ESCRUTINIO
Estados Unidos, el paraíso de las armas[1]
Juan José Morales
Si le interesan las estadísticas, he aquí unos datos muy de actualidad: en Estados Unidos, el país del automóvil hay más tiendas de armas «”275 mil»” que estaciones de gasolina y prácticamente tantas pistolas, fusiles, escopetas y otras armas semejantes en manos de la población civil «”300 millones registradas»” como vehículos automotores «”306 millones»” circulando por sus 6.5 millones de kilómetros de carreteras y autopistas.
Un amplio surtido de pistolas, rifles, fusiles, carabinas, escopetas, subametralladoras y otros muchos tipos de armas y municiones de todos los calibres pueden adquirirse libremente en las armerías de Estados Unidos. Entre ellas poderosos fusiles de asalto como este, que muestra el vendedor en una pequeña ciudad norteamericana.
Como la población del vecino país anda por los 313 millones, lo anterior significa que en promedio hay casi un arma por persona, incluidos hombres, mujeres, ancianos, adolescentes, niños y bebés. En promedio, hay tres armas en cada hogar norteamericano. Y no sólo pistolas, rifles y escopetas, sino también fusiles de asalto y subametralladoras. Porque, por sorprendente que parezca, en algunos estados las leyes son tan laxas y extrañas, que mientras para comprar una pistola hay que cubrir una serie de requisitos, para hacerse de un fusil de asalto como el AK-40 «”el famoso cuerno de chivo»” prácticamente basta pagarlo y llevárselo.
Todo lo anterior, por lo demás, se refiere a las estadísticas oficiales. No se sabe cuántas armas más circulan por allá sin que se sepa.
Cuando uno ve esos datos, se explica por qué en Estados Unidos mueren tantas personas en incidentes relacionados con las armas de fuego. No sólo asesinatos y asaltos, sino también suicidios y accidentes. Y, sobre todo, por qué de cuándo en cuándo «”o de mucho en mucho»” ocurren matanzas cometidas por individuos desquiciados que irrumpen en escuelas, cines, oficinas, centros comerciales o cualquier otro lugar concurrido, disparando indiscriminadamente a diestra y siniestra o se dedican a cazar pacíficos transeúntes, emboscados entre arbustos o situados en un puente o en lo alto de algún edificio.
Ciertamente «”como señalan los defensores de la plena libertad para poseer armas»” Estados Unidos la tasa de homicidios en Estados Unidos no es excepcionalmente elevada en relación con otros países. Es también un hecho que el número de estos crímenes ha disminuido, de más de 20 mil por año que se registraban hace poco tiempo, a unos 16 mil en la actualidad. Y Estados no ocupa el primer lugar mundial en materia de asesinatos. Sin contar países en guerra, como Somalia, Afganistán o Irak, esa macabra y nada envidiable distinción corresponde a Sudáfrica, con 126 homicidios por cada cien mil habitantes, seguido de Colombia con 114, Guatemala con 44 y Tailandia con 41. Pero todos ellos son países en desarrollo. No hay país desarrollado en el mundo «”dicen los expertos»”, donde ocurran tantos asesinatos como en Estados Unidos, y hay ciudades norteamericanas con una altísima tasa de asesinatos, como Nueva Orleans, donde se registran 52 por cada cien mil habitantes. Y en términos generales, el habitante de Estados Unidos corre 20 veces más riesgo de morir de un balazo que los habitantes de cualquier otra nación desarrollada.
Pero por ahora, lo que nos interesa no es tanto lo que ocurre de aquel lado de la frontera, sino el hecho de que a México le afecta «”y mucho»” ese gran flujo de armas y esa gran facilidad para adquirirlas. Según recientes estimaciones, en México tenemos ya 15 millones de armas de todo tipo, y obviamente en gran medida, si no es que en su totalidad, provienen de Estados Unidos. No deja de ser sintomático que a lo largo de la frontera «”del lado norteamericano, naturalmente»” haya doce mil puntos de venta de armas. Ello a pesar de que las ciudades fronterizas norteamericanas son más bien pequeñas.
Según algunas estadísticas, México ocupa ya el sexto lugar mundial por su tasa de homicidios deliberados, en buena parte debidos al narcotráfico y la delincuencia organizada. Y podríamos añadir que en un alto porcentaje esos crímenes se cometen con las armas que llegan de Estados Unidos.
De modo, pues, que la proliferación de armas no es problema sólo de los vecinos del norte.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Martes 22 de enero de 2013.