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El monstruo del Loch Ness. Los primos de Nessie (23)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS. LOS PRIMOS DE NESSIE (23)

MEXICO

Pinuno2 También a mi me sorprendió el saber que en México contamos no con uno sino por lo menos dos posibles nessies. Mientras que aquí desconocemos este tipo de «re­cursos naturales» (o más bien turísticos), en el extranjero se habla de ellos ampliamente. Al respecto el escritor norteamericano John A. Keel dice lo siguiente:

Pinuno4 «A principios de 1969 los buenos ciudadanos que residían en los alrededores del lago Catemaco volvieron a ver nuevamente su monstruo favorito. Los pescadores lo describían como una enorme serpiente de mar, con dos cuernos emergiendo de la fea frente. El monstruo salía a la orilla muy entrada la noche, pero saltaba de nuevo al lago cuando lo descubrían. Los habitan­tes de la localidad dicen que Pinuno9 es un «cocodrilo gigante»»[1].

El único animal con cuernos del que yo tenía noticia «habitaba» Catemaco era el mismo diablo al que los brujos invocan.

Aparte del «monstruo del lago de Catemaco» el informe más antiguo de Pinuno10 una carcasa proviene de Santa María del Mar, Oaxaca, muy cerca de donde ahora se encuentra la refinería de Salina Cruz, en el municipio de Juchitán. En 1648 una masa informe fue arrastrada por la marea hasta la playa. No hay muchos datos y se cree que pudo ser una ballena o un tiburón peregrino.

El que sí es un tiburón peregrino es el que aparece en esta foto que circula en Internet. La foto fue tomada en algún lugar al norte de México (¿Tamaulipas?) alrededor de 1900. El escualo tenía TiburonPeregrinoTamaulipas entre 11 y 13 metros de largo. Parece ser un ejemplar macho porque se le aprecian claspers. La región del «cuello» del animal es particular y sorprendentemente Chan1 alargada. Alguno hablan de una elongación post mortem, o de que el tiburón tenía un número anormal de vértebras.

El más famoso primo de Nessie mexicano habita el lago de uno de los cráteres del Valle de Santiago, en el estado de Guanajuato.

En el Valle de Santiago hay siete cráteres que le dan al lugar un as­pecto lunar. Chan2 Sólo uno de estos cráteres tiene un lago de casi un kilómetro de diámetro. Sus aguas, de colores cambiantes, sufren un raro oleaje produ­cido por grandes veneros subterráneos.

Se dice que en ese lago hay un monstruo curioso y juguetón, de aproxi­madamente seis metros de Chan3 largo, y semejante a las sirenas.

El mito de este monstruo va al parejo con el de los «campesinos extra Tecolutla2 terrestres» que cosechan cebollas gigantescas de más de tres kilos y coles de 20. De este asunto me ocupé en una serie de artículos sobre «El país de las siete luminarias»[2].

Y también ya hablamos del «monstruo de Tecolutla», que resultó ser un cachalote[3].

FRAUDES Y EQUIVOCOS

Tecolutla1 El fraude ha sido y es todavía algo estrechamente unido al tema que nos ocupa uno de ellos ocurrió Culmout, entre Saint Dizier y Nancy, en la región del Alto Marne francés hace algo más de un siglo. Allá por el 1856 saltó a las páginas de todos los dia­rios del mundo la sorprendente noticia, proveniente de la edición del 9 de febrero de The Illustrated London News, de que había aparecido un animal que se creía extinguido desde la era mesozoica. Se contaba que, al explotar una carga de dinamita para abrir un túnel para el ferrocarril; había surgido de las entrañas de la Tecolutla3 tierra un diminuto Terodáctilo (unos decían que era del tamaño de un ganso grande, otros que medía 3.20 metros de una punta a otra de las alas), que se desfosilizó durante unos instantes (¿?), abandonando las rocas que le aprisionaban desde hacia milenios y en las que había estampado su molde como si de simple escayola se tratara. En la página 166 podemos leer:

«Un verdadero monstruo. Un descubrimiento de gran importancia científica acaba de efectuarse en Culmont (Alto Marne).

«Unos obreros, ocupados en la excavación de un túnel que ha de permitir el enlace de las vías férreas Tecolutla4 de Saint Dizier y Nancy, acababan de hacer saltar un enorme bloque de piedra, y se disponían a romperlo en pedazos cuando, de una cavidad que había en ese lugar, vieron de pronto surgir un ser viviente de forma monstruosa.

«Dicha criatura, que pertenece a una clase de animal hasta ahora considerado como desaparecido, posee una cola muy larga y unas fauces provistas de dientes puntiagudos.

«Se sostiene sobre cuatro larga patas que están unidas por dos membranas, sin duda destinadas a mantener el animal en el aire, y están terminadas por cuatro dedos armados de largas WhatIsIt garras afiladas.

«Su forma general se parece a la de un murciélago, y sólo se diferencia de éste por su tamaño, que es el de una oca grande.

«Sus alas membranosas, extendidas, alcanzan una envergadura de 3.20 metros.

«Su piel, de un color negro plomizo, es basta y oleosa; los intestinos contienen un líquido incoloro como el agua clara.

«Al llegar a la luz, ese monstruo dio algunos signos de vida agitando sus alas, pero expiró poco después, lanzando un grito ronco.

«Esta extraña criatura, a la fin whale painting que puede dársele el nombre de fósil viviente, ha sido llevada a Gray, donde un naturalista muy versado en el estudio de la Paleontología lo ha reconocido inmediatamente como perteneciente al género Pterodactylus anas, del cual se han encontrado muchos restos fósiles en las capas que los geólogos Florida fin whale designan con el nombre de Lias.

«La roca en la que fue descubierto este monstruo pertenece precisamente a dicha formación, cuyo depósito es tan antiguo que los geólogos la hacen remontar a más de un millón de años.

«La cavidad en que el animal estaba alojado Pinuno11 forma un molde exacto de su cuerpo, lo cual indica que fue completamente envuelto por el depósito sedimentario». (Prensa de Gray).

La historia fue «rescatada» por Charles Hoy Fort quien la sacó de su contexto por lo que en la actualidad los «Forteanos» Pinuno12 la consideran como uno de los más grandes enigmas no solucionados por la ciencia.

La realidad había sido muy diferente. Se trató de un agudo ataque de chauvinismo francés, Pinuno13 producido por los celos causados por los importantes descubrimientos de yacimientos fosilizados que se venían produciendo en Alemania, país con el que Francia mantenía relaciones particularmente tensas por entonces.

