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La(s) foto(s) del ovni de O’Hare

LA(S) FOTO(S) DEL OVNI DE O HARE

El 7 de noviembre del 2006 un grupo de trabajadores de United Airlines, incluyendo pilotos y mecánicos, observó un objeto gris oscuro volando fijo en un punto en el cielo sobre la terminal de United alrededor de las 4:30 p.m. de ese día.

El primero en darse cuenta del objeto fue un mecánico que carreteaba un Jumbo hacia la puerta C17 del hangar de United. Al mirar a través de la ventana él y su compañero observaron el objeto ovalada volando sobre la terminal, por debajo de las nubes. El mecánico dijo que su compañero fue «sacudido» y «experimentó alguna sensación religiosa» al tener el avistamiento.

Por la radiofrecuencia interna informó del ovni y el aviso fue escuchado por casi todo el personal de United. Entre los que escucharon el informe estaba uno de los gerentes de la línea, quien de inmediato salió de su oficina:

«Alrededor de las 1630 un piloto hizo un comentario en la radio sobre un objeto en forma de círculo o disco que volaba sobre la puerta C-17 en el Concourse C de Chicago. Al principio nos reímos y entonces el mismo piloto dijo otra vez en la radio que eso estaba a unos 700 pies sns (sobre el nivel del suelo). El día estaba cubierto con un techo de nubes reportado en 1600 pies si recuerdo bien.

«Sabía que nadie haría una llamada falsa como esa. Pero si alguien estaba lanzando un globo meteorológico, o algo parecido, sobre O’Hare, teníamos que pararlo porque estaba muy cerca a nuestras operaciones de vuelo.

«Corrí fuera de mi oficina y vi un objeto relativamente pequeño volar en lugar sobre C17. El METAR reportó OVC 1900 y estimaba inicialmente que el objeto volaba aproximadamente a 1000 pies.

«Cuando pasamos a la terminal C sobre la pista alfa observamos un objeto redondo nebuloso gris oscuro volando sobre el aeropuerto internacional de O»™Hare. Definitivamente estaba sobre la terminal C. Se mantenía muy estable y parecía intentar permanecer cerca de la cubierta de nubes.

«Estaba parado afuera en el área de la puerta y no sabía qué pensar, sólo trataba de saber qué era. Alrededor de un minuto después, vi relampaguear el aparato y desapareció hacia el Este.

El empleado indicó que el objeto estaba a 500-1000 pies sobre la tierra, rotando, y su naturaleza era metálica sin luces. Dijo que parecía un frisbee y que estaba directamente arriba.

Alguien, tal vez este gerente, llamó a la torre de control en O’Hare, preguntando si alguna persona había visto un objeto discoidal giratorio. Los controladores dijeron que no vieron nada, y una revisión preliminar del radar no encontró nada fuera de lo común. La FAA reconoció que el incidente fue reportado, pero no fue investigando.

Los trabajadores de United se pusieron en contacto con el Chicago Tribune e informaron que el objeto no tenía luces, volaba sobre la terminal del aeropuerto, y estaban seguros que el objeto no era un avión, helicóptero, globo meteorológico o ningún otro artefacto conocido por los seres humanos.

Algunos de los que dijeron haber sido testigos del incidente estaban visiblemente alterados. Todos acordaron con el periódico que se respetaría su anonimato.

Algunos dijeron que parecía un Frisbee que rotaba, mientras que otros dijeron que no aparecía girar. Todos convinieron que el objeto no hacía ningún ruido y que estaba en una posición fija en el cielo. Dijeron que les fue difícil encontrar el objeto mientras volaba a través de las nubes densas.

El periódico divulgó que el avistamiento sucedió a las 4:30 p.m., momentos antes de la puesta del sol. Los testigos dijeron que el objeto estuvo visible durante varios minutos. Lo describieron indistintamente entre 6 pies a 24 pies de diámetro y no exhibía ninguna luz. Volaba a través de las nubes densas, por debajo de la capa de nubes, a1.900 pies. Afirmaron que el objeto se elevó entre las nubes con tal energía, pero silenciosamente, que dejó un agujero misterioso en el cielo, que desapareció algunos minutos después.

El mecánico que fue el primero en observar al ovni declaró al periódico:

«Después de que me estacioné note que el artefacto ya no estaba allí pero había un círculo casi perfecto en la capa de nubes donde el aparato había estado. El agujero desapareció pocos minutos más tarde.

«Tiendo a ser científico por naturaleza, y no entiendo por qué los extraterrestres volarían sobre un aeropuerto ocupado, Solo sé que lo que vi, y qué muchos otros vieron muy claramente parado afuera, no era definitivamente un avión (de la tierra)».

Algo similar contaría en el programa Anderson Cooper 360°, transmitido por la CNN, cuando apareció a contraluz y sólo se veía su silueta:

«Encuentro muy extraño o muy peculiar que alguien que posee la tecnología para viajar entre los sistemas solares pueda volar sobre un aeropuerto en Chicago.

«He estado en O’Hare por mucho tiempo. Y déjame decirte que nunca he visto un objeto que se parezca a esto. Y te diré que no, definitivamente no era un avión como los conocemos.

«Parecía que alguien había literalmente hecho un agujero en las nubes, justo un agujero redondo».

Para este mecánico se trataba de un proyecto militar o una nave espacial de otro planeta.

Los periodistas del Tribune contactaron con la portavoz de United Megan McCarthy, pero ella dijo que no había ningún expediente del informe del ovni y los funcionarios de la compañía no recordaban haber discutido ningún incidente.

