¿TE VENDO UN OVNI?
¡Ingenuidad, divino tesoro!
Por Héctor Chavarría
El título me recuerda al de un cuento de ciencia ficción que se llama «La Sartén Voladora»… un cuento moderno de gnomos. Pero éste del que vamos a hablar es de otra índole: fue un canto de Sirenio. Porque el falsificador -presunto para no buscar líos- fue un tal Sirenio García Chávez, quien trató de «colocar» al mejor postor una fotografía «sensacional» de un ovni, calificándola como la más nítida de cuantas se habían tomado.
La fotografía de la lámpara voladora. Muestra de lo que creen algunos «expertos mexicanos».
Resultó ser tan nítida, que al ampliarla fue visible la marca comercial del foco. Pero quizá lo más grave de todo -aunque al final se volvió de risa loca- fue la credulidad de un investigador de esos que se creen todo lo que los demás desechan, quien avaló contra viento y marea la autenticidad de la imagen. Su apasionamiento llegó a tanto -no se si seguir llamándole así o usar otro calificativo- que nuestro héroe se negó a creer los análisis por computadora que él mismo había mandado a hacer. Estuvo a punto de acusarnos a todos de ser MIB (Men In Black) o agentes de la CIA.
UNA HISTORIA PARA CRÉDULOS
El caso llegó a mis manos por intermedio de Luis Andrés Jaspersen -fotografía y entrevista al autor-, cuando me dedicaba a investigar ovnis para la revista Contactos Extraterrestres.
Según Luis Andrés, el señor Sirenio García, había tomado la fotografía accidentalmente: se trataba de «ovnis invisibles» nada menos que tres, que se encontraban sobre el casco de la hacienda de San Juan Ixtimalco, en Hidalgo. El autor de la foto -en la entrevista de Luis Andrés- afirmaba haber tomado la foto el 12 de abril de 1975. Posteriormente, varias copias de la misma se habían distribuido entre investigadores. Lo primero que me saltó a la vista fue la nitidez de la imagen… demasiada para un «ovni invisible», bueno tres. Se lo hice notar a Luis Andrés. El asunto quedó en suspenso. Cuando se amplió la imagen -el original había sido una transparencia- resultó que mientras los presuntos ovnis se encontraban en foco, los edificios del fondo no. Eso sólo podía indicar que el fotógrafo había enfocado perfectamente a los «ovnis invisibles» porque estaban más cerca que los edificios, los cual era un error de perspectiva, o que tales objetos «invisibles» estaban reflejados sobre una superficie plana, como el vidrio de una ventana.
UNA IMAGEN MUY CONOCIDA
En esas andaba cuando llegaron de visita dos investigadores aficionados -así se autodenominaron- Eduardo Donath Hernández y Juan Manuel Vargas Hernández de la ciudad de Jalapa, Veracruz, para mostrarme ¡oh sorpresa!, la misma fotografía, avalada por el análisis de un laboratorista local: José Luis Herrera Flores, quien la consideraba lo máximo. La foto obsequiada a los jóvenes por Sirenio García tenía una dedicatoria en donde -de su puño y letra-, afirmaba haberla tomado el 4 de marzo de 1974; once meses antes de lo que había dicho a Luis Andrés Jaspersen. ¡Ojo! ¿Puede alguien olvidar la fecha en que tomó una foto tan especial? Quizá pueda haber equivocación por uno o dos días, pero ¿por once meses?
Ya para entonces era claro que la foto no era «derecha», pero aún faltaba más.
Un acercamiento al ·»ovni-lámpara» fotografiado en la hacienda de San Juan Ixtimalco, en Hidalgo: «Un evidente truco fotográfico».
Resultó que mi viejo colega Fernando J. Téllez ¡también tenía la foto! Hizo una ampliación y apareció la marca de la lámpara. Jaspersen se enojó mucho con nosotros, él estaba seguro de que tenía en sus manos la prueba última de los ovnis. Su enojo lo llevó a mandar su material a William Spaulding de la Ground Saucer Watch, para su análisis por computadora «“lo más moderno en aquel entonces-, con eso probaría que Téllez y yo estábamos equivocados. Esperamos.
Cuando llegó el resultado Spaulding había llegado a las mismas conclusiones que nosotros»¦ No hacía falta una computadora. Y, Luis Andrés no tuvo más remedio que aceptar su error, aunque creo que por bastante tiempo siguió enojado con nosotros.
Desgraciadamente, como tuve oportunidad de comprobarlo muchas veces, los «investigadores» creyentes, siguen siendo proclives a sacar conclusiones con idéntico apresuramiento. El caso más reciente es el de un «contactado», Carlos Díaz, quien fotografía ovnis todos los fines de semana en Tepoztlán. Lo curioso es que aparentemente sólo él los ve, que es fotógrafo profesional, amigo de los ET y, sólo como detalle adicional, también trató de venderme una de sus fotografías en 1980, era tan parecida a la lámpara de Ixtimalco que ni el office boy de Contactos Extraterrestres se la creyó. Todo lo anterior parece bastante obvio, excepto para los creyentes actuales quienes entre otras cosas adoran a los vendedores de videos. El contactado en cuestión es su héroe más actua1,
En el caso de Ixtimalco, el capítulo final se escribió en el periódico La Prensa del 13 de noviembre de 1978, en una nota en la página 12, del reportero Julio Villarreal titulada «Ovnis sobre Hidalgo». Después de la consabida historia de cómo fue tomada la foto: enorme imagen a todo color -la impresión en papel de diario borraba la marca del foco- se explicaba candorosamente que el negativo o las copias de la fotografía estaban a la venta -no se mencionaba el precio- en la dirección tal, de la ciudad tal, con la persona tal. ¡Que tal!
No recibimos reportes de incautos que hayan sido estafados… pues aunque a nadie le gusta que le vean la cara, mucho menos, que se sepa.
Quienes ponían la lámpara a la venta, eran las hijas del autor de la foto.
Pero los crédulos pueden estar tranquilos, el fraude de Ixtimalco ya es historia pasada, pero quedan a la venta los actuales videos con la más selecta variedad de globos de todo tipo y muchas sorpresas… Stultorum infinitum est numerus.
[1] Publicado originalmente en Perspectivas Ufológicas, Año 1, No. 3, México, septiembre 1994. Págs. 48-49.
he descubierto una montaña totalmente circular cubierta de vejetacion no les interesaria saber de que se trata.santander.colombia
No.