Pinuno14 Los forteanos se hubieran dado cuenta que todo había sido un fraude si sólo hubieran preguntado por el paradero del terodáctilo.

Más recientemente, en 1979, la revista Science et Vie descubrió un fraude con una supuesta fotografía de Nessie. Se trataba de una foto Elefante5 tomada en un río de Sri Lanka y presentaba la trompa de un elefante bañándose y sacando fuera del agua la probóscide.

Los equívocos también han puesto su granito de arena en la confección de esta historia para muestra sólo un botón:

En junio de 1983 los habitantes de Castellomare di Stabia estaban sumamente preocupados por la posible presencia en la costa de un «monstruo marino».

Varios bañistas habían regresado nadando desesperadamente a la Pinuno15 orilla, afirmando que habían visto «un gigantesco pez con reflejos metálicos». La primera reacción de los habitantes del pueblo fue de incredulidad, pero luego, la versión del «monstruo» fue tomando cuerpo al sumarse a las declara­ciones iniciales las de un par de pescadores.

Pinuno16 A medida que el rumor tomaba fuerza, los desocupados del pueblo comen­zaron a cruzar fuertes apuestas sobre el verdadero carácter del «monstruo». El peluquero Gian Carlo Scardamaccia llegó a afirmar que cortaría el pelo gratis a todos los que quisieran si el enorme pez existía de verdad.

Pinuno17 La comandancia de marina de la zona estaba por intervenir cuando un grupo de turistas que paseaban en una lancha descubrió que el presunto monstruo era un pequeño submarino que realizaba prácticas en la zona[4].

Volviendo al Loch Ness. Sabemos -de acuerdo con la información de la Royal Navy- que hace unos decenios el barco Welbeck dejó un rosario de minas en el fondo del lago. Con el tiempo y las tempestades, rompieron sus amarras. Y desde las orillas del lago, en tiempo brumoso, al ver flotar un momento esos objetos raros, se piensa en un monstruo.

Las minas no permanecen Pinuno18 en la superficie cuando han sido así liberadas, porque al cabo de cierto tiempo se destruyen sus antenas, se llenan de agua y se hunden, pudiendo dar una ilusión de vida[5].

En 1976 Marty Klein, mientras trabajaba para la Academy of Applied Science, descubrió un extraño objeto en el fondo del Loch Ness por medio Wimpy1 del sonar. Primero se pensó que era un bote volador Catalina pero un examen adicional del equipo de buzos navales estableció que era un avión. Estaba a unos 70 metros de profundidad, que era demasiado profundo para los equipos de escafandra autónoma. Por lo tanto, en 1981 el proyecto del barco de investigación «John Murray» asistido por Robin Holmes de la Universidad Heriot Watt proporcionó una plataforma para un examen con el Remote Wimpy2 Operated Vehicle (ROV) «Sea Pup».

Pero no fue sino hasta el 9 de septiembre de 1985 en que se pudo recuperar el bombardero de la Real Fuerza Aérea que se cayó al lago escocés en 1940.

Durante la Segunda Guerra Mundial Inglaterra construyó diversos modelos de aviones entre los que se encontraban los Whitley, Blenheim, Wimpy3 Hampden y Wellington. Estos últimos eran bombarderos que fueron utilizados con mucho éxito por los ejércitos aliados.

En la víspera del Año Nuevo de 1940, un bombardero Wellington, cuyo nombre en código era R for Robert salió de la Royal Air Force de Lossiemouth en un vuelo de entrenamiento de navegación a través del Wimpy4 norte de Escocia. Su plan era volar a lo largo del Great Glen, a la isla de Canna y regresar de nuevo a la base después de pasar sobre Golspie.

Volando a una altura de 8.000 pies a través de una tempestad de nieve sobre las colinas de Monadhliath, el sur del Loch, falló el motor de estribor. El capitán ordenó que todos Wimpy5 los tripulantes saltaran mientras él y el copiloto trataban de controlar la nave. Afortunadamente, los pilotos vieron la superficie del agua y se las arreglaron para hacer un acuatizaje. El Wellington Serrec1 se hundió en el loch antes de que los sobrevivientes alcanzaran la orilla. Sólo uno de los tripulantes no sobrevivió al no abrirse su paracaídas.

El Vickers Wellington o Wimpy como era conocido, era el principal bombardero de la Real Serrec2 Fuerza Aérea entre 1939 y 1943. Fue diseñado por sir Barnes Wallis. Era un avión bombardero y también era utilizado para reconocimiento marítimo. Tenía una tripulación normal de seis hombres excepto el MKV y el VI que utilizaban una tripulación de tres. La velocidad máxima era de 235 mph (MK1c) 255 mph (MK III, X) y 299 mph (MK IIII), rango de operación normal de 1805 millas (excepto el MK III que era de 1470 millas). El Vickers Wellington podía tener daños importantes y todavía seguir volando, probablemente debido a la construcción de su estructura basada en el uso práctico de líneas geodésicas.

El Wellington recuperado, 1A número de serie N2980 Serrec3 fue enviado al Brooklands Museum of Motor Sport and Aviation en Brooklands, Surrey, donde fue restaurado.

Los fraudes no son cosa rara. En cierta ocasión, un objeto oscuro que flotaba en el lago resultó ser una hilera de barriles a los que se había unido una especie de cabeza de animal.

El día 31 de marzo de 1972 corrió la noticia por toda Escocia que aca­baban de capturar al monstruo del Loch Ness, cuyo cuerpo sin vida fue descubierto por la policía en un camión cuando era trasladado por unos supuestos biólogos del LNPIB. Al ser interrogados por las autoridades dijeron que DWar en­contraron un enorme cuerpo de más de cinco metros de largo frente a la cos­ta del lago. La policía intervino y confiscó el bulto verde y escamoso, ba­sándose en una vieja prohibición: no se permitía sacar del lago ninguna criatura que no fuera perfectamente conocida.

Las descripciones de la «cosa» eran extraordinarias. Se decía que parecía un oso con escamas y aletas en forma de garras. También se dijo que era una especie de cruce entre foca y morsa y que tenía el cuerpo de pez, con escamas y una voluminosa cabeza.

Cuando se le examinó en Dunferline se descubrió que era un modelo pre­fabricado. La versión moderna de la serpiente del lago Silver[6].

¿FINAL?

