Los dinosaurios de Acámbaro (2)

LAS INVESTIGACIONES NO OFICIALES

La fama de los dinosaurios de Acámbaro llegaría a oídos de otro investigador de lo insólito, Charles H. Hapgood, profesor de Historia y Antropología del Keene State Collage de la University of New Hampshire, que luego adquiriría cierta notoriedad por su estudio de los mapas de Piri Reis[1] y otros temas paranormales[2].

En 1955 pasó algunos días en Acámbaro y condujo una investigación de la colección. Los escritores Patton, Swift y Childress mencionan estas investigaciones cometiendo varios errores. En primer lugar dicen que en 1955 Hapgood estuvo acompañado por Earle Stanley Gardner, el famoso escritor de la novela y luego serie de televisión Perry Mason[3]. Pero Gardner lo acompañó hasta su segunda expedición, de 1968[4].

Según Hapgood, excavó varios sitios en tierras vírgenes y encontró muchas piezas de figuras de cerámica del tipo Julsrud.

Le dijeron que en la hacienda del coronel Muzquiz se habían encontrado piezas de cerámica de la cultura tarasca y un gran cráneo, posiblemente de mamut, sobre una gran piedra plana. Hapgood volvió a escarbar en el lugar, intentando localizar la piedra, pero no lo consiguió. En su lugar halló una escalera que se hundía en el suelo y que estaba tan obstruida por restos volcánicos que sus medios no le permitieron liberarla.

Alguien le dijo que un tal Ferro vendía figuras de barro del tipo Julsrud en San Miguel Allende. Las piezas habían sido recuperadas en las cercanías de las pirámides de San Miguel[5]. Hapgood dice que Ferro recuperó unas cinco mil figuritas.

En 1968 Charles Hapgood regresó a Acámbaro acompañado de Earle Stanley Gardner, criminólogo[6], abogado y antiguo procurador distrital de la ciudad de Los Angeles, California.

Como existía la sospecha que era el mismo Waldemar Julsrud el creador intelectual de las figurillas, Gardner y Hapgood diseñaron un experimento tratando de refutar esta hipótesis. Decidieron excavar en el piso de la estación de policía, un local construido en 1930.

Encontraron 43 figuras, dice Swift, que incluían dinosaurios. Pero también dice que:

«Ya que esta casa fue construida 25 años antes de que Julsrud llegara a México, esto lo exoneraba y eliminaba la teoría del fraude y negaba los reportes de DiPeso y Noguera en todos sus puntos importantes».

Y a su vez Patton remacha con:

«Excavaron en el suelo de la estación de policía, construida 25 años antes de que Julsrud emigrara de Alemania».

Si la casa fue construida en 1930, 25 años antes de que Julsrud llegara a México (Swift) o saliera de Alemania (Patton), entonces Julsrud llegó a México o salió de Alemania en 1955: 10 años después de haber hecho su descubrimiento. Es decir, o bien Julsrud había hecho un descubrimiento más importante que el de las figurillas (el viaje en el tiempo, lo que explicaría, incluso, la convivencia entre dinosaurios y humanos) o Patton y Swift (al igual que Childress) no saben sumar. La navaja de Ocam nos dice que lo más probable es lo segundo.

Además, estos mismos autores nos informan que Waldemar descubrió la cultura Chupícuaro en 1923, es decir, 22 años antes de descubrir las figuras de dinosaurios; 32 años antes de llegar a México; 42 años después de salir de Alemania; 52 años después de descubrir la máquina del tiempo; 62 años después de haber muerto; 72 años, o los que quieran, antes de que Swift, Childress y Patton aprendieran a sumar.

Aceptamos que estos son errores de los escritores citados, pero no de Hapgood. Aceptamos que esos errores no invalidan los siguientes argumentos del historiador de New Hampshire, pero hay algo que nos hace dudar de ellos. Según Andrija Puharich, el famoso parapsicólogo que apoyaba a Uri Geller, Charles Laughead (Charles Hapgood), le dijo que mantenía una comunicación telepática con seres del espacio:

«En una de estas sesiones, nuestra atención se concentró en la historia de la llegada a la Tierra de hombres procedentes del espacio exterior en tiempos muy remotos. Su aterrizaje tuvo lugar en una pequeña isla próxima a la de Pascua, llamada Mangareva. Nos dijeron después que las figurillas de barro de Acámbaro, México, iban a corroborar ciertas claves de la historia de estos primitivos viajeros espaciales. Nos indicaron que buscásemos una localidad para seguir estudiando e investigando en México y, como era natural, venimos en nuestro viaje de exploración a visitar la «biblioteca» de figurillas de Acámbaro».

