Algunos comentarios sobre la FILEY

ESCRUTINIO

Algunos comentarios sobre la FILEY[1]

Juan José Morales

Al igual que el año pasado, quedé gratamente sorprendido al ver la nutrida asistencia a la Feria Internacional de la Lectura Yucatán (FILEY) en esta su segunda edición. En la primera, hubo 50 mil asistentes. En la actual, según se me informó, el sábado, primer día de la feria, hubo 18 mil. De continuar así las cosas, sin duda se rebasará la prevista meta de 60 mil.

clip_image001El buen éxito de la FILEY indica que, contra los pronósticos pesimistas de muchos, el libro no está en camino de desaparecer, y que a pesar de los impedimentos que significan los altos precios de los libros y las dificultades de distribución, existe todavía una importante cantidad de gente deseosa de leer y de adquirir libros.

Fue, creo, muy atinado llamar a la feria «de la lectura» y no «del libro», como es lo usual. Y es que la idea tradicional de que lectura es sinónimo de libro, y de que libro es sólo aquel impreso en hojas de papel y encuadernado, comienza a cambiar ante el avance de las nuevas tecnologías. Creo que hoy mucha gente lee sin tener un libro en las manos. Lee revistas y lee también una gran cantidad de información en Internet, y el libro electrónico empieza a ser cada vez más usual.

En fin, me parece que de la FILEY podemos extraer una versión optimista respecto al futuro de la lectura, y ojalá que este evento sea permanente y no flor de un sexenio o de un período de un rector universitario.

Hay sin embargo un punto que me gustaría destacar: la ausencia en la feria de las editoriales que podríamos llamar marginales, independientes, emergentes o alternativas. Es decir, aquellas pequeñas editoriales que, con muy escasos recursos y a menudo en condiciones extremadamente adversas, se esfuerzan por dar a los escritores la posibilidad de publicar sus obras. Hasta donde pude ver, los 140 expositores son, todos, editoriales comerciales «”muchas de ellas muy grandes y económicamente poderosas»” e institucionales. Esto es, dependientes de universidades, secretarías de estado, centros de investigación y organismos gubernamentales descentralizados. Son ellas, desde luego, las que pueden cubrir sin mayores problemas los costos de alquiler del espacio y de instalación de sus muestras. Y en cierto sentido, es explicable que los organizadores les den prioridad y, casi podría decirse, exclusividad, pues se requiere cubrir los costos del evento, que no son precisamente pequeños. Pero creo que a las editoriales marginales debe dárseles el apoyo necesario para que puedan exponer su producción en este que es uno de los más importantes sucesos en el campo editorial, no sólo de la península sino de México en general. Eso daría a los autores por ellas cobijados la oportunidad de quedar a la vista de mayor número de lectores, y para las propias editoriales significaría una posibilidad de crecer y desarrollarse.

En fin, ahí está la observación. Me agradaría que fuera tomada en cuenta y que en las futuras ediciones de la FILEY haya un espacio destinado a esas pequeñas editoriales que realizan esfuerzos denodados y en ocasiones casi heroicos y quijotescos para dar voz a autores noveles o poco conocidos pero cuya calidad, finalmente, juzgarán los propios lectores.

Finalmente, quiero comentar la mención especial que en el acto inaugural se hizo de «las autoridades eclesiásticas», por alusión a la presencia en el recinto, entre el público, del arzobispo de Yucatán. Resulta ocioso recordar que desde hace más de siglo y medio, desde los tiempos de Juárez y de la Guerra de Reforma, que mucha sangre costó al país, México es un estado laico, carácter que fue ratificado en una reciente reforma constitucional. Por tanto, los jerarcas religiosos, sean católicos, judíos, musulmanes, evangelistas o de cualquier otro credo, no tienen carácter de autoridad. Son simple y llanamente dirigentes, jefes, guías o pastores «”así se llaman ellos mismos»” de un conjunto de fieles pertenecientes a alguna de las asociaciones religiosas reconocidas por las leyes. Por ello me sorprende que aún haya quienes les den rango y tratamiento de autoridad.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 13 de marzo de 2013

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