Monstruo50 Por lo regular este tipo de sucesos pasan rápidamente al olvido. Pare­cería que a la gente le gusta ser engañada. El propio Walker (el mismo que fabricó la serpiente del lago Silver) terminó como héroe.

¿Es este el origen el monstruo del Loch Ness? No lo podemos asegurar. Lo que si es cierto es que el monstruo le ha dado un «lugar en el mapa» al lago Ness y ha mejorado la economía de los ribereños[7].

Champ50 Miles de turistas llegan en autobuses e invaden la zona del lago año tras año. Las tiendas de Inverness están atestadas de reproducciones de Ne­ssie hechas de madera, tela y cerámica. Se venden juegos, discos, camisas con la efigie del «monstruo»[8].

Realmente no creemos que este sea el final de la leyenda. Por lo menos los Higlanders no la dejarán morir.

Hoy la oficina de turismo de las Highlands de Escocia dice que el poder Amber Waterman/Sun Journal<br /> Loren Coleman has been given many things, including a bottle of water from the Loch Ness in Scotland, where Nessie the Monster is supposed to live, and also a bottle of Loch Ness Scotch. de atracción de Nessie es «incalculable» aunque el monstruo es una atracción turística en todo el mundo, con más de 120 millones de libras al año para la economía local.

El área más común de avistamientos del monstruo está cerca de las ruinas del castillo de 94649048 Urquhart en Drumnadrochit, que en la actualidad atrae a más de 200,000 visitantes al año.

Sabemos que para los fanáticos de los monstruos esta explicación no los convencerá. Nosotros no hemos tratado de convencerlos porque sabemos que es imposible probar lo negativo. Es decir, resulta imposible NessieDoctor probar que no existen (en la actualidad) estos «monstruos», a menos de que vaciáramos por completo los lagos. Por el contrario, si esos «monstruos» realmente viven en esos lagos, no les será difícil a los fanáticos demostrarlo. Esperamos su respues­ta.

Continuara…


[1] Keel A. John, El enigma de las extrañas criaturas, Editorial ATE, Colección Libro Expres, Barcelona, 1981.

[2] https://marcianitosverdes.haaan.com/2006/08/el-pais-de-las-7-luminarias-final/

[3] http://www.anomalia.org/perspectivas/in/monstruo_tecolutla.htm

[4] Cable de la agencia EFE, El monstruo resultó inofensivo, Castelloma­re di Stabia, (Italia), 5 de julio de 1983.

[5] May Roger, Los enigmas de la tierra y el mar, Ediciones Colombianas, S. C. A., Edicol, y Empresa Editora Zig-Zag, S. A., Bogotá, 1973.

[6] El monstruo del Loch Ness. El monstruo del Silver Lake

[7] Stein Graham, ¿Existe realmente el monstruo del Loch Ness?, 2a de Ovaciones, 15 de octubre de 1977.

[8] Stewart-Gordon James, En busca del monstruo del Loch Ness, Seleccio­nes del Reader’s Digest, 113-117, mayo de 1977.

El monstruo del Loch Ness. Los primos de Nessie (22)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS. LOS PRIMOS DE NESSIE (22)

Butachauques7 URUGUAY

Un extraño monstruo marino de más de ocho metros de largo apareció en el río La Plata, a unos treinta ki1ómetros de Montevideo, sembrando el te­rror en la zona y estando a punto de provocar el hundimiento de una embarcación, según los reportes de la prensa sensacionalista uruguaya.

El extraño monstruo de color gris metálico con manchas rojizas marro­nes, apareció ante la mirada atónita de tres pescadores que abordo de su lancha se encontraban entregados a sus tareas. De acuerdo con las declara­ciones de los mismos, repentinamente escucharon una especie de «rugido im­presionante» al mismo tiempo que se daban cuenta de que algo les rompía la red. «Vimos aparecer inmediatamente un cuerpo enorme y monstruoso que saltó unos cinco metros fuera del agua. Nunca había visto una cosa igual. Quedamos paralizados. Temíamos que destruyera nuestra embarcación. Seguramente el monstruo se vio atrapado en la red y se enfureció destrozándola».

Los periodistas no dieron los nombres de los testigos ni informaron la fecha exacta en que ocurrieron los hechos.

CHILE

Entre los reportes coleccionados por Butachauques1 Clemente Onelli (aquel italiano que fue a buscar plesiosauros a la Patagonia), hay uno de 1897, de un agricultor de la Patagonia Chilena que informó haber escuchado los sonidos de una pesada criatura arrastrándose a lo largo de la playa de gravilla de un lago cercano. A veces, por la Butachauques3 noche, el testigo pudo ver un cuello largo, como de cisne, en el agua del Lago Blanco.

A mediados de febrero de 1991, la enorme masa de un animal de aproximadamente 7 metros de largo varó en la Butachauques5 isla Aulín, que pertenece al archipiélago de las Butachauques, provincia de Chiloé, X Región de Chile.

En el archipiélago residen unas 3 mil personas, y en ese entonces la isla Aulín tenía treinta habitantes que se dedicaban a la pesca de subsistencia y a la agricultura en pequeña escala. Los residentes decían que era una especie de «jirafa marina».

La cola tenía más de un metro de largo «con unas cerdas duras como de plástico grueso» dijo el contador Eduardo Olmedo (Olmos, en otras versiones). «La cola está dividida en dos partes, una que iba hacia arriba y otra con pelos, como de una escoba hacia abajo».

EduardoOlmos «Yo me traje lo que tal vez pueda ser un diente, un elemento filudo de más o menos una cuarta, que también tiene algo como un hueso».

«La piel presenta un color rojizo, como si se hubiera asado al sol. Esa fue una de las características que me llamó la atención, no se si ese era el color real de la carne, pero incluso se podía detectar la presencia de elementos aceitosos. También el cuerpo presentaba una enorme hendedura como un gran golpe en la zona más atrás de la cabeza. Por ahí manaba algo como aceite».

Olmedo regresó a puerto Montt en busca de respuestas y se dirigió al Instituto Profesional de Osorno en donde encontró a Francisco Orellana quien, luego de observar FranciscoOrellan unas fotografías sacadas por Olmedo y un fragmento del animal dijo que podría tratarse de un «vertebrado prehistórico congelado».

