Los OVNIS, la psicología colectiva y las benditas redes
29 abril, 2025
Por Rubén Furlong
Foto: Freepik
Hace muchos años, pero me refiero a unos 35 cuando menos, en Puebla surgió un rumor que decía que éramos visitados por OVNIS, fotos muy borrosas, testimonios de muchas personas y Jaime Maussan convirtieron a este fenómeno en folclore popular y pretexto ideal para que mis amigos y yo pudiéramos salir casi todas las noches a ver si los “cazábamos”, era una época previa a las cámaras fácilmente portátiles, por lo que con verlos y contar la anécdota bastaba. Claro que no había muchas esperanzas, sobre todo si la principal zona de caza eran las pizzerías y los antros de la época, de cazar, pues cazábamos, muy poco la verdad, pero no eran extraterrestres.
El epicentro de este fenómeno estaba en la zona rural de Atlimeyaya en Atlixco, las personas llegaban por la noche y ambientados con Bacardí y cervezas, preparados con binoculares, telescopios y cámaras de la época, velaban en espera de una señal alienígena desde el cielo estrellado. Los resultados aún hoy generan debate, hay quién vio y creyó, quién vio y no creyó, quien no vio y no creyó y quien no vio y sí creyó. Yo vi, creí y después olvidé esa etapa de mi vida bandida. Pero el motivo de este texto no tiene que ver con los OVNIS, éstos son el pretexto para tratar de abordar la psicología colectiva detrás de algunos fenómenos sociales bizarros como éste. Imagínense que de verdad hubieran aparecido, había muchos que sí creían, pondrían al mundo de cabeza, muchas de las ciencias y sus leyes serían derogadas, gobiernos derrocados, religiones, si fuera real sería un evento potencial de extinción que miles de personas creyentes percibían, y perciben, como algo inofensivo, hasta divertido.
Hoy, más o menos 35 años después, ante la transformación que está sufriendo nuestro país, en muy poco tiempo ha pasado de una naciente y exitosa democracia, con libertades consagradas, grandes retos sociales, económicos y de violencia, a aspirante a una bananera tiranía más en nuestra américa latina. Y me vuelve a sorprender cómo, ciudadanos con neuronas que funcionan y algo de experiencia en la vida, se dejan envolver y cierran los ojos ante la evidencia del precipicio y creen, al igual que con la “llegada” de los extraterrestres, que caernos no es tan mala idea, no será tan dura y en una de esas, el golpazo hasta nos endereza la columna.
El segundo piso de la transformación está siendo la culminación de una serie de acciones que se vinieron gestando a lo largo de seis años para otorgar a un solo grupo político la mayor concentración de poder que hayamos visto en más de 5 décadas. Parafraseando al clásico, un grupo cínico y arrogante que no tiene llenadera toma todo lo que quiere y no devuelve nada, destruye lo que le estorba y no construye nada a cambio, depreda las reservas y vacía las bodegas sin pensar en el mañana. Las leyes y las reformas impuestas en los últimos meses son unos de los últimos clavos en el ataúd de nuestras libertades, mientras que la ciudadanía todavía está pensando que estos extraterrestres vienen en paz, que compartirán sus avances científicos y guiarán a la humanidad hacia la paz y la prosperidad, mientras se llevan nuestros recursos naturales e implantan bichos en nuestros niños para controlarlos (sí, lo sé, me encantan las películas de SiFi), aun cuando todo indica que el camino es de autodestrucción y nosotros lo estamos andando mientras cantamos.
La semana pasada tuvimos el ejemplo más reciente de esta dinámica autoritaria encaminada al control y la censura, la presidenta Sheinbaum envió al legislativo una iniciativa de reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión que, en su redacción actual, compromete principios esenciales para el desarrollo del ecosistema digital. Una iniciativa que plantea riesgos sustanciales: elimina la autonomía del regulador, erosiona la certeza jurídica, contraviene compromisos del T-MEC y debilita la competencia al permitir que entidades del Estado ofrezcan servicios comerciales bajo esquemas de subsidio, con asignaciones de espectro sin licitación ni contraprestación, y sin estar sujetas a un marco regulatorio equitativo.
Pero quizás lo que más llama la atención y debería preocuparnos especialmente es la facultad de una nueva agencia para ordenar el bloqueo de plataformas digitales, las benditas redes, sin intervención judicial previa. Eso se llama censura, no le demos más vueltas, si alguien dice algo con lo que el gobierno no esté de acuerdo puede ser mandado a callar y luego averiguamos.
