La sociedad del espectáculo y el ET de Varginha

La sociedad del espectáculo y el ET de Varginha

Cláudio Tsuyoshi Suenaga

Máster en Historia por la Universidade Estadual Paulista (Unesp), campus de Assis

ERA UN ANIMAL, NO UNA PERSONA

Aquel sábado de verano, el 20 de enero de 1996, las adolescentes Liliane de Fátima Silva, de 16 años, su hermana Valquíria Aparecida Silva, de 14, y su amiga Kátia de Andrade Xavier, de 22, volvían a casa desde el cercano barrio de Jardim Andere, después de otro día no glorioso y agotador de trabajo como empleadas domésticas. Eran alrededor de las tres de la tarde cuando decidieron atajar por un descampado. Apenas habían dado unos pasos, se toparon con una criatura enana de grandes ojos rojizos, venas abultadas en los brazos, el pecho y la cara, pies enormes, piel marrón brillante, como si hubiera sido engrasada con aceite, y tres protuberancias (como si fueran cuernos) en su cráneo calvo y sobredesarrollado. La criatura, que estaba desnuda y agazapada junto a la pared, se quedó atónita ante la presencia de las niñas, que, aterrorizadas, intentaron huir inmediatamente del lugar y contar a sus familiares lo que habían visto.

“Valquíria y yo pensamos que era un bicho, no personas. Valquíria perdió la voz. Kátia, que es muy nerviosa, pensó que era el diablo y estaba en estado de shock, pensé que se iba a desmayar, tuve que ayudarla”, relató Liliane.

Nadie sabía con certeza si la criatura era de este mundo o de otro, pero en cualquier caso causó conmoción en la pintoresca ciudad minera de Varginha, a 313 km de Belo Horizonte. La noticia se extendió rápidamente por el barrio. En pocos minutos, decenas de curiosos se agolparon en torno al descampado. En otro solar abandonado, a dos manzanas del primero, un grupo de vecinos habría presenciado aquella mañana cómo un coche del Cuerpo de Bomberos sacaba de entre la maleza a otro animal no identificado, con la ayuda de una tosca red para capturar animales, y lo trasladaba al hospital público local. Los Bomberos emitieron una nota oficial en la que negaban la captura de ningún ser extraño en los alrededores.

Por una feliz coincidencia, el veterano ufólogo y abogado Ubirajara Franco Rodrigues vivía en el mismo barrio, a sólo 500 metros de los hechos. Sin perder tiempo, tomó declaración en el Hospital Regional do Sul de Minas a los empleados que le dijeron que, el día 20, habían ingresado dos seres con las características descritas por las niñas. En un comunicado oficial, el hospital trató inmediatamente de desmentir el rumor. Además, los mismos empleados garantizaron haber visto, el domingo 21, a científicos de la Universidad de São Paulo (USP) en un ala aislada del hospital.

Tras 12 días de intensas investigaciones, Rodrigues declaró enfáticamente a la prensa: “Llevo al menos 25 años estudiando este tema y puedo decir que estoy intrigado. Hemos celebrado varias reuniones para analizar la secuencia del rumor, y tiene su lógica. Me ha resultado difícil acceder a la información oficial. No hay forma de descartar la hipótesis de que hubo un encuentro cercano del tercer tipo en Varginha”[1].

Ufólogos experimentados y noveles se dirigieron a Varginha y se unieron a Rodrigues, ayudando a corroborar la teoría de un accidente ovni con supervivientes. En los meses siguientes, el tema fue prácticamente lo único de lo que se habló en la ciudad, que enseguida trató de explotar y capitalizar al máximo el suceso. No faltaron los chistes estereotipados, las bromas y los rumores infundados. Uno de ellos decía que la criatura había sido operada de urgencia en el hospital Humanitas. El director del hospital, Adílson Leite, que también dirigía el Hospital Regional, respondió que sólo se trataba “del cadáver de un hombre de 110 kilos que tuvo que ser exhumado a petición de la familia”. La confusión generada por la circulación de un gran número de coches de policía, habría llevado a la población a asociar fortuitamente el movimiento inusual con la presencia de un supuesto ET.

RUMORES, EL MEDIO DE COMUNICACIÓN MÁS ANTIGUO DEL MUNDO

Entretanto, escribí un breve artículo en el que ponderaba que “sin el riesgo de parecer demasiado escéptico, diría sin impedimentos que la supuesta presencia y captura de dos ETs en la ciudad de Varginha necesita ser revisada con un mayor grado de desapego e imparcialidad. Pocas veces la comunidad ufológica ha aceptado tan inmediatamente un caso de este tipo, cuando debería, antes que nada, preocuparse en hacer ciertos cuestionamientos. Suena prematuro, por tanto, pretender calibrar en este momento cualquier tipo de conclusión, ya sea a favor o en contra”[2].

Más allá de las discusiones en torno a la existencia o no de ETs en nuestro entorno, lo realmente importante es que analicemos los procedimientos discursivos y cognitivos y el contexto en el que se generó y difundió el rumor. Dentro de cada grupo de creencias análogas, se manifiestan tantas variaciones e incompatibilidades que el origen y la difusión de tal rumor a partir de un núcleo societal restringido exige que recurramos a métodos sociológicos, antropológicos y psicológicos. Es urgente que comprendamos las razones que llevaron a tal comportamiento.

Aunque no se encontraron pruebas concretas en el descampado que indicaran la presencia de algo extraño, lo cierto es que el rumor se propagó rápidamente y adquirió una dimensión incontrolable. Los rumores son así, no necesitan pruebas. Están en todas partes y en ninguna. Se propagan tan fácilmente como desaparecen sin dejar rastro. Según el sociólogo francés Jean-Nöel Kapferer, profesor de Marketing y Comunicación y Presidente de la Fundación para el Estudio y la Información sobre los Rumores, autor de Rumores: Los medios de comunicación más antiguos del mundo[3], el rumor es el mercado clandestino de la información, un arma cotidiana de maniobras, subterfugios y golpes bajos. Los primeros estudios sistemáticos sobre el rumor datan de mediados de los años 40 y fueron realizados por investigadores estadounidenses, impresionados por la cantidad de noticias falsas y su efecto sobre las tropas y la población durante la Segunda Guerra Mundial.

Estados Unidos entró en guerra contra España en 1898 espoleado por un rumor difundido por William Randolph Hearst, el magnate propietario de un imperio de comunicaciones magníficamente retratado en la película Ciudadano Kane (1941), de Orson Welles (1915-1985), quien tres años antes, curiosamente, había desatado el pánico en la víspera de Halloween al difundir el rumor de que los marcianos estaban invadiendo la Tierra durante la emisión radiofónica de la CBS de la novela de H. G. Wells La guerra de los mundos. [4] Para aumentar las ventas de su periódico, Hearst convirtió un pequeño accidente militar en La Habana en un acto de provocación, creando el clima para un conflicto que cambiaría la geografía del planeta.

Un rumor ejemplar, que recorrió el mundo a finales de los años 60, es el de la muerte de Paul McCartney. El 12 de octubre de 1969, un oyente de una emisora de radio de Detroit afirmó que John Lennon murmuraba “I buried Paul” en el fondo de la canción Strawberry Fields del álbum Magical Mystery Tour de los Beatles. Dos días después, un periódico de Michigan anunció que McCartney había muerto. Entre otras pistas, el artículo señalaba que en la portada del LP Abbey Road, Lennon iba vestido de sacerdote, Ringo Star iba vestido de negro (reminiscencia de un desconsolado) y McCartney cruzaba la calle descalzo (los muertos siempre van descalzos en los rituales tibetanos, de moda en aquella época). Además, el Escarabajo del fondo lleva la matrícula 28 IF, la edad que tendría McCartney si estuviera vivo. El rumor se extendió con tanta fuerza y contundencia que cuando McCartney apareció en la portada de la revista Life para desmentirlo, nadie le creyó. Se trata de un doble del cantante, dicen algunos[5].

Este nuevo rumor ilustra para Kapferer otra regla clásica: los desmentidos suelen informar a la gente sobre un rumor que desconocían y pueden provocar así un efecto boomerang, dando nueva vida a la falsa noticia. Los rumores se repiten tan a menudo que pasan de ser rumores a “leyendas urbanas”: “Una vez que el rumor se ha extendido, se convierte en una semilegenda y circula lentamente de una ciudad a otra”, concluye Kapferer.

Los rumores aparecen en todas partes: en el campo, en la ciudad, en el barrio, en la familia, en la escuela, en las empresas, en los mercados financieros, en los círculos políticos, etc. Por regla general, sólo ayudan a quienes los manipulan por completo; de lo contrario, sólo causan daño y sus efectos son a menudo devastadores. Los rumores son herramientas útiles y poderosas porque generan hechos reales y, mientras la gente los crea, adquieren el estatus de verdad absoluta, con efectos muy reales. Para Kapferer, los rumores son difundidos y explotados por quienes quieren fama, dinero, poder o incluso destruir carreras políticas. ¿Podría haber sido el fenómeno ovni el principal rumor del convulso final del siglo XX?

GLOBALIZACIÓN, INTERNET Y LEYENDAS URBANAS

La globalización ha hecho que el tiempo pase más rápido y que el espacio mundial esté más integrado. Las distancias han disminuido y la interdependencia de todos los pueblos y países de la superficie terrestre ha aumentado. Las empresas multinacionales y las instituciones intergubernamentales se han convertido en actores supranacionales y decisivos en la gestión de este sistema de capital desterritorializado.

El avance de las comunicaciones convergió en su medio más revolucionario, Internet, propiciando una difusión interactiva sin precedentes y, en consecuencia, una avalancha de rumores, noticias, especulaciones y discusiones sobre los ovnis, tema que, a medida que se acercaba el final del milenio -marcado histórica y cíclicamente por la irrupción de brotes místicos y religiosos- ocupaba espacios crecientes en los medios de comunicación, catalizando temores, esperanzas e innumerables expectativas.

En la era anterior a Internet, los rumores, leyendas y demás circulaban de boca en boca o a través de medios tradicionales como el correo, el teléfono, el fax, la radio, etc. Aunque eficaz, la circulación, comparada con la actual, se hacía de forma que diera tiempo a ser debidamente cuestionada, desmentida o refutada, y la fuerza original solía desvanecerse por el camino. Con Internet, han adquirido una extraordinaria y portentosa fuerza de reproducción y convicción. Algo que antes tardaba horas, días o meses en llegar a unas decenas o centenares de personas, ahora puede llegar a millones de personas al instante.

