DE CÓMO RECICLAR UN CASO OVNI: LA FOTOGRAFÃA CHANFREAUD
Luis Ruiz Noguez
No recuerdo en dónde vi por primera vez esta foto. Creo que no fue en la AMECE (Asociación Mexicana pro Estudio de Civilizaciones Extraterrestres) porque a ellos los conocería hasta 1975; tampoco fue en el Ovni Club, que tenían sus oficinas en el Conjunto Manmhari, en Satélite; pudiera ser que la haya visto en el CIIFOP (Centro de Investigación e Información del Fenómeno Ovni y Parapsicología); pero lo más probable es que haya sido en alguna de las conferencias del CIFEEEAC (Centro de Investigación de Fenómenos Extraterrestres, Espaciales y Extraordinarios, Asociación Civil).
No importa. Lo cierto es que esa foto luego pasaría a formar parte de las colecciones fotográficas de esos grupos ufológicos mexicanos.
La foto también formaba parte del acervo de Editorial Posada, aunque nunca la vi publicada en la revista Contactos Extraterrestres. Si no recuerdo mal Héctor Chavarría me comentó que era un fraude.
En efecto, la foto había servido como ilustración a un artículo escéptico de Don Juan José Morales (quien engalana este blog con su sección Alternativos) y posteriormente fue tomada y presentada como auténtica por Juan David Mateos Chanfreaud, quien decía ser sobrino del licenciado Adolfo López Mateos, presidente de México en el periodo 1958-1964.
Hace poco más de un año la foto fue reciclada en el mundillo ufológico a través de la «investigadora ovni» (como a ella le gusta llamarse) Ana Luisa Cid. Uno de sus lectores, el ingeniero Héctor Pérez Rodríguez, le envió varios recortes de periódico[1], entre ellos una nota de Novedades que hablaba del caso Chanfreaud. Por cierto, según Pérez (dice Cid), éste caso podría tener relación con el Caso Coyame, un supuesto ovni crash ocurrido en Chihuahua un año después. En efecto, Pérez tiene razón. Ambos casos guardan relación porque los dos son casos que nunca ocurrieron.
Chanfreaud robó la fotografía, que fue trucada par ilustrar un artículo sobre ovnis, y la quiso reciclar algunos meses después, pero le falló el cálculo y le descubrieron el fraude. Entonces dejó pasar casi ocho años, pensando que ya nadie se acordaba e hizo un nuevo intento. Para ello envió cartas a varios periódicos de la capital, en las que relataba su «extraña experiencia» y la forma en que había logrado captar la fotografía de un plato volado. Anexa a la carta estaba, por supuesto, la fotografía en cuestión.
En efecto, Chanfreaud logró sus 15 minutos de fama pues la foto y su relato aparecieron en varios periódicos y revistas de la Ciudad de México, entre ellos el ya citado Novedades (N), El Sol de México (ESDM) y Jueves de Excelsior (JDE). Sigamos la historia a través de estos medios.
Chanfreaud declaró a Jueves de Excelsior (JE):
«La gran experiencia; como yo la llamo, ocurrió hace poco (dos meses a lo sumo), cuando disfrutaba de mis vacaciones… Conducía mi automóvil[2] a unos 110 kilómetros por hora[3]. Me encontraba entre Villanueva y la reÂgión desértica de Chihuahua[4], más o menos a unas dos horas de la ciudad citada…
«De pronto escuché un ruido en la onda de la radio (que llevaba sintonizada) y simultáneamente mis ojos quedaron fijos en un punto deÂterminado del espacio, donde un raro objeto estaba suspendido…
«Fue en cuestión de segundos el frenaje y el control del carro. No reÂcuerdo con precisión si dejé la radio encendida, pero lo que sí tengo grabaÂdo en mi mente, y eso será para siemÂpre, fueron el estupor que me invadió de súbito, y la rigidez de que fui preÂsa durante unos segundos…
«No podría, de modo alguno, describir lo que senÂtía ante la comprobación consciente de un OVNI, que podía causarme alÂgún daño mortal.
Esto ocurrió entre las 2 y 3 de la tarde, según ESDM, cuando llegó a la zona desértica, entre Villanueva y Chihuahua.