Gardner escribió en su libro Host with the big hat, que:

«»¦ es absoluta y positivamente fuera de toda duda pensar que los artefactos que vimos hubiesen sido plantados»[7].

RESULTADOS DE LA DATACIÓN

Se hicieron tres pruebas de carbono catorce en las muestras, de las 43 figurillas, que Hapgood encontró en el subsuelo de la estación de policía. La empresa encargada de los análisis fue Laboratory of Isotopes Incorporated, de Westwood, New Jersey. Gardner corrió con los gastos.

El método del carbono catorce recién se estaba desarrollando. Los resultados fueron los siguientes[8]:

Muestra

Resultado

1

(I – 3842) 3590 +/- 100 (1640 a. C.)

2

(I – 4015) 6480 +/- 170 (4530 a. C.)

3

(I – 4031) 3060 +/- 120 (1110 a. C.)

Cuatro años después se hicieron 18 pruebas de termoluminiscencia en la University of Pennsylvania. Esta vez el que financió las pruebas fue Arthur M. Young, inventor del helicóptero Bell. Young envió dos de estas figuras al doctor Froelich Rainey, director del Pennsylvania Museum for Thermoluminescent Dating. Young le preguntó sobre la exactitud del método y Rainey le contestó:

«»¦ Hoy después de haber tenido años de experimentación tanto aquí como en el laboratorio de Oxford, no tenemos duda sobre la fiabilidad del método termoluminiscente. Podemos tener errores por arriba del 5-10% en la datación absoluta, pero no nos preocupamos de los errores inesperados que puedan poner todo el sistema en duda. También debo apuntar, que estamos preocupados por la extraordinaria antigüedad de estas figuras, que Mark Han, de nuestro laboratorio hizo 18 corridas con cada una de las cuatro muestras. Es decir, existe una gran cantidad de investigación en estas piezas particulares».

El resultado obtenido era de 2,500 años a. C. Pero para las figuras de dinosaurios se encontraron fechas de 30 a 100 años de antigüedad. Los creacionistas dicen que en los laboratorios Masca (Pennsylvania) hicieron trampa, pero la trampa la habían hecho ellos al enviar muestras de cerámica Chupícuaro. Nada mejor se podía esperar de quien producía experimentos tan sofisticados como los que menciona Hapgood en su manuscrito Reports from Acambaro:

«Los investigadores patrocinados por la Arthur M. Young»™s Foundation, seleccionaron figuritas con los ojos más diabólicos y las colocaron en cajas con ratones. La cola de los ratones se volvió negra y luego cayó. Los ratones murieron al poco tiempo, después de sólo una noche de exposición».

Y siguieron haciendo trampa. John Tierney, quien durante décadas ha dado conferencias sobre las figuras de Acámbaro, y colaboró con Hapgood, y el finado William N. Russell, envió otros dos fragmentos de cerámica al doctor Victor J. Bortolet, Director de Investigaciones del Daybreak Nucleari Archaeometrics Laboratory Services, para su datado. El doctor Bortolet determinó un límite superior de 2000 años de antigüedad.

Tierney entregó otras muestras a la Ohio State University. Ahí, fueron analizadas por el doctor J. O. Everhart, Director del Departamento de Ingeniería Cerámica, el doctor Earle R Caley, el químico arqueólogo más respetado del mundo, y el doctor Ernest G. Ehlers, mineralogista del departamento de geología de la universidad.

Según Tierney los resultados indicaban que las figurillas no eran un fraude, pero hasta el momento no han emitido un juicio ni reporte alguno, por lo que queda en entredicho la afirmación de Tierney. Este personaje acusó a la Smithsonian Institution y a otras autoridades arqueológicas de conducir una campaña de desinformación contra este descubrimiento. El Smithsoniano había declarado que la colección era un elaborado fraude. Según Tierney, los documentos sobre Acámbaro que se guardaban en esa institución han desaparecido, y ni utilizando el Freedom of Information Act, Tierney ha podido recuperarlos[9].

