Todos los fantasmas están en tu mente

Todos los fantasmas están en tu mente

De chispas y espíritus

Deborah Blum

Madison, Wisconsin: Cuando los científicos escribieron en un reciente número de la revista Nature que podían inducir efectos fantasma -la sensación de ser frecuentado por una figura vaga- estimulando el cerebro con electricidad, tuvo sentido neurológico perfecto.

Uno podría incluso discutir que la existencia de tales sensaciones explica lo supuestamente sobrenatural. De hecho, como The New York Times informó, los investigadores concluyeron puntualmente que los fantasmas son simples «ilusiones corporales» -descargas eléctricas y nada más.

El informe parece una clase de prueba -no obstante una prueba muy pequeña, ya que fue el estudio de dos personas- de que los fantasmas no son más que caprichos biológicos. Pero para aquellos inclinados a creer, también puede parecer la prueba de que los fantasmas son entidades verdaderas.

El estudio científico de lo sobrenatural comenzó a fines del siglo diecinueve, en sincronicidad con la era de la energía. Cuando la ciencia tradicional comenzó a revelar el potencial oculto del poder de la naturaleza -campos magnéticos, radiación, ondas de radio, corrientes eléctricas- los investigadores de lo paranormal comenzaron a sugerir que lo oculto funciona de forma similar.

Un buen número de estos exploradores de lo oculto eran científicos que estudiaban la naturaleza en los circuitos más altos. Marie Curie, quien hizo las primeras investigaciones sobre los elementos radiactivos como el uranio, fue a séances para determinar las energías de mediums. Así lo hizo también John Strutt, Lord Rayleigh, quien ganó el premio Nóbel de física en 1904 por su trabajo con los gases atmosféricos.

Rayleigh se convirtió más tarde en presidente de la British Society for Psychical Research. Se reunieron con él otros físicos, incluyendo el pionero de la radio inalámbrica Oliver Lodge, quien propuso que tanto la telepatía y las apariciones fantasmales eran conseguidas a través de transmisiones de energía que conectaban las mentes de los vivos con otras y quizás incluso con los muertos.

Lodge argumentó que el cerebro humano podría funcionar como una clase de receptor, escogiendo las señales en un nivel subconsciente. A lo largo de las mismas líneas, él pensó que era posible que la aparición de un espíritu fuera realmente sólo su señal específica de energía que estimulaba una respuesta en el cerebro del receptor.

Las teorías desarrolladas por Lodge y sus colegas ensamblan cuidadosamente con los fantasmas producidos por electricidad que Olaf Blanke, neurólogo suizo, reportó en Nature. Por ejemplo, él utilizó un electrodo implantado para enviar una corriente a una región del cerebro llamada gyrus cingulate.

La prueba se centraba en el proceso del lenguaje, pero como un efecto secundario uno de los sujetos de prueba reportó nervioso sentir la presencia de otra persona en la cama con ella, silenciosa y vaga. Su compañero espeluznante vino y se fue con el flujo de la corriente.

Blanke cree que incluso esta experiencia del sujeto sirve como ejemplo de cómo podemos confundir señales errantes en el cerebro con algo más. Los seres humanos tienden a buscar explicaciones, precisó Blake, para dar significado a los acontecimientos que pueden no tener ninguno.

Los racionalistas puros entre nosotros sugieren que nuestra necesidad de agregar significado a una existencia básica, biológica, explica fácilmente la manera en que organizamos las religiones y encontramos evidencia de poderes de otro mundo en asuntos de la vida diaria.

Los no puristas sugieren una conclusión diferente: ceguera científica voluntariosa. No hay razón para que el estudio de Blanke no pueda apoyar sus teorías de lo paranormal. Quizás su corriente eléctrica experimental mimetice simplemente el trabajo de un espíritu poderoso.

Mucha de la investigación psíquica hecha hoy aplica principios similares: las máquinas de proyección de imagenes del cerebro destacan las partes del cerebro que responden a los fenómenos psíquicos.

El psicólogo y filósofo americano William James, también líder en el movimiento de investigación paranormal Victoriano, comentó incluso entonces el choque cultural: «¿Cuantas veces la «ciencia» ha matado toda la filosofía espectral, y los supuestos fantasmas y raps y «telepatía» subterránea como muchas ilusiones populares?» escribió en 1909. ¿Y cuantas veces, James se pregunta retóricamente, tales esfuerzos han parado a la gente de ver fantasmas y de creer en poderes sobrenaturales? Porque al final, por supuesto, la conclusión no tiene nada que ver con la ciencia sino todo tiene que ver con cómo vemos el mundo.

Sospecho que viviremos por siempre en el paisaje encantado de nuestras creencias. Para mucha gente es un mundo más interesante -más grande, más extraño, más misterioso- que el que está ofreciendo la ciencia. ¿Por qué elegir en lugar de ser criaturas de impulsos químicos y de contracciones nerviosas eléctrica? Cambiaríamos algo aunque sea un poco, una diminuta chispa eléctrica, por una oportunidad de que somos algo más.

Deborah Blum, profesora de periodismo en la Universidad de Wisconsin, es la autora de «Ghost Hunters: William James and the Scientific Search for Life After Death».

http://www.iht.com/articles/2007/01/03/opinion/edblum.php

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