«A primera vista lo que estamos viendo se asemeja a un diente, pero con características completamente distintas a los que conocemos con raíces y una determinada forma que encaja en una cavidad ósea. La diferencia está en que el diente de este animal prehistórico está ligado a una estructura cartilaginosa, lo que da la impresión de que se trataría de un colmillo con movimiento. Tiene una base que es una parte osificada y luego viene el cartílago lo que da la Diente impresión de que esto funcionaría en forma movible. Insisto que estamos frente a una estructura típica de un diente que es ósea e inmóvil, pero me da la impresión que por la estructura se trata de algo movible».

Para cualquiera que escuchara aquello de «vertebrado prehistórico congelado», hubiera sido claro que Orellana no tenía Butachauques2 ni remota idea de lo que hablaba. Sin embargo Olmedo organizó una nueva expedición en la que participó Orellana y la periodista Patricia Salinas, corresponsal del periódico La Tercera.

Por su parte Elba Briseño, ingeniero pesquero y consultora en asuntos de pesca dijo: «Pienso que lo más Butachauques4 probable es que se trate de algún reptil»¦ normalmente, el pelo es lo último, junto con los huesos, que se termina por descomponer y realmente la cantidad de pelo que se puede apreciar en las fotos a mí me hace pensar en otro tipo de estructura. De hecho los reptiles no tiene pelo».

Aulin Seguro que las compañías de pesca chilenas dejaron de consultar a la ingeniera pesquera que hablaba de reptiles gigantes.

Las cosas estaban así hasta que José Yáñez, especialista del Museo de Historia Natural, metió un poco de cordura. Al ver las fotografías publicadas por la prensa descartó que el extraño animal vertebrado fuera un fósil. Dijo más bien que se trataba de un tiburón. Indicó que «las vértebras que se aprecian JoseYanez en las fotos corresponden a las del tipo anficélicas (cóncavas en los dos lados), que son características de los peces»¦ Incluso podrían ser restos de un tiburón de profundidad, pero no es correcto aventurar hipótesis si no se examina la extraña especie en el terreno».

EduardoOlmedo Desconozco si se hicieron más estudios de esta carcasa pero a partir de la descripción y de las fotos podríamos decir que se trataba de la carcasa de un tiburón peregrino.

LA «COSA» DE PUERTO MONT

Casi diez años después, el 23 de junio del 2003, en Pinuno1 un lugar no muy alejado de Puerto Montt, en la playa La Doncella, cerca de la localidad de Los Muermos, miembros de la Marina chilena encontraron una nueva carcasa. Esta vez era algo amorfo que fue catalogado de primera instancia como un pulpo o un calamar gigante.

Medía unos 12 metros de largo por 5.8 de ancho y Pinuno3 1.6 en su parte más alta. Se calculó que pesaba unas 13 toneladas. Los restos fueron estudiados por la doctora Elsa Cabrera del Centro de Conservación Cetácea (CCC) quien se encontraba en la zona estudiando una ballena jorobada de 14 metros de longitud que había varado en otra playa del mismo sector. Los marinos informaron a la doctora de su hallazgo.

Pinuno5 Cabrera se dirigió al sitio y dijo que cuando muerte un cachalote «el esqueleto se desprende y hunde, quedando el cuerpo con la grasa flotando. Los restos suelen ser una bolsa de pura grasa, por lo cual su descomposición es muy lenta».

Se enviaron muestras al Museo de Historia Natural en donde el doctor José Pinuno6 Yáñez, el mismo que había estudiado los restos del tiburón peregrino de la isla Aulín, y el doctor Sergio Letelier encontraron papilas sensitivas que son típicas de los cachalotes: «No ha sido necesario un análisis de ADN para la identificación. Fue suficiente con descubrir las glándulas dérmicas que pertenecen sólo a este grupo».

Pinuno7 Meses después el doctor Sidney Pierce, de la Universidad del Sur de la Florida (USF) publicó su estudio en The Biological Bulletin: «El resultado de los análisis de ADN y con microscopio de electrones del monstruo chileno es que era en realidad un cachalote. Las muestras chilenas eran en su mayoría fibras de colágeno. El ADN es 100% Pinuno8 idéntico al del cachalote (Physeter catodon). Está claro que la mayoría de las masas gelatinosas de interés popular y criptozoológico son en realidad restos descompuestos de grandes cetáceos».

ContinuarỦ

El monstruo del Loch Ness. Los primos de Nessie (20)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS. LOS PRIMOS DE NESSIE (20)

EL FRACASO

NahuelHuapi 1 Pero luego de varios días de vigilancia, a pesar de haber realizado una observación minuciosa de la laguna del Hoyo de Epuyen (300 m de ancho y 5 de profundidad), tampoco se encuentra ninguna señal de la existencia del monstruo. Luego, como estaba previsto, se hace explotar media docena de cartuchos de dinamita en la laguna. El informe dice que ni siquiera apareció algún pejerrey, tan frecuente en el río Epuyén.

Pasan los días sin ninguna pista del monstruo. Onelli decide aprovechar el tiempo para investigar la región y acrecentar las colecciones científicas recolectando animales ParqueNahuel vivos para el jardín zoológico y para el Museo de La Plata. También se hacen herbarios y se busca fósiles. Al mismo tiempo continúa dando crédito a las leyendas y decide averiguar la existencia de un mamífero carnicero más grande que el puma, que los indígenas llamaban Yemisk, y de un anfibio más grande que el lobito del río, llamado también Bullin.

Comienzan a caer las primeras nevadas que anuncian el invierno. Frey escribe «No sabiendo si se trataba de una broma o si realmente existía en la Patagonia un ejemplar salvado de las épocas prehistó­ricas», se decide entrar en contacto con la familia de Sheffield y de Shefield4 alguna forma se enteran «que aquello era una burda patraña urdida por Don Martin».

Finalmente dejaron la región y vuelven al alojamiento en la mina. El grupo volvió después de varios días a Bariloche en donde es recibido por un desfile de disfrazados y una enorme carroza simulando un gigantesco PrimoCapraro plesiosauro. El monstruo había sido construido por un inmigrante italiano llamado Primo Capraro, utilizando una armazón de madera recubierta de arpillera pintada. Esta estructura fue luego utilizada en los carnavales subsecuentes y era montada en un camión. La escena es recordada por PlesioBariloche1 Nelly Frey de Neumeyer en un artículo sobre la historia del plesiosauro publicado en 1988 en la Revista Patagónica: «Fue el carnaval de los carnavales para los que fuimos chicos en aquella época. Don Primo, montado sobre un caballo y disfrazado de Martín PlesioBariloche3 Fierro iniciaba el desfile. Lo acompañaba un señor robusto que hacía las veces de doctor Vaccaro, y componían el cortejo otros expedicionarios. Luego reptaba el gran plesiosauro y, en la caja del camión, los chicos de Bariloche, disfrazados de caballeros y damas antiguas, japonesas y otras especies. ¿Qué chicos del mundo han PlesioBariloche2 viajado en plesiosauro?».

