Marte ataca de nuevo

MARTE ATACA DE NUEVO[1]

Mario Méndez Acosta

La reciente aproximación, sin precedente alguno en la historia registrada, entre el planeta Marte y la Tierra, despertó, como es costumbre, una oleada de especulaciones entre quienes viven de la superchería y de la ignorancia pública. Ciertamente, ambos planetas no se habían acercado tanto desde hace 59 mil 618 años, y el rojizo lucero destacó durante el mes de agosto como la luminaria más poderosa del cielo nocturno, con excepción de la Luna. Marte se aproximó a 55 mil 718 millones de kilómetros, que es una distancia equivalente a 186 veces la existente entre la tierra y la Luna.

Un mal testimonio del bajo nivel de cultura científica, y del llamado «analfabetismo numérico» que afecta a las sociedades modernas, fue el hecho de que en muchos medios informativos dichas cifras simplemente no se pudieron expresar con claridad, dando en su lugar cifras miles de veces mayores o menores.

Por lo pronto, alguien inició el rumor de que al acercarse Marte se robaría la atmósfera terrestre. Lo cierto es que ni siquiera la Luna, que queda mucho más cerca, causa el escape en nuestra atmósfera de una molécula de algún gas atmosférico. Otros, desde luego, atribuyeron algunas catástrofes y accidentes, y aún la onda cálida que afectó a Europa, a la cercanía del planeta rojo.

Ciertamente, aparte de la luz que nos llega del tan lejano Marte, no existe algún efecto mesurable mediante instrumentos en la superficie de la Tierra, que pueda alterar algún hecho en la vida de las personas o en la naturaleza de nuestro orbe.

Pero Marte siempre ocasiona inquietud, y así ha sido desde la prehistoria. Ello se debe sobre todo al color rojizo del brillo de la luz del Sol que refleja desde su superficie. El rojo es el color de la sangre, y desde tiempos inmemoriales se le ha identificado con el peligro. Aunque en el caso de Marte, ese tono se debe a la abundancia de óxido de hierro en su corteza.

MichelGauquelinLos caldeos consideraban que sus dioses residían materialmente en los planetas, y eligieron al lucero que ahora llamamos Marte, como residencia de su respectivo dios guerrero. El universo de los caldeos y de muchos otros pueblos de la antigüedad era muy sencillo. Tenía forma de baúl y en el fondo estaba la Tierra, mientras que en la bóveda se encontraban adosados los planetas movidos por una especie de ángel portador. El dios que residía en cada astro podía observar con claridad el comportamiento de los mortales, e influir en el mismo, y de ahí proviene la creencia en la astrología. A pesar de estas explicaciones, muchas personas siguen creyendo en que el planeta Marte posee algún tipo de influencia belicosa en la vida de las personas.

En los años setenta, el notable escritor francés Michel Gauquelin, un crítico de la astrología tradicional, detectó lo que consideraba una correlación directa entre las posiciones planetarias en el momento del nacimiento de una persona.

EvrySchatzmanAseguraba que hay una relación entre: Júpiter y la habilidad militar, Venus y los artistas, Marte y los grandes atletas o estrellas del deporte… A esta asociación se llamó «el efecto Marte». Gauquelin llamó «astrobiología» a la teoría correspondiente y llevó a cabo una serie de muestreos con importantes figuras del deporte francés, que tendían a mostrar una cierta correlación por arriba del mero azar entre el hecho de que Marte estuviera en ascendiente, en el momento del nacimiento del individuo, y su posible éxito en la disciplina que practicaban. Varios científicos han tratado sin éxito de replicar este experimento, usando muestras en verdad aleatorias. El más importante, una muestra al azar de 1066 grandes estrellas, ha sido el publicado en 1996 por el Comité Francés para el Estudio de Fenómenos Paranormales, llevado a cabo con procedimientos recomendados por el propio Gauquelin y con la colaboración de científicos como Yves Galifret, Evry Schatzman y el matemático holandés J. W. Nienhuys, quien definió la metodología para la revisión estadística, encontrando que no existía tal efecto. Sin embargo, a pesar de estos resultados, la idea de que Marte influye en el desempeño de las personas, no parece haber sido dañada.

En la actual circunstancia, se ha atribuido la guerra de Irak a la aproximación planetaria; sin embargo, resulta notable que en el momento de la mayor proximidad, realmente el conflicto estuviera en una etapa latente, siendo de esperarse que las acciones bélicas se agudizaran en ese momento.

TheMarsEffectLa actual cercanía de Marte ha sido aprovechada para enviar varias naves no tripuladas al planeta, con la misión de llevar a cabo una serie de estudios tendentes a reunir información sobre la posibilidad de enviar en un futuro cercano una expedición con astronautas.

Corre la leyenda de que existe algún tipo de influencia extraterrestre, causante de la destrucción o la pérdida de las naves no tripuladas. No obstante, en todos los casos de extravío o falla, se ha obtenido una explicación racional, y esos riesgos se han previsto ya en estos nuevos intentos. Se calcula que el costo de un viaje tripulado a Marte sería de aproximadamente cien mil millones de dólares, lo que parece mucho, pero representa el costo hasta el momento de la guerra en Irak.

Ello, desde luego, podría ser absorbido en parte por una mayor participación internacional en el intento, ya que muchos países tienen proyectos espaciales relacionados con la investigación del planeta rojo

Lectura recomendada

Claude Bensky, et al. The Mars Effect, Prometheus Books, Amherst, N. Y: 1996.


[1] Publicado originalmente como Méndez Acosta Mario, Marte ataca de nuevo, Ciencia y Desarrollo XXIX, No. 173, México, noviembre diciembre 2003. Págs. 50-51.

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