Gary Marcus mientras preparaba su desayuno en su casa en la sección de Northridge de Los Angeles, encontró que la espuma de la avena que cocía a fuego lento formó una estrella de David. Llamó a su esposa Marsha para que llevara una cámara, y ella trajo su teléfono celular.
Gary Marcus acaba de perder su trabajo de 24 años, así que Marsha se acercó a un rabino para que lo bendijera. El rabino le había enviado la bendición tres días antes… ¡por correo electrónico! Al parecer esta era una práctica común para este rabino particular. Para mí lo más asombroso de esta historia no es la pareidolia de la estrella de David (de hecho son pocos los casos de pareidolias en la religión judía), sino lo moderno que son los rabinos en nuestros días.