Ovnis en México. Década de los 50 (4)

LA HISTORIA DE LOS OVNIS EN MÉXICO. DÉCADA DEL 50

La historia de los platillos voladores en México, en la década de los cincuenta, se puede dividir en 6 grandes compartimentos. El primero en tiempo, y en espacio ocupado en la literatura ufológica, es el caso del platillo estrellado en la Ciudad de México en 1950[1]. Luego tenemos las historias de platillos estrellados en el territorio mexicano[2]; el caso de la «Mosca Dorada y la Lunave» estudiado por el ufólogo mexicano Héctor A. Escobar Sotomayor[3]; la oleada de marzo de 1950[4][5]; la visita Adamski a México y los diversos casos (esporádicos) que se dieron a lo largo de esos años.

En este trabajo nos ocuparemos del OVNI-Crash de 1950, la influencia de Adamski en la ufología mexicana y de los casos de avistamiento que se dieron en territorio mexicano por esos años.

En el mes de marzo de 1950, en la prensa americana y mexicana, aparecieron docenas de artículos sobre los, en ese entonces tan de moda, platillos volantes. Periódicos como Denver Post, Los Angeles Times, Los Angeles Examiner, Chicago Daily Times, Los Angeles News, Las Vegas Daily Optic, Los Angeles Daily News, The New York Times, Los Angeles Herald Express. The Washington herald, The Mirror, Novedades, Excelsior, La Prensa, El Nacional, El Universal, Ultimas Noticias, El Mercurio, publicaron durante todo el mes noticias referentes a esas apariciones. Es decir, el tema de los platillos volantes se vendía como pan caliente.

Quizá el detonador de estos reportes periodísticos haya sido la aparición del famoso artículo del Mayor Donald E. Keyhoe en True Magazine[6], en enero de ese año en el que lanza por vez primera la hipótesis extraterrestre para explicar esos avistamientos. Pronto los periódicos de los Estados Unidos hicieron eco de la nueva moda. La influencia de la prensa americana llegó, obviamente, más allá de sus fronteras. En México tuvo gran incidencia, probablemente debida a la confluencia en tiempo de avistamientos de globos meteorológicos lanzados en esas fechas. Las noticias del otro lado del Bravo influyeron en que los mexicanos buscaran en el cielo los famosos objetos que se habían visto en Estados Unidos. Al ver en el cielo los globos (o Venus) pensaron, sin dudarlo, que se trataba de los famosos platillos voladores.

Durante esta oleada periodística el Denver Post publicó, el 9 de marzo, una de las notas más alucinantes: Yank claims he saw wrecked flying disk[7], a la que siguieron varios otros artículos en éste y otros periódicos.

El artículo decía que el gerente de ventas de la Apache Powder Co., el golfista amateur, Ray L. Dimmick, había visto caer un platillo volador en la Ciudad de México. Entre los restos se encontraba el cuerpo de un humanoide de unos 64 cm de alto, de gran cabeza y cuerpo pequeño. El supuesto extraterrestre había muerto por el impacto. El platillo tenía unos 14 metros de diámetro y era impulsado con dos motores. Estaba construido de aluminio.

Las autoridades militares mexicanas acordonaron el área y recuperaron los restos[8].

Luego Dimmick dijo que en realidad no había visto el platillo. Afirmó que la historia se la habían contado dos de sus socios. Lo único que sí había visto era una tira de metal, de 1.8 metros de longitud por 20 cm de ancho y 2 cm de grosor[9].

El Denver Post[10] publicó la retractación de Dimmick junto con la historia de una curiosa conferencia de la Universidad de Denver, Colorado[11][12]. Un extraño personaje, del cual no se dio el nombre, habló durante 45 minutos ante un grupo de estudiantes. La plática había sido promovida por el profesor Francis F. Borman a fin de que sus estudiantes desarrollaran la habilidad de diferenciar la información de naturaleza científica, de aquella que no lo era[13].

Entre lo más sobresaliente de la conferencia fue la declaración de que en la primavera de 1948 habían sido capturados tres platillos voladores, en cuyo interior se habían encontrado sin vida, 34 seres que los tripulaban. El más pequeño de dichos seres medía 80 cm de estatura, y el mayor aproximadamente un metro[14].

