ESCRUTINIO
La confiabilidad de las encuestas[1]
Juan José Morales
Uno de los lineamientos básicos de la estrategia electoral de Peña Nieto ha sido el manejo de las encuestas que lo presentaban «”la mayoría siguen presentándolo»” no sólo como triunfador sino por un margen arrollador, muy por encima de sus rivales. La intención era clara: por un lado, sembrar el desaliento entre los seguidores de López Obrador «”a quien invariablemente presentaban como el colero en la competencia, muy lejos incluso del segundo lugar»”, y por el otro descalificar por anticipado cualquier protesta por fraude electoral.
Contra lo que muchos creen, las más afamadas casas encuestadoras tienen un largo historial de pifias mayúsculas. Sin embargo, confían en la mala memoria del mexicano y muchos siguen tomando como artículo de fe sus torrentes de cifras sobre intención de voto, que en realidad se usan más con fines de propaganda electoral que como instrumento de análisis.
Pero, independientemente de que puedan ser manipuladas, cabe preguntarse qué tan confiables son las encuestas.
La respuesta es: muy poco. Poquísimo.
Como señala en un artículo reciente el doctor en historia y experto politólogo José Antonio Crespo, «prácticamente todas las encuestas fallaron, y no poco, en el pasado proceso electoral» federal de 2009.
Lo mismo puede decirse de las encuestas sobre comicios locales, y ejemplos sobran. En la reciente elección para gobernador de Michoacán, la encuestadora GEA-ISA «”una de las más famosas»” aseguraba que la candidata panista Luisa María Calderón obtendría un holgado triunfo con 37% de los votos, contra sólo 22% del priísta Fausto Vallejo y, en un remoto tercer lugar, con un ridículo 13%, Silvano Aureoles, del PRD. Los resultados fueron PRI 35.3%, PAN 32.6% y PRD) 28.8%. Ciertamente, hubo una enorme diferencia.
En los últimos comicios en Hidalgo, GEA-ISA le daba a Xóchitl Gálvez, candidata del PRD-PAN-Convergencia, apenas un 20% de intención de voto. Obtuvo 45% de los sufragios.
Veamos ahora el caso de Consulta Mitofsky, a la cual se considera la casa encuestadora por excelencia y cuyo director, Roy Campos, es una especie de gran gurú de los pronósticos electorales y se la pasa pontificando en programas radiofónicos de gran difusión sobre los resultados de sus muestreos, los cuales «”obvio es decirlo»” presentan a Peña Nieto como el caballo puntero a quien ningún jamelgo podrá alcanzar en la carrera a Los Pinos.
Pues bien, en el sitio de Internet Noticiero Veracruz, se recuerda que en los comicios de 2009 Mitofsky aseguró que el PRI ganaría, y por amplísimo margen, todos y cada uno de los distritos electorales del estado jarocho. Resultado: perdió en varios de ellos, y en aquellos en los cuales triunfó, fue por diferencias muchísimo menores que las cifras anticipadas por Mitofsky, las cuales habían servido al PRI «”como ahora»” para realizar una propaganda triunfalista que presentaba su victoria como bola cantada. Un caso notable fue el del distrito 11 con cabecera en Coatzacoalcos, donde en vez de vencer con más de 45 puntos por encima del PAN como decía la encuesta de Mitofsky, el PRI perdió por cinco puntos de diferencia. Un «pequeño» error de 50 puntos. También en el distrito 19, en vez del 56% de los votos que Mitofsky le auguraba al PRI, obtuvo apenas 24%. Y para qué seguir con ejemplos.
Y en cuanto a elecciones presidenciales hay que recordar que en 2000 Mitofsky aseguró hasta el último momento que el priísta Francisco Labastida superaría por amplio margen a Vicente Fox, y en 2006, que López Obrador obtendría un desahogado triunfo sobre Calderón.
Otro caso notable fue el de las pasadas elecciones para la alcaldía de Mérida. Todas las encuestas le daban al PRI más de diez puntos de ventaja sobre el PAN. La de Gabinete de Comunicación Estratégica fue la más generosa: PRI, 51.8%, PAN 29.1%. Confiados en esa insuperable ventaja de 22.7%, los líderes priístas ya tenían lista la música y los cohetes para iniciar los festejos a las ocho de la noche. Pero tuvieron que mantenerse en una angustiosa espera durante horas mientras fluían los resultados de la cerrada votación en la que, finalmente, el PRI venció, pero por menos del 5%.
En fin, podemos seguir poniendo ejemplos de pifias de las casas encuestadoras, pero los anteriores bastan para darse cuenta de que confiables, lo que se dice confiables, no son, y que más bien hay que verlas como aquello en que realmente se han convertido: simples instrumentos de propaganda electoral.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1][1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 5 de junio de 2012. Reproducción autorizada por Juan José Morales.