LOS NIÑOS SALVAJES[1]
ANTIGONUS
I swear to do this, though a present death
Had been more merciful. Come on, poor babe:
Some powerful spirit instruct the kites and ravens
To be thy nurses! Wolves and bears, they say
Casting their savageness aside have done
Like offices of pity. Sir, be prosperous
In more than this deed does require! And blessing
Against this cruelty fight on thy side,
Poor thing, condemn’d to loss!
(William Shakespeare, Un cuento de invierno, acto II, escena 3, línea 184)
El fenómeno de los «niños salvajes» se conoce y se ha venido estudiando desde hace siglos. Tratase de seres humanos que por diversos motivos se han desarrollado desde temprana edad en un ambiente completamente natural «“una selva, un bosque, etc.- llegando a convivir con animales salvajes y adoptando sus costumbres. Son seres humanos recién nacidos que viven en las inmediaciones de selvas y bosques inexpugnables y que, a causa de sus malformaciones, defectos y monstruosidades físicas o mentales, son abandonados en ellos para que mueran. Muchos de ellos son devorados por las fieras salvajes pero otros corren con mejor suerte y son rápidamente encontrados por otros habitantes del bosque quienes los rescatan de una muerte segura.
Se han encontrado muchos casos de niños que han crecido al cuidado de diferentes animales. Cuando se ha hallado alguno de estos pequeños, su comportamiento es idéntico al de las bestias que los han protegido y «educado». Además del pelo que les cubre parte del cuerpo, estos niños tienen atrofiada el habla y sólo emiten articulaciones animales, aunque, bajo ciertas circunstancias y, sobre todo, si son rescatados a tiempo, pueden llegar a aprender un idioma; también se ven afectados por todo tipo de malformaciones físicas (se han llegado a detectar casos de cuadrúpedos con las consecuencias que ello implica).
Algunos científicos ponen en tela de juicio el propio hecho de la estancia de niños pequeños entre animales. Sin embargo, a medida que se acumula cada vez mayor cantidad de estos testimonios, las dudas se disipan.
Desde la infancia, muchos de nosotros, hemos escuchado o leído acerca de la fabulosa historia de Mogwli, niño hindú que vivió en la jungla junto a los animales. Es probable que Rudyard Kipling haya escrito su El libro de la selva basándose en algún relato sobre niños salvajes. Otro escritor que pudo haber sido influido por estas historias fue Edgar Rice Burroughs, autor de la conocida obra Tarzán, el hombre mono. Más recientemente tenemos los ejemplos de Blanka, de la serie Street Fighter, y Gau de Final Fantasy VI.
¿Verdad, fantasía?, ¿Qué tanto hay de esto? Veamos.
SHAKUNTALA
Una de las primeras historias de niños salvajes la encontramos en la epopeya hindú Mahabharata (520-460 a.C). Justo en la primera parte, en el Adiparva (secciones LXXI y LXXII) leemos la leyenda de Shakuntala, la dama de la «simetría perfecta», «dulce sonrisa», y «facciones perfectas».
El tema fue retomado por el «Shakespeare de la India.», Kalidasa quien escribió en sánscrito la obra AbhijñÄnaÅ›Äkuntalam (Leyendas inmortales de amor), y convirtió esta gran historia de amor en su obra maestra. Este relato lo podemos leer en la Parte 2: El Cuento de amor de Shakuntala-Dushyant.
Hay distintas versiones de la leyenda. La más conocida en occidente es la que aparece en el Bhagavad Gita.
La leyenda comienza con el poderoso rey Vishvamitra. Cierto día que recorría sus dominios llegó hasta el ashram (ermita, monasterio) del Rishi (sabio o santón) Vashishta. Fuera del ashram se encontraba la divina vaca Kamadhenu, regalo de los dioses a la humanidad que había sido puesta bajo la custodia de Vashishta. Esta vaca daba tanta leche como se necesitara a todo el que la requiriera.
El rey Vishvamitra quiso tener la vaca aduciendo que él era el verdadero guardián de la humanidad, pero el sabio Vashishta se negó a dársela. Entonces Vishvamitra ordenó a sus soldados que la tomaran por la fuerza.