El rector de la Universidad, Albert C. Jacobs, y el vicepresidente, Alfred C. Nelson, estaban un tanto disgustados con el profesor de astronomía, Borman, por no haberse tomado la molestia de, por lo menos, apuntar el nombre y la dirección de su invitado[15]. De no ser porque durante la charla se tomaron algunas fotografías, que fueron publicadas por el Post, nunca se hubiera conocido la identidad del conferenciante. Barron Beshoar, uno de los gerentes de Time-Life Incorporated, lo identificó como Silas Mason Newton, identidad que fue corroborada por Bill Berry, uno de los estudiantes presentes en la conferencia, quien dijo que le había servido de caddy en un torneo de golf en Lakewood[16].

Silas M. Newton era el presidente de la Newton Oil Company, una compañía dedicada a prospectar los lugares más idóneos para encontrar petróleo. Sus métodos eran bastante heterodoxos: utilizaba radiestesia.

Newton tenía cierta fama ya que había sido campeón de golf del Estado de Colorado en 1942. Él sería el artífice de uno de los más famosos y duraderos fraudes ufológicos sobre OVNIs estrellados de que se tenga noticia.

El caso de la conferencia de Newton acaparó los periódicos de aquella época[17].

LA HISTORIA DE RAY DIMMICK

Regresando al caso de Dimmick. El también golfista amateur dijo que los restos del platillo estrellado fueron enviados a una base militar secreta cercana a la Ciudad de México. La única base que conozco (que no es secreta), que está cercana a la Ciudad de México es el Campo Militar Número 1. En aquel entonces estaba fuera de la ciudad, pero hoy está dentro del área metropolitana.

Las autoridades mexicanas habían acordonado el área para poder recuperar el platillo. Dimmick afirmó que algunos militares norteamericanos habían visto el objeto, «pero por razones de seguridad militar se ha mantenido en secreto todo el asunto».

En Washington, D.C., los militares de más alto rango de la Fuerza Aérea, aseguraron no saber nada del asunto y declararon:

«Si algún militar norteamericano vio el objeto, tendrá que hacer un reporte»[18].

Al día siguiente Dimmick dio otra versión. En realidad él no había visto el platillo; dos de sus socios en el negocio de los explosivos y la pólvora, uno de ellos de México y el otro de Ecuador, habían sido los testigos. Dimmick nunca dio los nombres de sus amigos y socios. Éstos le habrían entregado una banda metálica proveniente del platillo, de 1.80 m de largo por 20 cm de ancho y 2 cm de grosor. El metal se parecía al aluminio, pero en realidad, según Dimmick, se trataba de un material desconocido en la Tierra.

«Creo que el gobierno ha adoptado una posición clara «“declaró Dimmick-, pero si no quiere discutir este problema por razones de seguridad, ¿por qué simplemente dice que no es cierto?»[19].

Años después Raymond E. Fowler (Official UFO Magazine, April, 1976), dijo haber localizado a un antiguo empleado de la inteligencia naval de los Estados Unidos, que aseguraba haber sido enviado a México para investigar la historia de Dimmick. Según Fowler, su testigo anónimo, le aseguró que había visto personalmente los restos del platillo e, incluso, había estado presente cuando los militares mexicanos subieron los despojos del humanoide a un camión.

Según los periódicos norteamericanos, el general brigadier Antonio Cárdenas Rodríguez[20], Director de Aeronáutica Militar, la antecesora de la Fuerza Aérea Mexicana, negó tener conocimiento del caso y afirmó que, ajustándose a la «Política del buen vecino», informaría sobre las observaciones que pudieran realizar los pilotos mexicanos. En realidad, como todo buen ufólogo sabe, esa es una de las mentiras típicas del cover up mundial. La Fuerza Aérea Mexicana se quedó con el platillo y mediante ingeniería inversa está desarrollando aviones supersónicos invisibles al radar (lástima que los gringos ya se les adelantaron).

Por su parte, el Dr. Gerard P. Kuiper, profesor de astronomía en la Universidad de Chicago, comentó, burlándose, que aunque el piloto caído en México era un hombrecito, era probable que los pilotos de las naves espaciales pudieran ser pequeños insectos o plantas inteligentes, ya que en su opinión, es lo único que podía vivir en Marte.

