con él y confesar que había sido el inventor de todo ese caso ufológico. “He sido el autor de Ummo. Es un experimento que hice para estudiar la credulidad del hombre, pero se me fue de las manos”, reconocía Jordán Peña a Carballal. “Fue un fallo mío. Estoy arrepentido. Mi intención fue hacer creer que existía un grupo de extraterrestres que habían llegado hasta Francia y desde allí se extendieron a España, Sudamérica, etcétera. Pero es preciso decir que no hacía alusión a ninguna secta. Los creyentes eran libres de creer o no. Lo que pasa es que, con el tiempo, algunas personas se han fanatizado con Ummo y lo han convertido en una secta. Una cosa que no era peligrosa la hicieron peligrosa”.
Jordán Peña falleció en 2014 y según indica Eduardo Bravo, “para complicar más el asunto y en contra de lo que habría cabido esperar, las comunicaciones ummitas no cesaron tras la muerte de Jordán Peña y a día de hoy, siguen llegando cartas y mensajes”.
/Fotos: RTVE/