El misterio de las centellas (258)
Hace muchos años, yo iba en el asiento trasero del coche de los padres de mi novia, con mi novia y su hermano de doce años de edad. Ãbamos a un juego de la liga de béisbol del hermano, y viajábamos por una autopista y acabamos de entrar en un área de Atlanta, pero había tormentas violentas de verano.
La lluvia todavía no arreciaba, pero el viento soplaba y nos rodeaba, y los relámpagos caían cada diez a veinte segundos o menos.
Estaba mirando por la ventana lateral a un árbol de roble de gran tamaño, solo al lado de una pequeña colina en medio de una pradera, a un par de cientos de metros más o menos de la carretera. De repente, el árbol fue golpeado por un rayo. Al instante, cuatro o cinco brillantes bolas de luz de color blanco azulado aparecieron bailando en la base del árbol muerto.
Las luces, que parecían tener al menos el tamaño de pelotas de baloncesto, se sacudieron de arriba abajo rápidamente, ligeramente fuera de sincronía, y desaparecieron juntas a los tres o cuatro segundos.
La impresión que tuve de las acciones de las bolas fue que giraban a gran velocidad, cada una orientada hacia el tronco del árbol, de tal manera que daban la apariencia de tratar de subir rodando varias veces por las raíces y el tronco, pero caían rápidamente de nuevo después de subir sólo unos centímetros más o menos.
Las bolas (tal vez hasta seis o siete, aunque yo no podía ver la parte posterior del árbol), estaban organizadas en forma bastante pareja alrededor de la base, y parecían estar situadas a pocas pulgadas sobre el lugar donde las gruesas raíces del árbol se unían al suelo. Presencié esto, sorprendido, y no estaba seguro si lo que había visto era real, pero el hermano se volvió hacia mí con una mirada de asombro en su rostro y exclamó: «¿Viste eso?»
Rex
Atlanta, GA USA