LA OLEADA DE 1950[1]
Por Héctor Escobar S.
El primer fenómeno social que puede recibir el nombre de oleada ovni ocurrido en México se presenta en el mes de marzo de 1950[2]. Esta oleada sin embargo no fue un hecho aislado, posteriormente veremos las razones de ello. Luego de la fiebre de los platos voladores desatada en 1947 en los EE.UU, los países cercanos habrían de ser invadidos por noticias referentes a los extraños aparatos. Sin embargo, en México y me parece que en el resto de América Latina, el fenómeno tardó algún tiempo en calar en la conciencia colectiva. Hemos realizado una amplia revisión hemerográfica en la prensa mexicana de la época encontrando que las primeras notas involucrando platos voladores aparecen casi un año después del avistamiento de Arnold y son en su mayoría (no suman más de 20) relatos periodísticos de avistamientos ocurridos en los Estados Unidos. La mayor parte de estas notas aparecen reseñadas en el periódico La Prensa que desde esas fechas (y hasta la actualidad) sigue manteniendo una línea pro-ovni.
Una buena idea del medio social en que se dan los reportes nos la ofrece un hecho curioso ocurrido en el puerto de Acapulco el 28 de junio de 1948 y que apareció publicado por el periódico La Prensa; se trata de una extraña luz en el cielo. Algunos testigos creyeron que se trataba de un cometa, ya que parecía ser un cuerpo de gran tamaño con una cauda larga y brillante. Sin embargo, ninguna observación astronómica confirmó la presencia de dicho cometa, que además fue visible por un lapso de tiempo muy corto (no más de dos horas) por lo que evidentemente no se trata de un fenómeno astronómico. Desgraciadamente no se poseen más datos al respecto, no quedando descartada la posibilidad de algún fenómeno meteorológico local. Llama la atención el hecho de que este fenómeno no haya sido asociado a los platos voladores, como casi incontestablemente sería asociado hoy en día. El tema aún no tenía difusión en México. Menos de dos años después los Platos Voladores eran el centro de atención de los mass media mexicanos, cuando la prensa empieza a hacer eco de numerosos avistamientos, fundamentalmente en el norte del país y posteriormente en la ciudad de México.
La casuística
El caso que inicia la oleada de informes aparece relatado en Ultimas Noticias del 3 de marzo y ocurrió al medio día del 2 de marzo[3]. En ese entonces numerosas personas que se encontraban en el aeropuerto de Chihuahua, Chihuahua, entre ellos el inspector de Aeronáutica Civil, señor Julio Horacio Doorman, y el señor Roberto Ostos, pudieron ver, por espacio de tres minutos, un objeto estático a gran altura en el cielo. Según las notas de prensa, el objeto era de color crema y de regulares dimensiones.
Al conocerse la noticia en la ciudad de México, el Capitán Dávila y el Teniente Izunza, ambos pilotos de Aerotransportes Oaxaca, informaron haber visto días antes, mientras volaban sobre Ometepec, Guerrero, un plato volador que atravesó el cielo a gran velocidad.
Excélsior del 8 de marzo informa que ese día, en Durango, Durango, entre las 11:00 y las 12:00, numerosas personas, entre ellos el Señor Salvador Alcalde y la profesora María Luisa Badillo, vieron un objeto en el cielo, al cual describieron como un espejo circular de bolsillo con alas en forma de semicírculo.
Igualmente Novedades del 9 de marzo informa que el día anterior, en la ciudad de Saltillo, Coahuila, entre las 14:30 y las 15:00, numerosos alumnos y profesores de la escuela normal, entre estos últimos el Profesor Jesús Perales, informaron haber visto, hacia el Suroeste, un objeto a gran altura, mismo que no se movía y fue desapareciendo poco a poco.
En esa misma fecha, también en Chihuahua, ocurre otro avistamiento cerca del medio día, el cual se prolongó durante dos horas. Se trataba de un pequeño punto luminoso en el cielo que fue visto por cerca de 85,000 personas, entre ellas el Señor Guillermo Valdés y el Ingeniero Ignacio Dávalos; quienes intentaron acercarse al objeto en una avioneta, sin lograrlo, dada la lejanía del mismo.