Tengo la sospecha que en todas estas pruebas de datación efectuadas por estos investigadores de lo insólito, se enviaron fragmentos de la cultura Chupícuaro y por eso los datos caen alrededor del año cero. La datación de la cerámica con carbono catorce no muestra la fecha de fabricación de los objetos. Hapgood no indica cuales fueron las muestras que envió para ser fechadas (¿pertenecían a la cultura Chupícuaro?, ¿eran figuras de dinosaurios?). En ese entonces la técnica aún estaba en desarrollo y se necesitaban varios gramos de una sustancia orgánica (no de una pieza de arcilla), para ser datados. Yo supondría que Hapgood envió fragmentos de huesos que seguramente nada tenían que ver con las figuras de dinosaurios.

Además, entre los creacionistas se toma en consideración las fechas de 1640 a. C. y 1110 a. C., pero pasan de largo de la más antigua 4530 a. C. ¿será porque el mundo se creo en el 4400 a. C., según los creacionistas?

PRUEBAS A FAVOR DE LAS FIGURILLAS

Además de los datos del carbono catorce y la termoluminiscencia, que en lugar de apoyar refutan la antigüedad de las figurillas de Acámbaro, sus proponentes aportan las siguientes pruebas.

1. Presencia de pátina y suciedad debida al tiempo.

Según Patton y Swift, «existen muchos testigos que vieron a Julsrud desenterrar las piezas de cerámica y confirman que los artefactos tenían pátina y suciedad».

«En el proceso de manipulación de estas piezas, los autores han observado piezas que aún contienen suciedad dentro de los orificios e incluso algo de pátina sobre su superficie».

Se dice que Hapgood asistió al descubrimiento de varias de estas figuras en condiciones tales que resultaba imposible haberlas enterrado hace 25 años, por lo menos. Una de las principales críticas de DiPeso era que en las figurillas no se observaba evidencia de haber estado enterrada o la pátina de la antigüedad. En realidad las figuras sólo tenían el matiz grisáceo proporcionado por el humo de cocción en un horno a menos de 500ºC. Ivan T Sanderson, el ufólogo y criptozoólogo, certificó la existencia de incrustaciones de tierra y arena y lo que parecían marcas de raíces. El mismo Sanderson dijo estar maravillado de la presencia de un Braquiosaurio, casi totalmente desconocido para el público por aquellos años.

«Esta figura es una cerámica negro pulido muy delicada. Es de aproximadamente unos 30 centímetros de alto. El asunto es que se trata de una representación perfecta de un braquiosaurio, conocido sólo en el Este de África y Norte América. Se han escrito sólo algunas líneas sobre el esqueleto en la literatura, pero sólo he visto una reconstrucción. Es exactamente como ésta».

2. Imposibilidad de que un artesano pudiera fabricar las piezas

Justo esa variedad y belleza es lo que aducen como prueba que ningún campesino podría ser capaz de fabricarla con tal destreza y finura artística. Sólo una persona de gran cultura paleontológica, dicen, pudo conocer estas raras formas de vida. Tinajero cursó hasta el cuarto grado escolar y difícilmente podía leer o escribir (pero sí sabía sumar perfectamente, lo que no hacen sus críticos). No obstante, parece que hubo un grupo de artesanos, Tinajero entre ellos, que hacía estas figuras.

3. Necesidad de un horno

Para fabricar las figurillas de cerámica es necesario un horno abierto trabajando por largos periodos, incluso sin apagarse por días. Se dice que Odilón no tenía horno. Se afirma que nadie vio humo de las características intrínsecas a un horno abierto. No obstante se sabe que Tinajero y sus hijos restauraban las piezas que se habían fracturado. Otros artesanos, que vivían cerca de la Presa Solís, a unos 30 minutos de Acámbaro, fabricaban piezas al estilo Julsrud.

El profesor de secundaria Ramón Rivera afirma haber hecho una serie de entrevistas preguntando a los lugareños si sabían de la existencia de tales hornos, o de alguien que hubiera fabricado las figuritas de cerámica. Según sus resultados eso es imposible actualmente. La zona de Acámbaro era conocida por su alfarería policroma, perteneciente a la cultura Chupícuaro. Estos antiguos habitantes de la región poseían hornos. Actualmente el famoso pan de Acámbaro se fabrica en los antiguos hornos que los escritores de lo insólito fueron incapaces de ver.