Vashishta, usando sus poderes mágicos adquiridos a través de sus años de meditación, produjo mil soldados que derrotaron fácilmente al ejército de Vishvamitra.
Vishvamitra se sorprendió al ver que un Rishi pudiera tener tales poderes. Entonces decidió que él llegaría a tener esos poderes. Así que abandonó su cómoda vida de palacio, se trasladó a una choza y comenzó un período de meditación, penitencia (Tapascharya), austeridad y práctica del yoga.
Pronto todos se impresionaron por su concentración y resolución y él adquirió el estado de Brahman.
Al pasar los años su poder se intensificaba. Pronto tendría poder casi absoluto sobre el reino de la tierra y del cielo. Indra, el rey de los Dioses se alarmó por esta nueva fuente de poder que se desarrollaba en la tierra. Veía con suspicacia a cualquier persona que aspirara obtener los poderes divinos de los dioses. Para proteger sus intereses, los dioses decidieron hacer que Vishwamitra dejara su sadhana (disciplina espiritual). Con este fin emplearon los servicios de la más hermosa Apsara (ninfa, dama o bailarina celestial), Menaka. Le pidieron que utilizara sus encantos para que Vishvamitra dejara su meditación.
Ella descendió a la tierra y tentó a Vishvamitra con varias danzas y canciones encantadoras. Pero no pudo seducir al sabio. Finalmente Menaka se puso de acuerdo con Pavandev, el dios del viento, para que soplara sobre su ropa y la desnudara mientras bailaba provocativamente delante de Vishvamitra. La estratagema funcionó. Viéndola desnuda, el Rishi, al fin humano, se llenó de deseos carnales y lujuria y cayó bajo los avances de Menaka, olvidando su meditación.
De su unión nació Shakuntala, una hermosa niña. Vishvamitra perdió sus poderes y su virtud ganada durante sus muchos años de ascetismo. Vishvamitra estaba furioso. Se distanció de la niña y de la madre para volver a su meditación.
Menaka tampoco podía regresar al reino divino con una niña. Así que inmediatamente después del parto la dejó en los bancos del sagrado río Malini, en la parte baja del Himalaya, muy cerca del ashram del Rishi Kanva (el hijo del Rishi Kashyapa).
«Y ella echó a la infanta recién nacida en el banco de ese río y salió. Y contemplando a la infanta recién nacida que descansaba en ese bosque sin seres humanos pero abundante de leones y tigres, un número de buitres se sentaron alrededor para protegerla contra daño».
El lugar se llamaba Titwala, una pequeña ciudad cerca de Kalyan en Maharashtra.
Kanva encontró a la niña en el río Malini. Estaba rodeada y protegida por los pájaros (Shakunton en Sánscrito) y por eso la llamó Shakuntala.
«Porque ella estaba rodeada de Shakuntas (pájaros), por lo tanto será llamada por mí Shakuntala (protegida por pájaros)».
Kanva la adoptó. Bajo su amor y cuidado paternales Shakuntala creció como una simple pero hermosa mujer. Su voz era dulce y sus maneras sobrias y agraciadas. En el ashram Shakuntala creció hasta convertirse en una virgen encantadora y vivió una vida feliz entre amigos, flores y sus mascotas ciervos y conejos.
DUSHYANTA
Un día sucedió que Dushyanta el rey de ese país vino al bosque de casería. Dushyanta fue el fundador de la Paurav vansha (dinastía Paurav), rey de la dinastía lunar y antepasado de Shantanu. Persiguiendo a un verraco salvaje llegó al ashram donde vivía Shakuntala. En ese lugar vio un hermoso ciervo macho. Inmediatamente le disparó una de sus flechas.
Mientras el ciervo caía gritando en agonía, apareció Shakuntala y quedó en shock al encontrar a su mascota favorita muriendo. Ella quitó la flecha e intentó apresuradamente confortar al ciervo lastimado. La vista de esta escena tocó las fibras más sensibles de Dushyanta y pidió el perdón de Shakuntala.
