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Extraterrestres ante las cámaras Vol 3 (Vol III)

Vol3 Uno de los aspectos más atractivos del mito OVNI es el de la morfología de sus presuntos tripulantes. Recuerdo haber leído en algún libro de John Keel sobre un caso ocurrido en Venezuela, creo, donde un alienígena con forma de ameba aparecía en medio de una carretera para asustar a dos viajeros, en plena selva. Y si no tienen forma de ameba, son bestias peludas parecidas a Pie Grande o sujetos con mentones tan pronunciados que se tornan imposibles. Y cuando no están vivos, son sus cadáveres los que nos recuerdan que ellos están aquí. Ahí tienen ustedes esqueletos de extraterrestres, momias marcianas, fotografías que atestiguan que estuvieron, pero que justo cuando había que comprobar la veracidad de las denuncias, se iban, desaparecían, se desvanecían. O, mejor aún, los «hombres de negro» hacían su papel en este cuento.

Luis Ruiz Noguez tiene un amplio conocimiento sobre el tema que nos convoca. Sabe perfectamente que los «hombres borrego» no existen, y sin embargo puede maravillarnos con la demencial historia que subyace a ellos. Seguramente, como muchos de sus lectores, se maravilló ante la posibilidad de encontrarse ante una uña extraterrestre, y se retorció de la risa cuando descubrió que era en realidad una babosa seca. Es probable que haya recuperado su fe en la existencia de vida más allá de la Tierra (por el momento es sólo eso: fe) cuando se topó con los cráneos de alienígenas cíclopes, y volvió a asfixiarse de la risa ante la realidad: Photoshop, bromistas, amalgamas de huesos.

Sé que estoy adelantando parte del contenido de este maravilloso trabajo, pero créanme que no importa. Las historias se sostienen por sí solas, aunque el final ya haya sido narrado cien mil veces. Porque es así: estas historias siempre tienen el mismo final.

La primera vez que yo vi un garadiávolo fue en la portada del libro «El enigma de las extrañas criaturas», de John Keel. Las comparé con unas imágenes que habían sido publicadas en un diario chileno. Y eran iguales. En la inocencia de la infancia supuse que si eran idénticas ambas escenas, los extraterrestres ya estaban acá, invadiéndonos silenciosamente, sin que las autoridades nos informaran de nada. La segunda vez que vi un garadiávolo fue en un libro de Luis Ruiz Noguez y descubrí la verdad. Para no volver a contar el final, sólo diré que esos alienígenas que emocionan a ciertos ufólogos son en realidad obras de dementes que son capaces de destripar a un pobre animal para que los adoradores de los ET se queden contentos.

En su tercera entrega de «Extraterrestres ante las cámaras«, Ruiz Noguez nos deleita con su humor corrosivo y también nos invita a preguntarnos qué lleva a determinadas personas a creer en historias tan increíblemente improbables. Porque acá tenemos desde un pájaro culebra con colmillos hasta indígenas que copulaban con seres del espacio, pasando por cráneos de tiburones hechos pasar por cadáveres extraterrestres. Todo ello narrado con soltura por un tipo absolutamente informado sobre lo que escribe, una de las autoridades más grandes del tema que tenemos en América Latina.

Este libro no es sólo sobre fotos de alienígenas. Es también sobre el comportamiento de las personas que creen en ellos, que son capaces de inventarse las historias más rocambolescas con el afán de convencernos a todos de sus locuras, con la secreta esperanza de aparecer en los diarios y en la televisión contando sus maravillosas aventuras.

Es también sobre lo hermoso que es el trabajo de desentrañar misterios, pues de eso se trata todo esto. No de quitarle la magia a la vida, como podría quejarse algún advenedizo, sino de descubrir que la magia está justamente en lo simple, en lo fácil que es engañarse a sí mismos. La magia está en la vida misma, no en la búsqueda de historias fuera de nuestras fronteras.

A veces el comportamiento delirante de los extraterrestres, como robarse la sangre de una ambulancia o dejar caer a sus bebés desde sus veloces máquinas intergalácticas, es más bien el reflejo de nuestra propia locura.

