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Yo quiero probar

YO QUIERO PROBAR

Kentaro Mori

La serie de televisión «Expedientes X» alcanzó gran éxito por todo el mundo, promoviendo los temas comunes de la «ufología». Pocos lo perciben, pero la serie tiene un sistema de creencias bien fundamentado en tres «mandamientos» muy bien elegidos: I want to believe, The truth is out there, Trust no one (Yo quiero creer, La verdad esta allí afuera y No confíes en nadie).

Estos tres mandamientos inspiraron esperanza, fe y paranoia, respectivamente, resumiendo cuidadosamente la «ufología» en una trinidad. En esta columna presentaré contrapuntos y análisis críticos de los «mandamientos» de Archivos X.

I WANT TO PROVE

Yo quiero creer es ciertamente el más poderoso de los mandamientos de los Expedientes X. Leyéndolo crudamente, vemos que es una apelación desesperada por la RELIGIÓN, las creencias, el confort. Particularmente, se supone que el mandamiento se refiere a la voluntad de creer que no estamos solos en el Universo, que los extraterrestres están entre nosotros, ya sea para bien o para mal.

Lo que es preciso constatar es que cuando se prueba algo, no es necesario creer. Si quisiéramos saber si no estamos solos en el Universo, el camino más adecuado para eso es procurar probar que tenemos compañía. Simplemente creer convierte la idea en una creencia, no en una realidad.

De ahí, el contra punto Yo quiero probar. Lo interesante es que en verdad no es un contrapunto. Alguien que quiere probar es simplemente alguien que quiere creer con bases sólidas y objetivas. Así, podemos decir que un mandamiento adecuado sería «Yo quiero creer, por eso quiero probar».

THE TRUTH IS RIGHT HERE

La verdad está allá afuera es, en mi opinión, el más nocivo de los mandamientos. Es un mandamiento de fe, simplemente una afirmación, que sería supuestamente probada por las historias «verídicas» contadas en la serie. Significaría que todas las experiencias y eventos extraños se deben a «cosas de afuera», o sea, a extraterrestres.

¿Alguien dice haber sido abducido? Fueron los extraterrestres. ¿Una luz apareció en el radar? Fueron los Ets. ¿Fox Mulder murió? Nuevamente los Ets. ¿Usted no pudo respirar correctamente en la noche? Fueron los extraterrestres. Después de todo, la «verdad», la verdadera explicación para todos los eventos extraños está «allá afuera».

Como se ve, este mandamiento predica un escapismo. Cuestiona al gobierno, pero de forma equivocada.

La ufología de hecho levanta cuestionamientos sobre el sigilo y el encubrimiento gubernamental. Pero eso nada tiene que ver con seres extraterrestres, y aunque lo tuviese, no está en nosotros cuestionar a los extraterrestres, sino a nuestro propio gobierno.

Pero la ufología levanta innumerables ejemplos de engaño, charlatanismo y de falibilidad humana. O sea, la ufología en sí es un enorme conjunto de ejemplos de errores humanos. Bajo cualquier punto de vista, debemos pensar en nosotros, seres humanos, sobre nuestra sociedad, nuestro gobierno, nuestra democracia. Exactamente si estuviésemos bajo el dominio extraterrestre, eso sería nada más un motivo para pensar más en nosotros que en ellos.

Así, La verdad está aquí mismo. Aquí en la Tierra, entre nosotros, seres humanos.

TRUST NO ONE. INCLUDING ME.

Lo curioso de No confíes en nadie es que es un mandamiento contradictorio. Es como Nunca diga nunca, o Estoy mintiendo. Eso porque predica la paranoia, pero espera que usted confíe en que los Expedientes X están de «su lado», presentando la verdad (The truth is out there) en lo que usted debe creer (I want to believe).

Aparte de eso no es tan malo, en verdad si lo consideramos con rigor, no hay problema alguno en él. Excepto si usted exagera, es claro. Es hasta escéptico, predica la duda. Pero recuerde que esta duda se debe aplicar a todos, inclusive en quien le dice que debe dudar. Sea este Chris Carter o yo. Así, sólo di un refuerzo al mandamiento, y tenemos No confíe en nadie. Ni en mí.

