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El computador cuántico desatador de nudos

EL COMPUTADOR CUÁNTICO DESATADOR DE NUDOS

Kentaro Mori

La promesa de la computación cuántica se puede materializar a través de lazos y nudos. Obviamente cuánticos.

Si usted posee una computadora, este seguro que es una «clásica». No es que sea vieja o de un modelo anticuado, sino porque funciona básicamente de acuerdo con la llamada física clásica creada por el inglés Isaac Newton hace trescientos años. En este sentido, no difiere mucho de un ábaco de más de 2,500 años «“que era un poco más que piedritas movidas manualmente para efectuar cálculos. La diferencia es que en lugar de piedras, las computadoras de hoy trabajan con electrones, y en lugar de manos, poseen chips repletos de componentes minúsculos para moverlos de allá para acá a la velocidad de la luz.

Isaac Newton.

Sin embargo, más allá de la física clásica existe la física cuántica desarrollada al inicio del siglo XX. Es una física desconcertante: Niels Bohr, el danés que ayudó a crearla, ya decía que «cualquiera que pueda contemplar la mecánica cuántica sin quedar perplejo es porque no la entendió correctamente». Y si la física cuántica es así, las computadoras basadas en ella no serían muy diferentes. Capaces de realizar literalmente «todo al mismo tiempo», calcularían innumerables posibilidades y resultados en una sola vez. Frente a ellas, nuestras computadoras no son sólo clásicas, sino serían realmente obsoletas.

Niels Bohr.

Sin embargo las computadoras cuánticas siguen siendo hasta ahora poco más que una gran promesa. Es muy difícil construirlas, principalmente porque la misma característica que les garantiza que efectúen cálculos simultáneos es fruto de una frágil condición, una superposición de estados. En ellas, en lugar de bits digitales (unos y ceros) podríamos tener cuabits «“bits cuánticos, capaces de ser unos y ceros al mismo tiempo.

Lo más lejos que se ha llegado en esta área fue alcanzado al final del 2001, cuando los científicos del centro de investigación Almaden de la IBM reunieron nada menos que un trillón de moléculas especialmente alineadas para funcionar como una computadora de apenas siete cuabits. Aisladas del mundo externo en su frágil superposición de estados, los siete cuabits pueden asumir 128 estados diferentes de una sola vez. Este complejo sistema factorizó el número 15, esto es, descubrió que 15 = 3 X 5.

OK, no parece muy impresionante, pero demostró sus posibilidades, que de forma concreta, son inmensas. La factorización de un número es el tipo de problemas para el cual las computadoras cuánticas podrían demostrar su superioridad sobra las clásicas (ver Box P/NP)

NUDOS MATEMÁTICOS

La física ya sea la clásica o la cuántica puede ofrecer modos esencialmente diferentes de realizar un cálculo, pero las matemáticas no se quedan atrás en ofrecer nuevas perspectivas. Estas pueden surgir en donde menos se espera, como el estudio de los nudos.

Los nudos matemáticos son un tanto diferentes de aquellos que surgen para nuestro azar en los cabos detrás de las computadoras o en las mangueras de jardín. Ellos no tienen puntas sueltas, son sólo un círculo. De toda la infinidad de nudos complejos que se pueden hacer, la tarea que asumirán los matemáticos es intentar describirlos de forma de saber cuándo dos nudos aparentemente diferentes son iguales y viceversa.

Quien ya vio «nudos mágicos» puede tener una idea de la dificultad del problema. Los magos pueden enroscar una serie de lazos en una cuerda, pero al tirar de ella, se descubre que no se formó ningún nudo verdadero. Esto no es realmente magia, es topología en acción: el área de las matemáticas que trabaja con estas relaciones de los nudos. Si este fuese un nudo matemático, con las puntas anudadas, un nudo mágico complejo que usted juraría que debería quedar preso revela ser topológicamente equivalente a un círculo sin nudos. Conseguir calcular esto sin necesidad de desenredarlo es tan difícil que todavía no se consigue descubrir una fórmula general para ello.

Vaughan Jones.

