HOMÍNIDOS, HUMANOS, ¡HUMANOIDES!
Por Fernando Jorge Soto Roland
No requiere esfuerzo alguno reconocer que el mundo en el que vivimos está repleto de monstruos. Basta con googlear unos pocos minutos para advertir que el acoso de criaturas extrañas (o anómalas, como les gusta llamarlas a los cultores del misterio) pululan por doquier. Incluso en los patios traseros de nuestras propias casas. Y es lógico que esto ocurra. El planeta se ha hecho cada vez más pequeño y los bolsones de virginidad que existieron hasta principios del siglo XX se han vuelto escasos. Antes bastaba con imaginar selvas, bosques, montañas o desiertos lejanos, para poblarlos de quimeras, muchas de las cuales solían ser confirmadas por las extravagantes crónicas de exploradores y viajeros. El contexto para la aventura y los sucesos extraordinarios parecían infinitos. Pero los avances tecnológicos los redujeron considerablemente. Mejores medios de comunicación, satélites y una profunda prospección de la superficie de la Tierra nos llevaron a creer que los monstruos lejanos desaparecerían gradualmente. Pero no fue así. Empezaron a asomar sus cabezotas amorfas por doquier y los testimonios, antes reducidos a libros que no muchos leían, se expandieron como una plaga a través de Internet (responsable en gran parte del arraigado pensamiento mágico e irracional que detectamos por todas partes).
Fue en base a estas consideraciones que me puse a indagar sobre aquellas leyendas criptozoológicas que tanto me fascinaron de chico. ¿Quién no se sintió hechizado por las historias que circulaban del yeti, pie grande o el monstruo del Loch Ness? En lo personal me resultó difícil sustraerme de ellas cuando las conocí a principios y mediados de la década de 1970. Como difícil fue no creer en la efectiva posibilidad de la existencia material de esas y otras criaturas. Sin duda, alimentaron mi espíritu de aventura y ansias de exploración con las que traté de condimentar los sesenta años que llevo viviendo en este rincón del universo.
Pero uno necesariamente crece. Todos lo hacemos. No hay opción. Y cuando eso ocurre, no sólo aprendemos a reconocer cuáles son nuestros propios límites, hasta dónde podemos llegar, sino también advertimos los errores, mentiras y exageraciones que nos formaron. Hay entonces dos opciones: o continuamos sumergidos en el romanticismo fantástico de otrora, o nos desencantamos y enfrentamos la realidad de una manera diferente. Menos infantil, quizá. Más cruda, pero igualmente interesante. Las preguntas cambian y pasamos del ¿existen? al ¿por qué tanta gente cree que existen? Es ahí cuando nos sumergimos de cabeza en la historia cultural o de mentalidades; una corriente historiográfica que tiende a indagar no sólo en los cambios que se operan en las sociedades a lo largo del tiempo, sino a resaltar sus permanencias. Y la criptozoología está repleta de ellas. Tanto que, no sólo resucita de ratos antiguos monstruos del pasado sino que inventa otros. Mas actuales y acordes al contexto que nos toca vivir. Porque, a fuer de ser directo, el estudio del contexto lo es todo. Es el que nos permite comprender por qué nacen las leyendas en un momento determinado y no en otro, por qué adoptan la forma y escenografía que las identifica y quiénes son los promotores de las mismas. Sin olvidar, claro, los intereses egocéntricos, políticos o económicos que mantienen el relato vigente.
En éste, mi primer libro sobre el tema, su editor ha decidido dedicar más de 230 páginas a aquellas criaturas que más se nos parecen: las antropomorfas. Incluyendo seres de la vieja guardia, como otros que han surgido en situaciones y épocas más recientes. El índice que adjunto a continuación podrá darle al lector un panorama general.