Eso no fue bien recibido por los empleados, que se molestaron porque ni United ni la FAA los tomaron seriamente ni investigaron el incidente.

La Administración Federal de Aviación (FAA) dijo a través de su portavoz Elizabeth Isham Cory:

«Nuestra teoría es que esto es un fenómeno climático. Esa noche había una condición atmosférica perfecta en términos de un techo (de nubes) bajo y muchas luces del aeropuerto. Cuando las luces brillan entre las nubes, a veces puedes ver cosas divertidas».

Divertido es justo cómo algunos controladores en la torre vieron el incidente, como el oficial Craig Burzych:

«Volar 7 millones de años luz hasta O’Hare y luego regresarte a casa porque tu rampa está ocupada es simplemente inaceptable».

La FAA no está investigando, confirmó Cory. Ni la FAA, ni la United, el Tribune o los testigos informaron que se hubiera tomado alguna foto del objeto. El mecánico de la United declaró en el programa de Anderson Cooper que él no sabía de ninguna. Los primeros en mencionar eso fueron los ufólogos del National UFO Reporting Center (NUFORC) y el editor de UFO Casebook, B. J. Booth. Este último informó que, al parecer, una persona tomó fotografías del ovni, por lo que solicitó que si alguien conocía la fotografía le enviara una copia para publicarla en su sitio.

Y sucedió lo mismo que con Maussan, la gente comenzó a enviar no una sino varias fotos del supuesto ovni de O Hare. Pero antes de ocuparnos de esos veamos otros aspectos del caso.

LAS NUBES HOLE PUNCH

El NUFORC recibió más de 3,000 informes de ovnis sobre los cielos de los Estados Unidos en el 2006, de esos 350 correspondían al mes e noviembre. Dos de ellos correspondían a la fecha del 7: el reporte de los trabajadores de la United y un avistamiento en Aurora, Illinois a las 5 p.m.

Un caso ovni en una de las ciudades más importantes del mundo y sobre el segundo aeropuerto de los Estados Unidos. Las preguntas que todo mundo nos hicimos: ¿porqué tan pocos testigos? ¿porqué sólo una docena de trabajadores de United? ¿porqué no hay testigos independientes?

Quizá la razón es que a esa hora la ciudad, o por lo menos el aeropuerto, estaba cubierta de una densa niebla, algo que no mencionaron los trabajadores de United.

La niebla pudo ocultar el ovni al resto de los habitantes de Chicago, pero no al radar. Sería muy peligroso para la navegación que un objeto discoidal se encontrara sobrevolando las instalaciones de O Hare y además permaneciera estático en una zona cargada de nubes y con poca visibilidad debido a la niebla. Había peligro de colisión. Pero los controladores de la torre no detectaron nada extraño.

¿Podría haber algún error en las apreciaciones de los testigos? Recordemos que se trataba de «testigos de elite» como llaman los ufólogos a los pilotos y aviadores. O ¿acaso estos testigos de excepción eran como cualquier otro testigo?

Por principio de cuentas eso de que no se pusieran de acuerdo en el tamaño del objeto ya da mala espina. Los diámetros calculados iban de 6 a 24 pies. Todavía más: la altura del techo de nubes se reportó en: 500, 1,000, 1,500 y «cerca de 1,900» pies. Parece que los pilotos no son tan infalibles como testigos después de todo.

James Oberg dice que los pilotos no son siempre los mejores testigos porque tienden a favorecer las explicaciones relacionadas con vuelos para lo que ven.

«Los investigadores de NTSB dicen que los peores observadores de un accidente de aviación son el personal de aviación. Es porque un piloto generalmente desea entender qué sucedió, y en sus percepciones iniciales y posteriores recuentos cambiará los hechos que apoyan su interpretación inicial».

Parece que los pilotos tampoco conocen de nubes. En particular de las nubes Hole Punch o Fallstreak. Se trata de nubes sobre enfriadas (cristales de hielo que caen a través de una capa de nubes sobre enfriada). Los cristales de hielo de las nubes más altas caen y son interceptados por nubes más finas y bajas. Los cristales de hielo inducen la congelación de algunas de las gotitas de agua, que entonces caen de la nube»¦ dejando un agujero casi perfectamente circular.

Un efecto similar se produce cuando un avión pasa a través de estas nubes delgadas. Los escapes de los aviones producen partículas de hielo que crecen en poco tiempo y eventualmente se evaporan. También la temperatura de los motores y la turbulencia a lo largo de las puntas de las alas mezcla humedad y aire seco produciendo huecos en las nubes. Estos procesos tardan de 10 a 20 minutos en producirse. Por eso la gente no los asocia con el paso de los aviones pues cuando ve los huecos en las nubes, el avión ya va muy lejos.

Ejemplos y fotografías de estas nubes se pueden encontrar aquí, aquí, aquí y también acá. Ya anteriormente se ha relacionado a los ovnis con estas nubes.

El primero en mencionar este tipo de nubes como explicación para este avistamiento fue el periodista Alan Boyle, quien se lo planteo a Peter Davenport, director del NUFORC. Boyle escribió:

«La idea de que el disco dejó un agujero en las nubes puede sonar como un fenómeno atmosférico de vórtice -quizás como los vórtices creados cuando los aviones pasan a través de las nubes. Esta Web incluye un vídeo de un avión que deja un vórtice oscuro, indistinto en su estela. Otros fenómenos extraños son evocadores de los anillos de humo.

«Cuando sugerí que el incidente de O’Hare pudiera haber sido un vórtice creado por un avión que se elevaba a través de las nubes, Davenport me tiró un golpe.