4. Falta de combustibles

Acámbaro es actualmente un área seca y árida relativamente escasa de árboles. Para hacer las figuritas se debieron necesitar toneladas y toneladas de madera. Pero eso no era así a principios del siglo XX. Es más, toda la zona que rodea Acámbaro está llena de bosques frondosos.

5. Personas ajenas a Julsrud han desenterrado figuras del mismo tipo

Una de las principales críticas era que sólo Julsrud o sus allegados habían desenterrado figuritas de dinosaurios. Patton y Swift mencionan otros testigos.

Entre los testigos relacionados con Julsrud se encuentran su hijo, Carlos Julsrud (finado) y su nieto, Carlos Julsrud II (actualmente vive en León, Guanajuato), quienes afirmaron en su momento haber desenterrado figuras en compañía de su antecesor. Está también el contador Porfirio Martínez Espinosa, quien dijo que en su juventud desenterró figuritas al lado de Waldemar. Se menciona a don Carlos Perea, antiguo director del Museo de Arqueología de Acámbaro, de quien ya hemos hablado. Y finalmente, al médico Juan Antonio Villa Herrerón.

Martínez Espinosa llevó a Patton y Swift a El Chivo y les mostró el lugar en donde, años atrás, desenterró cientos de figuritas.

Herrerón dijo haber acompañado en dos ocasiones a Waldemar. Fueron al cerro El Chivo, cerca del lago, y en un terreno cubierto de hierbas y cactos, desenterraron cientos de piezas de alfarería, incluyendo algunos dinosaurios. Llenaron dos bolsas y cargaron el burro para regresar. Según él, el sitio en donde excavaron no estaba suelto. Esto ocurrió en la semana santa de 1951. Al regresar a la casa él y Waldemar se dedicaron a limpiar las figuritas.

Herrerón les dijo a los investigadores que a finales de los cuarenta y principios de los cincuenta, en México nadie conocía de dinosaurios. No existía información al respecto ni en revistas, diarios o películas. Lo que es cierto. También les dijo que el único esqueleto conocido era el de un brontosauro que se encontraba en la estación ferroviaria de Chupa (¿?), en la ciudad de México. También habló de que entre los dinosaurios de Julsrud se encontraban varios que tenían «espinas por toda la espalda». Ésta era una prueba irrefutable para Swift y Patton porque no fue sino hasta 1922 que Stephen Czerkas dio a conocer esta particularidad en la anatomía de ciertos dinosaurios: las espinas dérmicas.

Fuera de estos personajes relacionados con Julsrud, Patton y Swift encontraron al mayor Altamirano, quien fuera el Jefe de la Policía de Acámbaro cuando Hapgood y Gardner excavaron en su estación en 1968. Según Altamirano ningún artesano local fabricaba las figuritas.

Otro policía, Ernesto Navarrete Marines, quien en los ochenta fue comandante de la Policía Federal del Municipio de Celaya, y que había sido entrenado en Scotland Yard, informó que en 1987 supo que un grupo de sospechosos estaban excavando en el cerro El Chivo, y que los objetos prehistóricos que encontraban eran llevados a Laredo, Texas, para canjearlos por armas en el mercado negro. Navarrete logró capturar a Jaime Aguirre y Raúl Hernández con más de 3,300 figuritas, entre las que pudo observar 9 de dinosaurios.

Ambos delitos, tráfico de armas y de piezas arqueológicas, son delitos federales. Se supone que Aguirre y Hernández fueron juzgados, declarados culpables y actualmente purgan una condena en la «prisión federal de la Ciudad de México» (sic). Las piezas de cerámica fueron entregadas al doctor Luis Mota Maciel quien era el Alcalde de Acámbaro[10]. Según Patton, si las piezas hubiesen sido falsas, los contrabandistas no hubiesen tenido que purgar esa condena.

Esta historia continuará…

Charles Hapgood en una de sus visitas a Acámbaro. (Mystery in Acambaro).

El mayor Altamirano, Jefe de la Policía de Acámbaro y dos de sus subalternos en una fotografía de la época de las excavaciones de Hapgood. (Municipio de Acámbaro)

Croquis del libro de Hapgood que muestra un corte de la estación de policía en donde se encontraron 43 piezas. (Mystery in Acambaro).