Las llamadas leyendas urbanas, por ejemplo, que circulan preferentemente en forma de spam por el ciberespacio, infestando los buzones de correo, son historias que sobresalen por aportar un sesgo de verdad, aspecto que las hace verosímiles o creíbles para los espíritus receptivos, crédulos o ingenuos. En su atributo interno, forman un sistema de relaciones coherentes y subyacen la variedad y variabilidad de los fenómenos empíricos de las leyendas y narraciones folclóricas. Una característica interesante de algunas es el tono cautivador y carismático, envuelto en un aura de conspiración, impregnado de un ligero toque de humor, como si suavizara el impacto de supuestas revelaciones, advertencias, gritos de terror y castigo. Esta dosis masiva de fraude e información falsa procede de individuos o empresas que pretenden deliberadamente sembrar el pánico, la intriga y la confusión, ya sea mediante simples bromas o incluso para servir a espurios intereses pecuniarios.

En ufología, el más notorio de ellos fue sin duda el remedo de película estrenado en agosto de 1995 -justo cuando Internet vivía su primer boom- por el productor inglés Ray Santilli en el que se mostraba la autopsia de los supuestos ET que se estrelló en el desierto de Nuevo México, en Roswell. La repercusión, en este sentido, es lo que cuenta, hasta el punto de que acabó generando en Brasil, pocos meses después, una especie de reedición de aquel famoso incidente. Más que un mero efecto de la globalización, podemos vislumbrar los reflejos de la invasión cultural norteamericana que, al imponer su modus vivendi y modus faciendi, motivó el surgimiento de la versión tupiniquim del caso. Sin embargo, es necesario señalar que el Primer Mundo, a pesar de ser muy imitado, celebrado y comparado por los socialités, los nuevos ricos y los emergentes, sigue estando desgraciadamente muy lejos de estas tierras.

LA MISERIA, LOS EXCLUIDOS SOCIALES Y LOS SIN TECHO

La tipología un tanto singular del ET avistado en Varginha, de hecho, refleja el sufrimiento al que están sometidas las capas más bajas de la sociedad, excluidas social y económicamente. No por casualidad, fue visto apoyado en la pared de un descampado, en una situación degradante que recuerda a los llamados habitantes de la calle – y al igual que uno de ellos, acabó segregado, perseguido, detenido, humillado y maltratado, agravando las tristes estadísticas de las víctimas de la violencia policial. Llevado a los subterráneos de alguna instalación secreta del gobierno, habría sido torturado y asesinado, y su cadáver disecado y sometido a autopsia.

En la madrugada del 17 de agosto de 1999, una “criatura no identificada” fue encontrada muerta por la Policía Militar cerca de la estación de autobuses de Varginha. Esta criatura, sin embargo, no era más que un habitante de la calle de entre 40 y 50 años. Trasladado al Hospital Bom Pastor, los médicos constataron hipotermia (pérdida de calor por el cuerpo humano) y congelación de las extremidades del cuerpo, seguido de parada cardiorrespiratoria. La temperatura registrada en aquella fatídica madrugada era de 8º C. Según datos del gobierno de Minas Gerais, se trataba de la primera muerte por frío registrada en el Estado desde el invierno de 1997. Con este “ET”, sin embargo, a nadie le importó[6].

Vivir en la calle, por elección o por falta de elección, no es un fenómeno de los tiempos modernos. Desde la antigüedad, la gente ha vivido en la calle. El habitante de la calle ha adquirido diversas connotaciones, pero siempre ha mantenido una característica fundamental: sólo es observable en aglomeraciones humanas permanentes, lo que significa que es un hecho típicamente urbano. En Roma, el fenómeno presenta características similares: desalojos rurales, víctimas de la guerra, ejércitos disueltos, en fin, todo un contingente de personas sin tierra y sin trabajo, de mutilados, de enfermos, que acuden a las ciudades sin otra alternativa que mendigar, vagar o practicar actividades consideradas marginales. Con la desintegración del mundo antiguo y el auge del feudalismo, se crearon las condiciones para el crecimiento de las actividades de mendicidad y sus formas de organización más evolucionadas. La más conocida de ellas, la de los “gueux” en Francia, institucionaliza una especie de confederación de mendigos urbanos profesionales.

En Brasil se acuñaron varios términos para designar a estas personas que viven en la calle, como “povo de rua”, “população de rua”, “moradores de rua”, etc. Todos estos términos se refieren a una población de muy bajos ingresos que habita los espacios públicos de la ciudad, zonas degradadas o incluso, eventualmente, pernocta en albergues públicos o “camas calientes” alquiladas. Este grupo de personas sin hogar está formado por varios segmentos de características muy heterogéneas, debido principalmente al tiempo que llevan viviendo en la calle. Además de los habitantes convencionales (el mendigo profesional, el vagabundo, el drogadicto, el alcohólico, el discapacitado físico o psíquico), existen otros grupos con menos tiempo en esta situación, formados por víctimas del desempleo y de la recesión.

MACUNAÍMA TRANSMUTADA

Exponente y preeminente de la revolucionaria Semana de Arte Moderno de 1922, el escritor, poeta, novelista, cuentista, crítico de arte, musicólogo, estudioso de la cultura popular y profesor Mário Raul de Moraes Andrade (1893-1945), director del Departamento de Cultura de São Paulo, donde fundó la Sociedad de Etnografía y Folclore, amalgamó una inmensa galería de seres fantásticos para crear el “antihéroe Macunaíma”, paradigma del hombre brasileño.

Como narración compuesta de leyendas y mitos indígenas y de la selva, una especie de “cóctel” de lo folclórico y popular de Brasil, la obra se considera una rapsodia. En música, la rapsodia es un proceso de composición en el que interviene una gran variedad de motivos populares y tradicionales. En Grecia, los “rapsodas” eran los que cantaban rapsodias, leyendas, etc.

Mário de Andrade mezcla lo maravilloso y lo sobrehumano al retratar las hazañas de un héroe que no presenta referencias espacio-temporales estrictas. Macunaíma es el representante de todos los tiempos y espacios brasileños. Originalmente, Macunaíma es una figura de la mitología de la legendaria tribu Tapanhumas, recogida por Andrade del libro Vom Roroima zum Orinoco (Del Roraima al Orinoco, publicado en cinco volúmenes entre 1916 y 1924), del etnólogo alemán Theodor Koch-Grünberg (1872-1924), que, entre 1903 y 1905, realizó expediciones al curso superior del río Negro, en el Amazonas. Según el etnólogo, “el nombre del héroe máximo de la tribu, Macunaíma, contiene como partes componentes la palabra ‘macku’, malo, y el sufijo aumentativo ‘ima’, grande”.

Desprovisto de la aureola idealizada de los románticos, Macunaíma es el indio moderno, múltiple y contradictorio, que encarna la figura del pícaro: traiciona y es traicionado, miente, es indolente, pero listo y astuto, individualista, es travieso y dice palabrotas. Desde su nacimiento, en medio de la selva amazónica, hijo de un indio Tapanhuma, el antihéroe se revela sin carácter. Se convierte en príncipe y traiciona a su hermano Jiguê jugando con sus cuñadas, primero Sofará y luego Iriqui. Se casa con Ci, la madre de la selva, una guerrera amazona de la tribu de los Icamiabas. Macunaíma se convierte en el emperador de la selva virgen. Después de seis meses, tiene un hijo. El niño muere, convirtiéndose en una planta de guaraná. Ci, cansada y desilusionada, se convierte en la estrella Beta de la Constelación del Centauro. Sin embargo, antes de morir, Ci deja a su marido una muiraquita, la piedra talismán de las Amazonas que le garantizaría la felicidad. Pero el héroe pierde la piedra, que acaba en manos del rico comerciante peruano Venceslau Pietro Pietra, coleccionista de piedras. En compañía de sus dos hermanos Maanape y Jiguê, llega a São Paulo para reconquistar la piedra, que simboliza su propio ideal. Sin embargo, Venceslau, que se disfraza de mercader, es en realidad el gigante Piaimã, que se come a las personas. Sólo después de recurrir a la macumba, Macunaíma consigue derrotar al gigante. Una vez recuperada la piedra, Macunaíma vuelve al Amazonas y se siente atraído por Iara, perdiendo la piedra para siempre. Como ya no ve ninguna diversión en el mundo, se va al cielo, donde se convierte en una estrella de la constelación de la Osa Mayor.

¿Quién habría pensado que, a finales del siglo XX, Macunaíma saltaría de las páginas del libro, escrito en 1926 y publicado en 1928, para aparecer en carne y hueso transmutado en algo híbrido y ambiguo, adaptado a los lugares y paisajes de Varginha, en Minas Gerais, esta vez protagonizando una mezcla de la fábula espacial ET, de Steven Spielberg, y la serie Expedientes X?

Del realismo fantástico de Mário de Andrade se sustrajeron los aspectos mágicos y sobrenaturales para que la historia sonara creíble. En su sentido más amplio de imaginación, de ensoñación creativa que prefigura la realidad, la ciencia entró en escena y la ciencia-ficción sirvió de lema estructural, tanto que el estilo narrativo se repite, sólo cambiaron los personajes y algunos detalles, haciendo que el espectador aprecie las posibles variaciones de una misma fórmula.

TODOS LOS INGREDIENTES DE LOS EXPEDIENTES X

Creada por Chris Carter, Expedientes X cumplía su cuarto año de exhibición en los EE.UU. y el tercero en Brasil, destacándose como la más exitosa de la época, sirviendo de referencia -y franquicia- a otras, reuniendo una legión de fans y despertando el entusiasmo de los ufólogos. Nótese que varios de los ingredientes de la serie -cuyo piloto se estrenó aquí, en la Rede Record, a las 19 horas de un domingo 4 de diciembre de 1994- suspense, misterio, intrigas y encubrimientos gubernamentales para que la población en general desconozca la existencia de ovnis, rescate de ETs, experimentos genéticos, virus alienígenas e infinidad de fenómenos aparentemente inexplicables están presentes en el caso Varginha.

Veamos. La historia cuenta que en la medianoche del 20 de enero de 1996, el NORAD (Comando Aéreo Norteamericano), con sede en las montañas Cheyenne, fue alertado por una de las estaciones SETI (Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) ubicada en el Estado de Nuevo México sobre la detección de un ovni en órbita terrestre. Inmediatamente, los cazas F-117 despegaron de varias bases, y los B-2 y otros cazabombarderos permanecieron en alerta. En poco tiempo, el NORAD estableció que el ovni se dirigía hacia la ciudad de Varginha, y alertó al gobierno brasileño y a la Fuerza Aérea Brasileña (FAB). Inmediatamente, aviones de combate de varias bases aéreas despegaron para intentar interceptarlo. Simultáneamente, aviones militares norteamericanos partieron de bases del sur de Estados Unidos y de Panamá, transportando grupos de hombres pertenecientes a operaciones especiales (Boinas Verdes) y equipos con destino a Brasil.

