Una llamada en la madrugada (parte cuatro)

Capítulo once

 

A BORDO DE LA NAVE

 

ACallAtDawn4Por varias semanas sentí la presencia de que alguien me observaba, y algunas veces este sentimiento me perturbaba sin fin. También sentí que fuera lo que fuese, ellos lo prevendrían y no permitirían que me contactara.

 

Entonces una noche estaba apagando las luces y vi a través de la ventana. La luz del porche estaba iluminando brillantemente, inundando el jardín, donde estaban paradas dos pequeñas figuras, inclinándose un poco hacia adelante como si intentaran espiar por la ventana. Juzgando su altura como cercana a la del poste, no tenían más de cuatro pies tres pulgadas de alto. Estaban vestidos con trajes cafés que parecían ser de una sola pieza, y vestían una clase de sombrero café o gorra sobre sus cabezas. Me recordaron los legendarios brownies. Ya que la luz brillaba en sus caras no eran pequeños monstruos horrendos como mantienen muchos informes de «Platillos voladores». Abrí la puerta y salí al porche, preguntando «¿Los puedo ayudar, mis amigos?» Su única respuesta fue girar y correr.

 

En un siguiente contacto con nuestros Hermanos y Hermanas mencioné esta experiencia, y se me dijo, «Sí, conocemos eso; ellos son buenas personas».

 

Fue en esta visita que el Hermano de Júpiter estaba vistiendo un inteligentemente adaptado traje americano de un tono beige. Era evidente que no estaba acostumbrado a él y estaba bastante incómodo. Le pregunté, «¿No acostumbras usarlo?», y él admitió, «No, no se siente bien». Las dos Hermanas estaban vistiendo faldas y blusas, una vestida en tonos rosa brillante y rosa salmón, la otra, en tonos amarillo verdoso y azul verdoso, ambas con zapatillas que combinaban, los colores se mezclaban hermosamente.

 

Los tres tomaron unos pocos momentos bromeando con entusiasmo rebosante, aparentemente entreteniéndome mientras yo escuchaba divertido. Estaba impresionado de que desearan hacerme saber que ellos no siempre son gente seria, sino disfrutan de la burla lúdica y la alegría contagiosa como lo hacemos en la Tierra.

 

Regresemos por un momento a mis primeros contactos telepáticos mentales. Se me dio la siguiente información: «Hay muchos que creen que tratando de elevar sus vibraciones, como un grupo, a un punto dado, vendremos para un contacto. Tu gente debe entender que hará poco enviar vibraciones para atraernos. Habrá que enseñarles mucho más de lo que ahora conocen. No traten de contactarnos. Los contactaremos cuando sea el tiempo adecuado. No hay poder magnético en su planeta que pueda atraer nuestra nave para un aterrizaje sino bajo nuestro control. Podemos tener aterrizajes a través de vibración mental (telepatía) desde una gente de nuestros planetas en su Tierra, o desde uno de sus gentes avanzadas en su planeta. Debe haber un motivo específico e importante».

 

Ahora, en esta reunión, pregunté si era verdad o no que ellos recibían y enviaban mensajes a través de nuestro radio y haces de luz infrarrojo. Nuestro Hermano de Júpiter explicó, «Las observamos pero no les prestamos atención. No son de valor. Otros las observan; incluso su gobierno. Si fuéramos a responder señales de tal naturaleza deberíamos incluir a toda la comunidad, pero eso resultaría en miedo en las mentes de mucha gente, lo que no es nuestro propósito». Más tarde añadió que la gente de la Tierra usando máquinas de rayos infrarrojos pueden recibir sonidos de aviones del espacio o de las galaxias, y por lo tanto ayudarse a sí mismos a tener más conocimientos. En cuanto a enviar mensajes a través de nuestros instrumentos, que utilizan energía artificial, ellos pondrán una comisión con la energía natural del espacio que usan nuestros Hermanos.