La joven lo perdonó a condición de que permaneciera en el ashram por algunos días y atendiera al ciervo que había herido. En el ambiente de serenidad del ashram, el afecto de Dushyanta para Shakuntala creció hasta convertirse en amor. El rey le propuso matrimonio, pero Shakuntala no podía casarse porque en ese momento no estaba el sabio Kanva, su padre adoptivo.
Luego de mucho insistir, finalmente se casaron bajo el rito «Ghandharva», una forma de unión por consentimiento mutuo con la madre naturaleza como testigo. Esto consistía en intercambiar coronas de guirnaldas en un templo con el ídolo de la deidad del templo como testigo. Esta tradición era original de un clan de músicos celestiales llamados Gandharvas, pero era popular y aceptada por la sociedad de ese tiempo.
Otra versión dice que en el jardín del ashram el rey vio que un gran abejorro molestaba a una doncella. Con un movimiento de su espada mató al insecto. Ella se presentó como Shakuntala, la hija del sabio Kanva. El rey sorprendido dijo, «Todo mundo sabe que el sabio Kanva es soltero y célibe». Entonces Shakuntala contó la historia de su nacimiento.
Dushyant pasó algunas agradables semanas con Shakuntala en el ashram. Luego recibió noticias de que había problemas en la ciudad y tenía que irse para atender los asuntos del estado.
Aunque se habían casado sin el permiso del sabio Kanva, Shakuntala no quiso abandonar el ashram en compañía de su nuevo esposo. Decidieron que ella se quedaría hasta el regreso de Kanva.
Dushyanta regresó a la ciudad prometiendo a Shakuntala que pronto enviaría por ella. Como muestra de su amor, le dio su anillo y le advirtió que no lo perdiera.
Shakuntala pasaba los días pensando en su amado, pero no llegaban noticias de su marido ni él enviaba ninguna persona para llevarla a su palacio. Era frecuente encontrarla tan ensimismada en sus pensamientos que no se daba cuenta de lo que acontecía a su alrededor.
Un día, llegó al ashram un poderoso Rishi, Durvasa. Durvasa era muy famoso por su fuerte temperamento. Al llegar al ashram encontró a Shakuntala sentada en el umbral. El sabio estuvo parado ante ella por algún tiempo pero ella no se enteró de su presencia. Encolerizado por esta falta de hospitalidad, él la maldijo diciendo que la persona en la que ella pensaba se olvidaría de ella.
«Él, cuyos pensamientos te han absorbido no te recordara más».
Mientras el santón salía molesto, uno de los amigos de Shakuntala le explicó rápidamente la razón de la distracción de su amiga. El Rishi, dándose cuenta de que su cólera no tenía razón, modificó su maldición diciendo que la persona que se había olvidado de Shakuntala recordaría todo otra vez si ella le mostraba un símbolo personal que él le hubiera dado.
El tiempo pasaba y Shakuntala se preguntaba porqué Dushyanta no volvía por ella. Los días se transformaron en semanas y las semanas en meses sin que la visita de Dushyanta se materializara. La preocupación casi se convirtió en pánico debido al hecho de que ella estaba embarazada, y pronto su condición seguramente revelaría esta verdad. Y de hecho, el sabio Kanva y las señoras del ashram notaron el cambio en Shakuntala. El sabio Kanva decidió enviarla a su marido.
Se fijó el día para la partida. La vistieron con el traje de seda más hermoso. Kanva, Shakuntala y algunos de sus compañeros partieron al reino de su marido en una barca. En su camino, tuvieron que cruzar un río. Las aguas azul esmeralda, la brisa fresca y balsámica hicieron que Shakuntala se quedara dormida. Su mano se deslizaba por entre las aguas. El anillo se escurrió de su dedo sin que ella lo notara. Pronto fue tragado por un pez. Shakuntala no se enteró de este hecho.
Al llegar a la corte se envió un mensaje al rey de la llegada «de una mujer que afirma ser su esposa». Pronto se vio sorprendida y herida cuando su marido no la reconoció, ni recordaba nada sobre ella. Shakuntala intentó hacer recordar a Dushyanta sobre la noche que habían permanecido juntos en el ashram del bosque, pero sin ningún resultado. Como resultado de la maldición el rey se había olvidado de esa parte de su vida.