Alrededor de la 1 de la madrugada, los habitantes de Varginha observaron la presencia de varios ovnis en el cielo de la ciudad. Uno tenía forma de cigarro -emitía humo y parecía difícil de volar- y otro tenía forma de disco, además de otros de menores dimensiones (30 a 50 cm) que sobrevolaban las calles de la ciudad a baja altura. Se tomaron varias fotos y películas que fueron transmitidas por varias cadenas de televisión.

A las 3 de la madrugada, Eurico de Freitas y su mujer, Uralina Augusta, que vivían en las afueras de Varginha, se despertaron violentamente por un tremendo ruido fuera de su casa, ruido que también molestó a su ganado. Según describió la pareja, al salir de casa vieron un objeto del tamaño de un minibús que volaba cerca del suelo y dejaba una estela de humo.

A las 7 de la mañana, los Bomberos recibieron una llamada anónima alertando de la presencia de una extraña criatura que apareció corriendo en las afueras del asentamiento. Inmediatamente, los camiones de bomberos se pusieron en marcha hacia el lugar indicado (a unos 2 km). Cuando llegaron allí, los bomberos se sorprendieron al ver que había militares de la ESA (Escola de Sargentos das Armas) de la ciudad de Três Corações, a 25 km de Varginha, y concluyeron que alguien también había llamado al cuartel militar.

A las 10:30 de la mañana, los bomberos encontraron a la extraña criatura que no ofrecía resistencia, pareciendo estar enferma y débil. Capturada con una red, y metida dentro de una caja, fue transportada en un camión a la sede de la ESA.

Según personal militar que no quiso ser identificado, “la criatura era extremadamente fea. El cuerpo medía aproximadamente 1.60 m y era blando como la gelatina; desprendía un olor intenso; tenía protuberancias repartidas por todo el cuerpo, como si fueran ojos; los ojos eran rojos y sin pupilas; los pies eran grandes y en forma de V; la piel era de color pardo oscuro; los brazos eran delgados y largos; las piernas delgadas y cortas; no tenía nariz, sino sólo dos pequeños orificios”. A primera hora de la tarde, la extraña criatura fue trasladada a la base de entrenamiento de la ESA, para entonces transformada en un puesto de máxima seguridad.

En la noche del 22 de enero de 1996, los militares del ESA fueron alertados de la presencia de otra extraña criatura tendida junto a la carretera, que parecía herida. A las 22h, un “convoy” con tres camiones bien equipados partió de la ESA transportando militares en dirección a Varginha. En el lugar señalado, dos tenientes del S2 (Inteligencia Militar) recogieron al extraño ser y lo introdujeron en uno de los camiones, y de uno de éstos en una ambulancia con destino al hospital.

A medianoche, los alrededores del hospital eran un caos total, con la policía militar, los bomberos y los elementos de los servicios secretos acordonando la zona. Mientras el humanoide era examinado por médicos debidamente protegidos con ropas y máscaras especiales, dos tenientes de la policía militar filmaban y tomaban notas. Uno de los médicos, tirando de la lengua del extraño ser, comprobó que era negra, larga y delgada; también verificó que exhalaba un olor intenso, parecido al amoniaco, y que tenía los pies grandes, en forma de V y en todo lo demás idéntico al primer humanoide.

El soldado Marco Eli Cherese, de 23 años, uno de los que habían estado en contacto con el humanoide durante su traslado al hospital, regresó a su casa hacia las 0.45 horas del 23 de enero. Este soldado, que no padecía ninguna enfermedad, murió dos semanas después de septicemia (inflamación generalizada de los órganos causada por el fallo del sistema inmunitario). Tras su muerte, no se realizó autopsia alguna; los médicos y el personal militar dijeron a la familia que enterrara el cadáver inmediatamente, sin celebrar ceremonia fúnebre alguna. Más tarde, la familia intentó exhumar el cadáver, pero el juez no lo autorizó, alegando que se trataba de un asunto de seguridad nacional. Sin embargo, aunque no se realizó la autopsia, sí se llevaron a cabo análisis de sangre que mostraron un alto valor de toxinas desconocidas (8%), según un extracto del informe.

Tras la autopsia, el humanoide fue enviado a las instalaciones de la ESA. A las 3 de la madrugada del 24 de enero, por orden del teniente coronel Olímpio Wanderley, los humanoides partieron para la Escuela de Cadetes de Campinas, en una columna de camiones comandada por el sargento S2 Pedrosa.

Entregados al comandante de la Escuela de Cadetes, el capitán Ramires, oficial de la ESA, dispuso su traslado a la Universidad de Campinas (Unicamp), que contaba con dos laboratorios de acceso restringido y un gran equipo de médicos forenses, encabezado por el tristemente célebre Dr. Badan Palhares.

Días después, soldados norteamericanos transportaron los cuerpos de los dos humanoides desde Brasil a un destino desconocido. Ante la presión de la opinión pública, el general Lima, comandante de la ESA, decidió dar una conferencia de prensa para negar la implicación del Ejército en el incidente.

Unas semanas más tarde, en febrero de 1996, los animales del zoo de Varginha empezaron a morir sin motivo aparente. La directora del zoo, la bióloga Dra. Leila Cabral, declaró que nunca había visto nada parecido.

A las 21.00 horas del 21 de abril de 1996, la Sra. Terezinha Clepfe, de 67 años, celebraba su cumpleaños en el restaurante del Jardín Botánico de Varginha. En un momento dado, salió a la terraza del restaurante para fumar. Fue entonces cuando vio, detrás de una pared, una cabeza idéntica a la de los humanoides antes mencionados, sólo que estaba cubierta por un casco dorado, tras lo cual la vio correr. Sobresaltada, declaró: “Su cara era redonda y sin mejillas. Tenía los ojos rojos, la nariz y un pequeño corte donde tenía los labios. Yo estaba clavada en el suelo, no podía apartar la mirada de aquellos horribles ojos rojos y saltones. Era lo más feo que he visto en mi vida…”

Los episodios que más elementos aportaron sin duda fueron dos, respectivamente el 9º y el 16º del primer año: “Fallen ángel” (Cacería sangrienta), y “E.B.E.” (El ser del espacio), este último emitido por primera vez aquí el 1 de julio de 1995.

En “Cacería sangrienta”, una nave alienígena es detectada por radar al estrellarse en un bosque. Sin embargo, el comandante militar ordena que se informe del episodio como la caída de un meteorito. Poco después, las autoridades ordenan la evacuación de la zona, alegando que se ha producido un vertido químico tóxico. “Es como si se repitiera el encubrimiento de Roswell”, comenta Max Fenig, miembro del NICAP (Comité Nacional de Investigación de Fenómenos Aéreos), al agente Fox Mulder.

En “El ser espacial”, un piloto iraquí derriba un ovni, que se estrella cerca de una base americana en la frontera entre Irak y Turquía. En Reagan, Tennessee, un camionero se queda sin energía, afirmando haber visto un platillo volante y luces en el cielo. Cuando Mulder intenta interrogar al hombre, el sheriff lo suelta, diciendo que no quiere cooperar con las investigaciones. Mulder está seguro de que el camión transportaba un E.B.E. (acrónimo de “Entidad Biológica Extraterrestre”) por todo el país. En busca de ayuda, Mulder presenta a Scully al trío conocido como los Pistoleros Solitarios, un grupo extremista que investiga las actividades del gobierno. Scully piensa que son paranoicos, hasta que descubre un equipo de escucha en su piso. Garganta Profunda entrega a Mulder un paquete con instrucciones para que vaya a unas instalaciones en Georgia, advirtiéndole de que está “en un camino peligroso”. Scully teme que Mulder esté siendo engañado y, aunque dice que confía en Garganta Profunda, la información que recibió resulta ser falsa. Empujado contra la pared, Garganta Profunda admite haber intentado engañar a Mulder, diciendo que “todavía hay algunos secretos que deben permanecer secretos”. Siguiendo la pista del camión, Mulder y Scully viajan al estado de Washington, donde se ven obligados a detenerse repentinamente debido a un destello de luz muy brillante, y entonces descubren el camión abandonado. Localizan y entran en unas instalaciones gubernamentales, utilizando credenciales falsas producidas por los Pistoleros Solitarios. Allí Mulder se reúne con Garganta Profunda, quien le habla de un pacto ultrasecreto entre las naciones tras el incidente de Roswell, por el cual cualquier E.B.E. superviviente sería exterminado.

LA VIDA COTIDIANA COMO UNA SUCESIÓN DE HECHOS ESPECTACULARES

La espectacularización de la vida nunca ha estado tan de moda, especialmente con los reality shows televisivos, que en Brasil, sintomáticamente, han tenido más éxito que en cualquier otro de los países donde se lanzaron. Pocos saben, sin embargo, que el origen del término o de la expresión se encuentra en el título de un libro clásico de Guy Debord (1931-1994), publicado en Francia en 1967. La Sociedad del Espectáculo[7] se convirtió inicialmente en un libelo del ala más extremista del movimiento parisino de Mayo del 68.

El “espectáculo” del que habla Debord va mucho más allá de la omnipresencia de los medios de comunicación de masas, que sólo constituyen su aspecto más visible y superficial. Para este filósofo maldito, “toda la vida en la que reinan las condiciones modernas de producción se anuncia como una inmensa acumulación de espectáculos. Todo lo que se vivía directamente se ha convertido en una representación”.

Utilizando un lenguaje aforístico agudo y cortante, con múltiples alusiones ocultas a pensadores célebres, Debord denuncia el espectáculo como una “ideología por excelencia”, una forma de manipulación en la que los individuos se ven obligados a contemplar y consumir pasivamente las imágenes de todo lo que les falta en su existencia, en un proceso de “empobrecimiento, sumisión y negación de la vida real”: “El espectáculo, entendido en su totalidad, es a la vez el resultado y el proyecto del modo de producción existente. No es un complemento del mundo real, su decoración. Es el corazón de la irrealidad de la sociedad real. Bajo todas sus formas particulares, información o propaganda, publicidad o consumo directo de entretenimiento, el espectáculo constituye el modelo actual de vida socialmente dominante. Es la afirmación omnipresente de la elección ya hecha en la producción, y su corolario el consumo. Forma y contenido del espectáculo son idénticamente la justificación total de las condiciones y fines del sistema existente”.