«-Puedes conjeturar todo el día sobre ese punto si deseas hacerlo, pero es vano en este caso», dijo. «Primero, los aviones no vuelan sobre las puertas (terminales), ellos vuelan sobre vías aéreas. Así que tu conjetura, pienso, no es apropiada en este caso… Este objeto fue visto por mucha gente acelerar y elevarse tan rápido entre las nubes que sus ojos no podían seguirlo».

Pero vemos que Davenport se equivoca. La NASA admite que las «hole-punch clouds» se pueden formar por los escapes de aviones. Pero no es necesaria la presencia de un avión. Los cristales de hielo de las nubes más altas pueden formar estos huecos. En el caso particular del aeropuerto de O Hare podemos tener las dos fuentes de producción: un avión que haya pasado 10 o 20 minutos antes por la zona en donde fue detectado el hueco; o cristales de hielo en capas superiores de la atmósfera.

La ufóloga Linda Moulton Howe menciona estas nubes relacionándolas con el caso de O Hare, pero no para explicar el supuesto ovni, sino para acrecentar su extrañeza. ¡Para ella la Hole Punch de O Hare fue producida por el paso de un plato volador!

LAS FOTOS

Según Davenport uno de los testigos del aeropuerto tomó una foto del fenómeno, pero estaba renuente a hacerla pública preocupado por su trabajo.

«Hasta ahora, casi dos meses después, no hemos podido conseguir la fotografía».

Pero eso dejaría de ser un problema. Cuando, B. J. Booth, del UFO Casebook, solicitó la colaboración de sus lectores para tratar de localizar la foto, comenzaron a aparecer varis de ellas. Davenport escribió, luego de que se publicó la tercera:

«Las fotos que han salido no tienen ciertamente nada que ver con el avistamiento original sobre O’Hare. Uno de los testigos que las vio, ha declarado que ninguna de ellas se parece nada al objeto que él observó el 7 de noviembre. Tengo en cuenta la posibilidad de que pueden ser parte de un trabajo de desinformación.

«Recomiendo que, para ahorrar tiempo precioso, dejemos la discusión adicional de estas fotos fraudulentas. Continuando un poco la discusión sobre ellas, podemos pensar que tenemos entre las manos a gente que no quiere que los americanos sepan la verdad sobre este incidente».

El mismo Booth continúa recibiendo fotografías:

«Nota de los editores: La siguiente entrada me fue enviada con enlaces a dos fotografías. Alegando, que el hombre es un empleado que estaba en servicio el 7 de noviembre de 2006 y vio el ovni en O’Hare.

«Nombre: Empleado de OIA

«Fecha: 28 de enero de 2007

«Acabo de subir estas dos fotos que tomé del objeto. Puedes creerlas o no, pero me lavo las manos por ellas y ¡deseo que nunca vuelva a ver otro ovni! No necesito las molestias.

«Estaba allí y tomé estas fotos con mi teléfono celular. El objeto se movió, como puedes ver pero muy lentamente. Intenté subir esto aquí anteriormente pero por alguna razón fallé. Éste es mi último intento. La calidad es pobre. Lo siento pero esto es lo que obtuve. NO deseo ninguna publicidad sobre esto. Sólo deseo que las fotos se analicen para ver qué demonios podría ser».

De la tercera fotografía comenta Ricardo Campo, de mihteriohdelasiensia, que:

«Pero el platillo volante no es esa nube o moco pegado y degradado que se ve en lo alto sino el otro que se ve abajo, justo encima del contenedor de color oscuro que hay parado en medio de la pista. Se trata de una nave de las que salían en Independence Day. Quien no lo quiera ver así es que un negativista, un cerrado de mente y un comeniños».

Hasta el momento de terminar estas líneas (31 de enero) he contabilizado 7 fotografías y de varias de ellas ya se ha encontrado la fotografía original en donde, obviamente, no aparece ningún moco, digo, ovni.

Ver la historia original en:

https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/01/todos-los-fantasmas-estn-en-tu-mente/

https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/01/el-ovni-del-aeropueto-de-ohare-actualizacin/

https://marcianitosverdes.haaan.com/2007/01/el-ovni-de-ohare-un-fenmeno-meteorolgico/

De alquimia y aquimistas (Final)

EL ORO DE LOS ALQUIMISTAS

Había quienes empleaban otros métodos ingeniosos para engañar a los ufólogos, perdón, a los señores feudales. Estaba, por ejemplo, Leonhard Thurneysser, nativo de Bile (1530-1596), autor de Archidoxa y Magna Alchymia, quien afirmaba poseer un elíxir que con sólo sumergir los metales en él, se transformaban en oro. Ante testigos Thurneysser vertía un poco de su elixir en una retorta, sacaba un clavo de entre sus ropas, lo sumergía en el elíxir y al sacarlo, la punta del mismo se había convertido en oro. El truco consistía en soldar una punta de oro al extremo de un clavo de hierro. Pintar el clavo de negro para que pareciera de una sola pieza. Al meterlo en un matraz conteniendo una solución alquímica (en realidad un solvente), se eliminaba la pintura y aparecía el oro.

El clavo fue llevado a un refinador para probar, el refinador verificó que la mitad del clavo era oro de verdad y la otra mitad era definitivamente hierro.

El alquimista Domenico Emmanuele, conde de Ruggiero, logró estafarle dieciocho mil escudos a Federico I. Emmanuele era hijo de un aldeano de Nápoles (lo de conde Ruggiero era otro más de sus engaños), pero llegó a ser mariscal de campo de Federico I, antes de que terminara colgado del cadalso.

