El monstruo del Loch Ness. (La foto del cirujano)

EL MONSTRUO DE LOCH NESS: LA FOTO DEL CIRUJANO

Esta es quizá la más conocida de todas las fotos del lago Ness. El 19 de abril de 1934 un ginecólogo de Londres, el coronel Robert Kenneth Wilson, F. R. C. S. regresaba a su hogar después de un largo recorrido vacacional por el norte de Escocia. Detuvo su coche frente a la costa norte del Loch Ness y advirtió una turbulencia en el agua. Logró tomar varias fotos con una cámara de placas (8 X 11) provista de teleobjetivo.

Wilson vivía en Harley Street, donde tenía su clínica. Más tarde serviría como coronel de artillería en la Segunda Guerra Mundial.

Según reza su informe, Wilson y un amigo desconocido se habían dirigido al Loch Ness con la intención de pasar unas cortas vacaciones y de examinar al propio tiempo una porción de terreno cerca de Inverness que habían arrendado para futuras empresas cinegéticas. En consecuencia, pidió prestada una cámara de 3 ¼ X 4 ¼ pulgadas con teleobjetivo para obtener algunas fotografías de sus potenciales presas.

Después de haber conducido toda la noche, se detuvo a las siete y media de la mañana en la nueva carretera, cinco kilómetros más allá de Invermoriston en dirección a Inverness, en un lugar que estimó a unos sesenta metros por encima del lago.

En este punto el relato se vuelve confuso. Roy P. MacKal[1] dice que:

«»¦ descendió del coche, traspuso una pequeña cerca y avanzó en dirección al lago, ladera abajo. A unos 250 metros a la orilla reparó por primera vez en cierta alteración de las aguas. Al ver surgir la cabeza de un animal por encima de la superficie, volvió a su coche en busca de la cámara, y prosiguió su avance ladera abajo para gozar de mejor vista».

En ningún momento se menciona al compañero desconocido, que por otra parte (y de estar en el coche) le habría ahorrado a Wilson el trabajo de subir por la cámara.

En una carta publicada por Alan Landsburg[2], Wilson afirmaba:

«Observé una gran conmoción en la superficie, a cierta distancia de la orilla, tal vez a unos 200 o 300 metros de ella. Me quedé mirando acaso durante un minuto más o menos, y vi que algo rompía la superficie. Mi amigo gritó: ¡Dios mío! ¡Es el monstruo!

«Cogí la cámara y luego, descendiendo, avancé por el ribazo unos cincuenta metros, hasta donde se encontraba mi amigo. Enfoqué la cámara sobre algo que se movía a través del agua. No podía decir qué era aquello porque estaba demasiado ocupado en manejar la cámara a mi modo de aficionado».

En esta descripción el amigo se encuentra abajo, cerca del lago, mientras que Wilson está arriba, dentro del coche o cerca de él. Es decir, observó la alteración de las aguas desde la carretera y no cerca de la orilla como da a entender la versión de MacKal. En su carta Wilson nos informa que bajó con la cámara y no tuvo que subir por ella.

El doctor Wilson tomó cuatro fotografías unos dos minutos antes de que el objeto se hundiera y desapareciera. La imagen resultante mostraba el delgado cuello como de una serpiente que emergía del Loch. Esta foto se ha convertido en el icono de Nessie.

Wilson se dirigió a Inverness, donde un farmacéutico, George Morrison, reveló inmediatamente las placas. Dos estaban totalmente veladas. La tercera es la famosa «Foto del cirujano», como se le llegó a conocer.

Wilson vendió esta fotografía al Daily Mail de Londres, que la publicó el 21 de abril. Pero se negó rotundamente a contar a los editores los detalles de su aventura, el lugar del encuentro, así como a evaluar el tamaño de aquella cosa. El doctor estaba convencido de que el objeto que había fotografiado era un ser viviente, situado a no más de 200 metros; pero había estado tan atareado con su cámara que no podía describirlo con detalle. Afirmaba haber fotografiado sencillamente «un objeto que se movía en las aguas del Loch Ness. Soy incapaz de describir lo que vi».

Durante décadas, esta foto fue considerada como la mejor prueba jamás obtenida de la existencia de un monstruo marino en el Loch. Wilson se negó a que su nombre se asociara a la fotografía. Por lo tanto, vino a ser conocido simplemente como «La foto del cirujano».

