Un freno al desorden urbano en Cancún

IMPACTO AMBIENTAL

Un freno al desorden urbano en Cancún[1]

Juan José Morales

El actual ayuntamiento de Cancún «”o del municipio Benito Juárez para ser precisos»”, que encabeza Julián Ricalde Magaña, resulta único en cuanto a que, contra lo que ya había sido una recurrente tradición de sus predecesores, en los 20 meses que lleva en funciones no ha autorizado la apertura de un solo nuevo fraccionamiento ni un solo cambio de uso de suelo, y se ha comprometido públicamente a no hacerlo.

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Las imágenes satelitales del INEGI muestran cómo creció la mancha urbana de Cancún de 1979 (Izq.) a 2009 (Der.). Aunque a menudo se dice que esta fue una ciudad integralmente planeada, en realidad la expansión de la zona habitacional ocurrió en gran medida de manera desordenada y caótica, según los intereses de especuladores inmobiliarios con la complicidad de funcionarios públicos.

Ciertamente, es algo insólito. Como señalábamos en nuestra colaboración del 9 de marzo de 2011, «uno de los negocios más productivos en Cancún y otras ciudades de Quintana Roo, ha sido el de los cambios de uso de suelo». Un inversionista compra «”muy baratos, naturalmente»” terrenos que, según las normas vigentes, son de uso forestal o en los que sólo se puede edificar viviendas unifamiliares, y al poco tiempo el ayuntamiento autoriza el cambio de uso de suelo para permitir urbanizarlos o para construir edificios multifamiliares. Desde luego, así el valor de los terrenos aumenta vertiginosamente de la noche a la mañana, y «”dicen las buenas lenguas»” aumenta también la riqueza de los funcionarios que autorizan el cambio.

El actual presidente municipal, apoyado por la mayoría de los regidores, acabó con ese lucrativo negocio, que estuvieron practicando escandalosamente sus antecesores por muchos años. Y muy bueno que así sea, pues no sólo se ha cegado una fuente de corrupción sino que se está salvando a los próximos ayuntamientos de un gravísimo problema: el de la expansión desmesurada de la mancha urbana debido a la incesante construcción de nuevos fraccionamientos y plazas comerciales, pese a que hay en la ciudad miles de viviendas y locales comerciales «”e incluso plazas completas»” desocupados.

Cancún ha crecido en forma anárquica, incontrolada, conforme al interés de especuladores inmobiliarios, y ello ha puesto en riesgo la viabilidad de la ciudad misma, que está al borde de una situación en que al municipio le sea imposible o en extremo difícil garantizar vigilancia, recolección de basura, alumbrado público, mantenimiento de calles y demás servicios. De hecho, esa situación ya se está presentando. La policía, por ejemplo, tiene que vigilar zonas residenciales cada vez más extensas y en las que numerosas construcciones deshabitadas son madriguera de delincuentes. Y ello con la agravante de que, por estar desocupadas, a menudo sus propietarios dejan de pagar el impuesto predial.

Pero mientras el actual ayuntamiento «”producto de una alianza PRD, PAN, PT y MC»” ha frenado la especulación con la tierra y la expansión anárquica de Cancún y trata de poner un poco de orden, hay quienes parecen empeñados en lo contrario. Hace poco, por ejemplo, el gobernador Roberto Borge inauguró un nuevo acueducto para abastecer de agua potable, no a los miles de viviendas que carecen de ella o que la reciben a cuentagotas, sino, según anunció… ¡a cien mil más que se construirán durante los próximos diez años!

Aquí cabe destacar que tanto las redes eléctricas como las de agua potable y alcantarillado ya existentes en gran parte de la ciudad, están subutilizadas debido a la gran cantidad de terrenos baldíos y de construcciones deshabitadas. Sin embargo, se invierten «”o más bien se derrochan»” recursos económicos gubernamentales para promover nuevos fraccionamientos. O, para decirlo más llanamente: fomentar la especulación y el desorden inmobiliario, que tan lucrativos resultan para funcionarios corruptos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 17 de diciembre de 2012.

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