ÍNDICE
Prólogo, por Ignacio Cabria 9
Introducción 15
1. La primera expedición británica en busca del yeti (1954) 19
-Condiciones básicas para buscar un yeti 20
-Los buscadores de la nada 32
-Cascos de yeti, portadas de libros 34
-Paseando por Nepal 41
-Con las manos vacías 55
2. Hominología. Esa extraña ciencia de los yetis 59
-Palabras finales 83
3. El caso del hombre de hielo de Minnesota y la búsqueda de Jordi Magraner 85
-Jordi Magraner y la construcción de una obsesión 90
-Tras los pasos del barmanu 104
-El hombre que volvió del frío 106
4. El viejo hombre del bosque: el ucumar 111
-Testigos de lo imposible 113
-La bestia regresa 115
-Perspectivas 121
-Un hombre-oso, viejo, subterráneo y de anteojos 123
-Variaciones sobre un mismo tema 125
5. El humanoide de Tonco 127
-Legitimación de un campo de estudio 128
-Geografía y seres mitológicos 131
-La “Entidad Biológica Anónima No Identificada” del paraje de Tonco 136
-“Ser” o “no ser”. Conclusiones para 8 todos los gustos 154
6. El extraño visitante de Van Meter 159
-Un misterioso visitante 160
-Cuando el remedio es peor que la enfermedad 166
-Monstruos vivientes 170
-Ilustrando historias 173
-Factores esotéricos 176
-John Keel (1930-2009) 178
-Cómo domesticar un monstruo 183
-El festival 184 -Indicadores de identidad 185
7. El vampiro pirómano y otros monstruos de la zona de Uritorco 187
-El lugar real y el imaginado 187
-El hueco y sus elusivos seres sobrenaturales 191
-Una historia “uritorqueana” 192
-Las otras historias 199
-Unas pocas palabras finales 201
8. Frontera, misterios y seres extraños de la mitología extraterrestre 203
– Los “malentretenidos” del espacio exterior 209
-“Chupatanques” y teletransportados 217
Bibliografía 223
Como se puede advertir he tratado a abarcar más de un rincón geográfico. Del Nepal saltamos a los bosques norteamericanos y rusos. De Pakistán a las provincias de Córdoba, Salta y La Pampa, en Argentina. De zonas descampadas a pueblos pequeños. Todos escenarios más que propicios para que seres extraños pululen sin control, siendo muy pocos los frenos o escépticos capaces de impedirlo o hacer algo al respecto.
Ésa ha sido mi intención. Explicar, comprender y analizar críticamente cada una de esas historias.
Reconozco que me siento feliz por la publicación de este libro. Siempre deseé enfocarme en los rumores y especulaciones que entretuvieron mis días de la infancia. Y descubrí que este nuevo enfoque resultó ser mucho más emocionante, entretenido e interesante que la credulidad con la que solía mirar la realidad.
Hay dos frases famosas que ensamblo a continuación y con las que me he sentido muy identificado: “Es mucho más fácil creer que pensar, y cuando ponemos en práctica la última de ellas advertimos que detrás de toda historia fantástica, mítica o extraordinaria, hay uno o varios tipos en camiseta”.
Finalmente quiero expresar mi enorme agradecimiento al doctor Ignacio Cabria, prestigioso antropólogo y autor de una obra extraordinaria —en mi opinión la mejor escrita hasta la fecha— titulada Así creamos monstruos – Las leyendas del yeti, el chupacabras y otros seres de la criptozoología, quien se tomó el tiempo de leer y prologar mi libro. Me siento honrado por sus palabras. Toda la extensa obra que lo precede, engrandece el orgullo que siento por haberme tenido en cuenta.
Para terminar —ahora sí— me siento en deuda con Diego Zúniga, editor y director de la Editorial Coliseo Sentosa, y con el periodista y entrañable amigo Alejandro Agostinelli. Sin ellos nada de esto hubiera sido posible.
Bienvenidos, pues, al monstruoso universo de la criptozoología. Ojalá disfruten del libro tanto como yo lo hice al investigar y escribirlo.
Muchas gracias.
Fernando Jorge Soto Roland
Profesor en Historia
UNMdP, Argentina