El día 9 se vio un objeto a gran altura en Irapuato, Guanajuato. En Pachuca, Hidalgo, entre las 12:00 y las 14:00 se vio igualmente un objeto a gran altura. Algo idéntico se vio el día 10 en San Luis Potosí, San Luís Potosí, entre las 12:00 y las 14:00. A la misma hora se le vio en León, Guanajuato, en donde algunas personas lo vieron con ayuda de un telescopio, presentando la forma de una media luna. Un objeto similar causó gran expectación en San Pedro y en Saltillo, Coahuila, donde se le vio a las 14:00. Lo mismo ocurrió en Culiacán, Sinaloa. Horas después, al atardecer, un objeto de características similares causó conmoción en Pachuca.
Novedades del 11 de marzo nos informa que dos pilotos de la Compañía de Transportes Gómez Méndez, los capitanes Antonio Quiroz y Héctor Cruz, señalaron haber visto a 11,000 pies de altura (unos 3500 metros), mientras realizaban un vuelo entre los estados de Puebla y Guerrero; un objeto, al cual describieron como un disco rojo de unos 2 metros de diámetro que avanzaba a una velocidad de unos 400 km/h en dirección Norte-Sur. La observación fue confirmada por el señor Francisco Castro que se encontraba a bordo de la aeronave.
Los platos llegan a la Ciudad de México
Finalmente, el 13 de marzo, los platos voladores llegan a la ciudad de México. La noticia corrió como reguero de pólvora y acaparó grandes titulares de la prensa. Ultimas Noticias señala: «El misterioso aparato estratosférico voló hoya gran altura sobre el Distrito Federal».
Ese día, a las 8:00 de la mañana, en los alrededores del aeropuerto causó conmoción la presencia de un objeto brillante que, se dice, describía círculos a gran altura. Al parecer, el objeto fue visto por centenares de personas, entre ellos controladores del aeropuerto, pilotos, mecánicos y cientos de turistas. Según algunas versiones el objeto tenía el tamaño aparente de una canica y según otras, el tamaño de una bola de billar. Los señores Claudio Vera y Domingo Robles, empleados de la torre de control dijeron que el objeto tenía forma elíptica y era muy luminoso; agregando además que cerca de las 11:00 pudieron ver 5 objetos similares más. Del aeropuerto partió una pequeña avioneta a fin de interceptarlo. El piloto, el señor Struck, logró acercarse lo suficiente, como para poder dibujarlo y describirlo como una especie de trompo formado por franjas alternas brillantes y mate de color similar al aluminio (ver dibujo).
Finalmente, el misterio del platillo o trompo volador quedó aclarado, cuando el señor Chávez Almanza, jefe de la oficina meteorológica, informó que el objeto era en realidad un globo sonda, lo que se corresponde bastante con los dibujos del señor Struck.
Ese mismo día, según informa La Prensa del 17 de marzo, el ingeniero de sonido norteamericano señor Lodge Cunningham, que se encontraba trabajando en la filmación de la película «Toros Bravos» pudo fotografiar al objeto. Según se dice, tiene forma de una pelota de ping pong con una cola larga de color blanco -forma también muy común para un globo sonda, compárese, por ejemplo con las descripciones de Struck. Desgraciadamente no se publicaron las fotografías.
El avistamiento del globo sonda ocasionó que al día siguiente, el 14 de marzo, un gran número de personas acudiera a temprana hora al aeropuerto con el fin de ver los platos voladores. Armados de telescopios, teodolitos y binoculares, un grupo de personas vio a las 7 de la mañana un objeto luminoso a gran altura en el cielo, cuarenta mil pies o más (unos 12,500 metros). En realidad, y tal como lo indicó el personal técnico del aeropuerto, el platillo no era tal, sino Venus, que no se encuentra a 12,500 metros sino a unos 109 millones de kilómetros.