En resumen, ahora usted tiene nuevos mandamientos para dudar:

YO QUIERO PROBAR

LA VERDAD ESTÁ AQUÍ MISMO

NO CONFÍE EN NADIE. NI EN MÍ

Marcianitos Verdes (el cuento)

Marcianitos Verdes

Por Cristina Martín González (Kelpie)

Sentada en el porche de mi casa observaba cómo el sol se escondía entre las montañas, entonces me quedé pensando: «Joder, tampoco soy tan fea como para que hasta el sol se asuste de mí, bueno a lo mejor si». No sé a qué era debido pero mi cuerpo se sentía extraño, era como sí alguien de fuera lo estuviese controlando, pensé esto al verme de pie bailando y cantando como una posesa la canción de los Caños, cuando ni siquiera me la sabía. Entonces lo comprendí, allí estaba él, de pie, mirándome fijamente a los ojos, era E.T., señalándome con su largo dedo me decía «mi casa», a lo que yo respondí con una pregunta: «¿Cómo que tu casa?».

E.T.: «Mi casa».

Yo: «Qué casa ni que cojones, esta es mi casa, enano verde de mierda».

E.T.: «Mi casa, mi casa, mi casa».

Yo: «Â¡Ah! que quieres ir a tu casa, ven majo que yo te ayudo», le arreé tal patada que creo que no tuvo problemas para encontrar su objetivo.

Mi mal temperamento hizo que malas cosas sucedieran después. Como por arte de magia me autotrasladaron a una nave espacial, sí, me habían abducido, delante de mí había cientos de bichos verdes, señalándome con el dedo y gritándome: mi casa, mi casa; era insoportable. Les exigí hablar con su mando y aceptaron; a ese le iba a cantar yo las cuarenta. Me llevaron a una especie de despacho (todo como muy futurista), cual fue mi sorpresa al ver que su líder era… Rafael, si, si, el de las poses raras que se dedica a fastidiar canciones de Héroes del Silencio. Eso, silencio, calladito se tenía que haber quedado. Bruscamente me dijo que por haber dañado a uno de sus súbditos tendría que pagar, pregunté cuál sería mi castigo, mas entonces focos de luces de todos los colores aparecieron de la nada, sonaba la música, sonó, claro que sonó, una puñetera hora, escuchándole cantar «Maldito duende» una y otra vez; enanos verdes (no me refiero al «artista» en sí) alrededor de mí bailando en plataformas ligando con las gogos, que no eran nada menos que etes con pelucas de colores. Quise escaparme de allí, gritar pero no podía, sólo pedía que la tortura llegase a su fin, pero era interminable, insoportable. Caí desmayada al suelo aún gritando y pataleando.

Desperté sentada en el sofá más cutre que te puedas imaginar, suspiré, por fin estaba a salvo en mi casa; mi mano derecha sostenía una botella de Coco Loco (Malibú barato), me había quedado dormida a la hora de la comida y me estaba perdiendo mi serie favorita!!! Encendí la tele y puse «Los Rangers de Texas»; me acerqué la botella a los labios: ¡dulce manjar! Y acordándome de aquella chiquilla, Dorothy y su perrito Totó mencioné: «No hay nada como el hogar».

 

Agradezco a Cristina su autorización para publicar este cuento tan divertido.

Iconografía alienígena

Dentro de la muestra New Contemporaries, del Bloomberg, que ésta semana se presenta en Manchester, destaca la obra de Camilla Kesterton.

Camilla es una artista inglesa nacida en 1961 en Londres. Se graduó con honores (BA, del 2002 al 2005) en Fine Art, en la University of the West of England, Bristol. De 2005 al 2007 obtuvo su MA en Fine Art, por la University of the West of England, Bristol.

Census Hopeful. 2007 , Oil and metal leaf on MDF and wood, 40 x 30cm

Camilla ya ha presentado su trabajo en varias exhibiciones:

2003 Hotwells Art Exhibition, Create Centre, Bristol

2003 Primrose Cafe, Bristol

2003 Little Strawberry Gallery, Bristol

2004 Self Selected, Spike Island Studios, Bristol

2005 Foyer Exhibition, Bower Ashton, Bristol

2006 The White Factory, Bristol

2006 Mulling Over the Difference of the Other, Here Gallery, Bristol

2007 Peak Slash Trough, St Paul’s Crypt, Bristol

El comentario de los jueces del Bloomberg: «Los sistemas de creencias se resumen en la ubicuidad de los seres con ojos de almendra. Aunque hemos visto muchos más de ellos en los años 90. Se siente cansado, pero creo que ese es el punto.

Camilla dice: Mi trabajo se refiere a los problemas contemporáneos de orden social, el control y la manipulación. Me inspiro en las imágenes políticas y religiosas, la propaganda, la cultura popular y el consumismo y a menudo el trabajo es una fusión humorística de estos elementos.