Cuando las etiquetas nos engañan

ESCRUTINIO

Cuando las etiquetas nos engañan[1]

Juan José Morales

Pese a las triunfalistas declaraciones de la Secretaría de Salud «”y las autofelicitaciones del gobierno calderonista por ello»” en el sentido de que el número de gordos en México no ha aumentado tanto como se temía, el hecho real y concreto es que cada vez hay en México más personas obesas o con sobrepeso. Y la responsabilidad por ello recae principalmente en el gobierno, que ha dejado en manos de los propios fabricantes de alimentos y bebidas chatarra, agrupados en la asociación ConMéxico, la información nutricional que debe ofrecerse al público. Y como esos señores tienen libertad para decidir qué ponen o no ponen en las etiquetas, se han dedicado alegremente a engañar a los consumidores con información tramposa.

clip_image002Quizá tan engañoso como este anuncio (léanse las letras pequeñas) es el etiquetado que, con la venia de las autoridades, utilizan los fabricantes de bebidas y alimentos chatarra y les permite dar al consumidor información nutricional amañada.

Así lo ha denunciado públicamente y ante las autoridades correspondientes la organización civil El Poder del Consumidor. Como ejemplo de ese etiquetado engañoso y falaz de ConMéxico, EPC pone el caso de la Coca Cola de 600 mililitros.

En la etiqueta del refresco, se dice que contiene 21 gramos de azúcar, los cuales equivalen a 17% del requerimiento diario de una persona. Pero en la letra diminuta de la etiqueta está la trampa: ahí se especifica que esas cantidades se refieren a una porción de 200 mililitros. Es decir, a la tercera parte del líquido contenido en el envase.

Obviamente, el adulto o el niño que consuma la bebida no la divide en tres partes para tomar una cada día, sino que la consume de una sola vez. Así, resulta que no ingiere 21 gramos de azúcar, sino 63, lo cual no equivale al 17% de sus requerimientos diarios sino al 51%. Y eso de acuerdo con las cuentas de ConMéxico. Pero según las normas de la Organización Mundial de la Salud, tal cantidad de azúcar representa el 126% del máximo que un adulto debe consumir al día. Y conforme a los lineamientos de la Asociación Norteamericana de Cardiología, esos 21 gramos equivalen a más del triple del máximo diario considerado prudente.

Otro caso de etiquetado engañoso analizado por El Poder del Consumidor se refiere al cereal para desayuno Extra Original, de Kellogg»™s. De él, su fabricante dice que contiene 9 gramos de azúcar por porción de 30 gramos. Pero omite aclarar que 30 gramos equivale apenas a media taza del cereal, y cualquier niño come de una sentada cuando menos el doble de tal cantidad, si no es que más. Resulta así que en realidad, con el cereal ingiere 18 gramos de azúcar o más, que representan el 51% de la cantidad máxima que un adulto puede consumir en todo el día, según la Asociación Norteamericana de Cardiología. Eso sin contar con que los cereales para desayuno contienen una cantidad insignificante de fibra, que es considerada indispensable para una alimentación saludable.

Y por si la amañada información fuera poco, la propia etiqueta recomienda consumir ese cereal todos los días.

En tales condiciones, al haber dado a los propios fabricantes plena libertad para informar a los consumidores en la forma que mejor les parezca «”lo cual equivale a poner la Iglesia en manos de Lutero»” no es de extrañar que México sea cada vez más un país de obesos y diabéticos.

Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx


[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Jueves 29 de noviembre de 2012.

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