Carlos Julsrud le explicó a Gardner que él mismo acompañó en diversas ocasiones a su padre para desenterrar la cerámica. (Mystery in Acambaro).

Stanley Gardner, Hapgood y Carlos Julsrud (hijo de Waldemar) durante la segunda visita de Hapgood. (Mystery in Acambaro).

El famoso Earle Stanley Gardner, creador de Perry Mason.

Portada del libro de Stanley Gardner.

Perry Mason.

Info Journal.

Representación del Equus conversidans owen, un caballo del tamaño de un perro. (Scientific American)

Escenas de la construcción de la Presa Solís. Miles de toneladas de tierra fueron removidas. No se encontró una sola figura tipo Julsrud. (Municipio de Acámbaro).

Durante la construcción de la Presa Solís se encontraron diversos fragmentos de cerámica de la cultura Chupícuaro. (INAH).

Arthur M. Young (Arthur M. Young»™s Foundation).

David Childress Hatcher, un ufólogo, criptozoólogo, astroarqueólogo, parapsicólogo, forteano»¦ que prologó la nueva edición del libro de Hapgood, y que sostiene que los dinosaurios de Acámbaro son auténticos. (World Explorer Magazine).

La colección muestra dinosaurios, pero estos sólo representan un 6% o 7% del total de figuras. Otros motivos son figuras de supuesto arte egipcio, africano, asirio; platos, jarras, flautas y pipas, como las que se ven en esta foto y en las siguientes. (Contactos Extraterrestres).

A la derecha Don R. Patton y primer plano, Dennis Swift (fotografías de Patton).

Swift entrevistando al doctor José Antonio Villa Herrejón (fotografías de Patton).

Ernesto Navarrete Martínez (fotografías de Patton).

Patton y Porfirio Martínez Espinosa (fotografías de Patton).

Carlos Julsrud II al lado de la tumba de su abuelo.

Carlos Perea y Patton (fotografías de Patton).


[1] Hapgood H. Charles, Maps of the Ancient Sea Kings, 1966.[2] Hapgood H. Charles, Earth»™s Shifting Crust, 1958, reeditado en 1970 con el título The Path of the Pole.

[3] Patton escribe: «Un año después, en 1955, Charles Hapgood visitó Acámbaro. Le acompañaba Gardner, antiguo abogado de Distrito en la Ciudad de Los Angeles, California y creador de Perry Mason».

[4] Por su parte Childress escribe: «Después de dos expediciones al sitio en 1955 y 1968, el profesor Charles Hapgood, un profesor de historia y antropología de la University of New Hampshire, grabó los resultados de sus 18 años de investigación de Acámbaro en un libro de edición privada intitulado Mystery in Acámbaro». Cosas tan elementales como una suma son de difícil manejo para los escritores de temas paranormales (de 1955 a 1968 no hay 18 años).

[5] Cuando escribí por primera vez sobre los dinosaurios de Acámbaro, me preguntaba sobre las supuestas pirámides de San Miguel Allende, cuya existencia desconozco. Pero ahora creo que todo se debe a una confusión de Hapgood. En 1949 las aguas de la Presa Solís cubrieron entre otros muchos pueblos, el de San Miguel, conocido como «Las ladrilleras», en donde había unas pirámides en mal estado y en donde la gente continuaba una tradición milenaria de fabricar adobes y ladrillos en sus hornos.

[6] Patólogo forense, dice Patton, en otro de sus lapsus.

[7] Gardner Stanley Earle, Host with the big hat, página 234.

[8] Taylor and Berger, American Antiquity, Vol. 33, No. 3, 1968.

[9] Esto suena a historia de coverup ufológico.

[10] Patton escribe «Luis Moto», un error, y también las fechas de (1978 a 1979), pero esto seguramente es otro error porque la historia que cuenta Navarrete ocurrió, supuestamente, en 1987. Lo más probable es que las fechas sean (1987 a 1989), pero aquí también se presenta otro problema. En ese entonces el doctor Luis Mota era el director del Museo de Acámbaro. En abril de 1989 yo hablé con él al respecto de la colección Julsrud. No me dijo nada de este cargamento confiscado, ni de que él también fuera el Alcalde de Acámbaro. Es más, Álex Chionetti y yo tratamos de contactar con el alcalde para que nos diera permiso de ver la colección, y claramente no era Luis Mota. El doctor Mota fue alcalde en el trienio de 1983 a 1985.