Mientras tanto, en 1984 se llegó más cerca. Vaughan Jones, de la Universidad de California, desarrolló un polinomio capaz de describir una serie de nudos a partir de sus diversos cruzamientos y revelar si dos nudos son topológicamente iguales o no. Esto dio un nuevo respiro al estudio matemático de los nudos, aunque el polinomio de Jones ha demostrado ser extremadamente difícil de calcular para nudos más complejos. De hecho, se demostró que calcularlo es tan difícil como factorizar un número primo enorme (es un problema NP-hard).

NUDOS EN LA CUÁNTICA

Hasta aquí solo hablamos de dificultades, pero sorprendentemente, sumando las dificultades de construir computadoras cuánticas con la de calcular nudos matemáticos, surgió una luz. La idea es hacer con eso que la propia naturaleza nos empuje en el nivel cuántico y calcule así el polinomio de Jones. Esto fue propuesto inicialmente por Edward Witten, una de las principales figuras del desarrollo de otra teoría de punta en la física, la de las supercuerdas (las supercuerdas en física son lo mismo que los nudos matemáticos).

Edward Witten.

Así como la naturaleza «calcula» automáticamente el tiempo que le tomará a un martillo caer en su pie con determinada velocidad antes que usted mismo pueda recordar la formula de la gravedad de Newton, ella podría tirar de los nudos y calcular el polinomio de Jones rápidamente. Y entonces, viene la unión final: como un polinomio es equivalente a toda una serie de otros problemas difíciles, poder resolverlo con facilidad significa poder resolver todos los otros también.

La posibilidad conduce a la computadora cuántica topológica, explorada entre otros por el matemático Michael Freedman del centro de investigación de Microsoft, y el físico Alexei Kitev, del Instituto Tecnológico de California. Ellos tratan de concretar tal tipo de computadoras a través de un extraño sistema físico, el fluido cuántico de Hall. En él, surgen «cuasi-partículas» que «recuerdan» el camino que recorrieron en el fluido, y así pueden revelar si se cruzan o entrecruzan, haciendo el equivalente de jalar de un lado para ver qué nudos tienen.

Michael Freedman.

La gran ventaja de esta propuesta es que, al contrario de los frágiles cuabits, tener una información codificada y procesada en lazos y nudos es más estable «“porque un lazo de cuerda puede resistir muchas sacudidas.

Hasta hoy, la computadora cuántica topológica es sólo una promesa: el sistema explorado aún es muy simple para permitir cálculos suficientemente complejos. Pero si los físicos y matemáticos aprenden a amarrarse el zapato de forma cuántica, nuestras computadoras podrán ser clásicas en todos los sentidos. Lo que sería excelente.

Actualización de Ceticismo Aberto

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CeticismoAberto.com atualizado 21.10.2007

El meteoro de Peekskill (2)

La cosa del espacio que destruyó el coche

Por John Steele Gordon

Afortunadamente para los astrónomos, se trataba de un viernes por la noche en el otoño. Esto significa que cientos de miles de personas se encontraban en los partidos de fútbol de las escuelas secundarias, muchos de ellos con cámaras de vídeo listas para preservar cualquier hazaña. Lo que preservaron, de por lo menos 16 lugares diferentes desde Kentucky a Nueva York, fue el camino de una bola de fuego en el cielo mientras se dirigía al norte a más de diez millas por segundo. (Vea los videos aquí) Como la atmósfera terrestre frenó su viaje, el meteorito de un metro de ancho, que pesaba varias toneladas y era más brillante que la luna llena, se fragmentó en al menos 70 piezas. La única pieza que encontraron pesaba alrededor de 12 kilos. Anunció su llegada al planeta Tierra chocando en la parte trasera de un coche aparcado en Peekskill, Nueva York, en la noche del 9 de octubre de 1992, hace ya 15 años.

