Los peces biofluorescentes del arrecife

IMPACTO AMBIENTAL

Los peces biofluorescentes del arrecife[1]

Juan José Morales

El fenómeno denominado bioluminiscencia es bien conocido. Consiste en la emisión por parte de diversos animales, mediante una reacción química, de la llamada luz fría. Es decir, que no va acompañada de calor. Es muy común entre los animales marinos de las grandes profundidades oscuras, de los cuales entre el 80 y el 89 por ciento poseen esa característica. Pero existe un fenómeno parecido aunque menos estudiado y conocido: la biofluorescencia.

En este caso, el animal no produce su propia luz, sino que absorbe la que la llega del ambiente y la reemite después de cambiar su color con ayuda de ciertas proteínas que tiene en el cuerpo. Y si muy poco se ha publicado acerca de la biofluorescencia en la literatura científica, es porque parecía ser poco común y por ende poco estudiada. De hecho, sólo se había observado en algunos organismos marinos, como los pólipos del coral y las medusas o aguamalas. Pero resulta que muchos peces de los arrecifes coralinos de diferentes lugares del mundo presentan esta peculiaridad, que al parecer es mucho más común de lo que se suponía. A la fecha, los ictiólogos, los biólogos especializados en el estudio de los peces, han identificado no menos de 180 especies biofluorescentes, lo mismo rayas que tiburones, peces escorpión, lenguados, anguilas o morenas, entre otros.

clip_image001Raya biofluorescente fotografiada por investigadores del museo norteamericano de historia natural. Los peces que presentan esta peculiaridad absorben la luz azul «”la predominante dentro de las aguas marinas»” y la reemiten transformada en otros colores. El fenómeno, sin embargo, no es visible por el ojo humano.

De lo anterior se informa en un estudio publicado en la revista de biología Public Library of Science (PLOS). El hallazgo «”dice el documento»” fue hecho accidentalmente por científicos del Museo de Historia Natural de Estados Unidos, al filmar bajo condiciones especiales de iluminación a una anguila para elaborar un documental. Siguieron investigando y encontraron que peces de arrecifes de las Bahamas en el Atlántico y de las islas Salomón en el Pacífico también presentan biofluorescencia. Por el interés que despertó el descubrimiento, ahora biólogos de varios países están estudiando las poblaciones de peces en otros arrecifes para establecer si «”como se supone»” se trata de una característica general de los peces de ambientes coralinos.

Los peces biofluorescentes «”dicen los autores del estudio»” presentan una gran diversidad de colores y diseños. En algunos casos es algo muy simple, como una banda luminosa alrededor de cada ojo. Pero en otros tienen numerosos y vivos colores «”rojo, amarillo, anaranjado, verde, etc.»” dispuestos de manera intrincada por todo el cuerpo y ofrecen un espectáculo muy llamativo.

No se crea, sin embargo, que cualquier buceador podrá maravillarse con la contemplación de estos peces. En condiciones normales de iluminación, el fenómeno no es perceptible para el ojo humano. Pero otros peces y organismos marinos sí pueden verlo debido a que poseen en los ojos un filtro que bloquea la luz amarilla.

A diferencia de los peces bioluminiscentes «”los que emiten su propia luz»”, que habitan ese mundo de las tinieblas que son las grandes profundidades marinas y utilizan sus luces para atraer posibles presas o para hacerse visibles e identificarse ante una pareja durante la reproducción, los biofluorescentes habitan aguas poco profundas y transparentes, donde la iluminación solar es muy intensa. De hecho esa luz ambiental es necesaria para que ocurra el fenómeno de absorción y reemisión de luz.

Los colores y diseños de estos habitantes de los arrecifes «”explican los investigadores»” les sirven como camuflaje para ocultarse de los depredadores y también como señal de identificación para que machos y hembras puedan reconocerse en la época de apareamiento. Tales tonalidades y diseños, repetimos, pueden ser vistos por los demás peces gracias al filtro que poseen en los ojos.

El mar, en fin, sigue siendo un cofre de sorpresas.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto. Lunes 3 de marzo de 2014.

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