Hace una semana hablábamos de Harvard y de cómo fue capaz de plantarse y defender sus derechos e independencia a un costo altísimo, tres Doritos después estamos en México y solo muy pocos han sido capaces de denunciar esta intentona por mutilar nuestra libertad de expresión. Evidentemente algunos periodistas y libres pensadores le entraron al quite, afortunadamente la COPARMEX Nacional, que se mantiene fiel a su compromiso con las mejores causas, brincó de inmediato y activó su ecosistema, y algunos pocos más. En un país donde la gran mayoría prefiere apostar a la llegada de los extraterrestres para ser rescatados o llevados a un planeta mejor, cuando algunos pocos se plantan pueden hacer mucho ruido, tanto que algo que se veía como un hecho ha sido aplazado. Sabemos que lo autoritarios no se les quitó de pronto, pero las críticas estuvieron tan duras que decidieron esperar a que las aguas se calmen un poco o que surja el distractor del mes para poderla aprobarla.
No me malinterpreten, sin duda es una buena noticia que se haya pospuesto la aprobación de la reforma en materia de telecomunicaciones y radiodifusión, todo lo que la demore es positivo, nomás no me creo el cuento de que esto sucedió para poder revisarla y discutirla con profundidad, la historia no los avala y su vena autoritaria no se los permite.
El tiempo puede jugar a nuestro favor, quizás no con esta reforma, pero empiezo a ver que dentro del sólido grupo en el poder algo empieza a fracturarse, ningún estado autoritario es monolítico, por un tiempo lo parece, pero con el paso de los años y los relevos se empiezan a ver los diferentes tipos de lodo con que fue armado, no se mezclaron homogéneamente, era imposible, también se empiezan a ver que los empastes agregados posteriormente no pegaron bien, quedaron “medio sueltos”. Esta mala cohesión, que pudo tener como pretexto original una causa o un ideal legítimo, está pudriéndose, aunque se disimula el olor, se repintan algunas cosas, ya se ven las grietas. Algunos de sus integrantes empiezan a darse cuenta que no son parte del grupo, que fueron invitados ahí sólo como composta para provocar alguna reacción. También están los que legítimamente creyeron en el movimiento, pero día a día se dieron cuenta que un manifiesto no era guía de acción y el fracaso social de la mayoría de sus iniciativas más la incongruencia de sus lideres los está erupcionando. Y quedan los que le entraron aun sabiendo que la mezcla podía ser asquerosa, pero igual que los que creyeron hace 35 años que ser visitados por extraterrestres no sería tan malo y se la pasarían chido, hoy se dan cuenta que sí es muy malo, que este grupo sí está en un camino de autoritarismo muy claro, que sus dichos y sus acciones son graves, que acumularon un poder inmenso y sin contrapesos, que lo ostentan cínicamente, que están llevando a nuestro país a un sitio terrible del que va a costar mucho regresar.
Todos ellos saben que nos les queda mucho ahí, se irán o serán desechados pronto, cuando estorben de más o los huesos empiecen a escasear. Y entonces ellos también estarán expuestos a las arbitrariedades de los que sigan formando parte de la masa amorfa y maloliente que es el poder autoritario que han ayudado a construir y que conoce perfectamente el tamaño de la cola que arrastran.
Por eso empiezan a preocuparse, no descarto que en algunos aún resuena una débil vocecita que hace de conciencia, y aunque la han venido amordazado a lo largo de los años, aun y les dicen este grupo al que trataron de unirse esta intoxicando al país, no hace lo correcto, son corruptos y abusivos. Pero la verdad es que la mayoría sólo tiene miedo de dónde estará mañana, son conscientes de que estar donde están hoy no es garantía del lugar que ocuparán mañana, ni hacia arriba, ni hacia abajo.
La vida da vueltas muy rápido, ojalá que los que no han podido integrarse a esta mezcolanza espesa y de olor desagradable que es MORENA y que son verdaderos demócratas, aprovechen el tiempo que aún les queda ahí para ayudar a equilibrar las cosas, sean contrapesos dentro del mismo grupo, ojalá empiecen a pensar menos en su futuro inmediato y más el futuro a mediano plazo de México. O que al menos lleguen ya los extraterrestres y nos lleven a Venus.
¡Un abrazo!
Rubén Furlong Martínez
https://heraldodepuebla.com/2025/04/29/los-ovnis-la-psicologia-colectiva-y-las-benditas-redes/