Otros alquimistas utilizaban crisoles de doble fondo, tubos ahuecados y llenos de oro para agitar el líquido, materias para la mezcla que contenían oro, etc.

Muchos denunciaron a estos charlatanes. Grutynski escribía en 1598:

«Un químico busca el buen calor para hacer oro; pero la vera natura e los metales nos dice que no podemos hacer oro, sino sólo una sustancia que tiene la apariencia de oro. Hay una diferencia eterna entre el oro natural y esas mezclas. Y es estúpido trabaja y sudar en humos extraños y arrojar tiempo y dinero de esa manera».

Alexis Suchten atacó a Raimundo Lull (doctor iluminatissimus), quien según la leyenda hizo oro con el que Edward III mandó acuñar monedas. La leyenda de esa transmutación está llena de anacronismos y Suchten negó la posibilidad de que se haya realizado en su «Elegía de Nobel Raymundi moneta Anglicana» (1680):

«… Ex aliis aurum nunquam fecisse metallis

Creditur, aut pueros hoc docuisse suos:

Lulle valete,

Nobile Raymundi vana moneta tua est».

Este Alexis Suchten no era cualquier hijo de vecino. Se trataba del más notable paracelsiano polaco, hijo de un rico influyente de Danzing. Aparece mencionado en el «Album diligentarium» de la Universidad de Cracovia como «Alexius Zuchta de Gedano alias etiam Suchten dictus Kaszuba Polonus», que dictó cátedra entre 1521 y 1522. Estudió en Lovaina y en Italia y fue canónigo de Frauenburg. Nació en Gedana. En 1549 fue bibliotecario de Otto Heinrich, uno de los electores palatinos. Estudió la obra de Paracelso y en 1554 llegó a ser médico del rey Segismundo Augusto y en 1563 del príncipe Alberto de Prusia. Se autonombraba «Chymicus» y llamaba «alquimistas» a los que perseguían la transmutación, aunque realizó varios experimentos para demostrar la gran obra. Sin embargo cambió de opinión a partir de la realización de unas pruebas de «plata alquímica», que resultó ser una aleación de antimonio, y de una muestra de oro alquímico que un orfebre había considerado verdadero y que Suchten mismo creyó durante algún tiempo que lo era, hasta que realizó un experimento.

Este último experimento constituye la primera demostración publicada de una refutación experimental de la transmutación haciendo uso de la balanza.

«Y ahora vengo al oro y es de maravillarse lo que me sucedió. Díjeselo a mi buen amigo, que había creído hallar un Potosí y no quería dar crédito a mis palabras. Así, tomando la media onza de Sol (oro), quiso ponerla a prueba y la llevé al señor Hans, orfebre y batihoja, quien aseguró ser Sol (oro) verdadero y que como tal podía trabajarlo, ya que a la vista, a la piedra de toque y al martillo se conducía como un buen Sol (oro). Con todo ello tomé el Sol (oro) y lo puse a granular en 2 onzas de Luna (plata), dividiéndolo en aq. Fort.; la Luna (plata) se disolvió hundiéndose el Sol (oro). Esa prueba era pues válida. Mezclé luego este Sol (oro) en polvo con antimonio crudo y colé por «Regulus», dejándolo flotar en un crisol y arrojando «Nitro» sobre él; retiré el antimonio del Sol (oro) con Saturno (plomo), prueba que también dio válida. Este Sol (oro) retirado, colé otra vez con antimonio y azufre; luego tomé Regulus y le di una buena ventalla con el fuelle del batihoja, que yo ninguno tengo. También Sol (oro) resistió esa prueba, de lo que todo buen químico debería alegrarse.

«Con todo, recordando que Luna (plata) me había engañado una vez, no me fiaba yo de Sol (oro), y batiéndolo muy fino lo amalgamé con mi mercurio de antimonio, dejándolo durante cuatro semanas en tibieza y notando que la amalgama no era muy dura sino más bien blanda, lo que me causó desazón; pero, como digo, la dejé cuatro semanas, hallándola mucho más húmeda que cuando la había puesto. La introduje luego en un crisol sobre un magro fuego para que aquel no se encandilara y mi mercurio se me voló como un rayo del Sol (oro), tanto que ni verlo pude, mi Sol (oro) no hallé más que media onza y dos dracmas, creyendo ciertamente que las dos dracmas eran puro Sol (oro). Esas dos dracmas probé luego con mercurio de antimonio en la misma manera que antes; luego, después de haber evaporado el mercurio hallé otra vez dos dracmas, de lo que me regocijé muy mucho, esperando que mi amigo me diese noticia de su fórmula, con lo que sería yo dueño de montes de Sol (oro). Así envié un buen mensaje a mi amigo, pero él no se alegró sino que con malos humores me dijo «Vaya, ¡después de todo lo que trabajado y gastado en este Sol (oro), que es mucho más de lo que decir pudiera! Pues el Sol (oro) que le ha quedado a vuesa merced no viene de Regulus, sino que es Sol (oro) del bueno que yo había puesto, porque sin él no puede coagular el Regulus en Sol (oro)». Así, el buen Sol (oro) ha resistido todas las pruebas, pero no el que serlo parecía. Con lo que sé que ya más no puedo hacer para hacerlo si no es saber por qué no se hace y que no es lo hecho lo que yo esperaba».

El procedimiento de sembrar oro para que éste se multiplicara era una práctica frecuente de los alquimistas. ¿Cuántas gentes de buena fe fueron engañadas por esa práctica?.