LOS REPORTES DESDE MÉXICO

Mientras tanto en México se tenía la primera oleada de platos voladores[21], y las noticias que llegaban a los Estados Unidos eran las siguientes:

El 2 de marzo dos estudiantes de astronomía, Luis Munch y Lauro Herrera, jugando con la cámara del telescopio del Observatorio Astronómico Nacional de Tonantzintla, en Puebla, dejaron abierto el obturador. Cuando se revelaron las placas apareció una raya luminosa, el trazo de un bólido. La fotografía fue publicada en el periódico Excelsior, y el reporte del suceso (y, al parecer, también la foto) fue reproducido en True Magazine. El doctor Luis Enrique Erro explicó que el objeto era un aerolito de 23 kilómetros de diámetro que pasó entre las órbitas de la Luna y la Tierra.

¿Un aerolito, el planeta Venus? La falta de más datos nos impide inclinarnos hacia una u otra explicación (en realidad creemos que era, indudablemente, una nave extraterrestre). Para el redactor de Los Angeles Times, el objeto parecía una lámpara de escenario[22].

El 9 de marzo, es decir, el mismo día en que Dimmick aseguró haber visto el platillo estrellado, el periódico El Nacional, órgano oficial de información del gobierno mexicano, informó que un científico de este país, creía que los platillos voladores provenían de Marte. La nota fue reproducida en Los Angeles Times[23].

Esa misma semana el periódico Excelsior publicaba una serie de artículos sobre la locura que se había apoderado de los mexicanos con los platillos[24].

El 14 de marzo cientos de personas dijeron haber visto volar cuatro platillos sobre la Ciudad de México[25] y otros más vieron un OVNI en Monterrey[26][27]. Dos americanos, de Colorado, que se encontraban en viaje de negocios, también pudieron observar el platillo[28]. Las noticias también se dieron en los periódicos americanos[29]. El NICAP recogió datos de este avistamiento.

Sin embargo, ningún medio de información mexicano se ocupó de la historia del platillo estrellado en plena Ciudad de México. Y nadie lo hizo porque esa era una mentira que ni siquiera el mismo Frank Scully se creyó[30].

Llegados a este punto, algunos lectores se preguntarán, ¿en qué momento aparece la famosa fotografía del «marcianito»? Dimmick nunca mencionó la existencia de tal documento.

LA HISTORIA DEL TALK OF THE TIMES

Tres meses después, a finales de junio de 1950, surgió otra noticia, calificada por oficiales de la Fuerza Aérea americana como la más descabellada de todas las de platillos volantes. El pequeño semanario Talk of the Times publicaba dos fotografías como prueba de la existencia de los platillos voladores. Se decía que habían sido tomadas en Arizona. La primera mostraba un enorme disco volante muy inclinado. El pie de foto decía:

«Tocado por bombas cohete, el disco explotó produciendo una lluvia de chispas y alrededor de 20 cápsulas plateadas cayeron a tierra de su interior».

La otra fotografía era la más interesante e impactante. Mostraba un pequeño ser de cerca de un metro de estatura y brillantes vestiduras. El «marcianito» era sostenido por dos hombres de impermeable que, indudablemente tenían una facha de agentes del gobierno. Detrás de estos personajes se podía ver a dos jovencitas que parecían perplejas y aterradas. El segundo pie de grabado decía:

«Al romperse una de las cápsulas, fue capturado el primer marciano. El testigo ocular McKennerich, de Phoenix, agente de la policía secreta, informa lo siguiente: «˜La importancia del momento me tenía asombrado. Por primera vez veía a un ser de otro mundo. Al mismo tiempo me sorprendía la desesperación del «hombre de aluminio». Su cuerpo estaba cubierto por una brillante hoja de este metal»™. El Observatorio de Phoenix estima que esta tela metálica puede servir de protección contra los rayos cósmicos».

Pronto los periodistas trataron de localizar al tal McKennerich, con resultados infructuosos, mientras que en el Observatorio de Phoenix informaron no saber nada del asunto.

La historia olía a fraude y ni siquiera era original. Se había plagiado lo de las cápsulas de las revistas y comics de Superman. Ninguno de los ufólogos de aquella época, incluyendo al mayor Donald E Keyhoe, se creyó la historia[31].

ContinuarỦ


[1] Ruiz Noguez Luis, El OVNI que se estrelló en la Ciudad de México en 1950, Informe Especial Autopsia Extraterrestre, Contacto OVNI. México, noviembre 1995.