Luego los miembros de la fallida expedición se trasladan por agua hasta Neuquén, consecuencia de la acumulación de nieve que hizo intransitables los caminos de tierra. Finalmente regresan a Buenos Aires sin resultados positivos ChronicleTelegram471922 después de su búsqueda infructuosa. La historia tuvo repercusión internacional, llegando a ser comentada en un artículo de Leonard Matters en la revista Scientific American de julio de 1922, en donde escribe: «Si alguna vez existió (el plesiosauro), parece que ha huido a zonas desconocidas».

Sheffield, el gaucho vaquero «se evaporó… así como a los pocos días, satisfe­cho el deseo de don Clemente Onelli, ansioso por sacar del anonimato a las regiones de la Patagonia, se evaporó aquella fábula que en su hora fue el acontecimiento LimaNews4919221 central que apasionó a muchos y divirtió a todos», escribe C. A. Bertomeu[1].

Según Carlos Borgialli[2], Onelli no creía en el plesiosauro y su interés era dar a conocer las maravillas de la Patagonia:

«Vea, che… también puede ser que me haya sido forzoso, para que se realice este nuevo reconocimiento, recurrir al extremo que supone la historia del plesiosauro, sin cuya quimera no tendríamos expediciones ni nada. En cambio ahora Ogopogo irán miembros de la prensa del país y del extranjero, acompañando a los expedicionarios, y se difundirán las noticias de la Patagonia y sus maravillas, para tratar de Nahuelito2 que se forme hacia ella una fuerte co­rriente de turismo, de guapos hombres y capitales. La Patagonia es todavía un país de ensueños para mucha gente, aunque ya es conocida por tierra de asombro y riqueza. Y si no, dígase ¿qué de más fantás­tico hubo que buscando agua en sus áridas costas (…) se hallase (…) el petróleo? (…) se vienen ya del extranjero sabios, naturalistas y geógrafos. Traen ansias de estudiarla para saber de ella más de lo poco que nosotros sabemos… y yo los Nahuelito3 esperaré que vuelvan con el hambre del viejo que fue su entusiasta explorador, porque desde que tuve la dicha de que el ilustre Pancho Moreno me mandara a conocer­la, siempre la quise como si fuera mía».

El mismo Vaccaro defiende la expedición en su citado Diario de Viaje: «Ustedes no pueden haber olvidado la historia del Nahuelito4 plesiosauro… ¡Cómo! ¡Si pasó de moda! ¡Fue una expedición organizada medio de apuro… cumplió heroicamente con su deber dando prueba de una resistencia física notable… no encontró nada! ¿Pero qué me dicen de Nordesnskjold?… ¿Qué me dicen de Fritchard?… ¡Miren qué nenes!… Pues ellos también fueron en Nahuelito5 busca de nuestro mismo animal. ¿Y entonces de qué se ríen, de qué se burlan, me lo quieren decir los pobres de espíritu? ¿A que no silban a la comisión norteamericana que va a venir con una carga de pesos y armas de todas clases para repetir nuestra hazaña?»

Martín Sheffield murió en 1836 en Arroyo Ñorquinco. Bruce Chatwin[3] nos informa: «Una cruz de madera con las iniciales M. S. señalaba su tumba, pero un cazador de Buenos Aires se la robo. El hijo que tuvo con una mujer indígena vivió en El Bolsón».

LAS TRADICIONES

Tehuelches Algunos hacen remontar la historia de estos monstruos en los lagos del sur a la época precolombina. Tratan de hacer un sincretismo con viejos mitos folklóricos y mencionan la tradición de los indios Tehuelches del Yemisch (Trigre de agua), un animal anfibio de hábitos nocturnos que se alimenta de animales y hombres, a los cuales mata con sus enormes Mapuches garras para luego arrastrarlos al fondo de los lagos. O el Trelke Wekufú o Caleuche (Cuero extendido) de los Mapuches que es descrito como un ser amorfo, un cuero cubierto de pelos y con garras o colmillos en los bordes. Entre los gauchos de la región del Nahuel Huapi es frecuente el rumor de la existencia de un monstruo al cual suelen llamar el Sueiro (¿variante de El Cuero?) que «sale de los lagos de noche, posee el cuerpo del tamaño de una vaca y deja huellas como de un pato gigante». Este monstruo es carnívoro y se alimenta de Mylodon las vacas de los gauchos. Pero otros dicen que es un invento criollo basado en el mito mapuche de «El cuero».

Incluso han intentado relacionar a El Cuero con los hallazgos de Ameghino, quien estudió los huesos y el cuero de un Mylodon. Dicen que una expedición organizada por el Rhinoptera gobernador de Chubut, Florencio de Basaldúa fue atacada por un animal similar a un Mylodon. Restos de este animal fueron encontrados en la cueva Última Esperanza, en las cercanías de la ciudad de Puerto Natales (Chile).

Pero el origen de los mitos mapuches y tehuelches es más terrenal, o más bien, acuático. Se trata de la raya Rhinoptera chilensis que habita las aguas del Pacífico. Es el famoso Cuero con garras y colmillos en los bordes, el cual, por otra parte, no se parece ni remotamente a las descripciones de Nahuelito.

OTROS AVISTAMIENTOS

chinese_loch_ness La expedición en busca del Plesiosauro de la Patagonia fue seguida por la prensa mundial y se añadieron nuevas historias. El 2 de abril de 1922 el Toronto Globe entrevistó a George Garrett quien informó que había visto a un monstruo en Lago Nahuel Huapi en 1910. Garret trabajaba en una compañía que navegaba el Nahuel Huapi. Un día de ese año, luego de navegar por el lago y a punto de desembarcar, pudo Kanas1 avistar a unos 400 m de distancia una criatura cuya parte visible medía entre 5 y 7 m de largo y sobresalía unos dos metros por encima del agua. Al comentar su experiencia con gente del lugar, Garret se enteró de historias similares relatadas por los indígenas:

«Estábamos virando a barlovento para entrar a una caleta, que se metía en la península. Esta caleta tenía alrededor de cinco millas de largo y una milla o algo así de ancho, y una profundidad insondable. Justo cuando estábamos cerca de la orilla rocosa, antes de virar, miré desde la popa y para mi gran sorpresa, vi alrededor de un cuarto de milla a sotavento, un Kanas2 objeto que parecía tener 15 o 20 pies de diámetro, que salía quizás 6 pies por encima del agua». Después de unos quince minutos, el monstruo desapareció. Cuando les mencioné mi experiencia a mis vecinos, ellos dijeron que los indios a menudo hablaban de inmensos animales acuáticos a los que han visto de tanto en tanto».

