ESCRUTINIO
Un vistazo al futuro que nos espera[1]
Juan José Morales
Durante las últimas semanas tuve oportunidad de viajar por Estados Unidos, y algo que me impresionó profundamente fue la cantidad de personas obesas que encontraba por todas partes. Uno puede leer estudios médicos al respecto, puede uno revisar las estadísticas sobre el porcentaje de la población norteamericana que sufre obesidad y sobrepeso, pero sólo cuando se encuentra en un parque, un concierto, un espectáculo al aire libre, un museo o una feria, y al mirar en derredor la mirada se topa aquí y allá con hombres, mujeres, ancianos, niños y jóvenes a quienes la grasa parece desbordárseles por brazos, piernas, tórax y vientre, se percata de lo que es realmente la epidemia de obesidad.
Un sombrío futuro espera a México si no se toman medidas para detener el progreso de la epidemia de obesidad, que ya ha llevado a nuestro país a un nada envidiable primer lugar mundial en ese campo, aunque los niveles de gordura aún no llegan a grados como el de estas jóvenes norteamericanas.
Pueden verse familias completas «”padre, madre e hijos»” que sufren ese problema, evidentemente a consecuencia de sus hábitos alimenticios. Y en muchos casos no se trata simplemente de gorditos, de gente pasada de peso, que tenga unos kilos de más o con un estómago prominente. Hay gran número de personas verdaderamente obesas, que caminan con evidente esfuerzo, muchas de las cuales han llegado ya al grado de lo que los médicos denominan obesidad mórbida o patológica. Es decir, cuyo peso se encuentra muy por encima de la simple gordura y que incluso tienen tales dificultades para caminar, que deben desplazarse en sillas motorizadas. Pero quizá lo más doloroso es ver a una gran cantidad de jóvenes y adolescentes que llevan a cuestas varias decenas de kilos de más.
Aquel lamentable espectáculo fue para mí un vistazo al futuro de México. Nuestro país ya sufre también el flagelo de la obesidad, y cada día las cosas van de mal en peor en ese aspecto. Ciertamente, los niveles de gordura no llegan todavía a los extremos que encontré en Estados Unidos, pero de continuar la misma tendencia registrada hasta ahora, no tardaremos mucho en alcanzarlos.
Y los factores que nos están llevando a esa nada alentadora perspectiva son los mismos que en Estados Unidos: la proliferación de establecimientos de comida rápida «”cuyos productos, abundantes en grasas y carbohidratos, contienen usualmente más calorías que la ingesta diaria recomendable»” y el consumo desmedido de alimentos chatarra y bebidas azucaradas. Y, al igual que en Estados Unidos, los tímidos esfuerzos de las autoridades por limitar el consumo, se estrellan contra los intereses de las poderosas empresas fabricantes de gaseosas, frituras, pastelillos y demás productos similares, que se las ingenian para bloquear o neutralizar cualquier medida tendiente a proteger la salud de los consumidores y que pueda hacer disminuir sus ventas.
Así, por ejemplo, en Estados Unidos los fabricantes han logrado evitar que se limite el tamaño de los envases de refrescos, que cada vez son más grandes y así alientan un mayor consumo. En México, a su vez, los fabricantes de frituras y pastelillos han podido frustrar los intentos por prohibir su venta en las escuelas.
Con la evidente intención de encubrir las verdaderas causas de esta epidemia, se ha querido atribuirla a que «»la dieta del mexicano es demasiado rica en vitamina T: tortas, tacos, tortillas, tamales, tostadas, tlacoyos, etc.» Pero así ha sido siempre, durante siglos, y el problema de la obesidad comenzó a manifestarse hace pocos años… precisamente cuando cambió la dieta y se disparó el consumo de gaseosas y alimentos chatarra.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 21 de agosto de 2013