Lal Bihari y la Sociedad de las Personas Muertas

Solicitó una pensión alimenticia para su viuda, organizó su propio funeral e incluso fue candidato a las elecciones presidenciales de la India. Todo eso estando legalmente muerto.

Lal Bihari Mritak «murió» en 1975 pero aún sigue firmando su correspondencia como «el difunto señor Bihari.

En 1975 al acudir a su banco para hacer un retiro, se encontró con que los cajeros le informaron que no podían pagarle el cheque pues ¡estaba muerto!

Un tío suyo había pagado a las autoridades para que lo declararan legalmente muerto y así poder reclamar sus tierras.

Esta es una práctica muy extendida en la India. Lo único bueno es que con ello se evitan los asesinatos.

Bihari no se quedó con los brazos cruzados. Acudió a las autoridades para reestablecer su personalidad jurídica, pero pudo más la burocracia. Si los papeles decían que Lal Bihari estaba muerto, pues lo estaba, aunque Bihari pataleara delante de las ventanillas.

Para poner en ridículo a las autoridades Bihari decidió organizar su funeral. Pero los burócratas no levantaron ni una ceja. Luego, dado que estaba «muerto», solicitó una pensión para su viuda. No tuvo resultado pues los trámites eran engorrosos y se hubiera pasado la vida llenando formularios y haciendo filas interminables.

Más tarde intentó ser detenido y procesado, pero tampoco tuvo éxito. Finalmente se presentó como candidato en las elecciones presidenciales, con un nuevo nombre: Lal Bihari Mritak (muerto). Pero perdió ante Rajiv Ghandi.

Durante su campaña descubrió que no era el único «muerto viviente» en la India y decidió fundar la Sociedad de Personas Muertas, que actualmente cuenta con más de 20.000 socios y ha conseguido resucitar legalmente a varias de ellas.

Finalmente pudo resucitar en 1994, en el año 2003 ganó el IgNobel por su extraordinaria trayectoria.