Tianchi A pesar del fracaso de la expedición de Onelli, continuaron los relatos sobre monstruos en los lagos del sur. En 1927 encontraron «huellas frescas de un gran animal parecido al plesiosauro» en el lago Fagnano. En 1938 un lugareño ve un animal de aproximadamente 15 metros con aletas y largo cuello en el lago Gutiérrez.

LakeMon1 Más recientemente, en 1960, se dice que la Armada Argentina persiguió en el lago un objeto submarino no identificado durante 18 días, sin conseguir identificarlo; a lo cual LakeMon2 algunas personas relacionaron con esta supuesta criatura. El suceso fue relatado por la revista norteamericana Newsweek en su edición del 22 de febrero de 1969 en una nota titulada «¿Fue una ballena, un platillo volador anfibio, o el monstruo del Loch Ness que se perdió?»

En 1979 la revista semanal LakeMon3 Siete Días publicó un artículo que recoge algunos testimonios de habitantes del lago Nahuel Huapi, en cuyas orillas se alza la ciudad turística invernal de Bariloche, en el sureste de Argentina.

Este espejo de agua, el Nahuel Huapi, tiene una superficie de 557 kilómetros cuadrados, 476 metros de profundidad y cadborosaurus está ubicado a 764 metros sobre el nivel del mar, en San Carlos, Bariloche, Argentina, dentro del Parque Nacional que le da el nombre.

Algunos pobladores dijeron haber visto un objeto desplazarse por el lago a medio kilómetro de la costa, dejando una estela. Calcularon su tamaño en unos cinco metros. Para otros pobladores se trataba de simples troncos a la deriva[4].

Uno de los relatos era el de Hilda R. de Rumboll, quien en marzo de 1978 observó al monstruo

«Hacía una tarde espléndida y el lago Coyne estaba planchado. De repente advertí que algo extraño surcaba las aguas a considerable velocidad, dejando una gran estela. Busqué un larga vistas y, con mi esposo, nos dedicamos a observarlo. Parecía un largo cuello de cisne. En cierto momento giró hacia la costa, adoptando apariencia de definseaserpheads poste, y luego desapareció en medio en medio de una enorme agitación. Tenía alrededor de cinco metros, según dedujimos cuando minutos después pasó por el lugar un esquiador acuático».

seljordsormen3a En 1984 Aldo Peletier ve en el lago Lolog una masa oscura que calcula en ocho metros de largo. Dos años después, Stella Maris López observa en el lago Nahuel Huapi algo similar a una gran serpiente deslizándose en las aguas.

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[1] En La Argentina Austral, No. 146, 1943.

[2] En La Argentina Austral, No. 141, 1942.

[3] Chatwin Bruce, En la Patagonia, Quinteto, Barcelona, 2002.

[4] Noticiero de lo insó1ito, En Argentina: monstruo parecido al de Loch Ness, DUDA, (409), 1, 2 de mayo de 1979.

[5] Anónimo, Otra vez Nahuelito, Río Negro, Río Negro, viernes 22 de enero de 1988.

[6] Anónimo, Volvió a aparecer el monstruo del lago Nahuel Huapi: muchos testigos, Clarín, Buenos Aires, 2 de febrero de 1988.

Anónimo, Un monstruo en el lago, Clarín, Buenos Aires, 3 de febrero de 1988.

[7] Anónimo, Logran filmar al extraño animal del lago Nahuel Huapi, Río Negro, Río Negro, domingo 7 de febrero de 1988.

[8] Anónimo, ¿Un monstruo en el lago Nahuel Huapi?, Clarín, Buenos Aires, 26 de febrero de 1987.

El monstruo del Loch Ness. Los primos de Nessie (19)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS. LOS PRIMOS DE NESSIE (19)

Ameghino Tal vez el origen del mito del monstruo del lago Nahuel Huapi (y de otros varios monstruos de lagos australes) sea la envidia que el doctor Clemente Onelli le tenía a Florentino Ameghino. A finales del siglo XIX la fama de Ameghino ya había rebasado las fronteras de la Argentina mientras que Onelli tan sólo era el director del jardín Zoológico Nacional SeveroVaccaro de La Plata, en Buenos Aires.

Onelli nació en Roma, Italia el 22 de agosto de 1864 y llegó a la Argentina en 1888, «luego de haber dilapidado la fortuna de su familia», como escribe Severo Vaccaro. A partir de 1897, el doctor Clemente Onelli comienza a coleccionar informes de criaturas descomunales que supuestamente habitaban los lagos del cono sur. Algunos de esos informes, como veremos, se refieren a monstruos en Chile y en lagos argentinos como el Nahuel Huapi. En 1904 asume la Dirección del Zoológico, ZooArgentina cargo que desempeña durante 20 años. Construye fuentes de agua en el zoológico, y afirma que una de ellas es «medicinal», comenzando a venderla en frasquitos para recavar fondos para el zoológico; construye recintos con la arquitectura acorde al país de origen de los animales; trae él mismo, y Onelli4 caminando, una jirafa desde el puerto de Buenos Aires hasta el zoológico, causando así un gran revuelo en las calles y periódicos del día siguiente, promocionando de esa manera el «nuevo Jardín Zoológico». Su curioso interés por los «monstruos» y sus extravagancias dieron origen a un popular latiguillo de la época, ante Onelli1 un hecho asombroso de cualquier índole se decía: «Son cosas de Onelli».

Onelli describe así algunos de los reportes coleccionados:

«Ya en 1875, el cacique Nahuel-pi -oriundo de esa zona- relataba al Dr. Nietsche sobre la existencia de un monstruo al que los indios temen». Esto ocurrió en el lago Alumine.

En 1897 un hombre llamado Vaag descubrió los restos de un animal a lo largo de la orilla del Río Tamanga. Onelli estaba convencido de que las trazas que encontró Vaag Onelli2 eran las de un Plesiosauro.