LA UNIVERSIDAD DE CRACOVIA

Suchten pertenecía a la Universidad de Cracovia en donde los químicos se ocupaban de la Alquimia, pero no en su sentido transmutacional sino para fabricar medicamentos.. Así, Adam Schröter (1525-1572), uno de los egresados de esa universidad, escribía desde Nissa:

«Sólo los idiotas pueden creer que la Alquimia es el conocimiento de la creación del oro. El propósito de esa disciplina es el descubrimiento de nuevas medicinas».

Cracovia era la capital medieval de Polonia y poseía una de las más antiguas universidades centroeuropeas. Fundada en 1364, para el siglo XVI contaba con florecientes escuelas en las diversas disciplinas de la magia: en ellas inició Fausto sus investigaciones. Contaba con cátedras oficiales de astrología y alquimia que hacían de ella un centro famoso. Los calendarios cracovianos gozaban de gran reputación en toda Europa.

Los adelantos en alquimia no eran menos. Se contaba ya con métodos analíticos para comprobar la autenticidad del oro:

«Un dracma (3.6 g) de la muestra que se desee probar se funde con una onza (30 g) de plomo, añadiéndose el flujo, que es la llamada sal artificial. Se pesa el grano de oro fundido. El paso siguiente es la determinación de plata en oro, que se realiza mediante la piedra de toque y las agujas de prueba, o tratándolo con ácido nítrico. El mineral de plata se determina por copelación con plomo».

Se conservan algunas muestras de aleaciones de aquella época, así como los análisis de uno de los discípulos de Kasper Ber (1460-1543) y se ha encontrado que los resultados divergen en menos de 1%. Tal exactitud exigía el uso de reactivos de gran pureza, ya que la existencia de cloruros en el ácido nítrico, por ejemplo, hubiera resultado en la disolución del oro y el impedimento de la plata. El ácido se purificaba por destilación sobre limaduras de plata.

La química en Cracovia estaba más adelantada que la del resto de Europa. No es de extrañar que los primeros escépticos de la alquimia, como Suchten, salieran de esa universidad. Para el siglo XVI la alquimia se estaba enterrando en Cracovia, mientras que para el siguiente siglo el resto de Europa vio el renacimiento de esas antiguas prácticas de manos del manifiesto «Bodas químicas de Cristián Rosenkreutz» (1616).

Los partidarios de las artes ocultas, la astrología y la alquimia, creyeron que aquel Rosenkreutz había sido iniciado dos siglos atrás, en el oriente, en todos los secretos del arte de fabricar oro. La leyenda informaba que al abrir su tumba se halló un valioso manuscrito con todos los detalles para la fabricación de oro.

Pero en realidad todo era, como ya se dijo, una leyenda. Se trataba de la obra de un cura Wurtemburgués, Johannes Valentinus Andreae, quien era enemigo acérrimo de los alquimista y que había editado escritos satirizándolos. Sin embargo éste tiro le salió por la culata, pues en toda Europa se fundaron Círculos Secretos adheridos a los Círculos Rosenkreutz.

A pesar de todos estos casos la gente no escarmentó. Incluso en el siglo pasado varios fueron los engañados por falsos alquimistas. Lo más cómico de todo es que la gente estafada no era de escasos recursos, sino que pertenecía a estratos sociales acomodados.

Entre 1930 y 1931 se llevó a cabo el proceso en contra de un oficial quincallero de Munich, llamado Frank Tausend, y un tintorero de Dusseldorf. Ambos aseguraban poder convertir el plomo y el mercurio en oro. En 1922 Tausend había publicado su «180 Elemente, deren Atomgewicht und eingliederung in das harmonischperiodische System« (180 elementos, su peso atómico y su clasificación en el Sistema Armónico-Periódico), en donde desarrollaba su teoría de una nueva química a través de la cual se podían hacer esas transmutaciones.

Entre los estafados estaba el mismísimo general Erich Ludendorff, miembro del partido nazi. No era de extrañar que Ludendorff creyera en la alquimia. Su interés en los temas ocultos lo llevaron a crear, en compañía de su segunda mujer Mathilde, la sociedad secreta «Bund für Gotteserkenntnis» (Sociedad para el conocimiento de Dios), que sigue existiendo hoy en día.

Tausend convenció a Ludendorff y a otros inversionistas de crear una empresa para fabricar oro mediante misteriosas radiaciones y resonancias aplicadas a óxido de hierro y cuarzo. Claro, Ludendorff y los demás «socios» pidieron una demostración. Llevaron a Tausend a la Casa de Moneda Bávara. Allí el moderno alquimista metió en un crisol una pieza oxidada con algunos pedazos de cuarzo. Aplicó temperatura hasta fundirlos y añadió un polvo blanco que sacó de uno de sus bolsillos (en este punto nos invade una sensación de deja vu). Cuando la mezcla se enfrió, los asombrados asistentes al experimento, comprobaron que había surgido una pepita de oro puro con un peso cercano a los siete gramos.

Entonces comenzó a fluir el dinero para crear la compañía alquímica. Durante años, los socios capitalistas, les proporcionaron fuertes sumas de dinero, hasta que alguno de ellos se le acabó la paciencia y presentó la denuncia por estafa.

EL VERDADERO TESORO DE LOS ALQUIMISTAS

Si sólo consideramos las antiguas leyendas y tradiciones, difíciles de probar, sobre supuestas transmutaciones alquímicas, y el inmenso catálogo de fraudes y engaños realizados por falsos alquimistas, no quedaría nada de la Alquimia. Mas esto no es así de simple.