La propietaria del coche, un Chevy Malibu rojo de 1980, tenía 17 años de edad, Michelle Knapp. Salió con un amigo para investigar el ruido, y cuando vieron a los daños sufridos por el automóvil, buscaron debajo de él y descubrieron el meteorito, situado en un pequeño cráter que había hecho en la calle. Estaba todavía caliente por su paso por la atmósfera. Knapp llamó a la policía, que inspeccionó el vehículo y presentó una denuncia. También se llamó a los bomberos debido al persistente olor de gasolina debido a la rotura del depósito de combustible. Gracias a los muchos vídeos disponibles, los astrónomos pudieron calcular el ángulo con el que el meteorito había golpeado la atmósfera terrestre: 3.4 grados. Si hubiera sido mucho más superficial, habría rebotado en la atmósfera y escapado de vuelta al espacio. (En el espacio, tales objetos son meteoroides. Cuando entran en la atmósfera y se encienden, se convierten en una lluvia de meteoritos. Si explota o se desintegra en la atmósfera, se denomina una bola de fuego o bólido. Después las piezas que llegan a la tierra, son llamadas meteoritos.)

Los astrónomos fueron capaces de determinar el camino que tomó alrededor del sol. Por millones de años había viajado hasta unas 80 millones de millas cerca del sol, dentro de la órbita de la Tierra, y había llegado tan lejos como unos 200 millones de millas, mucho más allá de Marte. Le había tomado unos 1,8 años terrestres para completar una órbita.

En los primeros días del sistema solar, y más de cuatro mil millones de años, la Tierra era bombardeada con meteoritos con frecuencia, muchos de ellos enormes. La luna se formó casi seguramente por una colisión entre la proto Tierra y un objeto del tamaño de Marte en ese momento. Incluso en la actualidad, en la tranquila mediana edad del sistema solar, el considerable campo gravitacional de la Tierra arrasa un montón de chatarra espacial entre los planetas alrededor del sol. Cada día la tierra añade muchas toneladas a su masa de esta manera. La mayor parte de ella se encuentra en forma de polvo, que simplemente cae en la atmósfera sin encenderse.

Pero las denominadas «estrellas fugases», que son del tamaño de granos de arena, se pueden ver por docenas en cualquier noche en cualquier lugar en la tierra, si se tiene la paciencia de esperarlas. Durante las lluvias de estrellas, como las Perseidas de agosto y las Leónidas de noviembre, cuando la Tierra pasa a través de los escombros dejados en las órbitas de los cometas, a menudo pueden ser vistas a un ritmo de más de una por minuto, todas parecen venir del mismo punto en el cielo llamado radiante. Muy rara vez se encuentra una tormenta de meteoros, y las estrellas fugases pueden ser vistas por miles de personas, como en la noche del 12 al 13 de noviembre de 1833, cuando se vieron al menos un cuarto de millón de estrellas a lo largo de América del Norte.

Mucho menos frecuente, afortunadamente, son los grandes fragmentos de residuos espaciales que son demasiado grandes para ser vaporizados en la atmósfera superior. Sin embargo estas caídas de meteoros son todavía sorprendentemente comunes. Uno aterrizó en un campo en el condado de Yorkshire, Inglaterra, en 1795 y casi golpeó a un trabajador. Resolvió la antigua discusión acerca de si realmente caen piedras del cielo.

En este país, una mujer que dormía en su sillón en su casa de Sylacauga, Alabama, fue golpeada por un meteorito el 30 de noviembre de 1954, cuando se estrelló a través de su techo, rebotó en la radio, y la golpeó en la pierna (vea el artículo de AmericanHeritage.com aquí). Casas en Wethersfield, Connecticut, fueron golpeadas por meteoritos con sólo 11 años de diferencia, en 1971 y 1982.

Los meteoros más grandes plantean peligros más graves, pero exponencialmente menos frecuentes. El meteorito que produjo el cráter Barringer, en el norte de Arizona, hace unos 50,000 años fue de aproximadamente 50 metros de ancho y liberó alrededor de 2,5 megatones de energía para producir un cráter de casi una milla de ancho y 570 pies de profundidad. Tales lluvias de meteoritos golpean la Tierra cada mil años, más o menos.

El «evento de Tunguska», en 1908, fue probablemente un cometa que no golpeó la tierra, sino que explotó en la atmósfera más despoblada de Siberia, con una fuerza igual a la de una bomba de hidrógeno. Se estima que destruyó unos 80 millones de árboles. Si su camino a través del espacio hubiera sido ligeramente diferente, podría haber explotado sobre la más densamente poblada Europa, con consecuencias catastróficas.

