El Monstruo del Loch Ness. Los primos de Nessie (1)

EL MONSTRUO DEL LOCH NESS. LOS PRIMOS DE NESSIE (1)

El primer zoólogo que defendió públicamente la existencia de la ser­piente de mar[1] fue el profesor Antoon C. Oudemans, director del Jardín Zoológico de Holanda y miembro de la Real Sociedad Holandesa de Zoología. Publi­có en 1892 un libro de 592 páginas[2], que comprende 200 informes de mari­nos que han afirmado haber visto el extraño animal.

Otro autor, esta vez inglés, que le dedicó un libro a la serpiente ma­rina fue el coronel Rupert T. Gould[3], que después se haría famoso por ser uno de los primeros investigadores del Loch Ness y su monstruo.

Este monstruo, Nessie, se ha convertido en la más famosa «serpiente marina» de nuestros días, o por lo menos a la que se le han dedicado más ensayos.

Si hacemos caso a las consejas populares resulta que el Loch Ness no es el único lago con «monstruos». Abundan en todo el mundo, aunque para encontrarlos ni siquiera es necesario alejarse de Escocia. Dentro de la misma Gran Glen (falla que dio origen al lago Ness) se encuentran otros lagos, como el Lochy y el Linneh, los cuales poseen amplios historiales sobre sus propios monstruos.

Además de Escocia, en Irlanda, Noruega, Suecia, Suiza, Finlandia, Rusia, Estados Unidos, Canadá, Australia, Argentina, Chile, China, Perú, Indonesia, Japón, México y los países africanos ribereños del lago Victoria cuentan con monstruos parecidos a Nessie. Esta es la historia de estos «primos» de Nessie.

EL REINO UNIDO

Un poco más al norte del Loch Ness, casi unidos al mar, están el Loch Shiel y el Loch Morar, ambos muy semejantes al primero. Son lagos de gran longitud, angostos, profundos y con aguas oscurecidas por la turba. Se dice que cada uno de estos lagos tiene su propio monstruo: «Seilag» o el mons­truo del Loch Shiel, y «Morag» o el monstruo del Loch Morar.

Morag es con mucho más famoso que Seilag. En su libro «Cuentos y leyendas de Escocia», Barbara Kerr Wilson nos habla de un Kelpie o caballo del agua y de una hermosa doncella. En esa narración, Morag no es el Kelpie si­no la hermosa hija de un campesino llamado Donald McGregor.

Se cuenta que McGregor había construido una cabaña junto al solitario loch, para pasar el verano y cuidar de cerca a su rebaño. Pero «un terrible monstruo residía en las profundidades del lago y cometía depredaciones en las colinas circundantes: era un Kelpie, y ningún hombre podría describir el aspecto del monstruo, porque de todos aquellos que habían esperado a ver algo más que una fugaz vislumbre cuando la terrible criatura surgía de las aguas negras del loch, no había quedado nadie vivo para contarlo…»

McGregor había llevado consigo a su hija, que cuidaba de la cabaña mientras él no estaba. Un día, Morag recibió la visita de un joven extraño pero hermoso. Era el «caballo del agua» que podía adoptar cualquier forma a voluntad «porque disponía, de una magia maligna». Su forma normal era «negra y enorme, y dos agudos cuernos satánicos sobresalían de su monstruosa cabe­za».

A pesar de ser verano, Morag advirtió que el joven tenía las ropas em­papadas. Le preguntó por qué era eso, y él le contestó que había dado un mal paso y caído al agua.

Morag le ofreció ropa seca e intentó peinar su negra cabellera. Al pa­sarle el peine advirtió enormes trozos de algas en los cabellos del joven.

Inmediatamente se dio cuenta del peligro que corría. Echó a correr gritando en busca de su padre. El kelpie la siguió intentando atraparla, pero ella saltó por encima de un arroyo que corría junto a la cabaña con lo cual bur­ló a su perseguidor, porque (como todo mundo sabe en Escocia) en caballo del agua no puede cruzar sobre agua que corre.

Elizabeth Montgomery Campbell y David Salomon han investigado más profundamente las andanzas de Morag (el monstruo). Fruto de esas investigacio­nes es un libro[4] del cual Elizabeth escribió diez capítulos y David tres. Entre los dos escribieron el capítulo final.

Para estos autores el encuentro más impresionante ocurrió en 1969, du­rante la noche del 16 de agosto. Esa noche, Duncan McDonnell y William Simpson regresaban de una excursión de pesca por el lago, cuando de improviso su lancha chocó pesadamente contra un enorme objeto oscuro y semisumergido. Apenas repuestos del impacto, se percataron de que el inmenso objeto ¡esta­ba vivo! Simpson golpeó la enorme mole con uno de los remos que se partió en sus manos. El animal, que medía unos diez metros de largo y era «feo, muy feo», reaccionó ante esto sacando la cabeza fuera del agua y dejando al descubierto su cuello firme y vigoroso. Sumamente alarmado, Simpson decidió utilizar el rifle que habían llevado consigo, aunque le fue imposible hacer blanco, pues la bestia ya se había sumergido.

Los reportes sobre Morag van desde 1895 hasta 1971. En octubre de este año un equipo de 25 biólogos de la Universidad de Londres estuvo investigando en las aguas del lago. Dos universitarios dijeron haber visto la estela dejada por el monstruo.