CONJETURAS

Pero los lectores se preguntarán ¿qué pasó con la cuarta fotografía? Originalmente Wilson declaró sólo haber tomado una placa. La historia de las cuatro placas apareció veintitrés años más tarde. De acuerdo con Constance White, George Morrison, el farmacéutico que había revelado la placa, declaró haber conservado el negativo de la «foto del cirujano», además de una copia del negativo de otra placa (¿?). Las fotos figuran en la portada del libro de Constance Whyte de 1957[3].

Se dice que esta foto fue tomada el 10 de junio por un turista no identificado y fue publicada al siguiente día por el Scottish Daily Express, sin proporcionar el nombre del turista ni detalle alguno sobre la misma. Sólo se dijo que fue tomada cerca de Fort Augustus.

Pero en realidad la nueva foto fue tomada, junto con otras dos que salieron veladas, inmediatamente después que la tercera, y que muestra al monstruo sumergiéndose. También parece mostrar la superficie del lago entero encogiéndose, pues todas las olas se han reducido. O bien el señor Wilson retrocedió un poco, o bien cambio de lente. Esto nunca lo sabremos pues Wilson nunca lo aclaró ni dio las facilidades necesarias para localizar y entrevistar al misterioso acompañante que de ser cierta su existencia podría haber aclarado muchas dudas (o descubierto de una vez por todas el fraude).

Wilson abandonó Inglaterra y se fue a Australia, donde falleció en 1969. Nunca refutó las declaraciones de Morrison respecto a la existencia de otras fotografías y siempre esquivó a los reporteros.

Como en el caso de la foto Gray, no fue poco el revuelo causado por la «foto del cirujano». Fue presentada en la Linné Society de Londres, en donde se dijo que podría tratarse de un somormujo u otra ave acuática.

El doctor W. T. Calman del Museo Británico, se negó de nuevo a hacer conjeturas sobre lo que mostraba la foto. Otros dijeron que aquel objeto era un árbol o la punta de la cola de una nutria marina, o el cuerpo de un colimbo, de un cormorán o de cualquier otra ave en el momento de bucear en el agua.

En Nueva York, el doctor Roy Chapman Andrews, del Museo Americano de Historia Natural, ofreció otra explicación:

«La fotografía mostraba lo que yo pensé, el lomo de una orca. El lomo de este cetáceo tiene un metro ochenta de altura y es curvo. Podría confundirse con un hermoso cuello de serpiente marina. Sin duda, la ballena logró introducirse por la angosta reja del lago procedente del mar abierto».

En 1961 Tim Dinsdale dedicó un capítulo entero de su libro[4] al análisis de esta fotografía:

«Mirando la foto a medio metro de distancia, hay dos clases de ondas en la superficie. Las líneas paralelas de las ondas creadas por el viento»¦ y un gran círculo de ondas concéntricas causadas por la perturbación central, el pescuezo. A primera vista esto es todo lo que puede verse, pero mirando de nuevo es posible distinguir un segundo círculo de ondas causadas por algún disturbio en la parte trasera del pescuezo».

A este respecto MacKal apunta:

«Considero poco convincente su argumento en el sentido de que estas ondulaciones, a unos 4 o 4.5 metros por detrás del cuello, son causadas por el movimiento de otra porción del mismo animal. Burton señala correctamente que, de hecho, son dos más las formaciones de ondas concéntricas que se aprecian a la izquierda de la original, de dimensiones aproximadas 20.3 X 25.4 centímetros. La copia inicialmente publicada representa solamente un cuadro de unos 3.8 X 3.8 centímetros, tomado de la positiva de dimensiones anteriormente descritas, y, está claro, no revela esas cuatro formaciones anulares apuntadas.

«Esta fotografía única es con mucho la más famosa y la que más ha contribuido a reforzar la hipótesis popular del plesosaurio. Todos los estudiosos de los fenómenos del Loch Ness, a excepción de Maurice Burton, han aceptado esta imagen como prueba fehaciente y descriptiva de la región capitoyugular de un gran animal del Loch Ness. Burton rechaza esta teoría y estima que lo reflejado no es otra cosa que el apéndice caudal de una nutria en trance de sumergirse. Concuerdo con Burton en el sentido de que las fotos tomadas por el cirujano londinense no corresponden a grandes animales del Loch Ness, pero rechazo su idea de la nutria».