Un meteoro de un kilómetro de ancho podría causar efectos devastadores a nivel mundial, pero sólo golpean cada medio millón de años más o menos. Un meteoro de seis millas de ancho pondría fin a la civilización y muy posiblemente aniquilaría a la raza humana. Se cree que uno aproximadamente de ese tamaño ocasionó la muerte de los dinosaurios hace 65 millones de años. En la actualidad hay programas que tratan de localizar grandes asteroides y cometas cuyas órbitas cruzan la de la Tierra y desarrollar formas de desviarlos, en caso de que resulten estar en un rumbo de colisión.

El meteorito que golpeó en el coche de Michelle Knapp no tiene tales consecuencias tan devastadoras. De hecho, resultó una bendición para Michelle Knapp. Ella dijo a los periodistas que había comprado a los 12 años de edad, el coche de su abuela por sólo $ 100, y, por tanto, la pérdida era pequeña. Pero los meteoritos tienen un mercado, en especial los que alcanzan la fama, ya que a menudo se venden en miles de dólares. (De hecho, un fragmento del meteorito Peekskill, junto con algunas grabaciones en vídeo y piezas del Malibu, serán vendidos en una subasta a finales de este mes, con un precio estimado de 2,000 a 3,000 dólares).

Así que invito a meteoritos de tamaño modesto para que golpeen mi coche si lo desean. Mientras no estoy en el en ese momento, por supuesto.

http://www.americanheritage.com/articles/web/20071009-peekskill-meteorite-astronomy-chevy-malibu.shtml

El meteoro de Peekskill (1)

Meteoritos en todas partes, incluido la cajuela del coche

En este día, en 1992, miles de personas en el Este de los Estados Unidos fueron testigos de una brillante bola de fuego y escucharon el sonido cuando la bola de fuego atravesó la atmósfera terrestre. Fue capturado en 16 vídeos independientes. Se documentó que era más brillante que la Luna llena, la espectacular bola de fuego cruzó varios estados de los EU durante sus 40 segundos de gloria antes de aterrizar en Peekskill, Nueva York.

El meteoro Peekskill de 1992 fue de 27,3 libras (12,4 kg) y golpeó un Chevy Malibu 1980 estacionado en su casa. El meteorito, compuesto de roca densa y del tamaño de una bola de bolos extremadamente pesada, atravesó la cajuela del coche, casi golpeó el tanque de la gasolina. El análisis de la trayectoria de vuelo de la bola de fuego dio lugar a la determinación la órbita del objeto alrededor del Sol antes de que impactara en la Tierra.

Hablando de meteoritos, esta noche es el punto álgido de la lluvia de estrellas de las Draconidas.

Si quieres ver lo que puede resultar ser una maravillosa lluvia de meteoritos, prepárate para las Oriónidas. Aunque comienzan el 2 de octubre continúa hasta el 7 de noviembre, con un pico el 21 de octubre.

Las oriónidas son restos del cometa Halley, de sus anteriores pasadas a través de nuestro sistema solar.

Usando la nueva Ley del movimiento de Isaac Newton, el astrónomo Edmond Halley, hizo una predicción en 1705. Dijo que un cometa que apareció en 1531, 1607 y 1682 podría reaparecer en 1758. A pesar de que demostró estar en lo correcto, Halley no vivió para verlo. Sin embargo, más tarde el cometa fue bautizado en su honor.

Cada vez que el Cometa Halley se acerca al sol, el calor solar evapora aproximadamente 6 metros de hielo y roca del núcleo. Las partículas de desecho del cometa son por lo general no más grandes que los granos de arena, y mucho menos densas. A pesar de que son muy pequeños, estos diminutos «˜meteoroides»™ producen brillantes estrellas fugases cuando golpean la atmósfera de la Tierra debido a que viajan a gran velocidad. La lluvia de las Oriónidas que ocurre cada año, cuando la Tierra pasa a través de la corriente de desechos del cometa Halley, y los meteoroides golpean la atmósfera a cerca de 90,000 millas por hora.

Si tiene la suerte de encontrar un meteorito justo después del impacto, no lo recoja – partes del mismo son susceptibles de estar muy calientes o muy frías.

http://space.about.com/b/a/256960.htm