El Garadiávolo
31 de enero de 2002
Kentaro Mori
La imagen ciertamente no es de las mejores, y la extraña criatura tiene apariencia tan horrible que fue bautizada de Garadiávolo – la cara del demonio[1].
La historia asociada al ser no deja por menos. Alfredo García Garamendi exploraba la Laguna Negra en Puerto Rico cuando fue atacado por uno de ellos, que a pesar de su tamaño – poco más de tres pies – poseía una fuerza sobrenatural. «Me arrojé en él con mi arpón» Garamendi contó después, «pero aun así el animal rápidamente volvió a atacarme por el cuello, y yo sentía que empezaba a estrangularme con su cola. Entonces pude alcanzar el cuchillo que llevaba en la pierna y empecé a apuñalar al animal hasta que sentí que estaba flácido alrededor de mi cuello, porque ya estaba muerto».
La aterradora lucha ocurrida en 1974 no era la primera. El mismo Garamendi ya había logrado capturar a un ser de esta especie un poco menor cuatro años antes, pero en aquella ocasión las cosas no terminaron tan bien. No tanto para su integridad física, sino por lo que sería su interés científico. Él envió a la criatura para su análisis en la Universidad Central de San Juan. Después, cuando recibió la criatura de vuelta, fue visitado por hombres de la CIA que exigieron llevarla. No se supo más de ella.
Más cuidadoso ahora, Alfredo Garamendi resolvió conservar y estudiar el espécimen capturado en su casa. Él escribió un libro sobre el tema, ilustrando por sí mismo a las criaturas en el mar junto a discos voladores, pero no cree que «vengan de otro planeta», sino de otra «dimensión». ¿Con qué objetivo? «Tal vez por el mismo motivo que tengamos para algún día enviar monos y otros animales a otros mundos, para ver cómo sobreviven en el ambiente extraño».
Los extraños sucesos no terminaron ahí. La esposa de Garamendi no apreciaba la presencia de la criatura, aunque muerta, en su casa. No sólo porque su marido estudiaba el ser por largas horas, o incluso por las visitas de periodistas y curiosos, sino por una serie de acontecimientos infelices que ocurrieron en la familia desde que tenían el Garadiávolo. Por fin, hubo una explosión y del segundo espécimen conservado sólo quedaron cenizas.
Al final, ¿qué son los garadiávolos? Bien podrían ser sólo modelos de plástico o goma acompañados de historias rocambolescas simplemente inventadas – incluyendo agentes de la CIA y evidencias explotando. Pero el caso es más interesante que esto: los animales son reales. El pequeño detalle es que no son realmente «Garadiávolos», seres espaciales o aberraciones genéticas. Ni siquiera son Chupacabras (!).
El investigador mexicano Luis Ruiz Noguez, autor del libro «100 fotos de Extraterrestres», aborda el tema entre muchos otros involucrando supuestas criaturas fantásticas. Y resulta que los garadiávolos son peces planos comunes como rayas y peces murciélagos, que son estriados, cortados y secados para quedarse con una bizarra apariencia humanoide. La parte inferior de las rayas vivas ya aparentan una especie de «rostro», donde los aparentes ojos son en verdad las narinas del pez. Se puede atar una cuerda justo debajo de esa cara aparente para definir la cabeza. El resto del cuerpo es cortado en puntos estratégicos, que con el secado se asemejan a apéndices como brazos y piernas. Por fin, comúnmente se cubre la criatura terminada con barniz para conservarla mejor y evitar el mal olor.
Raya en un acuario. Las narinas parecen ojos de un rostro, aquí simpático incluso.
Garadiávolo en exposición en el Museo Australiano en la muestra «Rayas y Jenny Hanivers» en mayo y junio de 2002 (link)
Esta confección de «Garadiávolos» a partir de peces no es exclusividad de Alfredo Garamendi, y los pescadores venden Garadiávolos a turistas. Ocasionalmente las intrigantes criaturas son anunciadas nuevamente como inexplicadas, principalmente cuando los pescadores que las venden no cuentan muy bien de donde vinieron – o mejor, cómo fueron hechas. Pero esto tampoco es un truco reciente.
Hay un nombre antiguo para criaturas como el «Garadiávolo». No se sabe muy bien de dónde surgió, y tal vez se relacione con el nombre en francés para Amberes – Anvers – donde tales quimeras fueron vendidas. Conocidos como Jenny Hanivers, cachorros de dragones y basiliscos fueron artículos algo populares en los siglos dieciséis y diecisiete, forjados en países de Oriente como los Garadiávolos hoy: a partir de peces planos. En torno a 1580, el francés Ambroise Paré escribió en Des Monstres sobre un pez volador o águila del mar, considerado hoy como una Jenny Haniver, curiosamente muy similar al Garadiávolo.
Jenny Haniver descrita por Ambroise Paré en el siglo XVI (link)
Sepa mas
– «100 Fotos de Extraterrestres», Luis Ruiz Noguez (Editorial Mina, 1996), aborda este y muchos otros casos. Puede ser adquirido con el autor a través del email contacto@perspectivas.com.mx.
– Batfish «“ Ogcocephalus cubifrons– Con buenas imágenes del pez murciélago. Por otra parte, el pez murciélago también habita las costas brasileñas.
[1] En realidad fue tomado del apellido de su «descubridor» Alfredo Garamendi. (Nota de LRN).