La negación del meteorito

LA NEGACIÓN DEL METEORITO[1]

Mario Méndez Acosta

La súbita e inquietante extinción de los dinosaurios, hace unos 65 millones de años, ha despertado numerosas controversias y especulaciones a lo largo de los últimos decenios.

La explicación más aceptada a partir de los años ochentas dice que dichos reptiles, junto con muchas otras especies, encontraron su fin debido a los efectos catastróficos en la atmósfera, debido al impacto de un enorme asteroide o cometa en un sitio cercano a la actual península de Yucatán.

Existen evidencias geológicas de que el llamado impacto de Chicxulub tuvo consecuencias en toda la Tierra, y se ha podido comprobar que en el subsuelo de todos los continentes existe un estrato o capa geológica a la que se ha llamado límite K-T (iniciales de las palabras Cretáceo-Terciario, expresadas en alemán: Kreide-Tertiar), por encima del cual no se han podido encontrar fósiles de dinosaurio, aunque éstos puedan abundar en los estratos inferiores de mayor antigüedad.

En dicho estrato -que en su mayor parte es de muy reducido espesor (menos de 10 cm)- abunda el metal iridio, el cual también es común en asteroides y cometas, aunque resulta ser muy escaso en la corteza terrestre, por considerarse que se precipitó hacia el centro de la Tierra cuando el planeta se formó. Se encuentran también ahí numerosas esferas diminutas de vidrio de cuarzo y de las llamadas tectitas, que son cristales derivados de meteoritos derretidos, los cuales sólo se forman en cataclismos muy violentos y de alta temperatura. Se estima que el estrato abarca un periodo de tiempo de no más de mil años.

No obstante estas evidencias, ha cobrado fuerza entre numerosos paleontólogos la versión de que no fue este desastre el causante principal del fin de los dinosaurios, y que éstos ya estaban total o casi totalmente extintos cuando ocurrió este fenómeno cósmico.

En efecto, existen algunos argumentos válidos que apoyarían en parte esta afirmación, pero también ocurre que muchos de quienes se han adherido a la doctrina de la negación del gran meteorito utilizan argumentos falaces o seudocientficos. Así, es verdad que, por los cambios climáticos, la variedad de especies y vestigios fósiles había venido disminuyendo a lo largo de varios millones de años antes de la fecha supuesta del impacto; pero tal fenómeno se ha presentado en diversas ocasiones a lo largo de la historia de la vida en la Tierra y no deriva nunca en una mega-extinción. En realidad sólo hay dos megaextinciones, la ocurrida al final del periodo Pérmico que coincide con el fin del la era Paleozoica, hace 260 millones de años, y la que acabó con los dinosaurios hace unos 65 millones de años.

Al final del Pérmico se produjo una extinción masiva, en la cual 95% de las especies que habitaban la Tierra desaparecieron, entre ellas, los trilobites y otros seres típicos del Paleozoico. No obstante, esta extinción fue más radical que la que afectó a los dinosaurios, es atribuida ya sea a grandes erupciones o al impacto contra la Tierra de otro asteroide cuyo cráter no ha sido localizado[2].

El principal argumento para negar que un impacto meteórico haya causado la extinción se basa en el hecho de que, aun cuando se han localizado fósiles en estratos más antiguos, no se han encontrado restos de dinosaurios, o de otras especies extintas en ese momento, ubicados exactamente en el estrato que establece el limite K-T[3]. La lógica de este argumento se basa en la observación de que si es cierto que tantos animales murieron en ese momento, alguno debería haber dejado algún resto precisamente en ese estrato.

Pero tal alegato puede aplicarse con igual validez a cualquier otro estrato geológico del mismo espesor o que abarque la misma duración. En este otro estrato, con mucha probabilidad, tampoco se va a encontrar fósil alguno de dinosaurio, porque éstos son intrínsecamente escasos. De hecho se han encontrado, desde el siglo XVIII, no más de 10 mil fósiles de dinosaurios de unas 1,047 especies[4], y ese número abarca los más de 150 millones de años en que estos animales vivieron en la Tierra.

Otro argumento que responde a la objeción de la falta de restos situados exactamente en la capa K-T es que los efectos catastróficos derivados del impacto meteorítico no mataron a la fauna y de la flora en condiciones físicas que favorecen la fosilización, mismas que principalmente se asocian con inundaciones súbitas o la muerte del espécimen atrapado en pantanos, donde los restos no se descomponen y deterioran rápidamente. Lo cierto es que el impacto aniquiló a muchos animales y plantas, ya sea por la vaporización de sus restos a causa del calor intenso, o también -en lugares más lejanos- por los efectos de incendios forestales, asfixia por humo y polvo, hambre o hasta por frío, durante el prolongado periodo de oscurecimiento de la atmósfera posterior al impacto. Por otro lado, no se puede asegurar que se haya revisado sistemáticamente o muestreado la totalidad de la superficie del estrato K-T en todo el mundo, por lo que tampoco se puede desechar que, en el futuro, no se localice en algún lugar del planeta un fósil correspondiente exactamente al momento del impacto.

Como explicación alterna a la causa de la extinción masiva se han propuesto también las erupciones volcánicas que ocurrieron de manera masiva en la meseta del Decán, en la India, un sitio conocido como las trampas del Decán. Ciertamente, estos eventos debieron tener efecto en la vida en la Tierra, pero plantean exactamente las mismas objeciones sobre la escasez de fósiles en los últimos estratos del periodo cretáceo.

Todo indica que las objeciones no bien fundamentadas a la explicación del impacto de la gran extinción de hace 65 millones de años se basan en un rechazo irracional a las explicaciones catastrofistas de los cambios de la vida en la Tierra, un prejuicio explicable, pero no muy sostenible ante la magnitud extraordinaria del efecto que tuvo el impacto de uno o varios grandes meteoritos en la superficie de la Tierra en ese periodo de su historia.

LECTURAS SUGERIDAS

1. Botzer, Angela «Yucatan Asteroid didn’t Kill Dinosaurs, Study Says». National Geographic News. http://news.nationalgeographic.com/news/2004/03/0309_040309_chicxulubdinos.html

2. Dinosaur Extinction Page http://web.ukonline.co.uk/a.bickley/dino.ht

3. Kluger, Jeffrey. «Maybe a Meteor didn’t Kill the Dinosaurs». Time Magazine. Monday, Apr. 27, 2009. http://thehumanhandbook.blogspot.com/2010/03/dream-team-conclusion-asteroid-did-kill.html


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 234, México, agosto de 2009, Pags. 60-61.

[2] José Manuel Nieves. «Una enorme erupción volcánica causó la gran extinción del Pérmico». http://www.abc.es/20090529/nacional-sociedad/enorme-erupcion-volcanica-causo-20090529.html

[3] Gerta Keller, Thierry Adatte, Wolfgang Stinnesbeck, Mario Rebolledo-Vieyra, Jaime Urrutia Fucugauchi, Utz Kramar, and Doris Stüben. «Chicxulub Impact Predates the K-T boundary Mass Extintion». http://www.pnas.org/content/101/11/3753.abstract?ijkey=411b502faee561df3a6b12641e3e90d78f06e8a8&keytype2=tf_ipsecsha

[4] Jonathan Amos. «Will the real dinosaurs stand up?» http://news.bbc.co.uk/2/hi/sci/tech/7620621.stm

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