En resumen, la realidad se convierte en imagen, y las imágenes en realidad. Mientras que la primera fase de la dominación capitalista se caracterizó por la degradación del ser en tener, en el espectáculo hemos alcanzado el reino soberano del aparecer. Las relaciones sociales ya no están mediadas sólo por las cosas, como en el fetichismo de la mercancía aducido por Marx, sino directamente por las imágenes. “El concepto de espectáculo unifica y explica una gran diversidad de fenómenos aparentes. Sus diversidades y contrastes son las apariencias de esta apariencia socialmente organizada, que debe reconocerse a sí misma en su verdad general. Considerado en sus propios términos, el espectáculo es la afirmación de la apariencia y la afirmación de toda la vida humana, es decir, social, como mera apariencia. Pero la crítica que alcanza la verdad del espectáculo lo descubre como la negación visible de la vida; como una negación de la vida que se ha hecho visible”.

Parafraseando a Debord, cuando el caso de Varginha fue convertido en imágenes representativas de una supuesta realidad -convirtiéndose en moda y fiebre nacional, sirviendo de lema para programas de televisión y campañas publicitarias y reactivando la industria turística local-, las imágenes se convirtieron de hecho en entidades reales y motivaciones eficaces de un comportamiento colectivo. El espectáculo así creado, obedeciendo a la tendencia de hacer ver a través de distintas mediaciones un mundo que no es directamente aprehensible, encuentra el sentido más abstracto y mistificable, correspondiente a la abstracción y mistificación generalizadas de la sociedad actual. Y allí donde hay representaciones equivalentes, el espectáculo se reconstituye. De ahí la aparición de versiones derivadas del caso inicial, pero siempre manteniendo la misma estructura y tratando de confirmarla.

En Comentarios sobre la sociedad del espectáculo[8], de 1988, Debord tuvo que admitir que el dominio espectacular ha logrado perfeccionarse y superar a todos sus adversarios, de modo que ahora es su propia dinámica, su desenfrenada locura económica lo arrastra hacia la irracionalidad total y la ruina. “El gobierno del espectáculo, que detenta en la actualidad todos los medios de falsificar tanto la producción como la percepción, es dueño absoluto de los recuerdos del mismo modo que lo es de los proyectos que configuran el futuro más lejano. Sólo él reina en todas partes; ejecuta sus juicios sumarios”.

Proclamándose oficialmente espectacular, la sociedad considera enemigos a quienes se rebelan al margen de las relaciones espectaculares.

MONTAJES PUBLICITARIOS DE LA INDUSTRIA DE HOLLYWOOD

Por cierto, el investigador Paulo Roberto Peralta publicó un incisivo artículo en el número 48 de la revista UFO desmontando el montaje urdido por la industria de Hollywood y señalando el imaginario popular como motor del caso: “Con el estreno de la película Independence Day está quedando claro que el suceso de Varginha fue, en realidad, una farsa montada por los medios de comunicación. Los ufólogos fueron simplemente engañados y utilizados para preparar el terreno para el eficiente trabajo de los ‘mercadólogos’. […] una poderosa productora norteamericana preparó una campaña millonaria y lanzó una película sobre la invasión extraterrestre, que costó 71 millones de dólares. Esta campaña necesitaba un público interesado para garantizar el rendimiento esperado por sus productores. Los directores de ID-4 decidieron dar a conocer la imagen de los ET, que no podían ser ni monos ni simpáticos, para no ganarse la protección de la gente, pero tampoco debían dar demasiado miedo, para no escandalizar al público. Así que se creó un tipo extraño y curioso. Además, necesitaban una ciudad pequeña para rodar la película, de modo que la noticia se difundiera rápidamente y adquiriera proyección nacional. Necesitaban un hecho convincente para dar credibilidad a la trama. Nada mejor que forjar una situación. Se eligió Varginha como escenario, ya que reunía todos los requisitos necesarios, con la ventaja adicional de que si los ufólogos realizaban una investigación en profundidad darían más énfasis al tema. Una vez encontrada la solución para el plan, algunos actores vestidos de ETs, salieron a la calle y se dejaron observar por los habitantes de aquella apacible ciudad. Al mismo tiempo, se escenificaron las capturas con otros actores vestidos de bomberos y soldados. Entonces, la imaginación popular tomó el relevo. La noticia se difundió rápidamente, creció y adquirió contornos de la más absoluta verdad. Una parcela de suerte también ayudó al intento, ya que consiguieron no sólo a uno, sino a dos ufólogos de renombre que, con sus investigaciones, dieron credibilidad al caso”[9].

No sabemos, ni estamos en condiciones de afirmar si las cosas sucedieron así en realidad, o si, en este caso, son los ufólogos los que tienen razón. ¡Ojalá algún día sepamos la verdad! De todos modos, como concluye Peralta, “todo esto es una teoría tan absurda y, al mismo tiempo, tan posible como la teoría de la veracidad del caso Varginha”.

Ubirajara Rodrigues confirma que, aunque pocos lo sepan, la película Independence Day tuvo un preestreno exactamente en la ciudad de Varginha, habiendo sido proyectada una semana antes de su propio estreno en el circuito nacional. “La sesión, que recibió un desprecio casi total por parte de los medios de comunicación locales y nacionales, no fue publicitada a bombo y platillo por la distribuidora, salvo por un pequeño cartel pegado en la ventana. Tuvo lugar en el Cine Rio Branco, ahora desactivado y catalogado como patrimonio nacional, que tenía la segunda pantalla más grande de América Latina”, recuerda Rodrigues. “El director del cine, en aquel momento, informó de que el público era de 27 personas, a pesar de las 1,200 butacas”.

EL SECRETO GOBIERNA EL MUNDO

Permaneciendo, casi una década después, como un complejo rompecabezas, lleno de contradicciones e incoherencias, el caso confirma las proposiciones de Debord de que “El espectáculo, como organización social actual de la parálisis de la historia y de la memoria, del abandono de la historia que se levanta sobre la base del tiempo histórico, […] organiza magistralmente la ignorancia de lo que sucede e, inmediatamente después, el olvido de lo que, sin embargo, podría llegar a ser conocido. Lo más importante es lo más oculto”.

Los testigos han afirmado, sin incoherencias ni discrepancias, haber visto una criatura no identificada y, por lo que todo indica, sus relatos son sinceros y verídicos. A partir de ahí, sin embargo, como diría Debord, “el flujo de imágenes, en su dominio, determina el ritmo de lo que se manifiesta en él, como una perpetua sorpresa arbitraria, sin dejar lugar a la reflexión. En esta sumisión permanente reside la raíz psicológica de la adhesión incondicional, descartando todo lo que no le conviene. De lo que muestra, aísla los medios, el pasado, las intenciones, las consecuencias. Como nadie puede contradecirlo, el espectáculo se contradice a sí mismo, ratificando su pasado. La actitud de quienes tienen que dar a conocer una nueva versión, tal vez aún más espectacular, de ciertos hechos, es ratificar las interpretaciones erróneas que se atribuyen a su público, aunque sean los mismos que el día anterior se apresuraron a difundir ese error, con su habitual seguridad”.

Los defensores de la materialidad del caso Varginha argumentan insistentemente que si todo fuera un rumor más o una espectacularización, las autoridades policiales, de Bomberos, del Ejército, gubernamentales, universitarias y hospitalarias no estarían implicadas, dando tanta importancia o esquivando cualquier declaración aclaratoria al respecto. Ufólogos, investigadores y equipos de varios periódicos y televisiones que han estado en la ciudad sin obtener nada consistente de estas autoridades.

Según Debord, el secreto generalizado permanece detrás del espectáculo como el complemento decisivo de lo que muestra y como su operación más importante: “La desinformación no sería la simple negación de un hecho que conviene a las autoridades, ni la simple afirmación de un hecho que no les conviene […]. Contrariamente a la mentira pura, la desinformación, y aquí es donde el concepto es interesante para los defensores de la sociedad dominante, debe contener fatalmente una cierta parte de verdad, pero deliberadamente manipulada por un enemigo hábil. El poder que habla de desinformación no se cree absolutamente sin faltas, pero sabe que podrá atribuir a toda crítica precisa esa insignificancia excesiva que está en la naturaleza de la desinformación; y que de este modo nunca tendrá que reconocer una falta particular”.

El secreto domina este mundo, y en primer lugar como secreto de dominación, “simplemente porque la desinformación se despliega ahora en un mundo en el que ya no hay lugar para ninguna verificación. […] El secreto no aparece ante casi nadie en su inaccesible pureza y en su generalidad funcional”.

Creo que el caso Varginha, si no es dilucidado, comprobado e incorporado a la historia, se convertirá fatalmente en un mito moderno, como Roswell. Vivimos bajo el yugo y la égida de poderes monolíticos, discrecionales y totalitarios, poderes absolutos que definen verdades y suprimen aún más radicalmente ciertos capítulos de la historia, en favor de determinados intereses seculares, según la facilidad práctica de ejecución. El misterio queda irresoluble por la misma razón por la que no debería ser difícil de resolver, si hubiera razones para lo contrario.

[1] Medeiros, Alexandre. “Contatos imediatos em Varginha: Visão de criatura empolga a cidade do Sul de Minas”, in Jornal do Brasil, Rio de Janeiro, 2-2-1996, Brasil, p.4

[2] Suenaga, Cláudio Tsuyoshi. “Comentários sobre o caso do ET de Varginha (MG)”, in Voz da Terra, Assis (SP), sexta-feira, 31-05-1996, no 8.082, ano XXXII, p. 2.

[3] Kapferer, Jean-Nöel. Boatos: A mais antiga mídia do mundo, Rio de Janeiro, Forense Universitária, 1993. Título original: Rumeurs – le plus vieux média du monde (Le Seuil, 1987).

[4] El periodista Homero Fonseca tuvo acceso al guión original de la narración e incluyó un amplio estudio del tema en su libro Viagem ao planeta dos boatos (Viaje al planeta de los rumores, Río de Janeiro, Record, 1996), el primero en Brasil que aborda el fenómeno de la rumorología.

[5] La historia completa de este caso, su análisis y refutación, pueden leerse en inglés en www.turnmeondeadman.net/IBP/Intro.html.

[6] Gontijo, Juliana. “Homem morre por causa do frio no sul de MG”, in Folha de S. Paulo, 19-08-1999, são paulo, c. 3, p. 9

[7] Debord, Guy. A Sociedade do Espetáculo, Rio de Janeiro, Editora Contraponto, 1998.

