ENERGÃA DE LA NADA
Mario Méndez Acosta
La seudociencia florece en donde las necesidades del ser humano son mayores. Uno de los sueños dorados de la humanidad ha sido, sobre todo desde que se inició la revolución industrial, encontrar una fuente de energía barata, limpia, es decir, que no afecte en forma nociva al medio ambiente, y ante todo inagotable. La energía atómica que produce el proceso de fisión del átomo nos prometía, a mediados de siglo, cumplir con este sueño, pero pronto se vio que sus desechos representan una amenaza muy grande para el bienestar de las generaciones futuras, y que su operación es costosa y también implica riesgos de desastres potencialmente fatales.
Ante ello se han postulado varias posibilidades tecnológicas de liberar las poderosas fuerzas que rigen el funcionamiento de los átomos, con el fin de utilizarlas para nuestros fines industriales y hasta domésticos. Hace unos diez años se planteó la posibilidad de que pudiera lograrse la llamada fusión fría, con la cual se generaría energía termonuclear, sin necesidad de los grandes reactores a altas temperaturas que la fusión requiere. Por desgracia, los experimentos iniciales, que pretendían demostrar la existencia de la fusión fría, no se pudieron replicar en ningún otro laboratorio, pero ahora, con similar ingenio, algunos científicos poco ortodoxos y ciertos grupos francamente seudocientíficos han sugerido la posibilidad de utilizar una nueva fuente de energía, que surge de las mismísimas fuerzas que mantienen la estructura del espacio que nos contiene. Se trata de la llamada «energía de punto cero».
Ocurre que en el vacío del espacio interestelar suceden en efecto cosas muy extrañas de verdad. Dicho vacío, en el que en realidad uno no va a encontrar ni un solo átomo de materia, está sorprendentemente lleno -pletórico casi- de lo que se conoce como partículas virtuales. Se trata de partículas subatómicas, como electrones y sus antipartículas -los llamados positrones-, que gracias a fluctuaciones cuánticas surgen de la nada por unos instantes en ese vacío, para aniquilarse entre sí al chocar unas con otras.
Este fenómeno se explica gracias al principio de incertidumbre de Heisenberg, que es una característica del microcosmos estudiado por la mecánica cuántica, el cual en efecto hace posible que aparezcan esas partículas, siempre con la condición de que subsistan sólo por tiempo muy breve. No obstante, algunos físicos se han preguntado si acaso sería posible aprovechar tales partículas antes de que se aniquilen, o lo que es lo mismo, sacar provecho de la energía de punto cero del vacío, a la que se le denomina de esa manera ya que en el cero absoluto (0ºK), la temperatura más baja que pueda existir, se detiene todo el movimiento molecular de la materia que causa el calor. La energía de punto cero viene a ser lo que impide que la propia estructura del espacio se colapse, y ocasiona que aparezcan brevemente esas partículas virtuales. De acuerdo con el físico, y maestro de la especulación científica Robert L. Forward, en teoría resulta posible crear un campo electromagnético que impida que esas partículas virtuales de carga eléctrica contraria se vuelvan a juntar para aniquilarse después de surgir del vacío. Con ello se podría crear un flujo constante dé electrones -o de positrones- que brotaría sin fin de un determinado sector del espacio. Dicho flujo sería ya electricidad propiamente dicha, y se podría usar para cualquier fin tecnológico.
El problema de fondo parece ser que la energía de punto cero del vacío es muy escasa, o más bien débil, y para evitar ese hipotético colapso del espacio basta con que en el mismo actúe una energía equivalente al campo gravitatorio promedio que existe en el universo. Eso causa que toda la energía de punto cero disponible en un volumen del tamaño de la Tierra apenas sustituiría la energía química que se puede obtener de un galón de gasolina. Para que dicha energía fuera utilizable, dados los requeriÂmientos energéticos actuales del planeta se necesitaría cubrir con un campo magnético un segmento de espacio vacío equivalente a varias veces el volumen del sistema solar. La creación del campo magnético requerido -si no se encontrase uno natural- emplearía mucho más energía .de la que pudiera obtenerse de este enorme sistema energético de punto cero.
Steven Weinberg, físico que ganó el premio Nobel por haber postulado la teoría unificada que reúne analíticamente la fuerza electromagnética con la fuerza débil del átomo, asegura que la inexistencia práctica de la energía de punto cero queda demostrada a gran escala cósmica, ya que no ha sido posible detectar su efecto gravitatorio, el cual no podría permanecer oculto, ya que según la teoría de la relatividad de Einstein la energía es equivalente a la masa, por lo que tiene que crear un campo gravitatorio ostensible.
Tras estas especulaciones maniobra un conocido pseudocientífico y cómplice de varios fraudes célebres, quien se ha dedicado a tratar de impulsar la explotación de la fuerza cero, empleando los fondos que estén dispuestos a aportar gobiernos e instituciones privadas. Se trata de Harold Puthoff, un promotor del prestidigitador israelí Uri Geller, el cual aún afirma contar con poderes psíquicos prodigiosos, algo que ha sido debidamente desacreditado. Puthoff también se ha ocupado en tratar de demostrar la existencia de tales poderes psíquicos, como la visión a distancia y otros fiascos promovidos por un organismo llamado Instituto de Investigación de Stanford, mismo que nada tiene que ver con la Universidad de ese nombre. Como muchos de sus colegas, Puthoff intenta desprestigiar a la ciencia y a los científicos, y aseguró en 1990 que «la mayoría de los físicos no son realmente científicos… ya que los maneja el complejo militar industrial»[1].
Dentro del mito de la energía de punto cero encontramos la misma mezcla de infundíos y leyendas paranoicas sobre conspiraciones que supuestamente tratan de ocultar la verdad a la opinión pública. En realidad, lo que buscan los promotores de esta leyenda son los dólares de los contratos de investigación que aportan autoridades y empresas iletradas en aspectos científicos.
BIBLIOGRAFIA
Gardner, Martin, «Zero Point Energy and Harold Puthoff», Skeptical Inquirer, vol. 2, núm. 3, mayo, 1998.
Forward, Robert, Future Magic, Avon Books, Nueva York, 1988.
Puthoff, Harold, «Fluctuaciones cuánticas en el espacio vacío, ¿una nueva piedra Roseta para la física?», Frontier Perspectives, vol. 2, Fall-Winter, 1991.
[1] Puthoff es citado en el artículo «Power Structure» de Tom Chalkey en el City Paper de Baltimore, junio 29, 1990.