ESCRUTINIO
Cómo generar antisemitismo y terrorismo[1]
Juan José Morales
Entre los comentarios que recibí a propósito de mi artículo del pasado 29 de julio sobre la carnicería que el ejército israelí realiza en Gaza, hubo uno que, palabras más, palabras menos, pedía acabar con todos los judíos.
Tal expresión es una muestra del brote de antisemitismo que las acciones del gobierno de Israel están provocando en el mundo, y que se ha manifestado en muchos países en forma de ataques a sinagogas o negocios propiedad de judíos, grafitis de contenido neonazi, cánticos y lemas racistas, loas a Hitler e incluso agresiones personales.
Con todo el poder de su aviación, tanques y artillería, Israel está destruyendo sistemáticamente la franja de Gaza, donde a la fecha cerca de la mitad de las edificaciones «”inclusive escuelas, fábricas, mercados, mezquitas y hospitales»” ya están en ruinas y la gente vive sin agua, drenaje ni electricidad.
Desde luego, los judíos dispersos por el mundo no son responsables de las acciones del gobierno «”ese sí, racista y antiárabe»” de Israel. Pero el antisemitismo ha sido la reacción visceral de mucha gente indignada por la matanza de niños, mujeres y ancianos. Y es muy peligroso que así sea, pues finalmente eso puede servir para fortalecer a grupos reaccionarios ultraderechistas que «”como ocurrió en la Alemania nazi»” terminan convirtiendo en víctimas no sólo a los judíos, sino también, y muy especialmente, a comunistas, líderes sindicales, dirigentes campesinos y populares, inmigrantes pobres y otros sectores de la sociedad.
Por desgracia, algunas organizaciones y comunidades judías fuera de Israel contribuyen inconscientemente a despertar sentimientos antisemitas al apoyar abierta e incondicionalmente las acciones belicistas del gobierno israelí.
Creo que unos y otros «”tanto quienes canalizan hacia el antisemitismo su indignación por la matanza de palestinos, como los judíos que se sienten obligados a respaldar a un gobierno agresor y expansionista»”, deben reflexionar y centrarse en el verdadero problema: la existencia de ese campo de concentración, el mayor que jamás haya existido en el mundo, que es la franja de Gaza.
Como hemos señalado en esta columna, en ese minúsculo territorio de escasos 40 kilómetros de largo «”algo así como la distancia entre Mérida y Progreso o Cancún y Puerto Morelos»” por nueve de ancho viven hacinados 1.8 millones de palestinos expulsados de sus tierras al crearse el estado de Israel, y sus descendientes. Viven totalmente aislados, sin que se les permita salir de ese perímetro, sin posibilidades de trabajo «”la tasa de desempleo es de 40%»”, en horribles condiciones sanitarias y sometidos a constante asedio y repetidos ataques de las fuerzas israelíes.
Ahora, tras la bárbara ofensiva del último mes «”que ya ha causado casi dos mil muertos y seis mil heridos, en un alto porcentaje niños, mujeres y ancianos»”, casi la mitad de las viviendas y edificios de Gaza están en ruinas, no hay agua potable, drenaje ni electricidad, hospitales y escuelas están semidestruidos, las pocas empresas paralizadas, los servicios públicos no funcionan y la gente vive con el alma en un hilo, esperando cuándo aparecerán nuevamente los bombarderos o los tanques, o comenzarán a lloverles obuses lanzados desde lejanas posiciones de artillería.
Pero si las acciones militares de Israel están alentando el antisemitismo, también están alentando justamente lo que supuestamente pretenden combatir: el terrorismo, o como quiera llamarse a las acciones militares de Hamas y otros grupos.
Pienso cómo reaccionaría un habitante de Gaza que ha visto su casa destrozada por una bomba o un cañonazo que mató a su esposa, su madre, todos sus hijos y algunos vecinos. Probablemente decidiría sumarse a los combatientes de Hamas y ofrecerse como voluntario para realizar una incursión contra Israel. Incluso, si se le pidiera ser un atacante suicida, es muy factible que acepte. Después de todo, ¿qué más puede perder, además de la vida, alguien que ya no tiene casa, hijos, esposa, madre, empleo ni futuro?
Comentarios: kixpachoch@yahoo.com.mx
[1] Publicado en los diarios Por Esto! de Yucatán y Quintana Roo. Miércoles 13 de agosto de 2014