Otro extraterrestre capturado en video

ET atrapado en film – Entidad Humanoide se asoma en una casa en la Columbia Británica Canadá

NewswireToday

«Prueba real, crítica de comunicación transdimensional… fantásticas imágenes de caras de grises»¦ «Â¡Las observaciones más asombrosas de un ovni registradas en película!» Dr. Ron Milione, Research and Development, TAPS (The Atlantic Paranormal Society)

¡Es un gran placer para EcceNova hacer pública la evidencia fotográfica ET más intrigante y convincente hasta la fecha! Como suplemento a Eye to the Sky: A Paranormal Odyssey (31 Oct de 2006), que relata las experiencias de Paula Thorneycroft con entidades no humanas, The Face of Our Future?: Extraterrestrial Snapshots (31 Oct de 2006) revela algunas de las mejores imágenes tomadas de una película de 30 minutos, filmada por la autora, durante las dos noches que cubren el 1 de julio de 2006.

Se captó una nave pulsante que exhibía perfiles en colores brillantes en forma de jeroglíficos durante su desmaterialización y rematerialización. Aparecía a veces como niebla, a veces como un objeto orgánico, y en otras ocasiones, parecía ser un aparato estructurado. Un pequeño «gris» volaba, con lo que parecía ser un pequeño motor a sus espaldas, a unos 400-500 ft sobre una vivienda rural. Close-up revelan que el que ser giró su cara hacia el espectador y, en cierto momento, levantó un brazo.

El pequeño ser, de aproximadamente 3-4 ft de alto, parece mutar, creando formas que están iluminadas por una fuente de luz separada, para revelar caras muy humanoides, cambiando de estilo de «infantil» a adulto a «extraterrestre». Luego se transforma y regresa a un aparato estructurado.

Las primeras imágenes se publicarán en el número de noviembre de la UFO Magazine.

Estas imágenes corroboran muchos relatos de testigos de seres no humanos de grandes ojos que visitan nuestro planeta.

El suplemento al color de 16 páginas incluye un diagrama esquemático del área de avistamiento y una discusión sucinta de las imágenes.

EcceNova – editores de Paranormal Research and Eyewitness Testimony.

Otros títulos incluyen: ¿Están los ET aquí?; Efecto secundario: Testamento de un Contactee; y la aclamada Trilogía de Fátima

http://www.newswiretoday.com/news/9706/

Si desea ver algunos de los ovnis filmados por la señora Thorneycroft, vayan a la siguiente página y verán lo que nos espera en esas «impactantes» imágenes que se darán a conocer el próximo 31 de octubre.

http://www.jerrypippin.com/UFO_Files_paula_thorneycroft.htm

Un juicio bizarro

Testigo que reporta visitas de criaturas de otro mundo atestiguará en juicio ambiental.

Por Steve Chawkins

Algunos abogados hicieron a un lado la pena al usar un testigo que dice que ha sido abducido por criaturas extrañas que regresan en varias ocasiones en la noche para hacer diminutos agujeros en su pecho.

Pero un abogado del condado de Santa Barbara dijo el miércoles que él se propone presentar el testimonio de tal testigo, la semana próxima, en un caso civil en contra del dueño de la mayor compañía productora de gasolina y gas del condado.

La credibilidad del hombre en el pleito del condado contra Greka Energy es «un tema válido para litigar», dijo el Diputado del Distrito Abogado Jerry Lulejian, agregando que se pueden mostrar al juez los videos de las extrañas visitas «como otra prueba de su credibilidad».

Los supuestos seres que manejan agujas no tienen nada que hacer en el viejo caso en contra de Greka, que ha sido acusada por los funcionarios del condado de numerosas violaciones ambientales.

No obstante, los abogados de la compañía parecen dar la bienvenida al testigo de la fiscalía Gary Lowrey que dice haber tenido visitas nocturnas de criaturas extrañas -posiblemente extraterrestres- y máquinas en forma de hemisferio.