[8] IDEM, Comentário sobre a Sociedade do Espetáculo, Editora Contraponto, 2000,

[9] Peralta, Paulo Roberto. “Caso Varginha foi uma farsa?”, in UFO, Campo Grande (MS), CBPDV, dezembro de 1996, no 48, Opinião, p. 8.

https://web.archive.org/web/20061105072713/http://www.ceticismoaberto.com/ufologia/et_varginha.htm

La foto Long Beach Press Telegram

La foto Long Beach Press Telegram

Aunque pudiera parecer un plato volador con su tripulante de Marte (como dice el pie de foto), en realidad se trata de un “sandblastero”, es decir un profesional que se dedica a hacer limpieza (normalmente de acero) por medio de arena u otros abrasivos lanzados a gran velocidad, por medio de altas presiones.

La foto apareció en la segunda sección, página 21, del Long Beach Press Telegram, del 16 de octubre de 1947. Debajo de la foto podemos leer:

imageChorro de arena – No es un hombre de Marte invadiendo los EE.UU., sino un sandblastero en Seal Beach Naval Ammunition and Net Depot limpiando un flotador antes de repintarlo.

El ovni de Gáldar

El ovni de Gáldar

Ricardo Campo Pérez

Portada_El_ovni_de_GáldarGáldar es un municipio de la isla de Gran Canaria, una de las islas Canarias (España). La noche del 22 de junio de 1976 un médico se dirigía en taxi a visitar a una enferma residente en el barrio de Las Rosas. A escasos metros de la vivienda, el galeno y el taxista divisaron una esfera transparente de treinta metros de diámetro dentro de la cual se observaban dos individuos de gran altura y de color rojizo, colocados de perfil uno frente a otro. A su lado, diversos “objetos” aparentaban ser mobiliario técnico de navegación. Curiosamente, en la parte de atrás del taxi, un hijo de la enferma sólo acertó a ver un resplandor. La prensa dedicó más una semana a relatar los pormenores de la visión.

Ese mismo año J. J. Benítez y algunos amigos canarios visitaron a los que ya eran los testigos más conocidos y, a partir de ahí, el “caso Gáldar” quedó registrado en el canon de las cosas extrañas vistas en los cielos españoles. Ahora es cuando debería sonar el típico sonido que se oye cuando, en un concurso televisivo, un participante mete la pata al responder. Pero no: colegas periodistas del citado, interesados, curiosos, ufólogos y otros especímenes semejantes sonrieron de oreja a oreja y lo dieron todo por bueno y verosímil. A pesar de alardear de la “investigación de campo”, parece que no fueron capaces de darse cuenta al entrevistar a los vecinos (que es lo que este autor hizo en cinco ocasiones en los últimos años) de que en realidad el fenómeno se produjo en la lejanía, en el mar, no donde aseguraron los testigos más famosos. Y que se observó desde las siete islas al mismo tiempo, en un radio de unos 700 kilómetros como mínimo. De estas conversaciones y relatos y de otros muchos temas como los abundantes testimonios de aquella noche; la repercusión en la prensa local y mundial y en los espacios radiotelevisivos del misterio; el expediente oficial desclasificado por el Ejército del Aire español; la única imagen fotográfica conocida del suceso; la comparación con otros eventos similares y algunas llamativas coincidencias con la iconografía de la ciencia ficción espacial trata este libro monográfico. Se justifica, finalmente, la causa y explicación del fenómeno observado por centenares de sorprendidos y, en algunos casos, atemorizados testigos. 22/6/76, Canarias es uno de los episodios más populares y destacados de la historia de los “ovnis” en España.

La edición corrió a cargo de Diego Zúñiga y de Coliseo Sentosa (https://coliseosentosa.blogspot.com), y puede adquirirse en este enlace: https://www.amazon.es/dp/B0C87BZNCT

Extraños y surrealistas encuentros con extraterrestres en los años 60

Extraños y surrealistas encuentros con extraterrestres en los años 60

3 de julio de 2023

Brent Swancer

Los años sesenta fueron una década extraña para los ovnis. Era una época en la que la ciencia ficción sobre el tema estaba despegando, la humanidad apuntaba a la Luna y se hablaba mucho de lo que había ahí fuera, en lo más desconocido. Aunque ya se habían producido muchos avistamientos de ovnis antes, y por supuesto después, la década de 1960 ocupa un lugar especial por ser la época de algunos encuentros muy extraños con estas naves y sus ocupantes, y aquí veremos una selección de algunos de los más extraños.

En 1962 hubo varios informes extraños de encuentros con extraterrestres en rápida sucesión desde Argentina, en Sudamérica, durante mucho tiempo un semillero de actividad ovni. El 26 de mayo de 1962, una mujer de la provincia rural de La Pampa, escasamente poblada, afirmó haber visto aterrizar un extraño disco brillante del que salía una “aparición robótica”. Al parecer, el robot estaba recogiendo muestras de tierra y, cuando se dio cuenta de que estaba siendo observado, se quedó mirando a la mujer con una mirada inescrutable durante algún tiempo antes de entrar en su nave y salir disparado hacia el cielo. Al parecer, el marido de la mujer también presenció la salida del disco, y la mujer quedó tan traumatizada por el incidente que fue ingresada en un psiquiátrico para recibir tratamiento.

En julio de ese mismo año, un joven de 17 años llamado Ricardo Limeres conducía su motocicleta por un solitario camino rural de tierra en los alrededores de Paraná, Argentina, cuando de entre la penumbra apareció una figura de aspecto extraño al resplandor de su faro. Ricardo se asustó e intentó dar un volantazo para alejarse, pero al parecer su motocicleta no le obedeció, sino que se vio arrastrada hacia el misterioso desconocido. El vehículo se detuvo justo delante del enigmático ser, que, según pudo ver el testigo, medía más de dos metros y tenía una cabeza “en forma de melón” con tres ojos. El extraño ser intentó agarrar a Ricardo, antes de alejarse con un aspecto robótico “casi humano” hacia una luz blanca y brillante en la distancia, dejando profundas huellas a su paso. Al mes siguiente se produjo otro extraño encuentro en la misma zona, cuando el 21 de agosto un médico vio un disco con un halo en el cielo mientras conducía hacia la ciudad de Paraná con su esposa. Inmediatamente después de ver este ovni, notó la presencia de dos seres de más de 1.80 metros de altura, cabellos claros y ojos enormes, que llevaban “objetos luminosos” en la frente, con los cuales hacían señales para que el auto se detuviera. El médico no se detuvo, sino que se adentró en la noche presa del pánico, como probablemente haría la mayoría de la gente en su sano juicio. ¿Qué estaba pasando exactamente? En octubre de ese año se informó de otro extraño encuentro alienígena en Argentina, esta vez en una zona entre un lugar llamado Isla Verde y Monte Maíz. El informe fue dado a la policía por el camionero Ernesto Donles, quien diría de lo sucedido:

Conducía mi camioneta hacia Isla Verde cuando un objeto luminoso -aparentemente una nave espacial- rodeado de una luz de brillo cegador, descendió cerca de mí. Tres seres muy altos, vestidos con ropas extrañas y portando armas desconocidas, descendieron de ella hacia mí. Perdí el control de mi vehículo y caí en una zanja, pero finalmente volví a la carretera y seguí conduciendo a gran velocidad. Las tres criaturas seguían persiguiéndome. De su nave salía una luz roja cegadora. Las criaturas me siguieron durante un kilómetro y medio. Cuando por fin llegué a las afueras del pueblo de Monte Maíz, de repente cesaron la persecución. Volvieron a entrar en la nave, que desapareció en la distancia.

El informe fue corroborado por varios residentes de la zona, que también afirmaron haber visto un objeto volador que había desprendido una luz cegadora y brillante que les había deslumbrado. Desde luego, Argentina no es el único lugar donde se producían este tipo de encuentros en la década de 1960. El 12 de diciembre de 1962, un agente de policía de Milán, Italia, llamado Francesco Piania, estaba haciendo sus rondas de inspección cuando de repente oyó un silbido detrás de él. De lo que ocurrió a continuación diría

Al principio pensé que eran mis oídos, pero el ruido se hizo más fuerte. Cuando iba a salir del patio vi aterrizar un disco de aluminio plateado que brillaba bajo los rayos de la luna. Me volví bruscamente y me quedé paralizado por la emoción. Vi salir del disco a un extraño ser de aproximadamente un metro (3’3?) de altura. Su traje espacial parecía plateado-fluorescente y emitía una luz azulada. Llevaba un casco negro e hizo un gesto hacia la cúpula o torreta que se elevaba sobre el disco. Otra persona apareció por un ojo de buey. El primer hombre me miró y me hizo una señal para que me acercara a él. En ese momento, el otro ser le hizo una señal, volvió a subir al disco y el motor salió volando.

¿Qué demonios? Un caso bastante conocido ocurrió en abril de 1964, esta vez en la región de Socorro, Nuevo México, en Estados Unidos. El 28 de abril de 1964, el policía Lonnie Zamora estaba patrullando cuando se encontró con un “objeto en forma de huevo” de cuatro patas y dos figuras en un barranco. Al parecer, cuando se acercaba al lugar, oyó una fuerte “explosión o un rugido” mientras se dirigía por el camino de tierra, muy rocoso, hacia el misterioso objeto. Al acercarse, se dio cuenta de que las dos personas que estaban junto al objeto no eran más grandes que niños y parecían ir vestidas con monos blancos. Zamora salió de su coche y empezó a caminar hacia el ovni cuando volvió a oír el estruendo o explosión y vio llamas y polvo volando alrededor del objeto. El policía creyó que el objeto estaba a punto de explotar, por lo que se tiró al suelo y se protegió con los brazos. Cuando no se produjo ninguna explosión, miró con cautela hacia donde había estado el objeto, pero ya no estaba en el suelo, sino surcando el cielo a toda velocidad.