Que las entidades más brillantes del universo sean, finalmente, tan poco inteligentes, por decirlo de forma sutil, habla millones no sobre la inexistencia de vida inteligente en el universo, sino de las dificultades que a veces hay para encontrar vida razonable en nuestro propio planeta.

Diego Zúñiga

Santiago de Chile

Septiembre de 2009

Pedidos en

http://www.lulu.com/content/libro-de-tapa-dura/extraterrestres-ante-las-c%c3%a1maras-volumen-3/7670140

http://www.lulu.com/content/libro-tapa-blanda/extraterrestres-ante-las-c%c3%a1maras-volumen-iii/7670609

Extraterrestre vestido con tutú caminando como pingüino

Extraterrestre vestido con tutú caminando como pingüino

Hicks ¡Prueba irrefutable! diría el cómico (¿involuntario?) de Maussán. Recientemente uno de los llamados «testigos de élite», en esta ocasión el mismísimo concejal de Winchester, Adrian Hicks, salió del closet para buscar a un extraterrestre vestido con un tutú que caminaba como un pingüino.

El concejal dice que el «marcianito» era como una bella rubia, vestida como una bailarina, que estuvo bailando en la banqueta y que caminaba a la manera de los pingüinos.

El histórico avistamiento ocurrió hace cinco años (enero o febrero del 2004) en la ciudad Guildhall, en ese remanso de tranquilidad que era Hampshire, antes de la llegada de tan «exótica» bailarina.

Hicks dice que la «ballerina» vestía un traje de ballet blanco y tenía amplia sonrisa.

«Fue increíble – por lo general no me quedo sin palabras, pero ese día lo hice», dijo.

«Ella era un humanoide caminando como un pingüino.

«Tenía los ojos muy grandes y ovalados y giraba las manos en un movimiento circular. Se reía y parecía estar disfrutando. Era lo suficientemente humana como para pasar inadvertida», añadió.

No sabemos como es que Hicks supo el género del extraterrestre. ¿Acaso el tutú era tan corto que dejaba ver sus partes pudendas? O es que el concejal ¿tuvo un encuentro cercano del tipo «muy, muy cercano»?

¿Quién sabe? El hecho es que, al parecer, Hicks quedó prendado del tutú, de la extraterrestre o de su forma de andar.

Pagó 400 libras esterlinas para hacer un retrato de su «oscuro objeto del deseo». Y ahora está buscando a cualquiera que le pueda dar informes sobre este extraterrestre tan surrealista, pues dice que en la época del avistamiento no tuvo el valor necesario para hablar con ella.

No había hablado de su experiencia por temor a poner en peligro sus posibilidades de ganar un asiento en el Consejo.

Rápidamente Jimmy Mouse y su fiel escudero Santi Yturria, conocidos como el «dúo dinámico» de la plativología mexicana, hicieron su aparición. Este caso lo ameritaba. Ellos, que se han especializado en los casos más ridículos de la ovnilogía (el pingüino volador, la marcianita verde de Marte, el chupacabras saltarín, por mencionar sólo algunos), no podían dejar que otros les arrebataran el cetro de los «bufones de la ufología».

Además el caso tenía aspectos sobresalientes:

– No era un pingüino volador, era algo mucho mejor, un extraterrestre que caminaba como pingüino.

– Fue visto por un testigo de élite (como los que le gustan a Manuel Carballal), de esos que no saben mentir y nunca se pueden confundir.

– La extraterrestre giraba las manos en un movimiento circular, de la misma forma en que el caballo volador movía sus patitas.

ballet El dúo dinámico contactó con Ray Santilli y éste les prestó su muñeco de la autopsia. Mausi y Santi le pusieron un tutú y juntos bailaron el «Lago de los pingüinos».

Toda la coreografía fue filmada para ser presentada en el próximo congreso de ovnis en Nevada. Desafortunadamente el show»¦, perdón, quise decir la ponencia con estas «pruebas irrefutables» no se va a poder ver en el congreso de la BUFON, perdón, de la MUFON, pues ya todos saben que Mausi está peleado con Carrión porque éste último le sacó sus trapitos al sol.

Esta vez estamos de acuerdo con los ufólogos. Este caso representa la prueba irrefutable… pero de la ridiculez de la ufología.

Con un especial agradecimiento a Jesús Antonio González Corro (Tachi) por la ilustración, http://tachiblog.com.mx.

