Esta condición ultra rara hace que la gente crea que está muerta

Esta condición ultra rara hace que la gente crea que está muerta

12 de octubre de 2016

Por Josh Hrala

En 1882, el neurólogo francés Jules Cotard describió un nuevo y extraño síndrome en el que los pacientes insistían en que no existían, a pesar de todas las pruebas en contrario.

Y no estamos hablando de esas tópicas crisis existenciales que muchos de nosotros experimentaremos en algún momento de nuestras vidas: los pacientes con síndrome de Cotard creen, con todas sus fuerzas, que están muertos o que no existen, en un sentido literal.

También conocido como delirio de Cotard, este trastorno es tan raro que no existen estimaciones formales sobre el número de personas afectadas, y los procesos neurológicos que lo provocan no se conocen bien. Pero hay algunos estudios de casos bien documentados.

Para entender mejor en qué consiste el síndrome, tomemos el caso de Esmé Weijun Wang, una mujer que desarrolló repentinamente el síndrome de Cotard en 2013.

Los primeros signos de la enfermedad fueron informes de que cada vez estaba más “despistada” y que poco a poco perdía el control de la realidad, informa Meeri Kim en The Washington Post.

Después de investigar más a fondo sus síntomas, Wang señaló el inicio de estos en un vuelo de Londres a San Francisco alrededor de un mes antes, cuando perdió el conocimiento de forma intermitente durante cuatro horas, un episodio que ni siquiera sus médicos podían explicar.

Wang estaba convencida de que había muerto en aquel vuelo y que ahora se encontraba en una especie de brecha entre la vida y la muerte, que era la causa de su nuevo estado de distracción.

“Estaba convencida de que había muerto en ese vuelo, y que estaba en el más allá y no me había dado cuenta hasta ese momento”, explicó Wang a The Washington Post en 2015.

“Ese fue el principio de cuando estaba convencida de que había muerto. Pero no me disgustó, porque pensé que podría volver a hacer las cosas [en mi vida] y hacerlas mejor”.

Esos síntomas iniciales de ansiedad y pérdida de realidad parecen ser comunes en las primeras fases del síndrome de Cotard, pero los delirios son únicos y específicos de cada paciente.

Por ejemplo, un escocés que sufrió daños cerebrales durante un accidente de moto llegó a pensar que un viaje a Sudáfrica era en realidad un viaje al infierno.

Como se indica en el capítulo del libro de 1996 “Betwixt Life and Death: Case Studies of the Cotard Delusion”:

Los síntomas [del paciente] se produjeron en el contexto de sentimientos más generales de irrealidad y [de] estar muerto. En enero de 1990, tras recibir el alta hospitalaria en Edimburgo, su madre le llevó a Sudáfrica.

Estaba convencido de que se lo habían llevado al infierno (lo que fue confirmado por el calor), y que había muerto de septicemia (lo que había sido un riesgo al principio de su recuperación), o quizás de SIDA (había leído una historia en The Scotsman sobre alguien con SIDA que murió de septicemia), o de una sobredosis de una inyección contra la fiebre amarilla.

Pensaba que había “tomado prestado el espíritu de [su] madre para que le enseñara el infierno”, y que ella dormía en Escocia.

A pesar de que existen algunos casos bien documentados de personas con síndrome de Cotard, los neurocientíficos y psicólogos aún saben muy poco sobre él, sobre todo teniendo en cuenta que no hay ningún tipo concreto de lesión o enfermedad que parezca estar asociado a este síndrome.

Sin embargo, según Olivia Goldhill de Quartz, un estudio de caso realizado en 2013 reveló que las personas con el síndrome tenían una baja actividad en las áreas del cerebro asociadas con la conciencia corporal.

Una hipótesis es que el síndrome de Cotard podría ser el resultado de una pérdida de emocionalidad hacia todo, haciendo que la experiencia del mundo de una persona se retraiga.

“Podría ser tu gato o tu comida favoritos: si no tienes una respuesta emocional, eso sería realmente extraño”, declaró a The Washington Post el científico cognitivo Max Coltheart, de la Universidad Macquarie de Australia.

“Aquí hay algo que se parece a tu gato favorito, pero no te emociona. Si estuvieras muerto, no tendrías ninguna respuesta emocional, y eso es lo que puede provocar esta creencia”.

Aunque comprender los detalles neurológicos del síndrome de Cotard mejoraría enormemente la vida de quienes lo padecen, también hay muchas cosas que el síndrome podría decirnos sobre los cerebros que funcionan con normalidad.

Por ejemplo, entender cómo el cerebro de un paciente con síndrome de Cotard se disocia con el “yo” podría ayudar a los investigadores a comprender cómo se forma la autoconciencia en el cerebro, lo que, a su vez, podría tener un gran impacto en cómo creamos programas y robots artificialmente inteligentes.

En robótica, podría ayudar específicamente a los sistemas artificialmente inteligentes a entender las contradicciones, informa Goldhill.

Por ejemplo, consideremos la frase “Esta frase es falsa”. Conocida como la paradoja del mentiroso, esta frase no tiene sentido para una máquina lógica, pero entender cómo el cerebro humano da sentido a estas contracciones podría ayudar a las máquinas a superar esta barrera.

“Me parece que, si se tomara esto en serio dentro de mi paradigma, podría servir de guía para saber cómo tratar las contradicciones e incoherencias en una máquina de computación y en un robot”, explica a Quartz el profesor de ciencias cognitivas e informáticas Selmer Bringsjord, del Instituto Politécnico Rensselaer de Nueva York.

El síndrome de Cotard está lleno de contradicciones como a las que podría enfrentarse algún día la IA. Por ejemplo, ¿cómo puede alguien no existir si es cognitivamente consciente de su inexistencia? ¿Acaso la famosa frase de Descartes “Pienso, luego existo” no significa que el pensamiento de la no existencia proporciona la prueba de la existencia?

Estas incoherencias hacen que el síndrome de Cotard sea aún más interesante y, como puede decir cualquier investigador que lo estudie, más confuso.

Esperemos que algún día comprendamos mejor cómo se desarrolla el síndrome, porque no sólo ayudaría a mejorar la vida de las personas que padecen esta rara enfermedad, sino que también podría contribuir a resolver un importante dilema filosófico y tecnológico.

https://www.sciencealert.com/this-ultra-rare-condition-makes-people-believe-they-do-not-exist

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.