El caso Zamora se hizo bastante famoso, salpicó todas las noticias y, al parecer, fue investigado a fondo tanto por investigadores de ovnis como por militares, pero después de esto la cosa se enfrió y nunca hubo ninguna conclusión oficial. También de Nuevo México es un informe de 1964 por el residente Paul Padilla, quien afirmó haber visto ovnis y sus ocupantes en la zona en numerosas ocasiones. Un informe del Grupo de Investigación de Fenómenos Aéreos dice de él:

El pasado mes de junio, dijo, pasó de 2:30 a 4 de la tarde con las personas -hombres y mujeres- que transportaba la máquina espacial. Los ocupantes del ovni, dijo Padilla, no eran sobrehumanos. Pero eran superiores a nuestra especie en cualidades físicas y en calidad de conocimientos. Los tripulantes del ovni, dijo, esperan una renovación a gran escala de la actividad volcánica a lo largo del borde volcánico justo al oeste de Albuquerque. Padilla dijo que su primer avistamiento ovni se produjo en la costa oeste, cuando conversó con el ocupante de un pequeño ovni. Una vez Padilla avistó un ovni cerca de Landrith. Este fue el más grande – cerca de 900 pies de diámetro. El objeto que vio cerca de Peralta tenía unos 160 pies de diámetro, dijo. De él salieron varias personas de la lejana galaxia de Coma Bernices, inimaginablemente lejos de aquí. Vestidos con uniformes ajustados de una sola pieza, los hombres-estrella formaban una atractiva tripulación. ¿Y qué pensaban de nosotros? “Su opinión no es que seamos malos o buenos -dijo Padilla-. Tampoco intentarán salvar a la raza humana de sí misma. Saben que hay una superinteligencia que gobierna el universo y todo lo que hay en él”, dijo.

Bastante extraño y siniestro, desde luego. En 1964 se registraron bastantes encuentros extravagantes por todas partes en Estados Unidos. El 8 de mayo de 1964, un granjero de Newark Valley, Pennsylvania, llamado Gary Cox, se encontraba en su granja de 300 acres esparciendo estiércol y fue a comprobar una zona de la granja situada dentro de una zona de espeso bosque. Mientras caminaba por el bosque, supuestamente vio un objeto brillante que al principio pensó que era un frigorífico desechado entre los árboles. Esto ya habría sido bastante extraño, pero las cosas estaban a punto de volverse mucho más extrañas. A medida que se acercaba, pudo ver que era demasiado grande para ser un frigorífico, que era metálico, de unos 20 pies de largo y 10 pies de ancho, y que tenía forma de huevo, sin puertas, ventanas o escotillas perceptibles. Según un informe del Grupo de Investigación de Fenómenos Aéreos:

De repente, aparecieron dos seres. Parecían de un metro y medio de altura y llevaban ropa sin costuras y un tocado con una capucha de rostro opaco. No podía distinguir los rasgos faciales. Los seres parecían tener brazos y piernas, pero no pudo saber si tenían o no dedos en las manos y los pies porque sus extremidades estaban cubiertas. Uno se quedó de pie junto a la nave y el otro se acercó a 5 pies de Cox, diciendo: “No se alarmen. Ya hemos hablado antes con terrícolas. Venimos de lo que ustedes llaman Marte”. Cox dijo que pensó que era una broma y trató de reírse, pero los hombres parecían muy serios y no supo qué pensar. Los hombres dijeron que estaban interesados en los fertilizantes y los suelos y preguntaron por qué Cox estaba esparciendo estiércol. Dijeron que cultivaban alimentos en la atmósfera pero que los cambios en ella estaban creando problemas y que visitaban la tierra para aprender sobre materiales orgánicos. Cox explicó lo maravilloso que es el estiércol como fertilizante, pero que cuando no se disponía de él, el abono comercial hacía un buen trabajo. Cox dijo que ambos hombres tenían bandejas en las que recogían muestras de tierra. Los marcianos pidieron abono comercial para llevarse y Cox les dijo que les traería un saco de su granero. Mientras hablaban, la “nave espacial” sonaba como un coche al ralentí. Cuando se dio la vuelta para coger el fertilizante, oyó un ligero ruido y miró a su alrededor. En cuestión de segundos la nave desapareció de su vista. No había tubo de escape ni fuego que levantara el polvo, dijo. Como había prometido el abono, fue a buscar el saco y lo dejó en el campo. Al día siguiente ya no estaba.

En Conklin, Nueva York, el 16 de julio de 1964, cinco chicos estaban explorando cuando vieron lo que parecía ser “un hombre del espacio” y su vehículo en un campo a unos tres kilómetros de sus casas. La criatura era del tamaño de un niño pequeño, tenía cara humana y llevaba un traje y un casco negros con unos cables en forma de antena en la parte superior y unas letras blancas en la parte delantera que no pudieron leer. También llevaba unas lentes de plástico o cristal sobre los ojos y hacía un ruido peculiar que los chicos describieron como “el sonido de un kazoo”. Según su informe, el ser se subió a la parte superior del vehículo, tras lo cual le preguntaron si necesitaba ayuda o agua, y después de esto pareció caer hacia atrás desde la parte superior del vehículo. Los niños salieron del campo y corrieron hacia su casa. Cuando los adultos investigaron la zona, encontraron follaje aplastado y unas extrañas hendiduras en el suelo donde, según los niños, se había posado la nave. Un reportero del periódico que vino a comprobarlo diría:

La mancha es redonda y bastante grande, como un círculo. Todo el musgo que había en el círculo parecía haber sido succionado de la tierra y estaba esparcido por todas partes. El musgo estaba tan seco que su color era blanco, mientras que fuera de este círculo el musgo es como debería ser: verde y apiñado en la tierra.

En agosto de 1964, la región alrededor de Hamilton, Montana, experimentó una oleada de avistamientos de ovnis, y mientras esto sucedía un testigo afirmó haber visto realmente a uno de los ocupantes. Al parecer, un leñador de la zona llamado Lou Smalley vio un ovni mientras conducía su camión maderero por una remota carretera, tras lo cual observó una extraña criatura sentada en una escarpada punta de rocas sobre la carretera. Él lo describió:

Pude verlo bien durante varios segundos, y no era humano. La criatura medía posiblemente metro y medio; tenía un aspecto peludo o desgreñado y no llevaba ropa. Se erguía como un hombre, pero no era humano. He cazado de todo, desde osos hasta pumas en la zona, y esa criatura no se parecía a nada normal.

Pasando a 1965 tenemos un año lleno hasta el borde de todo tipo de ovnis y rarezas alienígenas de todo el mundo. El 23 de enero de 1965, un hombre de Waynesboro, Virginia, estaba cortando leña en un campo de tiro con arco cuando vio dos naves voladoras silenciosas descender del cielo para posarse en el suelo a cierta distancia de él. De estas naves desembarcaron varios humanoides diminutos, cuya estatura se estimaba entre 35 y 37 pulgadas, que tenían dedos muy largos y ojos que, según el testigo, “parecían mirar a través de ti”. Al parecer, eran de color oscuro y vestían ropas del mismo color que el vehículo “vagamente” en forma de disco que tenían detrás. A continuación, estas entidades volvieron a entrar en su nave, y la puerta «pareció amoldarse a la nave», sin dejar rastro de puerta una vez cerrada. Después de esto la nave emitió un resplandor y despegó hacia el cielo para salir disparada y perderse de vista.

En la tarde del 28 de enero de 1965, siete amigos conducían por la zona de Brands Flats, cerca de Staunton, Virginia, cuando vieron “lo que parecía un hombre caminando” hacia la carretera desde un campo, pareciendo estudiar cuidadosamente los coches que pasaban a su paso. Cuando se acercaron, pudieron ver que la figura sólo medía un metro de altura y vestía una prenda ajustada de una sola pieza de color plateado. A continuación aparecieron otras dos figuras, pero cuando los testigos detuvieron el coche, las tres se precipitaron por una colina y desaparecieron en la noche. Cuando salieron a investigar la zona, supuestamente se encontraron con un “granero de aluminio incandescente”, delante del cual estaba una de las figuras. Los asustados testigos salieron corriendo, no sin que antes uno de ellos, al parecer, hiciera una foto de la extravagante escena. Se desconoce qué ocurrió con la supuesta foto. El 4 de marzo de 1965, un residente de Brooksville, Florida, llamado John Raney, paseaba por el bosque como hacía casi todos los días, pero este día resultaría ser más extraño que la mayoría. Él diría de los extraños acontecimientos que ocurrieron:

A menudo camino por estos bosques para cazar serpientes para mi hijo en la Marina. Él las estudia y yo le he suministrado unas cuantas. Mientras caminaba entre unos arbustos, vi un objeto volador a unos 700 metros de distancia. Era de color verde azulado y púrpura rojizo, de unos 20 a 30 pies de diámetro con dos ventanas en la parte superior de unos dos pies de diámetro. Estaba sobre un tren de aterrizaje de cuatro patas de unos cuatro pies de altura con una parte superior de unos seis pies de grosor. Rodeé los arbustos, caminando hacia atrás unos cien metros para poder entrar sin ser detectado. Luego me acerqué a menos de 30 metros del objeto. Me metí entre unos arbustos para observarlo. Entonces vi algo parecido a un robot salir de los arbustos a unos 200 o 300 pies de distancia. Se acercó a la nave espacial. Entonces la cosa parecida a un robot me vio entre los arbustos. Se acercó a menos de 15 pies de mí y me miró fijamente. Le devolví la mirada a su cúpula de cristal. Medía aproximadamente metro y medio, tenía una figura humana y vestía un traje de lona de color gris plateado con un casco de cúpula de cristal. Los ojos del robot estaban más separados que los de un humano normal y su barbilla era más puntiaguda. Me miró durante un minuto y medio. No pude ni pestañear, estaba muy asustada. Entonces sacó algo de su lado izquierdo, lo levantó a la altura de la barbilla y parpadeó.

Volvió a parpadear y salí corriendo de entre los arbustos. Cuando salí corriendo, los arbustos me tiraron el sombrero y caí al suelo. Se me cayeron las gafas y me quedé tumbado. Estaba sentado y volví a mirar al robot. Volvió a encenderlo y caminó hacia el objeto. Había una especie de abertura debajo del ovni y se metió dentro. Una vez dentro, unas hojas en el borde del objeto empezaron a moverse como persianas venecianas. Se abrían y cerraban. Luego el borde empezó a girar en sentido contrario a las agujas del reloj. Hizo un silbido y un ruido sordo y luego empezó a girar más rápido. He oído todos los sonidos que hacen los aviones, pero éste no se parecía a ninguno que hubiera oído antes. Entonces el tren de aterrizaje se replegó en el ovni y el objeto se elevó en línea recta. Lo observé y se perdió de vista en menos de diez segundos”.

