Planteo ahora la sensacional pregunta -que muchos pueden, no sin razón, considerar fantástica- inspirada por misteriosos incidentes en los avistamientos de platillos volantes, empezando por el extraño asunto sobre la isla Maury, en la ensenada del Almirantazgo, en la costa del Pacífico. En junio de 1947, los guardacostas estadounidenses vieron seis platillos volantes con forma de dona, uno de los cuales, en apuros, descargó toneladas de metal caliente. A esto siguió un encuentro muy misterioso del Sr. Kenneth Arnold y los guardacostas estadounidenses con un desconocido que parecía haber tenido contacto personal con las entidades.
Harold T. Wilkins, Flying Saucers Uncensored, Citadel Press, New York, 1955.