ESCRUTINIO
Un circo y tres pájaros de un tiro[1]
Juan José Morales
Presionado desde la presidencia de la República «”que prácticamente le dio un ultimátum en el sentido de que en las próximas elecciones el PRI debe recuperar al menos la presidencia municipal de Cancún, la más importante de Quintana Roo»”, pero obstaculizado por las disensiones y luchas internas en su partido, el gobernador de Quintana Roo, Roberto Borge, emprendió desde hace meses una de las más prematuras, desaseadas y amañadas «”para decirlo suavemente»” campañas electorales de carácter oficial de que se tiene memoria en México.
Una vez más el gobierno de Quintana Roo recurre al viejo y gastado truco de realizar propaganda electoral y lanzar ataques a la oposición bajo la máscara de publicidad de periódicos a su servicio, que «casualmente» se anuncian con portadas que más parecen carteles del PRI, como esta que materialmente tapiza los costados y la parte trasera de un autobús urbano de Cancún.
Lo que la caracteriza es que se desarrolla sobre dos líneas paralelas: por un lado, publicitar la imagen del PRI, y por el otro, denostar al presidente municipal de Cancún, Julián Ricalde Magaña y a todo aquel que pueda ser candidato a la alcaldía de la ciudad opuesto al PRI.
Para lograr tales fines no se escatiman recursos. Aunque las finanzas del estado se hallan en crisis, agobiadas por una de las mayores deudas públicas del país y casi al borde de la quiebra «”incluso se dice que en julio, pasadas las elecciones, el gobierno estatal podría declararse en suspensión de pagos»”, y aunque proveedores de bienes y servicios tratan infructuosamente de cobrar facturas pendientes, el gobernador dilapida enormes cantidades de dinero en anuncios espectaculares y de otro tipo «”sobre todo en los autobuses urbanos»” para saturar a la población con el logotipo del PRI y con el nombre y la imagen de quien desde ahora se dice que será su candidato a la presidencia municipal de Cancún, Paul Carrillo.
Carretadas de dinero se gastan también en pagar a diarios y revistas de mínima circulación que mantienen un sistemático golpeteo contra el munícipe Ricalde y contra la diputada federal Graciela Saldaña, posible candidata a la alcaldía.
Y «”como ya hemos comentado en esta columna»” se derrochan igualmente los fondos del erario estatal en pintar aceras, parques y bases del alumbrado público con los colores del PRI y su satélite el llamado partido Verde, así como en programas del tipo de basura por alimentos que, dicen muy orondos los propios priístas, «a quienes beneficia es a nosotros, que nos quedamos con parte del dinero».
Muy reducido resulta el espacio para hablar de los detalles de esa campaña electoral, pero mencionaremos uno de sus más recientes y sucios episodios: el albazo que, aprovechando el feriado de Semana Santa, dieron los concesionarios del transporte urbano en Cancún al aumentar en 30% las tarifas, sin autorización del Ayuntamiento, escudados en un documento de dudosa autenticidad y convenientemente protegidos por un amparo que obtuvieron de antemano para maniatar a las autoridades municipales.
De inmediato, se lanzaron a las calles cientos de jóvenes priístas para protestar»¦ contra Ricalde. No contra los empresarios del transporte, sino contra el ayuntamiento, «por no hacer nada para impedir el aumento», cuando bien saben que en las condiciones señaladas poco o nada podía hacer sin ser acusado de violar un amparo. Incluso lo hicieron uniformados con camisetas amarillas y el logotipo del PRD para simular ser miembros de ese partido pero lanzando consignas contra Ricalde, acusándolo de traidor y bloqueando el tránsito.
La segunda parte de la maniobra fue la rápida intervención del gobernador Borge, quien «”convertido en adalid de las causas populares»” «gestionó» ante los transportistas que no fueran tan abusivos y redujeran a la mitad el aumento, aunque ni siquiera en definitiva sino sólo temporalmente. Por supuesto, la publicidad oficial y pagada presentó esto como un gran triunfo del gobernador.
Ciertamente, es un insulto para la inteligencia de los cancunenses suponer que se tragarán esta historia de unos malévolos camioneros, un alcalde inepto incapaz de evitar sus abusos y un gobernador que, ni tardo ni perezoso y al más puro estilo de los héroes de tiras cómicas, aparece como salvador del pueblo»¦ aunque finalmente no evite la puñalada sino sólo permita que entre la mitad de la hoja.
Cualquier persona medianamente inteligente se percatará de que fue un circo armado desde el gobierno del estado para matar tres pájaros de un tiro: permitir a los camioneros aumentar las tarifas, atacar al ayuntamiento de Cancún y acarrear agua al molino del gobernador. Todo ello a costa de los usuarios del transporte.
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 3 de abril de 2013.