Seguramente ningún alquimista llegó a fabricar oro; es discutible la afirmación de que el fin de los alquimistas no era la transmutación de los metales, sino la transmutación de sí mismos. Pero una cosa es cierta; el verdadero tesoro que nos legaron los alquimistas no fue la piedra filosofal, tampoco el elixir de la vida y mucho menos el disolvente universal. El gran regalo que nos hicieron fueron sus investigaciones, sus descubrimientos que sentaron las bases de lo que ahora es la química.

Abu Abadía Dechabir Ibn Ajan (Dispensador) descubrió la destilación, un poderoso proceso de separación.

El alquimista árabe Al Rasi o Rahses descubrió el etanol (Al-Khul en árabe), al separarlo de sus mezclas y brebajes.

Otros alquimistas árabes descubrieron los ácidos muriático o clorhídrico, nítrico y sulfúrico y el agua regia (mezcla de ácido clorhídrico y nítrico que es capaz de disolver al oro). Por el lado de los productos alcalinos (otra palabra árabe), la potasa y la sosa. Incluso los símbolos actuales para el sodio y potasio provienen de las palabras árabes al-qalÄ«y y al-natrun, latinizadas como Kalium (K), y Natrium (Na).

Paracelso estableció las bases de la quimioterapia. Algunas de sus medicinas, aún hoy, tienen cierta aplicación.

Henning Brandt descubrió el fósforo en 1669, gracias a que realizó varias evaporaciones de orines, en su afán por obtener plata y oro.

La famosa porcelana de Meissen fue descubierta por Johann Friedrich Böttger, (1682-1719) mientras trabajaba tratando de producir oro para el rey prusiano Federico I. El secreto de la fabricación de la porcelana sólo lo conocían los chinos, pero gracias a la ayuda de otro alquimista, el también matemático conde Ehrenfried Walter Tschirnhaus, (1651-1708), Böttger logró producir porcelana utilizando arcilla de Sajonia.

Lo indicadores de pH fueron descubiertos por el farsante de Leonhard Thurneysser, quien también intuyó que algunas enfermedades se podrían detectar en la orina del paciente.

Después de todo, ¡que bueno que no se puede fabricar oro artificialmente de una manera sencilla! Eso sólo traería la depreciación del noble metal.

REFERENCIAS

Davis T. L., The problem of the origins of Alchemy, Sci. Month., Vol. 43, 1936, Págs. 551-558.

Doberer Kurt Karl, The Goldmakers: Ten Thousand Years of Alchemy, Greenwood Press, Westport, Conn., 1972, Págs. 109-110.

Holmyard E. J., Alchemy, Dover, new York, 1990.

Hubicki W., La Química y la Alquimia en la Cracovia del siglo XVI, Endeavour, Vol. 17, No. 68, 1958, Pág. 204.

Ihde A. A., The pillars of modern Chemistry, Journal of Chemical Education, Vol. 33, No. 3, 1956, Págs. 107-110.

Multhauf R. P., The origins of chemistry, Oldbourne, Londres, 1966.

Sherwood Taylor F. J., Los alquimistas, Fondo de Cultura Económica, México, 1957.

Stillman J. M, The story of alchemy and early chemistry, Dover, New York, 1960.

De alquimia y alquimistas (Primera parte)

DE ALQUIMIA Y ALQUIMISTAS

Entre 1546 y 1555 en algunos lugares de la Toscana se comenzó a conocer de las habilidades de un médico extraordinario proveniente de Transilvania llamado Daniel von Siebenburgen. Tres eran sus principales atributos:

– Sus tratamientos no involucraban sangrías ni lavativas. Tampoco prescribía vomitivos. Mucho menos las caras suspensiones con polvos de rubíes y otras piedras preciosas. Ni siquiera el entonces tan de moda estiércol de vaca perfumado con infusiones florales. Nada de eso. Daniel sólo pedía que el enfermo, o sus parientes, compraran con el boticario de su preferencia, una serie de productos entre los que invariablemente se encontraba uno llamado «Usufur». Con estas substancias preparaba una píldora que era tragada por el enfermo.

– No cobraba caro. El tratamiento y consulta salían casi regalados y sólo había que pagar por las medicinas.

– Lo más importante. Su porcentaje de éxito en la cura de enfermedades era mayor al de sus colegas.

Daniel era un tipo emprendedor y no se conformaba con el renombre que poco a poco iba ganando. Cierto día a finales de 1555 decidió pedir audiencia a Cosimo I de Medici, el Gran Duque de Toscana. Su intención no era curarlo de ninguna enfermedad, el Gran Duque tenía la salud de un toro. Lo que Daniel quería proponerle era un trato: a cambio de 20,000 ducados él le enseñaría a transformar cualquier metal en oro.

Pero incluso en aquella época en la que todavía se confiaba en los alquimistas, el Gran Duque pidió una «prueba irrefutable» para poder cerrar el trato. Como todavía no se habían inventado las cámaras, Daniel von Siebenburgen no le pudo entregar un video mostrando platos voladores. En su lugar aceptó hacer la transmutación en presencia de Cosimo I, algunos miembros de la corte y el joyero real.

Daniel sólo pidió un lugar adecuado, algunas retortas, un horno y un crisol. Colocó dentro de éste último algunas piezas de cobre. De entre sus ropas sacó una bolsa de cuero y vació su contenido en el crisol. Toda la mezcla la metió al horno y esperó a que se fundiera. El producto de la cocción lo vació en las retortas. Dio dos pasos atrás y exclamó: ¡Eso es todo! Sólo hay que esperar que se enfríe.

Durante algunas horas, impaciente, el señor de Toscana hablaba con sus ministros y consultaban con el joyero. La instrucción era que una vez que se enfriara el metal probara la existencia o no de oro, con la piedra de toque.