[2] Ruiz Noguez Luis, OVNIs estrellados en México, Mina Editores, México, 1996, Págs. 39-41.

[3] Escobar Sotomayor Héctor, 500 años de OVNIs en México I, Editorial Mina, México, 1995.

[4] Escobar Sotomayor Héctor, La oleada de 1950, Perspectivas Ufológicas, Año 2, No. 6, Pág. 15-22, México, septiembre de 1995.

[5] Ruiz Noguez Luis, La «oleada» de 1950 en México, sin publicar.

[6] Keyhoe E. Donald, Flying saucers are real, True Magazine, January, 1950.

[7] Anonymous, Yank claims he saw wrecked flying disk, Denver Post, March 9, 1950.

[8] Anonymous, 23-in pilot reported killed in «Saucer» crash, Los Angeles Examiner, March 10, 1950.

[9] Anonymous, Is your saucer view dim or Dimmick»™s?, Denver Post, March 10, 1950.

[10] Anonymous, D.U. students impressed by talk of flying disks and little men, Denver Post, March 10, 1950.

[11] Anonymous, «Disk» reports Start jitters, Chicago Daily Times, March 10, 1950.

[12] Severson Thor, Saucy saucer sauce. Shades of H. G. Wells and Jules Verne, Denver Post, March 12, 1950.

[13] Severson Thor, D.U. Professor places no value on saucer lecturer by Mister X, Denver Post, March 16, 1950.

[14] Anonymous, Saucer-talk middleman quiz target, Denver Post, March 12, 1950.

[15] Anonymous, Disk talk moves D.U. to screen lecturers, Denver Post, March 16, 1950.

[16] Severson Thor, Students identify saucer speaker, Denver Post, March 17, 1950.

[17] Anonymous, The University gets a deserved spanking, Denver Post, March 17, 1950.

[18] Anonymous, 23-in pilot reported killed in «Saucer» crash, Los Angeles Examiner, March 10, 1950.

[19] Anonymous, Is your saucer view dim or Dimmick»™s?, Denver Post, March 10, 1950.

[20] Como Comandante de la F.A.E.M. (Fuerza Aérea Expedicionaria Mexicana) participó en la reconquista total de las Islas Filipinas, en la toma de Formosa y en el asalto final a Japón. Después de su exitoso retorno, fue nombrado Director de Aeronáutica Militar.

[21] Escobar Sotomayor Héctor, La oleada de 1950, Perspectivas Ufológicas, Año 2, No. 6, Pág. 15-22, México, septiembre de 1995.

[22] Anonymous, Mexico sees flying saucers or something, Los Angeles Times, March 12, 1950.

[23] Anonymous, Scientist says saucers carry mars visitors, Los Angeles Times, March 10, 1950.

[24] Anónimo, Más reportes de platos voladores, Excelsior, México, 11 de marzo de 1950.

[25] Anónimo, Platos voladores, Novedades, México, 14 de marzo de 1950.

[26] Anónimo, Platos voladores en el Norte de la República, Novedades, México, 12 de marzo de 1950.

[27] Anónimo, Platillos volantes en la frontera, Excelsior, México, 12 de marzo de 1950.

[28] Anonymous, Experts sight tour «saucers» over Mexico City, Los Angeles News, March 14, 1950.

[29] Anonymous, Experts sight tour «saucers» over Mexico City, Los Angeles Daily News, March 14, 1950.

[30] Scully Frank, Behind the flying saucers, Henry Holt and Company, Inc., New York, 1950.

[31] Keyhoe E Donald, Platos voladores de otros mundos, Populibros La Prensa, México, 1955.

Este artículo fue publicado originalmente como

Ruiz Noguez Luis, México década del 50, Cuadernos de Ufología, No. 30, 3ª Epoca, Santander, España, 2004. Pags. 82-116.

5 pensamientos en “Ovnis en México. Década de los 50 (4)”

  1. deseo saber algo mas sobre los ovnis y estraterrestres ay les dejo mi msn envienme informacion sobre los ovnis

  2. Deben extremarse las medidas para que los extraterrestres no conozcan las caras de Néstor Kirchner y de Cristina porque ello podría generarles un gran terror. Atte.

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