Como último recurso, Shakuntala le contó sobre el anillo e intentó mostrarlo, pero en lugar de eso hubo consternación en su cara cuando no encontró el anillo en su dedo.
BHARATA
Desanimada y decepcionada, por el inesperado comportamiento de Dushyanta, Shakuntala estaba abatida. Humillada, Shakuntala regresó a los bosques y decidió dar a luz a su hijo en el bosque. Su confianza en si misma volvió gradualmente, su miedo desapareció, y a su debido tiempo dio a luz un niño hermoso y bien desarrollado. Ella lo llamó Bharata.
Bharata creció sin ninguna compañía humana con excepción de su madre. Rodeado solamente por animales salvajes, Bharata se convirtió en un joven fuerte audaz, sano, y activo. Los leones y tigres eran sus amigos, y él los montaba ¡como si fueran caballos! Este muchacho valiente cultivó la manía de abrir las bocas de los cachorros y contar sus dientes.
La madre lo educó, como un príncipe debe ser educado, enseñándole el tiro con arco, y el uso de otras armas. También le enseñó las Escrituras: Vedas y Upanishad. Al paso del tiempo Bharata se convertiría en el ancestro de las dos grandes familias que aparecen en el Mahabharata.
Mientras tanto, un pescador encontró un anillo real en el vientre de un pescado que había atrapado. Reconociendo el sello real, llevó el anillo al palacio. Al ver el anillo se restableció la memoria perdida de Dushyanta. Se apesadumbró por haber tratado a su esposa embarazada con tal rudeza. Envió a sus hombres por todo el reino en busca de Shakuntala. Luego él mismo se dirigió al ashram para buscarla.
Pero al llegar con Kanva, descubrió que ella ya no estaba allí. Los remordimientos lo acosaban.
Un día llegaron buenas noticias. Su ministro le informó que su esposa y su hijo habían sido vistos en el bosque. Rápidamente Dushyanta se dirigió al sitio. En lo más profundo del bosque encontró una escena que le sorprendió: ¡un muchacho joven estaba alzando un león y le abría la boca para contar sus dientes! El rey saludó al muchacho, sorprendido por su fuerza, y le preguntó su nombre. Se asombró cuando el muchacho contestó que él era Bharata, el hijo de rey Dushyanta. El asombro de Dushyanta se convirtió en placer abrumador cuando vio a Shakuntala emerger de la choza cercana. Pidió su perdón y con el honor y festividad debidos los llevó al palacio. La familia se reunía finalmente.
Bharata creció hasta convertirse en un poderoso y benévolo rey cuya memoria fue inmortalizada. Su gobierno comprendía un área extensa, casi todo lo que hoy es la India. Por todas partes prevalecía la justicia. No había miseria, ni ninguna enfermedad en su reino. Desde entonces la India también se conoce como Bharatavarsha – la tierra de Bharata.
La historia de Shakuntala ha sido adoptada en el occidente en varias óperas, como La leggenda di Sakùntala (1921), del italiano Franco Alfano, que luego modificó en una segunda versión llamada simplemente Sakùntala (1952).
El grupo de rock noruego, Amethystium escribió una canción llamada Garden of Sakuntala que se puede encontrar en su CD Aphelion.
ContinuarỦ
[1] Esta es una versión actualizada del artículo: Ruiz Noguez Luis, Los niños salvajes, Revista de Geografía Universal, Año 10, Vol. 20, No. 4, México, octubre de 1985, Págs. 369-384. Actualmente el mayor experto en «Niños salvajes» es Andrew Ward quien mantiene una página web: http://www.feralchildren.com/en/index.php
Estimados amigos, les agradezco muchisimo lla invaluable informacion que virtieron en contar este cuento, , esta historia, de la cual conocia partes y que, a sido clarificadora profundamente para comprender evidentemente, un mensaje que el Señor Sri Krishna tenia para mi.
Mucha Gracias, Hare Krishna.