El testigo afirma que incluso había recuperado dos tiras de una sustancia parecida al papel con letras crípticas alienígenas y que las había entregado a las Fuerzas Aéreas, pero que nunca se las habían devuelto ni habían hecho comentarios al respecto. El 13 de agosto de 1965, dos chicas adolescentes llamadas Ellen Ryan, de 16 años, y Laura Ryan, de 13, estaban en un campo de chícharos cerca de Kent, Washington, cuando se les acercaron tres extrañas figuras que “no eran humanas”. Describieron a los individuos como de entre 5 pies y dos pulgadas y 5 pies y 5 pulgadas de altura, y sus cabezas tenían “la parte superior blanca donde los humanos tienen pelo, con poros muy grandes y una gran protuberancia en la parte posterior de la cabeza”. Los ojos eran aparentemente muy grandes y salientes y la cara, que fue descrita como “gris como la piedra”, no tenía expresión. La parte inferior de la cara parecía estar muy bronceada. Los individuos supuestamente vestían jerseys morados sin brazos con cuello en V y camisas blancas debajo. Las chicas, asustadas, salieron corriendo y, cuando volvieron la vista atrás, las figuras habían desaparecido.

Pasando a Brasil tenemos un relato del 14 de agosto de 1965, cuando ese día un testigo llamado Joao Do Rios estaba pescando cerca de Sao Paulo, Brasil. Mientras estaba sentado junto al agua, sus pensamientos se vieron invadidos por un “pequeño ser de unas 28 pulgadas de altura con grandes ojos luminosos” que emergió de entre los arbustos. Al parecer, este pequeño humanoide hablaba perfectamente portugués y le dijo que era tripulante de una nave espacial. El ente incluso le dio al testigo un trozo de “metal sobrenatural” de su nave. Al parecer, esta pieza acabó en manos de la fábrica de vagones de los Ferrocarriles Nacionales en Cuzeiro, donde trabajaba Joao, aunque se desconoce qué fue de ella después. Volviendo a los Estados Unidos, el 4 de septiembre de 1965, un hombre llamado A.F. Salsbury Renton estaba cazando en el desfiladero de Green River, en Washington, cuando se encontró con una nave espacial alienígena:

Entonces una voz salió de la nave que sonaba como si viniera de un altavoz y dijo en un tono distinto, pero fuertemente amplificado, “No tengas miedo pequeño terrícola, no vamos a hacerte daño – baja esa arma y saldremos a verte”. Hice exactamente lo que me decían, de lo contrario no sabía lo que podía pasar o lo que podían hacer conmigo -y, por cierto, eso debía parecerles dentro de la nave-. Probablemente en un lapso de un par de minutos una puerta de forma ovalada se abrió bajo la parte inferior del tubo junto a este disco en forma de platillo y un hombre salió y caminó lentamente hacia mí. Yo estimaría que medía alrededor de 6 pies de altura y probablemente pesaba 185 libras – edad, 30 años más o menos. Iba vestido con un traje ajustado de una sola pieza hecho de una especie de revestimiento metálico parecido al aluminio o al cromo, con una especie de reflejo apagado. También llevaba un casco que se ajustaba al cráneo como un gorro de baño de goma. Llevaba una pistola de aspecto extraño con un cañón del tamaño de una linterna normal, pero en lugar de un agujero tenía una especie de lente ovalada de color púrpura azulado. Estaba a unos 60 centímetros de mí cuando habló con una voz muy refinada pero suave, diciendo “No se alarme, no estoy aquí para causarle ningún daño ni para lastimar a su animalito (un chihuahua mexicano)”. Mirando a mi lado me dijo: “Se le está quemando la comida, ¿no le parece mejor apagar el fuego?” Con toda la emoción y todo lo que había pasado me había olvidado del tocino y los frijoles que estaba preparando para la cena. Mientras estábamos allí de pie, mi miedo empezó a disminuir y me sentí confiado, así que observé al hombre del espacio de otro planeta más de cerca. Sus ojos eran de un color gris acero que te estudiaban, parecían mirarte a través de ti. La piel de su rostro era lisa, pero no bronceada, más bien pálida, pero con un matiz rosado, como un maniquí de escaparate. Era el capitán de la nave.

Desde Long Prairie, Minnesota, el 23 de octubre de 1965, un tal James Towsley, de 19 años, conducía por una autopista cerca de la ciudad cuando se le paró el motor al doblar una curva. Los faros se apagaron, la radio se paró, y mientras su coche rodaba se encontró con una visión bastante extraña y de otro mundo. Sobre lo sucedido, nos cuenta:

Dejé que el coche se detuviera y luego pisé el freno porque vi una cosa en el centro de la autopista. Era como un cohete. Tenía unos 30 pies de alto y unos 10 pies de diámetro. Estaba sentado sobre aletas. Entonces los vi. Estaban parados en un gran círculo de luz debajo de la nave. Salté de mi coche e iba a derribar a uno, pero entonces se me echaron encima. Se acercaron al coche. Eran tres. No tenían ojos ni nada. Sólo esas patas de trípode y los brazos de cerilla. Eran como latas. Del tamaño de una lata de cerveza. Iba a coger una, pero luego pensé que si podían parar mi coche y apagar mis luces podrían hacerme algo horrible. Así que nos quedamos mirándonos y luego se dieron la vuelta y volvieron a meterse debajo de la nave. La luz era tan intensa que no pude ver adónde iban. Entonces se oyó un zumbido agudo y la nave despegó en línea recta. Subió unos 400 metros, se detuvo un momento y desapareció. Cuando las luces de la parte inferior se apagaron después de que estuviera en el aire, la radio y las luces de mi coche se encendieron – y mi motor arrancó sin tener que tocar el motor de arranque. Conduje 90 millas por hora de vuelta a Long Prairie para informar de lo que había visto, pero me preguntaba si la gente me creería. Estaba seguro de dos cosas: el cohete (que sobresalía por encima de los árboles a lo largo de la carretera) era una nave espacial de algún tipo y los tres objetos que salieron de él eran criaturas como ninguna otra en el mundo animal que haya visto jamás. Definitivamente no eran personas tal y como yo las conozco.

Al parecer, la policía examinó la escena y encontró tres tiras de una sustancia parecida al aceite en la carretera. El año siguiente, 1966, también fue un buen año para lo extraño. En julio de ese año, la zona de la península de Erie, Pennsylvania, se vio aterrorizada por avistamientos de ovnis y “monstruos” correteando. Uno de los testigos fue una joven que afirmó que había salido con su novio cuando vieron un ovni metálico y plateado que descendió para posarse en unos árboles cercanos, tras lo cual hubo un haz de luz brillante que salió de la nave para alejarse de ella en línea recta. Poco después, el incidente se volvió aún más extraño y aterrador. Un informe dice:

La chica dijo que había una “cosa justo al lado del coche. No sé lo que era. Era más grande que tú”, dijo a un periodista. Medía unos seis pies. Tenías que mirar hacia arriba para verlo”. En un breve dibujo que la chica hizo de la “Cosa”, parecía tener la forma general de una criatura erguida y grande, como un gorila, aunque ella sostenía que no era ningún tipo de animal que hubiera visto antes. Lo describió como una criatura oscura, aparentemente sin rasgos. Una criatura no humana, tal vez un animal, que se adentró perezosamente en la maleza después de que ella se apoyara en el cuerno. Al día siguiente, los patrulleros encontraron extrañas marcas en la arena donde la chica dijo que había aterrizado el ovni. Estas impresiones, informaron, tenían forma triangular de unos 5 pulgadas de profundidad en el vértice, y luego se inclinaban hacia arriba hasta una zona que era redondeada y lisa. A partir de ahí, moviéndose hacia donde el coche estaba atascado en la arena, los patrulleros encontraron otras tres huellas. Parecían tener la misma forma que las primeras, pero eran menos definidas. Desde donde se encontraron las dos primeras huellas, que conducían a menos de 1 pie del lugar donde estaba atascado el coche, los patrulleros encontraron un patrón de huellas de forma cónica. Estas huellas, también muy nítidas, tenían unos 9 pulgadas de diámetro y seis pulgadas de profundidad y llegaban hasta el fondo de las impresiones cónicas. Estaban escalonadas como si las hubiera hecho una criatura andante.

La noche del 14 de octubre de 1966 se informó de la presencia de un monstruo igualmente extraño merodeando por los alrededores tras una oleada de avistamientos de ovnis en Albuquerque, Nuevo México. Un informe sobre los incidentes decía:

Fue una mala noche. Mientras algunos residentes de la ciudad tenían problemas con “monstruos” en el patio trasero, otros veían extraños objetos en el cielo. El patrullero estatal James Chelsea vio un avión que arrastraba una enorme nube de humo negro. El avión desapareció en la nube de humo y luego dos grandes objetos negros volaron hacia el cielo. C.D. McClure, de 19 años, describió un “monstruo” que, según él, “parecía un hombre y lloraba como un bebé”. El “monstruo” había estado apareciendo casi todas las noches en la residencia de McClure. El “monstruo”, descrito como de cuerpo negro y cara blanca sin rasgos, mide aproximadamente metro y medio. Ha arañado a lo largo de la pared llamando la atención de la familia sobre su presencia, y emitió un gemido que ponía los pelos de punta, algo parecido al de un bebé, dijo McClure. La noche del avistamiento del ovni, el “monstruo” volvió a aparecer. Pero esta vez no sólo lo vio la familia McClure. Un ayudante del sheriff dijo que al menos otras diez personas lo habían visto. En una visita anterior, el “monstruo” golpeó a McClure en el pecho, dejándole inconsciente, dijo. Cada vez que ha aparecido desde entonces, “llorando como un bebé”, a McClure le ha empezado a doler el pecho. Otra circunstancia extraña es que la radio de McClure deja de sonar cada vez que aparece la criatura, dijo McClure.

¿Qué demonios estaba pasando aquí? ¿Quién sabe? Avanzando hacia 1967, el 31 de julio de ese año el guardia de seguridad Sidney Kipzin estaba haciendo su patrulla rutinaria en Churchville Park, Nueva York, cuando se encontró con un misterioso objeto en el estacionamiento, de unos 50 pies de largo, redondo en el centro con los lados extendidos que le daban la “forma de un cigarro gordo”, y con una serie de luces verdes parpadeantes en su parte inferior. Mientras trataba de procesar esta extraña visión, aparecieron dos “hombres enanos” vestidos con uniformes negros brillantes, que pasaron rápidamente por delante de él para entrar en la nave. A continuación, el ovni se elevó en el aire y salió volando. Por la noche, unas 30 personas inundarían a la policía con informes de haber visto ovnis en la zona. El 15 de septiembre de 1967, dos testigos anónimos se encontraban en su granja del noroeste de Connecticut, en Estados Unidos, cuando observaron una extraña luz en el cielo y salieron a investigar. Uno de los testigos diría de lo que sucedió a continuación

Vimos una luz brillante sobre ese árbol alto en la distancia. Era brillante, parecía tan grande como un Volkswagon. La luz estaba a varios cientos de metros de distancia y pasó de blanco a rojo y de nuevo a rojo, bailando arriba y abajo y alrededor. Entonces, oímos ruidos en un granero a unos 50 pies de la casa y un sonido como el de un cortacésped intentando arrancar. Entonces parecía que salían del granero. Había tres figuras, de unos cinco pies de altura, pero sólo vimos dos al principio, de pie junto a un buzón de correo. La extraña luz seguía brillando y resplandeciendo en la lejana colina. Las figuras junto al buzón eran oscuras y parecían tener la misma forma por todas partes. No había líneas distintivas entre la parte superior y la inferior, pero parecían rectas desde los dedos de los pies, si los había, hasta la cabeza. Lo que los seres estaban a punto de hacer junto al buzón nunca se sabrá, porque en ese momento un coche se acercó por una curva cercana y las cosas hicieron una carrera salvaje para cubrirse. Fueron muy rápido. Fue entonces cuando vimos al tercero. Mientras corrían, la luz de la colina se apagó.