Otros testigos afirman que Morag tiene una cabeza como de serpiente y varias jorobas[5].

Adrian Shine del FRGS, fundó The Loch Ness and Morar Project. En su primera expedición realizó un búsqueda con un barco con fondo de vidrio, de nombre Pequod, cerca de la costa en busca de restos y un mini sumergible llamado Machan (Indio para «Oculto») se bajó al límite de visibilidad y se uso para mirar hacia arriba con la esperanza de ver o fotografiar la silueta de un gran depredador que pudiera estar presente.

Desde el primer día el señor Shine consiguió atraer a las universidades a colaborar con el proyecto y se inició un estudio la biología de los lagos.

Desde esos primeros días, el Proyecto siguió dos caminos. Uno de ellos era la «caza del monstruo», y el otro era el estudio de los lagos como los entornos.

El estudio del medio ambiente está en marcha, pero la «caza del monstruo» realmente ha concluido en la opinión del Proyecto. El agua clara de Morar no trajo resultados.

OTROS LAGOS

Otta F. Swire nos informa, en su libro «Las tierras altas y sus leyen­das»[6], que los caballos del agua aparecen en diferentes formas y colores, y en distintos lugares. Por ejemplo, en el río Spey hay un caballo de agua de color amarillo, que originalmente sólo raptaba muchachas pero después le dio por las parejas casadas.

Otros lugares con kelpies son: el Loch Pityoulish habitado por un caballo del agua del tamaño de un pony y que sólo se lleva a los niños que se portan mal con sus padres. Se dice que, en una ocasión, se llevó sobre el lomo a nueve niños juntos.

El Loch Oich, al oeste del Ness, es un lago chico y pantanoso conecta­do con el Loch Ness a través del río Oich. En el nombre («El lugar del te­rror») lleva la fama. Lo habita un caballo del agua que le gusta perseguir ciervos y ovejas a los que arrastra al loch para sentarse en sus cabezas hasta que mueren ahogados.

En el Loch Shin vive un caballo del agua dorado, como se dice que han sido siempre los caballos del agua en el norte y el este de Escocia, en tanto que en el oeste son más comunes los caballos del agua de color negro.

En el diminuto Loch Borralan el caballo del agua es un ser tan hermoso y tan ricamente enjaezado, que los pescadores quedan confundidos admirando su belleza.

También se ha informado de la presencia de monstruos en el Loch Linnhe, de aguas saladas. Lo cual delata a las claras el mito del monstruo. Los animales no viven, en general en agua dulce y salada.

El misterioso monstruo de Falmouth que habita el río Helford, en Cor­nualles, mide entre 10 y 25 metros y se parece mucho al monstruo del Loch Ness: tiene un largo cuello y una cabeza pequeña.

A finales del siglo veinte se informó que jóvenes y hermosas brujas se bañaron desnudas para incitar a uno de estos monstruos a abandonar su guarida. Las jó­venes brujas, miembros de una sociedad de hechicería, estaban persuadidas que el misterioso monstruo de Falmouth seria sensible a sus encantos y res­pondería al llamado. Al parecer al monstruo le interesaron más las hembras de su propia especie pues, olímpicamente, desdeñó los encantos de las bru­jas[7].

En junio de 1968 el Evening Herald de Dublín anunció que el adole­scente Gay Dever corría en bicicleta por la orilla del lago Glendarry, en Achill Island (condado de Mayo), cuando vio una criatura monstruosa que sa­lía andando fuera del agua y desaparecía dentro del bosque.

«Tenía unos doce pies de largo -dijo Dever-, era mucho mayor que un caballo, y de color oscuro. Se movía a saltos, al estilo de un canguro. Tenía la cabeza larga, como una oveja y el cuello y la cola largos. Las patas traseras eran mayores que las delanteras».

Otros lagos irlandeses que cuentan con monstruos son el Pooka y el Piast.

Todo hace suponer que los kelpies son un bello mito inventado para mantener bajo control a los niños hiperkinéticos.

ContinuarỦ


[1] Anónimo, El misterio de la serpiente de mar, Tema, (3), 14-23, 15 de julio de 1976.

[2] Oudemans C. Antoon, The great sea serpent, E. J. Brill Lonzac, London, 1892.

[3] Gould T. Rupert, The case of the sea serpent, Geoffrey Bles, London, 1930.

[4] Montgomery Campbell Elizabeth & Salomon David, The search of Morag, Walker and Company, London, 1973.

[5] Dinsdale Tim, Project water horse, Routledge and Kegan Paul, London, 1975.

[6] Swire F. Otta, The Highlands and their Legends, Oliver & Boyd, Edinburgh, 1963.

[7] Cable de la agencia AFP, Jóvenes brujas contra un monstruo, Londres, 1 de mayo de 1976.

Un pensamiento en “El Monstruo del Loch Ness. Los primos de Nessie (1)”

  1. No sé si has visto lo último que se ha hecho de Futurama. Es una película para TV, bastante buena por cierto. Sin desvelar nada, y yendo al tema de Nessie, en un momento dado, Fry trabja en un acuario cuidando a un cetaceo y deciden expulsar al bicho en cuestión porque van a traer al monstruo del lago Ness. La conversación no tiene desperdicio, resumiendo y sin acordarme demasiado:

    – Pero si se sabe que ese monstruo es un tronco de arbol
    – Sí, pero ese tronco traerá más visitantes

    Dura es la vida.

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