Fenómenos de circo

FENÓMENOS DE CIRCO

Kentaro mori

ETVolumen2 Freak Shows, Fenómenos de Circo. Hay algo irresistible en ellos. Lo extraño, lo bizarro, lo inesperado y, sobre todo, lo inexplicable… todos tenemos curiosidad por ver estos «fenómenos de la naturaleza».

Durante siglos han sido muy populares. Tuvieron su edad de oro en la segunda mitad del siglo 19, cuando fueron epitomados por un PT Barnum. En los últimos años estos «Freak Shows» han ido disminuyendo por su explotación del sufrimiento humano y de los animales, a partir de que la ciencia demostró que los «fenómenos» son, en realidad, víctimas de mutaciones genéticas y enfermedades.

Pero, ¿son realmente los Fenómenos de Circo una cosa del pasado? ¿O simplemente recibieron un maquillaje cosmético? Mientras escribo este texto, uno de los términos más buscados en la Internet se refiere a un hombre de Java que, víctima de una infección por VPH, tiene grandes masas creciendo de su cuerpo que le valieron el apodo de «Hombre Árbol». Su drama ha sido documentado por un canal de televisión conocido por sus documentales de ciencia, y por toda la elegancia de las contemporáneas teorías de las supercuerdas. El mal estado de salud de este hombre de Java logró atraer más el interés popular. No se le llama «fenómeno», al menos no por los medios de comunicación, pero su condición es explotada y el público lo ama justo como siempre lo hizo. Los Fenómenos de Circo aún están muy activos, sólo que con diferente envase.

Lo que nos lleva a «Extraterrestres ante las cámaras, Vol. 2», donde el autor Luis Ruiz Noguez expone justo cómo la explotación de un variado número de deformidades y sufrimientos sigue siendo practicada a la vieja usanza de Barnum: llamándolos, no «fenómenos», sino «extraterrestres». Bajo esta etiqueta, incluso en esta época, todo se vale. Sugiriendo al público que lo que estamos viendo no es realmente humano, ni siquiera terrestre, y negando enfáticamente que la ciencia demostró lo que fueron los viejos y crueles «Freak Shows», los charlatanes son capaces de transformar nuestra fascinación y curiosidad innata por lo desconocido en instrumentos de atrocidad. «Entre todas las fotos de los presuntos extraterrestres, las más viles son las que presentan niños con diversos tipos de malformaciones», apunta Noguez desde el principio.

Sin embargo, no todo es simple y plano sufrimiento humano. Al igual que la infame Sirena Feejee de Barnum, los Fenómenos de Circo modernos también cuentan con todo tipo de crudos engaños, construidos a partir de animales o simplemente de papier maché. Es toda la presentación, por lo general con alguna historia elaborada que sólo se vuelve más complicada ya que los especímenes nunca son debidamente analizados. Esto es simplemente lo que el viejo Barnum decía: cada minuto nace un tonto.

Aparte de la excelente serie de referencia de libros que registran, analizan y explican las supuestamente reales imágenes de extraterrestres, este volumen es esencial, ya que pone de relieve que el interés en las fotos de extraterrestres no puede ser un hobby simple y sin compromiso. Todos los interesados en el tema deben hacer bien su tarea para evaluar razonablemente el origen y las explicaciones de una determinada imagen, con el riesgo de ser la verdadera criatura inhumana en el proceso.

La ignorancia no es excusa para llamar «fenómenos» o «extraterrestres» a otras personas que sufren. El escepticismo es, tal vez para sorpresa de algunos, el enfoque adecuado, humano y compasivo. Saber que esa famosa foto no es de un extraterrestre, sino de un pobre bebé sufriendo, es lo mejor que podemos hacer para presentar nuestros respetos después del daño que han hecho algunos.