«Por unos momentos, después de frenar rápidamente, me quedé paralizado»¦
No recuerda si apagó la radio, pero sí que un frío intenso recorrió su cuerpo, aunque pudo más la curiosidad que la prudencia y según JDE:
«Recordé que en la guantera del auto llevaba casualmente una camariÂta, una Instamatic 50 de foco fijo…
«Cuando reaccioné, metí la mano a la guantera y saqué mi cámara fotográfica»¦ (ESDM)
«Antes de tomarla tuve la sensación de que alguien me lo impediría, y con sigilo me apoderé de ella. De nuevo sentí miedo, pero pudo más la ansiedad de tener conmigo una prueba de lo que veía, y salí del carro»¦ (N)
«La nave, que proÂducía una vibración muy fina, como de turbina, estaba allí, girando y reflejando sus colores violeta o morado y rojo. La cúpula era roja y el ala moÂrada, al menos eso creí ver, mientras me parapetaba tras mi vehículo y me disponía a disparar la cámara… (JDE)
«El artefacto se encontraba a la derecha de la carretera, como a unos 60 metros de distancia y tal vez a unos 20 metros de altura… (JDE)
«Con gran sigilo, parado detrás de mi coche, tomé una fotografía. Esperé después, quieto, hasta que, pasados unos minutos, la nave comenzó a moverse y luego, ascendiendo, se inclinó hasta quedar de perfil, vertical, antes de desaparecer a una velocidad fantástica»¦» (ESDM)
«Después de esto, mi pensamiento era el de huir. Pero no pude hacerlo. Algo interior me aconsejó quedarme parado, engarrotado, mirando el disÂco extraterrestre, al que aprecié un diámetro como de unos 10 metros… Estaba sudando frío. ¿Qué, iba a suceÂder ahora? De pronto el platillo coÂmenzó a moverse. Ascendiendo, se inclinó hasta quedar de perfil, vertical, para comenzar a desplazarse a una veÂlocidad fantástica. No vi ninguna esteÂla de humo, y sí escuché, hasta hacerÂme daño, cómo la vibración se hacía más aguda y el color del metal se conÂvertía en un brillo intenso y deslumÂbrador, como de plata recién limpia. (JDE)
«En cuestión de unos segundos, la nave se perdió en la inmensidad del espacio, y yo creía volver a la realidad, después de haberme raptado una espeÂcie de inconsciencia y de inmaterialiÂdad. ¿Son de este planeta esos aparaÂtos fantásticos? ¿Vienen de otros plaÂnetas, de otras galaxias? Quién sabe, lo único que sé es que existen, porque yo los he visto». (JDE)
El redactor de Novedades se preguntaba:
«La realidad volvió. Y miles de preguntas le saltaron. ¿De dónde vendrá? ¿Será terrestre o no? Pero ante la carencia de respuestas había solamente un hecho. Algo extraordinario había sucedido y él, nada menos que él, lo había presenciado y fotografiado. ¡La maravilla de tal suceso era suficiente! Lo demás ¡tal vez algún día lo sabría!»
Juan David Mateos Chanfreaud lo supo desde 1965, cuando conoció las fotografías. Lo sabía en 1973, cuando las hizo pasar como auténticas. Los que no sabían la verdad, ni les importaba, eran los ufólogos. A estos imbecilgadores de los fenómenos para anormales lo único que les interesa es acrecentar su colección de casos (ya sea de relatos, de fotos o de videos) y aparecer en los medios para cultivar su ego. En este caso esto es lo que le pasó a la señora Cid, a Scott Corrales, director de un sitio web que lleva el pomposo título de Institute of Hipanic Ufology[5] y al mismísimo Don Pedro Ferriz.
El decano de los ufólogos mexicanos apareció en octubre de 1973 en el programa La hora de los locutores, del Canal 4, mostrando la fotografía y diciendo:
«Â¡Esto es asombroso! Esta foto, tomada en Chihuahua, es la más importante que me ha tocado ver. Bajo mi responsabilidad, declaro que es auténtica».
Dudamos que Chanfreaud haya sido sobrino de López Mateos, aunque eso no importa. Lo que sí sabemos, gracias a la entrevista que le hicieron en Jueves de Excelsior, es que era jefe del laboratorio de Foto Regis, una de las casas fotográficas más famosas del país. Como decíamos más arriba, Chanfreaud, aprovechando su puesto en Foto Regis, se quedó con algunas copias de la foto y a los pocos días trató de hacerla pasar como buena en la revista Impacto.
Espero no equivocarme pero el único poblado con un nombre parecido al que da Chanfreaud es Los Villanueva[6], que se encuentra en el municipio de Guadalupe y Calvo Monhora, Chihuahua, a unos 380-400 kilómetros a vuelo de pájaro de la ciudad de Chihuahua. Es decir, se encuentra al Sur de Chihuahua y no al Este, donde se encuentran Camargo y ciudad Delicias. De más está decir que si actualmente no hay carretera que una Los Villanueva con Chihuahua, en 1973 menos.
De Camargo a Chihuahua hay unos 160-170 kilómetros, pasando por ciudad Delicias. Desconozco si las condiciones de las carreteras en 1973 podían hacer que el viaje durara 2 horas. Lo que parece ser cierto es que no existe ningún poblado llamado Villanueva en todo este trayecto. Si los periodistas hubieran tomado un mapa se hubieran dado cuenta de que les estaban tomando el pelo.
