Diez años sin Carl Sagan

DIEZ AÑOS SIN CARL SAGAN[1]

Mario Méndez Acosta

SaganVelikovsky A principios de los años ochenta, una parte considerable del público internacional tuvo por primera vez acceso al cosmos, y pudo observar en las pantallas televisivas con gran detalle y calidad artística las maravillas más extraordinarias que ofrece el universo.

Las familias tuvieron la oportunidad, sin precedentes, de conocer al detalle tanto la magnitud y maravillas de nuestro sistema solar como lo prodigioso e insondable del cosmos intergaláctico. Fue posible percibir su vastedad, comportamiento y edad, así como los fenómenos que le dieron origen y han guiado su expansión y renovación constante en galaxias y estrellas de múltiples generaciones.

Con la histórica teleserie Cosmos (1980), Sagan pudo dar a conocer a sus fans hechos notables que permitieron desechar muchas supersticiones y atavismos que hemos recibido desde la más remota antigüedad. La serie consto de 13 capítulos, con duración de una hora, la cual rompió marcas de audiencia alrededor del mundo, y permitió a millones de personas acercarse de manera emocional e intelectual a los grandes misterios del universo. Sagan, quien en ese tiempo ya se había distinguido en la investigación planetaria y en la divulgación científica, por la que recibió el premio Pulitzer, logro capturar la atención de millones de televidentes con asombrosas secuencias computarizadas, acompañadas de una insuperable selección musical.

vallee20 Sagan mostro ahí, entre otras cosas, como no podía ser verdad que los diversos tipos de cuerpos cósmicos influyeran en nuestras vidas y destinos como propone la astrología. Mostro también las implicaciones de que en verdad la Tierra fuera visitada por innumerables naves tripuladas por civilizaciones extraterrestres, como proponen quienes creen en el origen extraterrestre de los ovnis. No obstante siempre estuvo dispuesto a escuchar los argumentos de los sustentadores de esa hipótesis y participo de buen talante en algunos de sus congresos, dialogando entre otros con Jacques Vallee, James Mc Donald y con J. Allen Hynek. Se enfrentó también en un debate cara a cara a las peregrinas opiniones de Immanuel Velikovsky, quien afirmo en su libro Mundos en colisión que el planeta Venus había surgido a partir de una erupción del planeta Júpiter y que a continuación se había trasladado a su actual orbita en tiempos bíblicos, causando fenómenos como la partición de las aguas del Mar Rojo durante el éxodo de los israelitas de Egipto.

Sagan, materialista convencido, fue fundador del Comité de Investigación Científica de Supuestos Fenómenos Paranormales y trato de mostrar, en muchos de sus trabajos, cómo el universo no es fruto de un designio inteligente, sino que en realidad se formó y ha evolucionado conforme a leyes naturales con todo y las complejidades y callejones sin salida que esto representa.

Deseoso de lograr algún día establecer contacto con otra forma de vida inteligente en el universo, Sagan exploró las posibilidades de vida en el cosmos, las infinitas formas que esta pudiera asumir e insistió en la necesidad de que la civilización humana intente buscar, por medios electrónicos, las posibles señales de otras civilizaciones avanzadas.

Luchó contra los prejuicios de ciertos legisladores de los Estados Unidos «”en especial con William Proxmire, poderoso y conocido congresista, lamentablemente todo un analfabeta científico quienes consideraban una pérdida de tiempo y de dinero buscar evidencia de civilizaciones extraterrestres. Sagan exploró también las extrañas motivaciones psicológicas que impulsan a más de dos millones de personas en ese país a afirmar que fueron secuestradas por extraterrestres malévolos.

SaganDruyan Junto con su tercera esposa, Ann Druyan, exploró también los pasos más escondidos de la evolución humana y la profunda liga que tenemos con nuestros antepasados; es decir, nuestros parientes zoológicos más próximos.

Racionalista estricto, se opuso tanto a los fundamentalismos religiosos y a su injerencia en la investigación y la enseñanza, como a la guerra de las Galaxias, un costosísimo y peligroso programa bélico espacial propuesto por Ronald Reagan, posición que lo hizo objeto de ataques furibundos de la derecha religiosa estadounidense y, por supuesto, de los promotores de diversas formas de pensamiento mágico y creencias pseudocientíficas.

Pero lo cierto es que a diez años de su muerte «”a causa de una forma de cáncer conocida como mielodisplasia»”, Carl Sagan no ha sido sustituido; no ha surgido una nueva superestrella de la ciencia y menos aún de la astronomía o la cosmología. Un buen prospecto, por cierto, es el joven físico Bryan Green, quien ya filmó con éxito su serie El universo elegante, aunque dista de tener la agudeza y la pasión ideológica de Sagan, quien fue un impulsor insuperable de la exploración espacial y de los programas de investigación del sistema solar.

Lecturas recomendadas

American Astronomers: Searchers and Wonderers, Carole Ann Camp Ed. Enslow Publishers, 1996.

Joyce R. Schwartz and Ellen R. Butts (2001), Carl Sagan. Lerner.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 207, México, mayo de 2007, Págs. 58-59.

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