Continúe leyendo esta historia bizarra en la que podemos ver que el abogado de Greka es Bela G. Lugosi, hijo del famoso actor que interpretó al conde Drácula; el juez es Melville, el mismo que presidió el juicio contra Michael Jackson; y el testigo Lowrey es aquel abducido que presentó una garra de molusco como prueba de la presencia extraterrestre.

http://www.latimes.com/news/local/la-me-aliens19oct19,0,6619097.story?coll=la-home-headlines

Extraterrestres babosos

UN EXTRATERRESTRE MUY BABOSO

Aprovechamos la historia que se puede leer más arriba, en este blog, para publicar esta nota sobre una de las «mejores pruebas» de la visita de extraterrestres de los últimos tiempos (según los ufólogos).

No cabe duda que algunos millonarios son realmente excéntricos. En los últimos años varios empresarios americanos han gastado parte de su fortuna en investigaciones OVNI. Están los ejemplos de Laurance S. Rockefeller o del magnate de Internet Joe Firmage.

El más reciente es Robert T. Bigelow, dueño de cadenas de hoteles, casinos y empresas aeronáuticas, quien en un alarde de falta de conciencia cívica ha derrochado algunos millones para investigar OVNIs, en lugar de aplicarlos para subsanar algunos problemas mundiales como el hambre y contaminación mundiales.

En fin, Bigelow creo el NIDS, National Institute for Discovery Science, un grupo dedicado a investigar los mejores casos ufológicos. Cuenta con expertos y asesores en todas las ciencias, y con recursos casi ilimitados. El director de investigaciones es John B. Alexander.

El NIDS se especializa en casos con efectos físicos que se puedan evaluar en el laboratorio o por métodos estadísticos. Se ha interesado por las mutilaciones de ganado y por los avistamientos de triángulos negros.

Uno de los casos investigados por el NIDS se inicio en California en septiembre del 2000. Ahí una familia estaba siendo asediada por extraterrestres. Dentro de la casa aparecían entidades del tipo «visitantes nocturnos». Los «extraterrestres» pertenecían a diversas variedades. También se podían ver pequeños objetos voladores y numerosas luces anómalas. Se escuchaban ruidos misteriosos y había interferencias eléctricas. Dos miembros de la familia resultaron con lesiones.

Los psicólogos del NIDS se dieron a la tarea de someter a diversas pruebas a los miembros de la familia. No llegaron a resultados concluyentes.

Mientras corrían las pruebas, los fenómenos parecieron concentrarse en una de las habitaciones: la de los padres. Las extrañas criaturas parecían entrar y salir de la habitación a través del closet (como en Monsters Inc.). El padre decidió obtener evidencia física colocando papel de aluminio debajo de una toalla (¿?). La estrategia no dio los resultados esperados: no se encontraron huellas de los extraterrestres. Sin embargo se obtuvo algo mejor. Sobre la toalla apareció algo parecido a una garra o uña. Todo mundo supuso que pertenecía a los extraterrestres. Es más, se pensó que pertenecían a un mamífero ya que en su parte posterior se podían ver una especie de pelos

De inmediato los investigadores del NIDS sometieron la muestra biológica a diversos análisis. Se hicieron seis diferentes análisis y pruebas de ADN, usando todas las técnicas conocidas. Incluso se desarrollaron nuevas técnicas para este propósito específico. Los primeros resultados parecían corroborar la hipótesis de un origen extraterrestre, o por lo menos anómalo. El ADN encontrado no se parecía a nada conocido. Las secuencias de ADN no concordaban con las de especies conocidas en la Tierra.

La garra fue analizada por un herpetólogo da la Universidad de California Los Angeles, quien no la pudo identificar como perteneciente a un reptil.

El director de la sección de primates del Zoológico de San Diego supuso que podría tratarse de la uña de algún mono de Centro América.

Se le sometió a un análisis SEM-EDS con el que se comprobó que en efecto era un espécimen biológico.

Una muestra fue enviada a un laboratorio en Ontario, Canadá, especializado en la identificación de ADN degradado y viejo. Ahí concluyeron que la muestra estaba altamente contaminada con inhibidores.

Los moluscos secretan un fluido defensivo a través de sus glándulas hiperbranquiales. Los moluscos, particularmente los caracoles y las babosas, secretan una gruesa mucosa que contienen múltiples inhibidores de la mayoría de las enzimas comunes que son fundamentales para los análisis de biología molecular y ADN, incluyendo las enzimas de reacción en cadena de polimerasa y las usadas en los estándares de clonación molecular.