ETVolumenII Extraterrestres ante las cámaras Volumen II

Pasta suave 21.25 X 27.50 cm

Fotografías en blanco y negro,

212 páginas. $ 25.00

http://www.lulu.com/content/libro-tapa-blanda/extraterrestres-ante-las-c%C3%A1maras-volumen-ii/7249905

Extraterrestres ante las cámaras Volumen 2

Pasta dura 21.25 X 27.50 cm

Fotografías a color, 212 páginas

$ 70.00

http://www.lulu.com/content/libro-de-tapa-dura/extraterrestres-ante-las-c%C3%A1maras-volumen-2/7250466

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Descargas en PDF Extraterrestres ante las cámaras Volumen I

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Invasores, historias reales de extraterrestres en la Argentina

INVASORES, HISTORIAS REALES DE EXTRATERRESTRES EN LA ARGENTINA

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Invasores es una obra ufológica-erótico-musical. Bueno, no realmente. Hay muchos platos voladores y marcianos. También hay música en todos los capítulos, pero el erotismo sólo se tomó de paso.

La prosa de Agostinelli es digna de mejores temas, pero los interesados en los ovnis tenemos suerte que su primer libro lo haya dedicado a los marcianitos verdes (invasores, como él les dice).

Hace meses Ale me envió su manuscrito para que le diera mis comentarios y/o escribiera una reseña para Marcianitos verdes. Pasaron los días, las semanas»¦ Con mucho tacto, de forma políticamente correcta, indirectamente me urgía para escribir esta nota. «Mis amigos son unos atorrantes», él decía. Aunque eso es cierto, supongo que se lo decía a los otros, no a mí. Yo, por si las moscas, volteaba al cielo y silbaba una tonadita mientras me hacía a un lado.

Pasaron los meses, concluí mi proyecto en el trabajo, luego vino la influenza y»¦

En realidad, todo eran excusas. Me daba terror escribir algo para el tal Agostinelli. Cuando éramos adolescentes ya me había dicho que «ocación» se escribe con «s». Ahora tenía miedo de hacer algo tan simple, algo que ni de milagro alcanzara los niveles de Ale. Él refinó su estilo y su escritura. Yo sigo siendo el mismo atorrante de aquellos años»¦ Ah, no»¦ habíamos quedado que los atorrantes son sus otros amigos. Lo que sí, es que sigo «escribiendo» como entonces.

ACA Luego pensé, «pues ni modo Alejandro César Agostinelli, tú lo pediste y aquí lo tienes. Me gustaría escribir como tú, pero no puedo. No obstante los años (décadas) de amistad harán que me perdones no estar a tu altura».

El tal Agostinelli haciendo como que está trabajando.

A lo largo de cinco capítulos, Invasores nos va desvelando el aspecto humano de ufólogos, testigos y contactados argentinos. No están todos, pero sí muchos de los más curiosos.

Siempre he dicho que lo mejor de la ufología no son los platos voladores ni los marcianos. Son los seres humanos que están a su alrededor «investigando», contando las historias más estrambóticas o las mentiras más sensacionales.

A la distancia, desde México, en los setentas y ochentas, me parecía que la historia de la ufología se escribía en tres países: Estados Unidos, Brasil y Argentina. De vez en cuando había algunos párrafos escritos en España, Francia, Inglaterra o algún otro país, pero los tres primeros eran los que tenían la casuística más abundante y extraña.

AnibalUset Por simple afinidad idiomática estaba más cercano a la ufología argentina. Pensaba que era un país donde sólo había psicoanalistas, futbolistas y ufólogos. Algún día, tal vez, me mudaría a ese país, para ver pasar el ovni de las 10, ir a medir la huella dejada a la vuelta de la esquina o de perdida tomar una foto del Nahuelito o del Ucumar. Total, si quiero regresar a México, tan sólo es cuestión de subirme a un Peugeot 403 y entrar a una neblina, para aparecer en la México-Toluca, México-Querétaro o alguna otra carretera cercana al DF.

Arriba Anibal Uset, director de la película «Che Ovni», origen de uno de los mitos ovni más perdurables.

Alejandro se ocupa de las «teleportaciones» en el capítulo «Entre la neblina». Se trata de la historia del matrimonio Vidal que un día de 1968 desapareció en medio de la neblina para llegar ipso facto a la Ciudad de México. Este MateykoFontanaPipoBis capítulo me lo quería saltar. Ya había leído otros trabajos de Ale sobre este caso, habíamos platicado del mismo y pensé, erróneamente, que no había nada nuevo que me sorprendiera. Estaba equivocado. Alejandro hizo una verdadera y profunda investigación de este asunto (y de los otros casos que presenta en su libro).

