El incidente de Roswell: exploración de su popularidad como teoría conspirativa y examen de la verdad

El incidente de Roswell: exploración de su popularidad como teoría conspirativa y examen de la verdad

El secretismo que rodeó a los programas militares en la década de 1940 contribuyó a la aparición de una de las teorías de la conspiración ovni más duraderas, que sigue muy viva en la actualidad.

imageUn platillo volante propulsado por una bicicleta chisporrotea junto a la multitud congregada en Main Street el sábado 5 de julio de 1997, en Roswell, N.M.SUSAN STERNER (AP)

6 de julio de 2023

Alonso Martínez

El incidente de Roswell sigue siendo uno de los sucesos ovni más conocidos y debatidos de la historia. Ocurrió en julio de 1947 en el condado de Lincoln, Nuevo México, donde personal del Campo Aéreo del Ejército de Roswell recuperó restos metálicos y de goma de un globo militar. Emitieron un comunicado de prensa anunciando el descubrimiento de un “disco volador”. A lo largo de los años han persistido las teorías conspirativas, que sugieren que los restos procedían de una nave extraterrestre y que el gobierno pretendía ocultar la verdad.

A pesar de las múltiples investigaciones que desacreditan los relatos de testigos oculares y la información falsa, el mito de Roswell sigue siendo objeto de escrutinio y debate debido a su importancia cultural y a la fascinación perdurable que rodea la posibilidad de vida extraterrestre y el encubrimiento gubernamental. El mito se ha arraigado profundamente en la tradición ovni y ha dado lugar a numerosas teorías conspirativas, libros, documentales y referencias culturales, lo que garantiza su permanencia en la cultura popular y el continuo atractivo de lo desconocido. Pero, ¿cómo empezó todo?

Los orígenes

El incidente de Roswell tuvo lugar durante el frenesí ovni de 1947, un periodo marcado por la denuncia generalizada de objetos voladores no identificados en Estados Unidos. Comenzó el 24 de junio, cuando el piloto Kenneth Arnold informó haber observado objetos en forma de disco, lo que llevó a acuñar el término “platillos volantes”. Informes similares alcanzaron su punto álgido el 7 de julio, aunque la mayoría de las identificaciones fueron erróneas o el resultado de engaños.

Durante esta época, Estados Unidos se dedicaba activamente a desarrollar y probar diversas aeronaves y tecnologías experimentales en el contexto de la Guerra Fría. Los avistamientos de 1947 se atribuyeron a los primeros prototipos de aviones militares secretos, como el exitoso vuelo del Bell X-1 en 1947. Sin embargo, las identificaciones erróneas y las influencias psicológicas desempeñaron un papel importante en la “locura”.

A mediados de junio, un ranchero local llamado W.W. “Mac” Brazel descubrió restos esparcidos por varias hectáreas de su rancho del condado de Lincoln. Aunque en un principio no le pareció nada destacable, recogió los restos para deshacerse de ellos. Brazel no se enteró de la moda de los platillos volantes porque no había teléfono ni radio en su rancho hasta el 5 de julio, cuando condujo hasta Corona (Nuevo México) y fue informado por los clientes de un bar. Intrigado, decidió transportar algunos de los restos a la oficina del sheriff en Roswell, donde el sheriff George Wilcox se puso en contacto con el Campo Aéreo del Ejército de Roswell (RAAF). El mayor Jesse Marcel y el capitán Sheridan Cavitt fueron asignados para investigar.

El 8 de julio, Marcel llevó el material al coronel William Blanchard, quien posteriormente informó del hallazgo al general Roger Ramey en el Campo Aéreo del Ejército de Fort Worth. Ramey ordenó que el material fuera enviado por avión a su cuartel general. Ese mismo día, el RAAF emitió un comunicado de prensa anunciando la recuperación de un “disco volador”.

Sin embargo, cuando Marcel mostró el material al general Ramey, tanto éste como su jefe de estado mayor, el coronel Thomas Dubose, lo identificaron como piezas de una cometa de globo meteorológico. El 9 de julio, el Ejército estadounidense confirmó públicamente que los restos procedían de un globo meteorológico ordinario.

El auge de las teorías conspirativas

El incidente de Roswell desapareció de la atención pública durante varias décadas. Sin embargo, durante la década de 1970, los bulos, las leyendas y las historias de naves espaciales y cuerpos extraterrestres alimentaron la popularidad de las teorías conspirativas sobre ovnis.

En febrero de 1978, el ufólogo Stanton Friedman, uno de los primeros civiles en documentar el lugar del incidente, entrevistó a Jesse Marcel. El oficial del ejército afirmó que el globo meteorológico de Roswell era una tapadera y expresó su creencia de que los restos eran de origen extraterrestre. Marcel reiteró estas afirmaciones en entrevistas posteriores, contribuyendo al desarrollo de una teoría de la conspiración más intrincada.