¿Qué estaba pasando en cada uno de estos casos? ¿Son estos informes honestos y fiables de encuentros con extraterrestres o sólo el producto de una época de psicodélicos, la Guerra Fría, y el fervor por el floreciente fenómeno ovni? ¿Qué debemos pensar de estos relatos? Sea como fuere, lo cierto es que arrojan una luz muy extraña sobre una época en la que los ovnis y los encuentros con extraterrestres estaban de moda.

https://mysteriousuniverse.org/2023/07/Bizarre-And-Surreal-Alien-Encounters-From-the-1960s/

Llévame con tu abogado: los aspectos jurídicos del contacto con inteligencia extraterrestre

Llévame con tu abogado: los aspectos jurídicos del contacto con inteligencia extraterrestre

4 de julio de 2023

Michael Bohlander

Es estadísticamente improbable que los humanos seamos la única civilización inteligente del universo. No se sabrá nada sobre la naturaleza de otras especies que puedan existir ahí fuera hasta que se establezca contacto más allá de una señal de radio procedente del espacio, de la que sólo se puede probar que la civilización originaria existía en el momento en que se envió el mensaje original.

El contacto con una inteligencia extraterrestre puede producirse mañana, dentro de cien años o nunca. Aunque, según algunos, puede que ya haya ocurrido en algún momento hace décadas, si no siglos, o incluso milenios.

En cualquier caso, el contacto abierto y directo será un escenario de alto riesgo para la humanidad. Puede ser pacífico u hostil. Confiar en el altruismo de los alienígenas y en la esperanza de que sus intenciones sean benignas es una ilusión. Así pues, en el contexto del derecho en relación con el contacto extraterrestre, debemos considerar la posibilidad de avanzar hacia la identificación como una sola especie planetaria y desarrollar un consenso global sobre cómo responder en cualquiera de los dos escenarios. Estos conceptos son la esencia de mi próximo libro, Contact with Extraterrestrial Intelligence and Human Law.

El debate actual sobre FANI implica la cuestión de si el gobierno de Estados Unidos u otros en todo el mundo están en posesión de naves y/o su tripulación de origen no humano. Se trata de un debate que implica la recopilación de datos por parte de los gobiernos en relación con las capacidades de maniobra y aceleración de las FANI, así como reclamaciones de ingeniería inversa, supuestos encubrimientos, etc.

Por el contrario, el SETI tradicional (la Búsqueda de Inteligencia Extraterrestre) sólo busca señales más allá de la atmósfera y tiende a alejarse de la cuestión de los FANI por miedo a perder financiación científica si se desvía hacia lo que algunos perciben como una “franja lunática” de dudosa reputación (aunque la subdisciplina aceptada de la búsqueda de artefactos extraterrestres, o SETA, se solapa fácilmente conceptualmente con los estudios sobre los FANI).

LA LEY SE METE EN TODAS PARTES

Sin embargo, la ley no desempeña un papel destacado en ninguno de los dos escenarios. En el caso de la SETI clásica, se trata sobre todo de la regulación de los denominados protocolos posteriores a la detección (es decir, cómo asegurarse de que una señal de radio es real, a quién llamar una vez que la comunidad científica lo ha confirmado y a quién le corresponde dar la noticia al mundo y coordinar una posible respuesta). Algunas personas del SETI no se preocupan por sutilezas como la toma de decisiones democrática y siguen adelante por su cuenta para enviar mensajes al ETI (METI), a pesar de que el objetivo autoproclamado de METI es provocar una situación en la que la humanidad sea incapaz de mantener el control.

Baste decir que hasta ahora no existe ninguna convención, tratado u otro acuerdo legalmente vinculante sobre nada de esto. SETA podría plantear cuestiones adicionales sobre los derechos de explotación, propiedad, etc., de cualquier artefacto encontrado. Parece dudoso que la legislación espacial actual sea suficiente para regular estas cuestiones. Para la comunidad FANI, la aparente superioridad de la nave/fenómeno no se presta naturalmente a cavilaciones sobre el establecimiento de relaciones jurídicas con entidades que pueden correr a nuestro alrededor.

NO HAY NADA QUE TEMER

En ambos campos, encontramos una sabiduría convencional generalizada sobre cómo las civilizaciones más avanzadas deben haber atravesado el umbral de la violencia y la agresión como formas de interacción dentro de su propia especie, emergiendo al otro lado como inherentemente pacíficas. De lo contrario, su autodestrucción se habría producido hace mucho tiempo. Por lo tanto, al salir al universo, llevarían consigo esta actitud, o tal vez acatarían algún tipo de “Directiva Primaria” (a lo Star Trek) y evitarían estrictamente el contacto con especies menos avanzadas.

Sin embargo, ninguna de estas nociones se basa en pruebas fiables. Más bien al contrario: la historia de la humanidad nos enseña cómo el avance tecnológico y cultural durante milenios no nos ha despojado del uso de la violencia para lograr objetivos nefastos. Del mismo modo, si el FANI es realmente de origen extraterrestre, no parece que se atenga a una directriz primordial de no exposición a otras civilizaciones. La situación sigue siendo confusa porque, como ha señalado Jacques Vallée, “si los extraterrestres fueran simplemente ‘hostiles’ en el sentido de primer orden de la palabra, podrían haberse apoderado de nuestro planeta hace mucho tiempo”.

Sin embargo, incluso si los FANI son de origen extraterrestre y no meras sondas espaciales exploratorias, que operan sin mandato alienígena ni capacidad tecnológica para entablar conversaciones sobre el establecimiento de relaciones interespecies a largo plazo, su existencia y la posibilidad de un futuro contacto con (otras) especies llegadas del espacio en el escenario clásico no son mutuamente excluyentes.

ABOGADOS, CIENTÍFICOS Y CONTACTO CON INTELIGENCIA EXTRATERRESTRE

La mayoría de los abogados aún no comprenden la ciencia de SETI ni por qué el Derecho debería ocuparse de ella. A su vez, los científicos de SETI pueden tener, en el mejor de los casos, sólo un conocimiento superficial de las cuestiones jurídicas en torno a SETI; esto es aún más cierto en lo que respecta a las cuestiones que pueden surgir del contacto directo.

Es necesario alcanzar una base de entendimiento mutuo sobre las cuestiones que habrá que determinar en caso de contacto. Esto puede incluir hipótesis extremadamente especulativas en torno al contacto hostil, por un lado, y la adhesión a una red de civilizaciones, o “Club Galáctico”, por otro. Estas hipótesis pueden poner a prueba valores éticos y jurídicos humanos fundamentales en los ámbitos del derecho de los conflictos armados y del derecho de los derechos humanos.

“…¿Y QUÉ PASA SI SE VUELVEN HOSTILES?”

Debemos analizar los problemas derivados de la posibilidad de un contacto hostil basándonos en los principios del derecho internacional y nacional interhumano de la humanidad y cómo pueden aplicarse a un conflicto entre especies.

¿Cuál sería, por ejemplo, la responsabilidad de los seres humanos en virtud de los cuatro crímenes principales -genocidio, crímenes contra la humanidad, crímenes de guerra y agresión- como escenarios futuros que surjan como consecuencia potencial de la exploración espacial humana y la búsqueda de especies en otros planetas que los seres humanos puedan visitar algún día? ¿Echaríamos mano del arma de destrucción masiva definitiva y destruiríamos toda una cultura alienígena como respuesta de primera opción si estuviera en juego la supervivencia de la especie humana? ¿Serían los ETI responsables ante los tribunales de la Tierra por sus acciones agresivas y se les concedería el derecho a un juicio justo, o los trataríamos como entidades sin reconocimiento de estatus de persona jurídica?

¿Cómo podemos o debemos prepararnos para un contacto hostil en términos prácticos? Esto incluye temas como la tecnología actual y la relación entre el futuro desarrollo de armamento y la estrategia para el espacio profundo. Los requisitos derivados de los parámetros estratégicos de la guerra en el espacio profundo contra un enemigo no humano, a diferencia de las meras operaciones orbitales entre humanos alrededor de la Tierra y la Luna, especialmente las distancias, las velocidades y la mecánica celeste, serían distintos a los de cualquier teatro de batalla que la humanidad haya experimentado hasta ahora.

¿Cómo podrían evolucionar las relaciones pacíficas con la ETI? ¿Son las Naciones Unidas un modelo que podría trasladarse a un futuro entorno interespecies? ¿Cuáles son nuestros valores morales compartidos, tal y como se expresan, por ejemplo, en la legislación internacional sobre derechos humanos, y qué estaríamos dispuestos a intercambiar para obtener acceso a la tecnología necesaria para acabar con la escasez mundial de alimentos y energía o evitar las nefastas consecuencias del cambio climático?

LA HORA DEL REALISMO

Estas preguntas siguen esperando respuestas definitivas. Por ahora, su seria consideración también requerirá más pruebas que la mayoría de los seres humanos -especialmente sus líderes políticos y militares- aceptarían como base suficiente para la acción y la asignación de una financiación significativa. Sin embargo, si algo nos enseña el debate sobre FANI es que la humanidad no puede permitirse esperar mucho más antes de empezar a abordar de forma proactiva el enigma de un eventual contacto con una especie alienígena.

Todos esperamos que si el contacto se produce, sea pacífico y haga avanzar a la humanidad en su camino hacia asumir su lugar entre sus vecinos en el cosmos. Hasta entonces, se aplica el viejo adagio: “Si vis pacem, para bellum”.

https://thedebrief.org/take-me-to-your-lawyer-the-legal-aspects-of-contact-with-extraterrestrial-intelligence/