Al final del día el joyero pudo probar el metal. «Se trata de oro. La mayor parte es cobre, pero no hay duda que en la retorta se encuentra oro de buena ley», dijo el joyero.

Al día siguiente se hizo otra prueba, esta vez con estaño. El resultado fue el mismo. Y así pasó con plomo, con hierro y con otros metales. En la retorta siempre quedaba algo de oro.

Daniel explicó que se encontraba perfeccionando su método para obtener una mayor proporción de oro. Luego, pidió al Gran Duque que se retiraran todos los presentes para poder revelarle el secreto.

– Alteza. Me comprometo a decirle mi secreto a cambio de 20,000 ducados de oro, como ya lo he manifestado. Como se ha dado cuenta, el procedimiento es muy sencillo.

«Bien que me he dado cuenta», contestó el Gran Duque. «Y he observado que el secreto se encuentra en los polvos que guardas en aquella bolsa de cuero».

– En efecto, su Alteza, se trata del maravilloso polvo de usufur.

«¿Y dónde se consigue ese polvo?»

– Se trata de una sustancia que puede encontrarse en cualquier botica de Florencia, Alteza.

«Si lo que dices es cierto, y con el polvo puedo yo fabricar oro. Ten por seguro que obtendrás tus 20,000 ducados».

Entonces ordenó que algunos de sus criados fueran a varias boticas a comprar polvo de usufur. Al regresar con lo pedido, el Gran Duque comenzó a realizar la «transmutación» por cuenta propia. Todos los experimentos fueron exitosos: en el crisol siempre se encontró una pequeña cantidad de oro.

EL MISTERIO DEL USUFUR

Cosimo I era hombre de palabra pero no quería que su flamante alquimista se fuera de Florencia. No por los 20,000 ducados de oro, sino porque no había perfeccionado su procedimiento. Durante algunas semanas lo mantuvo a su lado. Él continuaría haciendo sus transmutaciones mientras que Daniel tendría que perfeccionar su fórmula para obtener una mayor proporción de oro.

Daniel era tratado como la persona más importante del palacio, después del Gran Duque. Comía en la misma mesa, tenía chambelanes, valets y guardas a su disposición.

Pasó el tiempo y finalmente Daniel solicitó le fuera entregado el dinero así como un breve permiso para visitar a su familia en Transilvania. Sólo entregaría el dinero como dote de sus hijas, resolvería sus asuntos familiares y personales pendientes, y regresaría a Florencia a terminar su trabajo.

El señor de Toscana no quiso presionar a su alquimista temiendo que se escapara y se fuera a ofrecer sus servicios a otros reyes. Otorgó el permiso, dio el dinero y, además, otros regalos: diamantes, un vaso de jaspe, una cadena de oro y rubíes. Ordenó que una escolta lo acompañara hasta Leghorn, donde abordaría una nave con destino a Marsella y de ahí hasta Rumania.

Paso el tiempo, poco más de un año, y Daniel no regresaba. Luego llegó una carta. Decía así:

«Alteza serenísima: no podría corresponder a las múltiples mercedes con que me habéis colmado como no fuera mediante una franca confesión. Vuestra Merced no obtendrá jamás mayor cantidad de oro que el contenido en el usufur, pues esta sustancia maravillosa es simplemente oro purísimo que yo mismo reduje a polvo y vendí a los farmacéuticos. Al mezclarse con él, los metales adquieren el aspecto de oro, pero en realidad lo que se obtiene es una aleación de oro de bajísima ley.

«Ruego a Vuestra Merced que me perdone y, como último favor, que me otorgue el reconocimiento de que, después de todo, he sido moderado y no he querido aprovechar la situación para engañarlo más. Debo confesar también que no soy transilvano sino italiano y que no me llamo Daniel sino de otro modo.

«Deseándole la mejor salud y el pronto olvido de este engaño miserable, se despide de Su Alteza su Obediente Servidor, el descubridor del usufur».

En efecto, Daniel (tendremos que seguir usando este nombre pues se desconoce su nombre verdadero) comenzó su carrera de engaños en la ciudad de Padua. Ahí, de manera indirecta, distribuyó los polvos de usufur entre los boticarios locales. Por su parte él instaló un consultorio, muy cerca de la famosa Universidad, en donde atendía a los diversos enfermos Su fama fue creciendo poco a poco, como ya dijimos al principio de esta nota.

Su éxito se debía a que dejaba que la naturaleza actuara, sin provocar mayores daños, como los debidos a las sangrías y a los salvajes métodos de la «medicina» medieval. Pedía que compraran diversas substancias, entre ellas el usufur. De esa forma se aseguraba recuperar su oro. Luego fingía preparar las medicinas, pero sólo entregaba píldoras de migajón endurecido que, a lo más, podrían tener algún valor como placebo, pero que eran completamente inofensivas.

La fama de la droga maravillosa se difundió por diversas partes de Italia. Entonces Daniel se encargó de saturar de usufur las boticas de Florencia.

El historiador Kurt Karl Doberer menciona que otros estafadores repitieron el truco de Daniel, con alguna variante. Unos vendía algún elixir ya bien conocido, al que agregaban polvo de oro. Otros mezclaban oro con carbón.

Continuará…

Detector de platos voladores

En Argentina inventaron un detector de platos voladores

No lo conocí ni mantuve intercambio epistolar con Ariel Ciro Rietti, pero tengo dos o tres de las publicaciones de la CODOVNI (Comisión Observadora de Objetos Voladores No Identificados). Sin embargo en ellas nunca explican quién los comisionó para dedicarse a observar ovnis.