«En Colhe-Huapi, a fines del siglo pasado, un indio tehuelche llamado Hompen entregó a mi gran amigo el Dr. Ameghino, el cuero de Mylodón cazado allí». El suceso ocurrió en 1898.

«Corría el año 1900 cuando en Lago Vinter un lugareño denuncia el avistaje de un animal de características poco comunes».

«En 1910, en Lago Pueyrredón, Alfredo Sepúlveda detecta un saurio mientras toma un baño. Un biólogo alemán, en la misma época asegura que el animal existe». Hay otro suceso Plesio1 que supuestamente ocurrió en ese mismo año pero fue reportado doce años más tarde y del cual hablamos más abajo.

Onelli reveló otro avistamiento en 1913, cuando la población local dijo que una criatura similar apareció en un cuerpo de agua en la zona de Santa Cruz. Otro reporte proviene de la Plesio2 misma zona pero ocurrió nueve años después: «En el Río Santa Cruz, durante 1922, un indio testimonia nuevamente al Dr. Ameghino- que un extraño animal le cerraba el paso y creyó haberle dado muerte a bolazos».

UN GAUCHO COWBOY

Plesio3 Una mañana de enero de 1922, el doctor Onelli encontró una misteriosa carta sobre su escritorio:

«Esquel 19 de Enero 1922

«Señor Dr. Onelli

«Director del Jardín Zoológico Buenos Aires

Plesio4 «Muy señor mío:

«Conociendo el empeño que usted siempre ha demostrado en fomentar el adelanto del establecimiento que tan dignamente dirige, me permito distraer su atención sobre el siguiente fenómeno que por cierto ha de despertar su vivo interés, ya que se trata del posible ingreso a su jardín Sheffield1 de un animal hasta ahora ignorado del mundo. Un fenómeno sin duda del mayor beneficio, y que además podría permitirle adquirir un animal desconocido hasta ahora por la ciencia.

«Paso a relatar el hecho:

«Hace varias noches que he podido registrar un rastro en el pasto que cerca la laguna donde tengo establecido mi puesto de cazador; el rastro es semejante a una huella de una chata (carreta) muy pesada, la hierba queda aplastada y no se levanta más, lo que hace suponer que el animal que por allí se arrastró debe de ser de un peso enorme.

«Entonces, en el medio de la laguna, he podido Sheffield2 apercibir un animal enorme. A primera vista, supuse que se trataba de una especie desconocida de cisne de formas descomunales, pero las curvas visibles en el agua me llevaron a decidir que su cuerpo se parecía más bien al de un cocodrilo.

«El objeto de la presente es de conseguir de usted el apoyo material para una expedición en toda regla, para la cual se precisa una Sheffield3 lancha, arpones, etc.; la lancha se podrá construir aquí. Ahora bien: para el caso de no poder sacar al animal vivo, sería también preciso de contar con material de embalsamar.

«Si mi proposición le interesa, le ruego que me envíe a casa de Pérez Gabito fondos para realizar esta expedición.

«Espero de su gentileza me conteste a la brevedad posible y aprovecho la oportunidad para saludarlo con mi mayor consideración

«Muy atentamente.

«Martín Sheffield»

El autor de esta carta era un pintoresco aventurero del condado de Tom Green ButchCassidy en Texas, mitad vaquero y mitad gaucho, llamado Martin Sheffield. Decía ser aviador norteamericano que tiempo atrás había aterrizado en El Bolsón con el fin de surcar los cielos patagónicos[1]. También decía ser sheriff e incluso llevaba la estrella correspondiente y el sombrero como prueba del cargo. Afirmaba que había llegado a la Argentina BuscadosEnLaPatagonia siguiendo la pista de Butch Cassidy y Sundance Kid (quienes se establecerían en Cholilla). Persistía en él la ilusión de que la Patagonia era una extensión del Lejano Oeste. Fue así según Sheffield, que mientras seguía pistas de los fugitivos, descubrió en la laguna Epuyén, en el Noroeste del Chubut, uno de estos «monstruos» que lo dejo perplejo.

En realidad, como luego se sabría, Sheffield era un prospectador que vagaba por las montañas «mas pobre que Job», con una yegua blanca y un perro alsaciano por compañía, en busca de oro. Eso sí, era un gran tirador. Desde la orilla del río cazaba truchas, le daba al cigarrillo que el jefe de policía llevaba entre los labios y tenía el hábito de agujerear los tacones de las mujeres.

LA EXPEDICIÓN

SundanceKidEthelPlaceButchCassidyEnCholilla Pero todo eso no lo sabía Onelli y, dejándose guiar por sus sueños, organizó una expedición a un ignoto lago patagónico en busca del mítico plesio­sauro.

Los principales diarios se ocuparon del asunto. La Nación decía: «Un ciudadano norteamericano radicado en el lugar dijo haber visto en una laguna de la zona a una fiera con Epuyen cabeza parecida a la del cisne, de dimensión descomunal». Pronto la prensa bautizó al misterioso animal con el nombre de «Plesiosauro del laguito Epuyén». Otros daban falsas noticias, como que el presidente de los EU manifestaba su interés y también había decidido enviar científicos Tounens para preservarlo y llevarlo a su país.

Onelli conocía muy bien la zona pues la había explorado en compañía del baqueano Monsieur Poivre (quien posteriormente fue encerrado en Punta Arenas por apoyar a Orellie Antoine de Tounens, el autoproclamado Rey de la Patagonia). Luego había trabajado para la Comisión de Límites, bajo la directiva de Francisco Perito Moreno, con el fin de levantar el plano de la región desde un poco más Moreno al sur del Lago Nahuel Huapi hasta los precipicios y cañones al suroeste de la Colonia 16 de Octubre. Durante esas expediciones había aprendido a hablar el tehuelche y el araucano, con mayor fluidez que el castellano. Entre los tehuelches era conocido como «meliñé» (cuatro ojos), en referencia a sus lentes redondos estilo John Lenon.

A pesar de estos conocimientos, Onelli también era conciente de su precario estado de salud, por lo que invitó a su amigo el ingeniero Emilio Frey para que ejerciera la conducción de la expedición ya que era geógrafo y también gran Onelli3 conocedor de la región; a José M. Cinaghi administrador del Zoológico y cazador; Alberto Merkle, conocido taxidermista y embalsamador de la institución científica más importante del país; Santiago Andueza, experimentado tirador y eximio cazador; el corresponsal del diario La Nación y la Agencia Associated Press, señor Estrella; y el periodista independiente doctor Severo Vaccaro[2].