El final de la historia lo podemos leer en el número 127 de la revista Contenido:
Contenido también puede afirÂmar que el «ovni» que dice haber fotografiado el señor Mateos Chanfreaud, y que el señor Ferriz declaró auténtico bajo su responsabilidad, efectivamente existe, y que nuestros redactores también lo vieron durante varios meses en diversos rincones de la redacción. Sólo que no era metáliÂco, sino de cartón, ni su procedencia era extraterrestre: fue fabricado por un hijo de Omar Sagarci, el autor de Se publicó en»¦, para servir de ilustraÂción a un artículo de Contenido«¦
Esta breve historia se inició a meÂdiados de 1965, cuando el Consejo de Redacción se reunió para decidir qué ilustración llevaría el artículo Platillos y patrañas, de Juan José Morales, que se publicó en el número 31 de Contenido, correspondiente a diciembre del mismo 1965. Queríamos demosÂtrar lo fácil que resulta hacer trucos fotográficos para simular el vuelo de «ovnis» en el cielo, y Omar Sagarci informó que un hijo suyo era un háÂbil fabricante de platívolos, los cuales hacía con modestos materiales: carÂtón y unos cuantos popotes.
Al día siguiente, el «platívolo» haÂbía quedado listo. La foto se tomó, y fue publicada a toda página con un texto explicativo que dice: «El platiÂllo de la foto es de cartón. Cuelga de un hilo azul -para que se confunda con el cielo (sobre el que se hizo floÂtar el artefacto)- amarrado a un palo de escoba que sostiene una persona situada de pie sobre una azotea».
Como en aquellos años Contenido estaba en sus comienzos y careÂcía por completo de recursos técnicos, Omar Sagarci mandó revelar el rollo, que él mismo tomó, a la Foto Regis. Unos meses después de que apareció Contenido, un reportero de la reÂvista Impacto llegó a nuestra redacÂción a consultar nuestro archivo, y cuando vio la foto del «platívolo» se echó a reír: alguien había ido a la reÂvista y se las había presentado como auténtica. Sagarci recordó entonces que, en la Foto Regis, uno de los técÂnicos había demostrado un extremaÂdo interés por la foto, y que aún desÂpués que le dijo cómo la había tomaÂdo, pareció no creerlo y siguió conÂvencido de que se trataba de la imaÂgen de un platívolo auténtico.
Con el paso de los años, varios lectores de buena memoria nos inforÂmaban cada cierto tiempo que habían visto la foto de Contenido en las oficinas o las casas de diversos miemÂbros de asociaciones esotéricas o platiÂvólatras. Nosotros nos limitamos a encogernos de hombros y a sonreír. Pero ahora que las cosas han avanzaÂdo más, no podemos seguir guardanÂdo silencio, no tanto para acusar de deÂfraudadores a los señores Ferriz y Mateos como para asombrarnos de la increíble credulidad de los plativóÂlatras.
REFERENCIAS
Anónimo, Platillo volador fotografiado en el desierto de Chihuahua, El Sol de México, México, 26 de octubre de 1973.
Anónimo, Relata un mexicano cómo vio y fotografió un platillo volador, Novedades, México, 26 de octubre de 1973.
J. A., La increíble credulidad de los plativólatras, Contenido, No. 127, México, diciembre 1973, Pags. 62-66.
Macías y Pérez Salvador, Un «ovni» en los cielos de Chihuahua, Jueves de Excelsior, México, 26 de octubre de 1973.
Morales Juan José, Platillos y patrañas, Contenido, No. 31, México, diciembre de 1965.
[1] A los que rápidamente la maestra les puso su marca, para delimitar su territorio. Claro está que me refiero a que les puso una «marca de agua», como a todo el material que acostumbra subir a su página web. Manía heredada de su maestro Jaime Maussán, de quien ahora reniega.
[2] Un Volkswagen, según se lee en el Novedades y según se ve en las fotografías de la época.
[3] En El Sol de México y en Novedades leemos que iba a 120 kilómetros por hora.
[4] El Sol de México publicó: «En agosto pasado viajaba en mi auto de Camargo a Chihuahua. Corría a unos 120 kilómetros por hora»¦ También Novedades dice que salió de la ciudad de Camargo.
[5] Corrales acostumbra a traducir al inglés la mayor parte de la basura ufológica publicada en los países iberoamericanos. No se detiene un momento a analizar si los casos son verdaderos o no. Claro está que, ni tardo ni perezoso, Corrales publicó la historia de la fotografía Chanfreaud.
[6] Parece ser que el nombre completo es Colorada de Los Villanueva.