Ariel Ciro y su detector de platos voladores.

Rietti, quien había nacido el 27 de abril de 1923, fundó la CODOVNI en compañía de Cristian Vogt (autor de El misterio de los platos voladores). Era el primer grupo civil argentino que trataba de investigar los platos voladores (5 de julio de 1956).

Estudió aviación, mecánica de aviación e ingeniería mecánica, esto último en la Universidad de Buenos Aires. Fue director de la Escuela de Pilotaje de Helicópteros de la República Argentina y fundó una compañía de helicópteros dedicada a dar servicio a las líneas de alta tensión.

Desde muy chico creó un «circo aéreo» y hacía acrobacias con avionetas. Esa experiencia le sirvió para hacer una compañía dedicada a la publicidad aérea: escribía anuncios con el humo del avión.

El chiste es fácil, pero podríamos decir que Ciro Rietti era como el «Ciro Peraloca» de las caricaturas. Inventó el Auto Eléctrico Solar Argentino: el Ariel Ra, que utilizaba paneles solares. En 1975 terminó la construcción (en el techo de su casa) del Golondrina V, una avioneta monoplaza que fue bajada con grúa a las calles de Buenos Aires.

Ariel Ciro murió el 22 de junio del 2001. La Fundación Universal Solar Rietti continúa la labor de este inventor.

No hay duda que su invento más excéntrico fue un detector de ovnis. Rietti estaba convencido que los platos voladores utilizaban la energía electromagnética. Su detector era capaz de registrar las variaciones en el campo geomagnético, que según Rietti serían producidas por los platos voladores.

Christy Dennis. Una lección sobre las abducciones

Christy Dennis. Una lección sobre las abducciones

Una ama de casa de 39 años de edad dijo que mientras se encontraba en su hogar fue prácticamente arrebatada al cielo por los extraterrestres de un lejano planea llamado «Colonia Cinco». Se trataba de Christy Dennis, de Phoenix, Arizona.

Christy dijo que unos enormes seres extraterrestres, de 2.5 metros de altura, de pelo de oro, piel aceitunada o del color del bronce y de «características perfectas», la habían raptado para llevarla a su planeta.

La señora Dennis entró en contacto con el doctor Leo Sprinkle, un psicólogo de la Universidad de Wyoming especializado en abducciones, en la conferencia sobre abducciones de Laramie, Wyoming, el 23 de mayo de 1981. Sprinkle comenzó a realizar una serie de sesiones de hipnosis con Christy y declaró que el caso era auténtico.

Pronto la noticia llegó al semanario National Enquirer que en su edición del 15 de diciembre de 1981 publicó los siguientes titulares:

Christy Dennis fue abducida de su hogar.

A través de evocaciones y finalmente hipnosis, ella recordó una reunión con los extraterrestres.

Sprinkle declaró al periódico que: «Éste es uno de los casos más notables de abducción con los que me he cruzado».

Con eso Christy se ganó la aceptación en los círculos ufológicos. Pronto se acercaron a ella varios ufólogos. Todo mundo la animaba a que escribiera su experiencia en un libro. Pronto estableció contacto con un agente literario de New York para publicar su libro. El agente le dijo que había la posibilidad de que la historia se convirtiera en película.

En noviembre de 1982, Dennis visitó el «centro de terapia» para víctimas de abducción que había sido establecido en Laramie por Dan Edwards y su esposa Aileen Garoutte, el UFO Contact Center International. Edwards era un inspector de calidad de cierta compañía, pero no tenía ningún entrenamiento en psicoterapia.

Al relacionarse con el Centro Internacional de Contactos con ovnis, se dio cuenta que ella no quería ser como estas personas, «que realmente creían que estaban en contacto con seres extraterrestres».

Finalmente se decidió a contar la verdad. A principios de 1983, Dennis admitió que su historia era un fraude en una carta dirigida a Sprinkle, al UFOCCI y a otras organizaciones ovni. Con ello perdió la oportunidad de escribir su libro y de obtener ingresos por la película. Dennis dijo que adicionalmente consiguió que sus nuevos amigos en el mundo de los ovnis la trataran «como si tuviera lepra».

Philip Klass escribió que en varias cartas y llamadas telefónicas Dennis expresó que «ella estaba muy preocupada por la carrera armamentista nuclear y por la posible destrucción de la raza humana en una guerra termonuclear. Pero cuando ella expresó tales preocupaciones a sus amigos y vecinos, su respuesta típica era: «Qué hace que pienses que eres más inteligente que nuestros líderes del gobierno en Washington»».

Así, que ella construyó un cuento de abducciones y extraterrestres. Se trataba de seres de una enorme sabiduría y de una civilización avanzada, cuyos líderes estaban preocupados por el futuro de la humanidad. Ella esperaba que la gente le hiciera más caso a estos extraterrestres que a un ama de casa. Pero se equivocó.

Lo que sus amigos y vecinos comenzaron a preguntar no era la forma de poder salvar al planeta de la guerra atómica sino el cómo vivían estos extraterrestres en su planeta y cuál era su mensaje a la humanidad. Esto hizo que Dennis se diera cuenta de su error y la inclinó a decir la verdad.

¿Cuál fue la reacción de Leo Sprinkle al conocer del fraude? Dijo que no estaba preocupado por los debunkers.

«Mi alegría es que cierto día, tendrán también estas experiencias».

Al paso de los años Sprinkle todavía cree que ella es una «abductee» a pesar de sus negaciones. De hecho, Sprinkle ahora cree que él mismo es un abducido.