IMPACTO AMBIENTAL
Un merecido galardón para Niños y Crías[1]
Juan José Morales
No todo son malas noticias en materia ambiental. Las hay también buenas y muy agradables. Por ejemplo, que Niños y Crías, una asociación civil yucateca que desde hace años realiza actividades de educación ambiental, acaba de ser galardonada con el Premio al Mérito Ecológico 2015 de la Semarnat en la categoría de educación ambiental no formal.
El premio fue instituido en 1993 y se considera el más importante en su campo en nuestro país. Consiste en diploma, presea y cien mil pesos, que deben destinarse a iniciar o continuar un proyecto ambiental. Se otorga en siete categorías: investigación, individual, social-comunitaria, educación ambiental formal, cultura y comunicación ambiental, empresarial y educación ambiental no formal.
Entre las actividades de educación ambiental que realiza la asociación Niños y Crías, destacan sus talleres de capacitación para observación de aves, proyectados para niños de las comunidades rurales, en especial de aquellas donde aún existen áreas de vegetación forestal en buen estado de conservación. En la foto, un grupo de pequeños en observaciones de campo.
Ciertamente, Niños y Crías, que dirige Rodrigo Migoya von Bertrab, bien merece este reconocimiento, pues acaba de cumplir 16 años de labor ininterrumpida, consagrada particularmente a contribuir a proteger y conservar la nutrida población de flamenco rosado Phoenicopterus ruber que habita la costa norte de Yucatán y es la mayor del continente americano.
Se le premió, según reza el dictamen del jurado, «por su destacada trayectoria educativa, incorporando una visión holística que promueve la conservación de la biodiversidad a la par de la sustentabilidad comunitaria, con un proyecto replicable y de alto impacto socioambiental, dirigido fundamentalmente a mujeres, docentes, productores rurales y niños de localidades de la península de Yucatán.»
En efecto, la actividad de Niños y Crías no se limita a la protección del flamenco y a los tradicionales temas de educación ambiental, sino que también abarca otros campos igualmente importantes. Trabaja, por ejemplo, en las poblaciones rurales de los alrededores de Mérida para salvaguardar el acuífero del cual se abastece esta ciudad. Así se ha logrado proteger cerca de dos mil hectáreas de selva, que con su cobertura vegetal propicia la infiltración del agua de lluvia al subsuelo y evita pérdidas por evaporación. También se ha logrado reducir la contaminación de las aguas del manto freático mediante la instalación de biodigestores que además de procesar las aguas negras, producen gas metano que puede emplearse como combustible para estufas. Asimismo, se capacitó a los apicultores de cuatro comunidades para que puedan vender su miel a mejor precio y en mejores condiciones. Dicho sea de paso, estos productores se beneficiaron también con la protección a la selva, dado que las abejas pecorean en ella, y mientras más extensa y tupida sea la vegetación, mayor cantidad de néctar podrán obtener.
En el terreno de la educación ambiental que realiza la asociación, destacan los talleres de observación de aves, dirigidos especialmente a niños de las comunidades rurales y en particular a los de aquellas poblaciones donde aún existen áreas forestales en buen estado de conservación. A través de estos talleres, no sólo se les enseña a reconocer e identificar las diferentes especies. También se les crea conciencia de la necesidad y las razones por las cuales es necesario protegerlas y conservarlas. Los niños, a quienes se capacita como observadores e instructores que pueden a su vez capacitar a otros, se convierten de este modo en guardianes de su herencia natural.
En fin, muy merecido el galardón recibido por Niños y Crías. Y quienes quieran saber más acerca de sus actividades, no tienen más que marcar su nombre en cualquier buscador de Internet. De inmediato llegarán a su portal.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Lunes 22 de junio de 2015