La evidencia finalmente apuntaba a una dirección consistente. El objeto era probablemente un molusco seco: una babosa o un caracol.

Se consultó con un experto en biología molecular de moluscos para preguntarle la forma en que se podía llevar a cabo un análisis de ADN en moluscos. Sus recomendaciones fueron:

La mayoría de los moluscos segregan mucha mucosidad. Esta mucosidad es un gran problema para el análisis molecular ya que inhibe la mayoría de las enzimas y une las proteínas indiscriminadamente. La solución que encontré es usar una centrifugación con cloruro de cesio y después una extracción con fenol. Obviamente se necesita una buena cantidad de material inicial (varios animales) para hacer esto. La extracción se conduce en presencia de heparina la cual parece prevenir la mucosa de la unión.

También usé nitrógeno líquido para congelar la babosa y luego poder molerla en un mortero, esto previene la formación de mucosa. La segunda opción se puede usar en la técnica CTAB, la cual fue desarrollada para la extracción de ADN de plantas, que también producen una alta contaminación con polisacáridos. Esto puede ayudar a eliminar algo de la mucosa y no requiere mucho material inicial.

Con estas indicaciones, fue necesario inventar una nueva reacción en cadena de la polimerasa (PCR), utilizando un nuevo conjunto de primarios oligonucleótidos, para resolver este enigma. Una vez que se hicieron los análisis se consultó con los investigadores del Museo de Historia Natural del condado de Los Angeles, quienes expusieron así sus resultados:

Después de analizar cuidadosamente las fotografías y los resultados de SEM-EDS, espectroscopia de absorción y análisis de ADN, tengo que concluir que el espécimen que me refiere en su carta del 28 del 2003 es un babosa común de California de la familia Limacidae.

Las fotografías son más que evidentes e ilustran claramente una babosa que ha sido deshidratada. Puedo reconocer todas las partes de la anatomía de una babosa, incluyendo el pie, el manto con crestas longitudinales, y la joroba dorsal en la que es visible un pneumostone. El cabello fijado a ella probablemente fue pegado al espécimen cuando estaba vivo y quedo unida permanentemente cuando la mucosa del molusco se solidificó.

La espectroscopia de absorción confirma la presencia de proteínas relacionadas al colágeno, que son los componentes principales de la epidermis de la babosa. Los resultados del análisis SEM-EDS muestran un alto contenido de elementos que se espera encontrar en los organismos vivos.

Una de las más fuertes evidencias que apunta a la identificación de una babosa es el análisis de ADN. Los resultados que me envió muestran una gran correlación a los datos de todos los moluscos almacenados en el Gene Bank. Por ejemplo, el BLAST de la secuencia genética 55 rARN muestra que esta secuencia es muy similar a la de un Arion rufus (la babosa europea común) y al Helix pomatia (el caracol común de los jardines, introducido en los Estados Unidos). La secuencia 18S muestra una alta afinidad de valores con muchos moluscos, incluyendo Limax maximus (la babosa gigante de los jardines, introducida en los Estados Unidos), Acusta despecta steboldii (un caracol japonés), y Cepaza nemoralis (un caracol europeo), y otras muchas especies. Ya que sólo se ha secuenciado y almacenado en el Gene Bank un pequeño número de especies de California, no es posible determinar de que especie se trata exactamente.

Ha sido un placer asistirlo en la identificación de este especie y no dude en contactarme si necesita mayor información.

Después de doce meses de investigación se concluyó que se trataba de un simple molusco, un gasterópodo típico de la clase de caracoles marinos de los que se encuentran en California.

Todo hace suponer que la «evidencia extraterrestre» fue sembrada, seguramente por los dueños de la casa. Pero a pesar de todo, los miembros del NIDS continúan investigando los fenómenos anómalos reportados por la familia californiana. Quizá tendríamos que cambiar el título de esta entrada, porque en realidad los tlaconetes (babosos) no son los extraterrestres, que no existen, sino los ufólogos.

REFERENCIAS

Anonimo, DNA Analysis of Alleged Extraterrestrial Claw, artículo en Internet, http://www.nidsci.org/news/dnaanalysis.html, Septiembre 23, 2003.

Anónimo, A Cautionary Tale. DNA Analysis of Alleged Extraterrestrial Biological Material: Anatomy of a Molecular Forensic Investigation, reporte en PDF