Fantasmas, ovnis y psicofonías: ¿por qué ya no le interesa a nadie el misterio?
“SE NOS HA ROTO EL JUGUETE”
El desplome de las audiencias del ocultismo está obligando a cambiar el paso al sector, que está virando hacia contenidos más creíbles como la historia o la política
El presentador de ‘Cuarto Milenio’, Iker Jiménez. (Mediaset)
9 de junio de 2024
Alfredo Pascual
Durante el último programa de Cuarto Milenio, el mayor exponente del misterio en los medios de España, se abordaron los siguientes temas:
– Ballenas jorobadas que intentan comunicarse con humanos.
– Una luz potente que incomodó a unos vecinos de Barbate en los años 80.
– Balduino IV, un rey medieval que ocultaba su cara tras una máscara por las lesiones de la lepra.
– Iglesias construidas en madera oscura, propias del norte de Europa.
– Editorial de Iker Jiménez defendiendo el trabajo gratis por vocación.
¿Detecta el patrón? En los últimos años, el espacio del misterio por excelencia ha ido abandonando, poco a poco, las apariciones y los extraterrestres en favor de temas más mundanos como la historia, la zoología o el mero comentario político. Un botón de muestra son las psicofonías, contenido estrella de estos programas en el pasado: Jiménez lleva más de un año sin emitir una en directo y, durante el último lustro, solo ha publicado seis casos.
El ocultismo cada día vende menos, como demuestran las cifras de audiencia de Cuarto Milenio. Con respecto a su mejor momento, en 2009, el espacio de Jiménez ha perdido la mitad de su cuota de pantalla y muestra una caída continuada en los últimos quince años.
“Es un juguete que se ha roto”, afirma un extrabajador de Cuarto Milenio. “Los milagros marianos, las fotos de ovnis o el misterio de la Isla de Pascua, que en los 90 se sonaban muy frescos a la audiencia, se han ido quemando con la onmipresencia de teléfonos móviles, redes sociales y, en general, de información. También ha incluido el avance científico, porque cuestiones como el SIDA, las algas bioluminiscentes o el espacio exterior, que eran absolutos misterios cuando yo empecé a trabajar, hoy son conocidos por cualquiera”.
El trabajador usa un ejemplo reciente, el meteorito que iluminó la noche del 19 de mayo. “Estaba paseando el perro por el pueblo donde vivo y, de repente, todo se iluminó con una luz verdosa, siniestrísima, y vi una bola de luz atravesando el cielo. ¿Tú te imaginas lo que se podría haber hecho con esto en los años 90? Le habríamos dedicado varios programas y habría sido portada de revistas como Año Cero o Más allá», explica. «Pero lo que pasó en que, en cuestión de cinco minutos, tenías en Twitter a una docena de astrofísicos contándote que aquello era un fenómeno perfectamente normal. Jodiendo el juguete, vamos”.
“También han hecho mucho daño las payasadas de la televisión de los 90”, continúa. “Con la llegada de las privadas todo se frivoliza. Hay un programa de Bibi Andersen en 1994 que se llamana Hip, hip, hipnosis, que es un cachondeo absoluto. La hipnosis es un asunto serio y allí los ponían a balar como ovejas o a bailar la lambada. Además, se multiplican los videntes falsos, como Rappel, Carlos Jesús, Aramís Fuster y demás ralea, que dicen en plató lo que les piden que diga, o Crónicas Marcianas, que dio pábulo a una serie de oportunistas que se inventaban haber sido abducidos por extraterrestres a cambio de diez minutos en pantalla y un bocadillo”.
La revista Más allá fue una de las más populares y de las pocas que sobrevive. (Todocolección)
Fantasmas del pasado
La contracción del sector también se nota en las publicaciones. En su mejor año, 1982, se podían encontrar en el kiosko hasta 38 publicaciones distintas, tanto semanales como mensuales, sobre ocultismo. Nombres populares como Jiménez del Oso, Javier Sierra, JJ Benítez o Enrique de Vicente competían por colocar los artículos más impactantes en las portadas para después publicitarlos en los programas de radio nocturnos, de los que cada emisora tenía al menos uno.
Hoy, tres programas (Cuarto Milenio, La rosa de los vientos y Espacio en blanco) se mueven dentro de los criterios de rentabilidad. Fuera de eso, una legión de podcasts y fanzines intentan mantener viva la llama paranormal sin conseguir apenas ingresos. “La situación se resume así: o estás con Iker Jiménez, o tienes que dedicarte a otra cosa. Ya no hay dinero en el misterio, las grandes televisiones y radios creen que ensucia su parrilla, nadie se quiere anunciar después de una posesión demoniaca”, explica el extrabajador de Cuarto Milenio, que desde que salió del programa se ha dedicado a otros ámbitos.
“No pido 2.000 euros, solo el salario mínimo interprofesional”
El caso de Santiago Vázquez es elocuente. Durante varios años, Vázquez fue uno de los colaboradores estrella de Iker Jiménez, hasta el punto de que, cuando aparecía en pantalla, las audiencias y las redes sociales se disparaban, en lo que se convino en llamar el Efecto Vázquez. Sin embargo, una desavenencia económica entre el presentador y Vázquez puso fin a la colaboración hace diez años, un tiempo en el que no ha conseguido recolocarse. Su pódcast, Más allá de la realidad, no ha conseguido una mínima audiencia para mantenerse económicamente y su situación es desesperada.
“Por favor, solo pido un trabajo. En el misterio o en la actualidad, lo que sea. No pido 2.000 euros, solo el salario mínimo interprofesional”, lamenta Vázquez en un pódcast reciente. “Estoy valorando irme a vivir a un monasterio. ¿Si no encuentro sitio, de qué voy a vivir? Es imposible. Puedo citarte todos los canales que me han rechazado, sin saber por qué. Casi 35 años en la profesión y me las veo y me las deseo para llegar a fin de mes”.
El futuro del misterio ya no pasa por los fantasmas y los ovnis, sino por teorías de conspiración en torno al cambio climático, las vacunas o las políticas globales. Es el caso de Iker Jiménez, que en los últimos tiempos denuncia censura por parte de Cuatro y Youtube para crear atención en torno a sus informaciones. “La verdad, estoy bastante cabreado. Youtube no recomienda ese vídeo [el último de su canal, el dedicado al ataque de Irán a Israel] a nadie. Debe de haber cosas más enriquecedoras que un programa que fue número 1 en castellano en el mundo esa noche… pues, en fin”, lamentaba en redes sociales el comunicador.
Un estudio publicado en la prestigiosa revista científica Plos One sugiere que las personas que creen en fantasmas están mucho más predispuestas que el resto a aceptar informaciones sesgadas o fuera de contexto. Se llevó a cabo un experimento entre personas anónimas en el que se les pedía que evaluasen la eficiencia de una medicina ficticia en una simulación por ordenador. Los resultados mostraron que los creyentes en lo paranormal tendían a desarrollar más ilusiones causales, creyendo que la medicina era efectiva incluso cuando los datos no apoyaban esta conclusión. No solo eso: también utilizaban el medicamento mucho más que los escépticos, de modo que se les hacía muy complicado saber si funcionada, en tanto que se la habían administrado a la mayor parte de sus pacientes ficticios. Esto se debió a su tendencia a enfocarse en la información que confirmaba su creencia y a ignorar la información contradictoria. Este comportamiento ilustró cómo la exposición a información sesgada puede llevar a conclusiones erróneas sobre la causalidad, especialmente en aquellos con creencias paranormales.
La audiencia de lo paranormal sigue ahí, solo necesita nuevas causas en las que creer.