El día 19, los principales periódicos publican con grandes titulares la segunda aparición del platívolo en la ciudad de México. Señalan igualmente que muchas personas confundieron a Venus con un visitante de otro mundo, pero que también se vio un objeto similar al observado par el Sr. Struck. Una vez más se trataba de un globo sonda.
Más platos el todo el país
Si bien en el Distrito Federal no se vieron los platos voladores hay, no obstante, algunos informes interesantes provenientes del interior del país.
Excélsior del día 15 de marzo informa que el día anterior, en Comitán, Chiapas se pudo ver entre 7:00 y 8:00 un objeto volador, al cual se describió como un globo metálico con dos alas. Al mirársele a través de binoculares, se pudo ver que el objeto dejaba tras de sí un humo blanco y rojizo. El movimiento del objeto era en zigzag y llevaba dirección Norte.
Ese mismo día, en Veracruz, Veracruz, nos informan Excélsior del día 15 y El Universal del día 16 que en el aeropuerto Las Bajadas, a las 8:00 de la mañana, el Teniente de la Armada Luis González Deschamps, vio en el cielo una franja luminosa a la cual confundió primeramente con una nube tipo cirro, pero posteriormente, se percató de que se trataba de un objeto con centro oscuro y muy brillante en los extremos que cruzaba el cielo a gran velocidad. Dado lo escueto del informe, es imposible aventurar una explicación pero podría tratarse de un aparato de propulsión a chorro (jet) que apenas empezaban a utilizarse en aquella época.
La respuesta de los astrónomos
En estos días, y ante la gran cantidad de reportes, el director del Observatorio Astronómico de Tonazintla, Puebla, Dr. Luis Enrique Erro, informó al periódico Ultimas Noticias del 11 de marzo, que las observaciones podían deberse fundamentalmente a Venus o a un pequeño satélite de la Tierra, de unos 23 km de diámetro que gira entre la Tierra y la Luna, mismo que normalmente resulta invisible dada su pequeñez y velocidad. El astrónomo Erro explicó que es posible que el cuerpo haya cambiado su órbita y en ocasiones sea visible. En esos días, también el observatorio de Tonazintla obtuvo impresiones fotográficas de un aerolito en su ingreso a la atmósfera. Las fotos fueron obtenidas par el astrónomo Luis Munch.
La respuesta de Erro, como habrá observado el lector, es la correcta, sobre todo para aquellos avistamientos correspondientes a objetos pequeños, brillantes y muy altos en el cielo; el planeta Venus que en esas fechas era visible desde las cinco de la mañana hasta aproximadamente las cinco de la tarde, poseía una fase del 28.78 % (es decir que al telescopio aparecía como una luna en cuarto creciente) y una magnitud total de -4.60 (extremadamente brillante) por lo cual era fácilmente visible a gran altura en el cielo.
La teoría de Venus como explicación de una amplia serie de informes ovni en México también es compatible como explicación para una gran cantidad de informes ocurridos en Argentina en las mismas fechas[4]. Creemos que la misma hipótesis explicaría igualmente informes similares de las oleadas de 1950 en España, los EE.UU y otros países. La figura 2 muestra la posición de Venus para el 10 de marzo de 1950 a las 13:00 en la ciudad de México.
Un ovni caído
Un informe más interesante aparece recogido por el periódico Ultimas Noticias del 15 de marzo de 1950.
Según ese periódico, el Lic. Pedro Caloca Cortés, de Guadalajara, Jalisco, informó que numerosos habitantes de la sierra de Morones en los límites de los estados de Jalisco y Zacatecas, informaban de la caída de un objeto volador en los alrededores de Juchipila y Sánchez Román, Zacatecas. Según el Sr. Caloca, el objeto al caer provocó una enorme explosión. Siempre según Caloca, numerosas personas habían llegado ya al lugar del impacto, el cual se asegura quedó calcinado en un área de 100 metros. El objeto fue descrito como de apariencia metálica, de unos 8 metros de largo par 5 de diámetro, formado de acero como de «rieles de ferrocarril» (sic) y cinchos del mismo material. Al parecer, algunas personas intentaron abrirlo con ayuda de marros sin lograrlo. Sin embargo, pese a lo sensacional del reporte, la noticia jamás fue confirmada.
