El misterio de las centellas (86)
Yo era un niño de 1 grado, de 5 años de edad. Un hermano, una hermana y mi madre fuimos testigos de algo extraño en nuestro patio. Vivimos en Carrollton, en las afueras de Dallas, Texas. Carrollton en este tiempo era un pueblo rural con una población de unos dos mil, y un departamento de policía, de 3 policías.
Eran las 7 pm, cuando nuestro perro, que estaba afuera, comenzó a ladrar con mucho vigor. Mi mamá le dijo a mi hermano que saliera por el perro. Mi hermano salió corriendo y volvió aún más rápido, gritándole a mamá, «hay algo ahí fuera y no sé lo que es». Mamá miró hacia afuera a través de la ventana de la sala y nos susurró, «apaguen todas las luces del interior de la casa».
Había una esfera brillante en el patio, el perro ladraba en exceso y tenía curiosidad por esta cosa. Parecía una bomba del tamaño de un durazno a un melón, se veía como una carretera caliente en el verano y se veía un flujo de calor en ella. Sus colores cambiaron de azul metálico, a oro, rosa, verde.
La vimos por unos quince minutos, mientras que el perro ladraba como si hubiera un extraño. Mi hermana telefoneó a la policía y se rieron. Mamá fue por la cámara pero estaba sin película. La policía dijo que de todos modos iría.
El perro se acercó más y más al objeto y finalmente lo mordió. La nariz del perro tocó la extraña esfera y ésta se fue directamente hacia arriba, en un destello, hacia el cielo. Llegó la policía y vio la hierba quemada en donde la bola de luz iba y venía, y sugirió que sólo vimos un meteoro. El periódico local publicó la historia de nuestra experiencia, y escribió la historia tal como hemos hablado, como si sólo fuera publicidad, para el restaurante de mi madre en el centro de la ciudad de Carrollton.
Dennis Medley
Dallas, TX USA