Estas declaraciones, unidas al creciente interés por los ovnis, propulsaron el incidente de Roswell a la palestra y extendieron aún más la teoría de la conspiración. En 1980, los escritores e investigadores de ovnis Charles Berlitz y William Moore publicaron un libro titulado The Roswell Incident (El incidente de Roswell), que recogía el relato de Marcel. El libro sostenía que una nave alienígena había sobrevolado Nuevo México para observar la actividad de las armas nucleares y que la tripulación había muerto por la caída de un rayo. Según el libro, el gobierno encubrió los hechos tras descubrir el accidente. Fue la primera publicación en la que se presentaron relatos de segunda mano de individuos que afirmaban haber encontrado restos del avión y haber presenciado “cuerpos extraterrestres” antes de ser escoltados por los militares.

En 1989, Friedman entrevistó al antiguo agente funerario Glenn Dennis, quien afirmó haber recibido llamadas de la Base Aérea solicitando información sobre la conservación de cadáveres. Dennis también declaró que una enfermera local le había dicho que había presenciado una “autopsia alienígena”. Sin embargo, era la primera vez en 40 años que Dennis relataba estos hechos, mientras que Marcel negaba sistemáticamente la presencia de cadáveres.

A finales de la década de 1980 se publicaron varios libros más, ya que los autores reconocieron el potencial comercial de escribir sobre Roswell. Estas publicaciones presentaban relatos contrapuestos, que proliferaron a lo largo de la década de 1990. En 1995, el documental Alien Autopsy: Fact or Fiction (Autopsia alienígena: realidad o ficción) causó sensación cuando se emitió, afirmando que mostraba imágenes tomadas por un oficial militar estadounidense tras el incidente de Roswell. Sin embargo, la producción fue rápidamente desacreditada como una creación de Ray Santilli, un empresario del video afincado en Londres.

imageEsta foto pertenece al “Informe Roswell” de las Fuerzas Aéreas de EE.UU., publicado el martes 24 de junio de 1997, en el que se habla del supuesto incidente ovni de Roswell, N.M., en 1947.AP

¿Qué ocurrió realmente?

A raíz de una investigación del congresista Steven Schiff, de Nuevo México, en octubre de 1993, la Oficina General de Contabilidad inició una investigación. Se encargó a la Oficina del Secretario de las Fuerzas Aéreas de Estados Unidos que llevara a cabo una investigación interna.

El primer informe se publicó en 1994 y concluyó que el material recuperado en 1947 eran probablemente restos del Proyecto Mogul, un programa de vigilancia militar de altamente secreto que utilizaba globos a gran altitud. El secreto que rodea al material recuperado puede atribuirse al hecho de que se desarrolló durante las primeras fases de la Guerra Fría.

El teniente James McAndrew, oficial de desclasificación de las Fuerzas Aéreas, llegó a la conclusión de que cuando los civiles y el personal del Campo Aéreo del Ejército de Roswell tropezaron con los restos altamente clasificados del Proyecto Mogul, desconocían su naturaleza. Esto, combinado con la identificación errónea inicial y los rumores posteriores de la captura de un “disco volador”, dejó muchas preguntas sin respuesta que siguen perdurando.

Tras la publicación de los informes de la Fuerza Aérea, varios libros, entre ellos la obra de Kal Korff de 1997 titulada The Roswell UFO Crash: What They Don’t Want You To Know, se basaron en la información presentada y concluyeron que “no hay evidencia sustancial de ningún testigo que apoye convincentemente la noción de que el objeto se originó de fuentes extraterrestres”.

En febrero de 2020, un historiador de las Fuerzas Aéreas desclasificó un informe que arrojaba luz sobre un incidente ocurrido hacia 1951. Según este informe, dos individuos de Roswell participaron en la recuperación de un globo meteorológico después de una prueba atómica. Llevaban trajes radiactivos mal ajustados y máscaras de oxígeno durante la operación. En una ocasión, se encontraron con una mujer sola en el desierto que se desmayó al verlos. Para alguien que no estuviera acostumbrado al equipo de entonces, este personal podía parecer extraterrestre.

Expertos y algunos ufólogos han sugerido que los relatos de cuerpos alienígenas podrían atribuirse a maniquíes antropomórficos utilizados en programas militares. Aunque en el Proyecto Mogul no se utilizaron maniquíes de prueba, las Fuerzas Aéreas de EE.UU. sí los lanzaron desde gran altura, y ambas operaciones tuvieron lugar en el desierto de Nuevo México.

https://english.elpais.com/culture/2023-07-06/the-roswell-incident-exploring-its-popularity-as-a-conspiracy-theory-and-examining-the-truth.html

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