Mateyko, Fontana y Pipo. Recortes de prensa sobre el caso Vidal.

Por la época en que conocí a Ale leí el libro de los hermanos Duclout y pensé que fumaban de lo mismo que estaba fumando el papá de los hermanos Paz (Carlos y Sixto) y la mismísima Marla. Incluso años después le comenté a Ale que me gustaría investigar qué relación pudieron haber tenido todos estos contactados, más allá de su gusto por la «Golden Acapulco». Pero Ale dice que no están locos. Supongo que no, pero qué mentirosos o alucinados que eran (y son).

PabloKittlDuclout Agostinelli viajó a Santiago de Chile a entrevistar al eslabón perdido del caso Duclout, único familiar vivo de los primeros contactados argentinos, que le hizo (a él y a Diego Zúñiga, gran colaborador del libro) inquietantes revelaciones biográficas sobre sus tíos y la experiencia que vivieron.

Pablo Kittl Duclout.

Los Duclout no me impresionaron mucho. Al que no soportaba, y se me revolvía el estómago al leer sus libros de «ciencia extraterrestre», era a Pedro Romaniuk. No entendía cómo ningún argentino le decía que estaba completamente deschavetado y que lo que escribía no tenía ningún fundamento científico. Ale lo describe muy bien: «La simpatía es un don fugitivo en Romaniuk».

Al que, más que simpatía, le tuve lástima fue al pobre de Francisco García. «Pobre güey», como diríamos en México, ¿pero a quién se le ocurre hacer profecías tan detalladas? Peor aún, ¿qué profeta es lo suficientemente estúpido para estar presente cuando se supone que se debe cumplir su profecía? Lo bueno es que no le pasó nada. Lo mejor es que escarmentó y se alejó de las profecías y los platos voladores.

Los que sí me parecen simpáticos y me merecen respeto son Silvia y Andrea Simondini y el Comandante Clomro.

Las primeras porque aunque creen o piensan que hay algo extraterrestre tras de los ovnis, no están tan cerradas como para no darse cuenta cuando un caso no es auténtico. Acá recuerdo el extraño caso de la ranita alienígena. Además, a pesar de no conocerme, me hicieron el favor de enviarme varios de sus reportes de avistamientos en Victoria. Sirva esto, también, para agradecer a ellas ese detalle.

MiMarcianoFavorito

El contactado Francisco García, quien alegó en televisión que era marciano por parte de madre, inspiró a Dante Quinterno en este episodio de la tira cómica Patoruzú (830, 1977). pero para entenderlo tienen que leer Invasores.

El otro, Claudio Omar Rodríguez, mejor conocido como Comandante Clomro, lo respeto por tener el sentido del humor de burlarse de las creencias extraterrestres adoptando la identidad de un marcianito verde viviendo en la Tierra. Clomro es, como dice Alejandro, «uno de los pocos superhéroes del mundo real».

La parte musical de Invasores está al principio de cada capítulo. El epígrafe es la estrofa de alguna canción relacionada con la historia. Leer el libro al mismo tiempo que se escucha cada una de estas canciones le da una dimensión extra. Casi diría erótica. Aunque no tanto como lo que experimentó Martha Green, a quien le corresponde esa parte en el libro.

Invasores En fin, lo único que le puedo criticar a Invasores, historias reales de extraterrestres en la Argentina, es que es eso: una historia de extraterrestres en la Argentina. Me consta que Agostinelli ha investigado marcianitos verdes en muchas partes del mundo. Casos clásicos que no tendrían nada que envidiar a los que se presentan en Invasores. También me consta que la primera versión del libro contenía casos fuera de la Argentina, que luego fueron eliminados en la versión final.

Cómo me gustaría leer un Invasores, historias reales de marcianos en el planeta Tierra, aunque preferiría que el talento del tal Agostinelli se dedicara al periodismo o a la literatura, en lugar de desperdiciarlo en los platos voladores. Pero sé que Ale no me hará caso y eso, en verdad, me da mucho gusto.

Invasores. Historias reales de extraterrestres en la Argentina

Por Alejandro Agostinelli

Editorial Sudamericana, mayo 2009

352 páginas

Pedidos fuera de Argentina:

http://www.musimundo.com/Default.aspx?pId=5000100288205