De ser cierta la noticia anterior, probablemente sea otra versión de la nota que apareció unos días después en el periódico La Prensa, concretamente el 30 de marzo.
En ese día se informa que en Apizaco, Tlaxcala, el día 26 cayó un objeto del cielo, mismo que fue localizado por un indígena. El objeto tenía forma de barril y medía unos 2 metros de diámetro teniendo una especie de anillo en su parte central. Según se confirmó posteriormente, el objeto era en realidad un aparato meteorológico norteamericano.
Los platos voladores de la Luna y la «mosca dorada»
Luego de la gran cantidad de informes correspondientes al mes de marzo, los platos voladores desaparecen y no vuelven a entrar en escena sino hasta el mes de agosto, como producto de una broma lanzada por el periódico La Prensa: «las Lunaves». Afortunadamente para el público y desafortunadamente para La Prensa, los demás periódicos no siguieron el juego y el asunto pronto dejó de tener interés.
La historia de las Lunaves se inicia con una serie de noticias publicadas por La Prensa haciendo referencia a una supuesta explosión detectada en la Luna a principios de agosto ¿Una guerra nuclear en la Luna?-. La cosa es que el mismo periódico informó que el 7 y 8 de agosto se observaron en la ciudad de México unos objetos que emitían señales luminosas. La Prensa llegó incluso a publicar una fotografía de la Lunave, sin proporcionar el nombre del autor de la misma (evidentemente un truco). Días después, el 12 de agosto se informa que una Lunave cruzó el cielo del Distrito Federal a gran velocidad; se dice además, que a través de las ventanas, se pudo ver al tripulante vestido de color dorado y con el cuerpo envuelto por una caja de vidrio. Finalmente, el 15 de agosto a las 21:00 se informa que una Lunave aterrizó en el lecho del lago de Texcoco y que vecinos de los alrededores vieron bajar al tripulante de la misma, al cual describen como grande, brillante, hermoso y con alas. El ser vestía de color dorado y tenía el cuerpo en una caja de vidrio, se alejó a gran velocidad y la Lunave desapareció.
Análisis de la Oleada
Lo primero que llama aquí la atención es que, si bien los ufólogos creyentes señalan que durante esta oleada hubo cientos (si no miles) de reportes, una ardua investigación hemerográfica ha arrojado un número de informes periodísticos bastante menor, un total de sólo 60 casos. Creemos que nuestros lectores del extranjero difícilmente podrán considerar una oleada (cuando mucho un «flap») un número tan escueto. Pero este hecho (que se repite en las otras supuestas oleadas mexicanas de 1965, 1967, 1978 y 1991) muestra que, al menos en nuestro país, se habla mucho pero se conoce muy poco. Podría argumentarse que no se trata de notas periodísticas sino de investigaciones de campo, (como dirían por ahí «que es ufología de escritorio») pero parece altamente improbable pues en 1950 (como hoy en día) no había ufólogos ni grupos dedicados a estudiar un fenómeno que en ese entonces era casi desconocido. Por otra parte, los grupos ovni mexicanos se han caracterizado desde siempre por su informalidad e improvisación.
No obstante no poder considerarse como una oleada en todo el sentido que el término ha adquirido en los medios ufológicos, el fenómeno de 1950 cumple con algunos de estos criterios; es decir, se trata de un aumento notoriamente significativo de los reportes ovni durante un periodo de tiempo relativamente corto (fines de febrero al 26 de marzo). La tabla 1 y la figura 1 nos indican la distribución por fechas de los informes del mes de marzo. Se observa aquí una curva de características normales, un pico de once casos el día 10 y descendente hacia los extremos.
Al margen de los casos aquí reseñados hay 1 informe de enero, 3 de febrero y 3 de agosto, entre estos últimos uno del 1 de agosto del cual no poseemos más detalles pero que incumbe a un supuesto ovni caído en Zamalayuca; a más de 4 informes sin fecha. (Ver figura 3).