Onelli convoco a una conferencia de prensa y anuncio la salida de la expedición en busca del plesiosauro. También pidió el apoyo del gobierno, pero pronto se dio cuenta que del presidente Hipólito Irigoyen no obtendría ningún apoyo pues en esos días toda su HipólitoYrigoyen atención la ocupaba su apoyo a Marcelo T. De Alvear, el candidato del radicalismo para las elecciones de 1922. Entonces dirigió su petición al público y a la prensa.

El público sí le ofreció su apoyo de distintas formas. Un par de jubilados se escaparon del hospicio de las Mercedes ofreciéndose para ir a luchar contra el monstruo. Una dama de sociedad contribuyó con 1,500 dólares para la compra del equipo y los víveres. Emilio Frey decía: «De todas partes me llovían cartas y obsequios entre los que había las cosas más notables: un MTAlvear tango «˜el Plesiosauro»™, una caja de cigarrillos marca «˜Plesiosauro»™, lápices hechos por los presos con la efigie del presunto monstruo»¦»

La empresa adquirió ribetes políticos cuando el plesiosauro se incorporó a la campaña como emblema de la derecha. El gobierno aprovechó la noticia para desviar la atención pública de las horrendas masacres cometidas por el ejército, un mes antes, en la represión de los huelguistas de Santa Cruz[3]. El diario La Montaña dijo que, «domesticado, el animal podría resultar útil PatagoniaRebelde para los infortunados habitantes de la Tierra del Diablo», en franca alusión a la revuelta.

La Nación confirmo: «La existencia de este rarísimo animal que ha despertado la atención en el extranjero es un LaPatagoniaRebelde acontecimiento científico que llevara a la Patagonia a una posición privilegiada por el hecho de contar con una bestia tan insospechada».

Edmund Séller, compañero de caza de Teddy Roosevelt, escribió solicitando un trozo de piel para el Museo Norteamericano de Historia Natural. La universidad de Pennsylvania manifestó que un grupo de zoólogos estaba dispuesto a partir de inmediato para la Patagonia, añadiendo que si atrapaban al animal el lugar más adecuado para él era Estados Unidos.

«Resulta obvio», comentaba el Diario del Plata, que «este mundo fue creado para mayor gloria de los norteamericanos, manifiesta en la doctrina TRoesevelt Monroe«. Otro articulo llevaba el titulo de «El dragón de Capadocia» y la publicación nacionalista La Fronda escribía: «Este animal milenario, piramidal y apocalíptico hace un ruido de la madona y por lo general aparece en medio de los opacos sopores de gringos borrachos».

La mayor parte de la gente reaccionó negativamente ante la participación de cazadores y cuando Onelli insinuó que quizás seria necesario embalsamarlo. El público sostenía que se Albarracin le debía dejar vivo para llevarlo al museo platense. Los miembros del Jockey Club expresaron la esperanza de poder exhibirlo embalsamado, pero esto provoco las protestas de don Ignacio Albarracin, presidente de la Sociedad Protectora de Animales, quien le solicitó al Ministro del Interior que revocara la autorización para la búsqueda, ya que las leyes prohibían la caza de animales exóticos. Finalmente se resolvió el tema del permiso.

El plan era partir de Buenos Aires de forma independiente para reunirse en Bariloche en la primera quincena de abril. De esa manera esperaban EmilioFrey1 que nadie se adelantara en llegar al lugar, de fácil y frecuentado acceso para automóviles. «He dejado que la opinión general siga creyendo que el denunciador había visto al animal exageradamente monstruoso en la laguna de Esquel», escribió Emilio Frey en las instrucciones reservadas para el grupo.

Auto Por su parte, Frey viajó en tren hasta Plottier. Ya en Neuquén, se reúne con Onelli y los otros miembros de la expedición. De ahí partirán en automóvil hasta Bariloche. Luego de descansar, el 19 salen de Bariloche rumbo al sur, hacia una mina de carbón en Epuyén, y de ahí, en un automóvil y seis caballos PatagoniaTren se trasladan al rancho de Sheffield, en donde sólo encuentran a su esposa y a José, uno de sus hijos. Se enteran por boca de éstos que Martin Sheffield se encuentra en la casa del paraje Los Repollos, cerca de El Bolsón, donde la familia vivía la mayor parte del año.

Establecen un EmilioFrey2 campamento en la ribera del laguito, que tiene unos 300 metros de diámetro y luego le piden a José que los lleve al lugar donde encontraron los rastros. Ahí encuentran unas pistas de unos 30 centímetros de ancho, ya muy borradas.

En los días subsecuentes se dedican a rastrear la zona, principalmente la ribera del pequeño lago, aunque sin resultados positivos. Al mismo tiempo se establece una comisión de observación cuya tarea es observar día y noche, por turnos, cualquier movimiento en el lago. Se ofrece una recompensa a EmilioFrey3 los lugareños por cualquier informe sobre estas bestias, por lo que no es de extrañar que en la primera noche de vigilia, Frey comentara con los otros miembros de la expedición: «Yo recuerdo que, de paso por el Departamento Las Minas, muchas veces oí decir a vecinos respetables de Junin de los Andes algo parecido a eso. Y no se trata de muchachos… Les voy a citar los nombres: El señor Cecilio Gerio, comerciante; el señor Mendaña, viejo estanciero de esas regiones, uno de los primeros pobladores de la cordillera… Otro: El Rubio Bagual, que fue soldado de la expedición Nahuelito1 al desierto. Todos estos me han dicho muchas veces que en el Lago Huachi-Lauquen, al atardecer, se suele presentar en la superficie de las aguas un animal, que más o menos tiene las mismas características que el que dicen haber visto en Esquel. Cuello muy largo, cabeza de lagarto, cuerpo que debe ser enorme, porque cuando se sumerge produce una especie de ebullición en las aguas…»

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[1] Matamala Juan Domingo, El embrujo de El Bolsón

[2] Vaccaro publicaría una reseña completa de la expedición basada en su diario de viaje, en la revista Caras y Caretas, entre los meses de marzo y mayo de 1922.

[3] Retratada en la película La Patagonia rebelde.

[4] En La Argentina Austral, No. 146, 1943.

[5] En La Argentina Austral, No. 141, 1942.

[6] Chatwin Bruce, En la Patagonia, Quinteto, Barcelona, 2002.