En 1984 Stewart Campbell analizó la foto en un artículo en el British Journal of Photography. Su conclusión era que el objeto en el agua sólo podría haber tenido de dos o tres pies de largo, como máximo, y que probablemente era una nutria marina o un pájaro. Sugirió que era probable que Wilson supiera que este era el caso.

Durante muchos años, esta imagen fue considerada como una de las mejores pruebas de la existencia de Nessie. No fue hasta 1994 que se conoció la verdad.

La foto casi siempre se publica recortada para que el monstruo parezca enorme, mientras que el original sin recortar muestra el otro extremo del lago y el diminuto monstruo en el centro.

Los análisis de la original sin recortar han generado aún más dudas. En 1993 los productores del documental de Discovery sobre Loch Ness hicieron un análisis de la imagen sin recortar y encontraron un objeto blanco evidente en todas las versiones de la foto, lo que implica que estaba en el negativo. «Parece ser la fuente de ondas en el agua, casi como si el objeto fuera remolcado por algo».

Ese mismo año dos miembros de la Oficina de Investigación de los Fenómenos del Lago Ness (Loch Ness Phenomena Investigation Bureau o LNPIB), David Martin y Alastair Boyd, escucharon que el hijo de Marmaduke «Duke» A. Wetherell (el famoso cazador que había falsificado las huellas de Nessie con una pata de bebé hipopótamo), Ian Wetherell, había denunciado que su padre había falsificado uno de las fotografías de «Nessie».

Luego que muriera Ian Wetherell, los dos hombres localizaron al hermanastro de Ian, Christian Spurling. Spurling, un escultor que en ese entonces tenía 90 años, admitió que su padrastro «Duke» Wetherell le pidió construir un falso monstruo que tuviera la forma de serpiente convincente. La construcción se hizo con la madera y se colocó sobre las torres de un submarino de estaño de juguete. El cuello, que algunos estimaban por la fotografía que debía de ser de más de tres pies de alto (alrededor de 1 metro), medía 8 pulgadas (20 centímetros).

Ian Marmaduke compró el material para la falsificación. El modelo fue luego llevado al Loch Ness, fotografiado en una apacible bahía y luego lo hundieron para ocultar la evidencia.

La foto sin revelar fue entregada al agente de seguros Maurice Chambers, quien le pidió a su amigo, el cirujano Robert Kenneth Wilson, que enviara a revelar las imágenes y luego las vendiera al Daily Mail.

Duke Wetherell elaboró el plan para vengarse del periódico Daily Mail, que lo había ridiculizado públicamente, dejándolo como un tonto. Él decidió vengarse mediante la creación de una buena imagen fraudulenta. «Nosotros les proporcionaremos su monstruo», le dijo a su hijo.

Con el fin de añadir credibilidad se planeó que debía ser un ciudadano intachable quien presentara las fotos. Chambers sugirió a su amigo Wilson: ¡el Cirujano!

La foto fue tomada por Ian. El grupo no estaba preparado para la publicidad generada por la foto y decidió no admitir el fraude. La historia permaneció desconocida durante más de sesenta años. Nunca nadie sospechó que se trataba de un submarino de juguete.

David Martin y Alistair Boyd descubrieron que la pata que utilizó Wheterell para falsificar las «huellas de Nessie» no era usada como porta paraguas sino como cenicero. Toda la historia la describen en su libro NESSIE – The Surgeon’s Photograph.

ContinuarỦ


[1] MacKal P. Roy, El monstruo del lago Ness, Editorial Bruguera, S. A., Barcelona, 1979.

[2] Landsburg Alan, En busca de mitos y monstruos, Editorial Plaza & Janes, S. A., Colección Horizonte, No. 14, Barcelona, 1983.

[3] Whyte Constance, More than a legend, Hamish Hamilton, Londres, 1957.

[4] Dinsdale Timothy, Loch Ness monster, Routledge & Kegan Paul, Londres, 1961.

4 pensamientos en “El monstruo del Loch Ness. (La foto del cirujano)”

  1. esta malisima la foto, cualquiera que la vea se da cuenta que es truchisima, bue queres es poder dicen. jajajajajaja

  2. Antes de ser mala la historia me parese buena, seguro la desvandada de turistmo que trajo la historia a el lago y susu alrededores fue fantascita, yo siempre espere que la historia fuera real, o quizas lo sea y el truco publicitario se retomo para salvasguar la vida del animal, no me imagino las atrosidades a que huriera sifo sometido de haberse comprobado su existencia

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