La distribución territorial de los informes también es bastante azarosa pues tenemos informes de 24 de los 31 estados que conforman la República Mexicana. En la mayor parte de los casos 3 o menos reportes. Sin embargo hay estados con un alto índice de reportes como el Distrito Federal con 10 informes, Sinaloa y Coahuila con 5 y Chihuahua con 4.
La distribución horaria de los informes en los que se incluye el dato de la hora (N = 33) se da principalmente durante las horas del día con una tasa creciente desde las 7.00 de la mañana hasta las 15.00, con un pico a las 12.00 y 13.00 lo cual corresponde estrechamente con el comportamiento del planeta Venus durante esos días, visible desde la 5.00 am a las 17.00, alcanzando el cenit al medio día (Figura 4).
En cuanto al tipo de informes se trata en su mayor parte de casos con muy baja extrañeza; Luces diurnas: 41 casos y nocturnas 10 casos; 1 informe tipo 1, dos tipo 2 y 4 tipo 3. Además de 3 casos con datos insuficientes para ser clasificados (Figura 5). No obstante, si analizamos los llamados casos interesantes, encontramos que corresponden al «ovni caído» de Zacatecas, el informe falso de Ray Dimmick[5] sobre un plato estrellado en el Ajusco, y los informes sobre la «mosca dorada».
Epílogo
Vista en retrospectiva, podemos considerar que la «oleada» de 1950 fue, más que nada, producto del sensacionalismo de la prensa. Los avistamientos ocurridos por esa época en los Estados Unidos llevaron a la gente a observar los cielos ya maravillarse de objetos comunes, pero normalmente poco vistos; no todo el mundo mira al cielo todo el día como para fijarse en globos, planetas y similares. Las confusiones con el planeta Venus nos muestran muy bien cómo el deseo de ver algo extraño puede llevarnos a fáciles confusiones. Por otro lado, las observaciones del globo sonda nos enseñan lo fácil que resulta confundirse con objetos poco comunes.
Evidentemente, no todos los casos pueden explicarse recurriendo a las explicaciones de Venus o del globo sonda, pero podemos considerar que en la mayoría de los relatos, se trata de descripciones muy breves y faltas de detalles y que, por lo mismo, resultan inexplicables; no porque no sea posible desarrollar una explicación, sino porque la falta de detalles así lo impide. Es notorio el hecho de que la mayor parte de los informes correspondan a las llamadas luces diurnas, es decir informes de muy baja extrañeza.
Finalmente, la broma de las «Lunaves» y la «mosca dorada», no fue más que un intento -infructuoso- por parte de algunos periodistas, de volver a explotar el tema de los platos voladores.
Como vemos, de esta oleada resulta difícil rescatar algún caso valioso para la investigación, es decir, un caso que reúna una buena cantidad de pruebas y que resulte inexplicable dentro de los parámetros explicativos que podemos tener en cuenta en relación con el fenómeno ovni; por lo tanto, una conclusión sería que la famosa oleada del 50 no fue tal, sino un mero producto de la psicología de masas, del rumor y de la publicidad.
[1] Publicado originalmente como: Escobar Sotomayor Héctor, La oleada de 1950, Perspectivas ufológicas, Año 2, No. 6, México septiembre de 1995. Págs. 15-22.
[2] La oleada mundial de ovnis, y en particular la mexicana, fue generada por el artículo Flying Saucers Are Real del mayor Donald Keyhoe, publicado en enero de 1950 en la revista True Magazine, que de una manera más organizada planteaba la posibilidad de que los platos voladores tuvieran una procedencia extraterrestre. Ver:
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/06/ovnis-en-mxico-dcada-de-los-50-4/
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/06/ovnis-en-mxico-dcada-de-los-50-6/
(Nota LRN)
[3] Hemos encontrado algunos casos más antiguos. Ver:
https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/06/ovnis-en-mxico-dcada-de-los-50-primera-parte/
(Nota LRN)
[4] Banchs R. Fenómenos aéreos inusuaÂles, LEUKA, Argentina, 1994.
[5] Escobar, H. Fraudes O VNI en México. Perspectivas Ufológicas, No. 2. Abril, 1994.
2 pensamientos en “La oleada de 1950”