LA TRISTE HISTORIA DEL «MARCIANITO VERDE» DE AUSTELL
La noche del sábado 4 de Julio de 1953 los noticieros de la televisión informaron que varios residentes de la zona de Atlanta habían visto un gran objeto de muchos colores volando sobre sus casas.
Esa noche tres amigos, los peluqueros, Edward Watters y Tom Wilson, y el carnicero, Arnold «Buddy» Payne, jugaban a las cartas en la casa del primero en Austell, Georgia. Al oír la noticia Watters dijo que apostaba que en pocos días los diarios locales estarían hablando de él. Sus amigos se burlaron, pero aceptaron la apuesta.
El lunes siguiente Ed se dirigió a la tienda de mascotas local y compró el mono capuchino que había visto recientemente en exhibición. Lo llevó a su peluquería y entre él y Tom lo tiñeron de verde.
Aunque el aspecto del mono era extraño, no era lo que Watters estaba buscando. Todo ese día estuvo pensando en hacer mejoras a su «modelo». El martes decidió raparlo por completo y hacer que el veterinario le cortara la cola para darle un aspecto más humano. Pero el pobre mono no pudo resistir los efectos del cloroformo y murió en la mesa de operaciones.
No les importó porque durante este proceso habían conseguido la figura de algo muy semejante a la imagen de los «marcianitos verdes» de los que tanto se hablaba en aquellos primeros años de los platos voladores.
Luego, entre los tres diseñaron un plan y desarrollaron la historia que iban a contar»¦
En la madrugada del 8 de julio la oficial de policía Sherley Brown, y su compañero estaban haciendo su patrullaje de rutina por los caminos rurales de Austell. De pronto, luego de bajar por una loma vieron una camioneta detenida en medio de la carretera. Fueron a investigar. Lo que encontraron fue la escena más extraña vista en toda su carrera de policías.
A un lado de la camioneta estaban tres asustados jóvenes que señalaban un pequeño cuerpo tirado en medio de la carretera, iluminado por los faros del vehículo.
Era una extraña criatura de un indescriptible color ¿verde?, que medía unos 60 centímetros y que tenía una herida al final de su espalda. Parecía un extraterrestre.
Los oficiales de policía se bajaron de la patrulla y comenzaron a interrogar a los jóvenes. Estos comentaron que luego de una noche de parranda se dirigían a sus casas cuando, al llegar a la colina, vieron un plato volador emitiendo luces rojas muy brillantes. Al bajar de la colina no se dieron cuenta que había tres criaturas en medio de la carretera. El conductor tuvo que frenar intempestivamente, pero no pudo evitar golpear a uno de los extraterrestres (seguro que eso eran, y en particular marcianos, como lo atestiguaba el cuerpo verdoso que yacía en la aislada carretera). Los otros dos «hombres del espacio» corrieron hacia su nave espacial, saltaron dentro del platillo y despegaron, dejando la carretera chamuscada.
«Como algo fuera de este mundo», según declaró Watters.
Al principio los agentes de la policía no estaban seguros si creer la historia, pero no podían negar la evidencia física que la respaldaba: unas grandes marcas chamuscadas en la carretera, huellas del derrapón y el cuerpo del extraterrestre sin vida tendidas en el camino.
Brown no tuvo más remedio que registrar el extraño relato y presentar un informe en la estación de la policía. Mientras estaba redactando el informe, «el teléfono empezó a sonar», recordó Brown en una entrevista en 1985, después de su jubilación. Alguien en el recinto había filtrado la noticia.
«Teníamos a la Fuerza Aérea y todo el mundo tratando de averiguar acerca de esto».
Pronto el aburrido condado de Georgia se convirtió en el centro de un frenesí de los medios de comunicación. Reporteros de Atlanta descendieron al pequeño pueblo. Periodistas de periódicos y revistas de todo el país inundaron la centralita de la estación de policía. Incluso representantes de la Fuerza Aérea llegaron a evaluar la situación.
Se consultó con el veterinario local (el mismo que había hecho la operación), quien tras examinar el cadáver declaró que parecía «como algo fuera de este mundo». Un periódico publicó el dibujo de un artista del plato descrito por los chicos.
Pero en pocas horas se reveló que el asunto del mono era una monkey business (tontería)
El jueves llegó el doctor Herman D. Jones, fundador y director del Georgia Crime Lab (que luego se transformaría en el Georgia Bureau of Investigation Crime Lab, o GBI lab), y la doctora Marion Hines, profesora de anatomía en la Universidad de Emory. Ambos examinaron a la criatura y afirmaron que se trataba de un engaño.
«Si vino de Marte, entonces hay monos en Marte», dijo Hines.
Cuando se enfrentaron con esta opinión de los expertos, los chicos rápidamente confesaron. Explicaron que había sido sólo una broma inspirada en una apuesta realizada durante un juego de cartas. Uno de los muchachos había apostado a sus amigos que podría hacer que hablaran de él en el periódico local en una semana. Así que para ganar la apuesta había comprado un mono en una tienda de mascotas, le dio una dosis letal de cloroformo, afeitó su cabello y cortó su cola. El resultado fue una criatura que parecía a un extraterrestre. Luego abandonaron al primate en una aislada carretera al norte de Atlanta, en las horas previas al amanecer del 8 de julio de 1953, quemaron un círculo en el pavimento con un soplete antes de que un agente de policía llegara en su coche patrulla.
«Si hubiéramos llegado cinco minutos antes, los habríamos capturado en el acto», dijo Sherley Brown.
Watters había ganado su apuesta. Apareció no sólo en los periódicos locales sino también en los nacionales y en algunos mundiales. Pero el dinero de la apuesta sólo le sirvió para pagar la multa de $ 40 que le impuso la policía por obstruir la carretera.
Este, como muchos otros relatos similares no suelen aparecer en los libros de ovnis[1]. Aquí sí estamos hablando de una «conspiración del silencio» con la que los ufólogos tratan de ocultar la vergonzosa y ridícula historia de los ovnis. Sin embargo para escarnio de ellos, el cuerpo preservado del mono se encuentra en exhibición, dentro de un frasco de vidrio, en el vestíbulo del Georgia Bureau of Investigation Crime Lab, en Decatur, Georgia.
Referencias
Bazemore John, Monkey from Mars graces Ga. crime lab display, AP, 29 de julio 29 de 2008, http://www.msnbc.msn.com/id/25922012/
http://www.museumofhoaxes.com/hoax/Hoaxipedia/Great_Monkey_Hoax/
Moseley W. James & Pflock T. Karl, Shockingly close to the truth!, Prometheus Books, New York, 2002, Pag. 55.
Putnam Walter, 55 years after UFO hoax, ‘Monkey from Mars’ is a Ga. crime lab’s museum oddity, AP, 30 de julio de 2008, http://www.newsday.com/news/nationworld/wire/sns-ap-odd-mars-monkey,0,914509.story
Warner Jack, Monkey mayhem 45 years ago, pranksters briefly were able to convince some folks they had found an alien in Cobb, Atlanta Journal-Constitution, 30 de julio de 1998.
[1] Aunque me parece haber leído alguna pequeña referencia en algún libro de Keyhoe o Edwards.
Un pensamiento en “La triste historia del "marcianito verde" de Austell”