 

Fue en este contacto que la Dama de Plutón, el Hermano de Júpiter, y la Dama de Júpiter me escoltaron dentro de una majestuosa pequeña nave de ocho a diez pies y unos sesenta pies de diámetro. Las dos damas montaron el borde de la nave y esperaron justo en la entrada. Me habían prometido que cuando el tiempo fuera el correcto se me permitiría abordar una de sus naves. Yo no sabía cuando sería esto, y yo estaba pensando que mi Hermano me estaba descartando cuando se dirigió a mi, diciendo, «Te puedes ir ahora». Cuando titubee él tomó mi brazo y, para mi sorpresa, me llevó a la nave. Fue difícil de creer que esta cosa maravillosa al fin me estaba ocurriendo cuando caminaba por el borde y a través de la puerta abierta. Entramos a lo que se puede llamar un pequeño cuarto de recepción, y procedimos a través de una puerta de arco dentro de un cuarto iluminado de rosa perfectamente amueblado con muebles cuyas formas eran similares a los nuestros, pero con materiales y terminados como los de ningún otro con el que estuviera familiarizado. No pude determinar los colores exactos debido a la luz rosa, la fuente de la cual no era evidente, aunque el cuarto estaba completamente iluminado. Se me permitió permanecer unos pocos minutos, y fue cuando con una gran renuencia tuve que partir.

 

Una noche varias semanas más tarde sentí la urgencia de mirar por la ventana. Elevándose sobre un recodo vi lo que pensé eran tres estrellas agrupadas muy cercanamente. Me preguntaba cómo podían aparecer tan cerca, cuando se movieron, primero una, luego las otras dos. Su color cambió a amarillo naranja. Las tres se movieron a una posición debajo de la Luna donde circundaron lo que parecía ser una estrella blanco azulada. Todas permanecieron quietas por cuatro o cinco minutos, luego aceleraron, desapareciendo rápidamente. Alrededor de quince minutos más tarde fui contactado vía voz interna por un Hermano quien me había contactado previamente unos meses antes. Las vibraciones eran inusualmente poderosas de lo que habían sido antes, cada palabra llena con compasión, amor y entendimiento. Sin embargo, esta vez, fui capaz de resistir mucho mejor su alta frecuencia de pensamientos, aunque había sido abrumado las otras veces cuando me dejaba con sus bendiciones, yo imploraba que regresara. No tengo pena en admitir que en ese momento habría dado mi vida por ir con él. La naturaleza de estos dos mensajes no serán importantes para mis lectores. También he aprendido que hay algunas cosas que deben mantenerse en la confidencia de mi memoria.

 

ACallAtDawn14Pasaron alrededor de cinco semanas, y entonces nuestro Hermano de Júpiter llegó y me invitó a acompañarlo. Estaba asombrado a la vista de la inmensa nave flotando con ligero destello, a la que nos aproximábamos, que debió haber tenido unos cuatrocientos pies de diámetro. Se cernía delante de nosotros, un disco gigante, fabuloso con un domo biselado, su magnitud era mayor que las simples palabras. Ya sea que los instrumentos dentro de la nave registraron nuestra aproximación, o un mensaje telepático nos anunció, porque cuando estábamos a unos doce pasos de ella, se inclinó así que tuvimos un escalón de unas doce pulgadas hasta el borde. Antes de partir, el Capitán o la Dama de Júpiter me informó, «Este tipo de crucero grande (nave) no es tan moderna como las que tienen otras personas de Júpiter, pero viaja interplanetariamente e incluso a otros sistemas solares».

 

Como en la nave pequeña, primero paramos en un cuarto de recepción iluminado con una luz suave. Desde ahí entramos a un cuarto donde la Dama de Júpiter nos esperaba, sentada detrás de un escritorio. Una luz centelleante, con tintes lavanda, llenaba el cuarto, mezclando los colores de todo dentro con el mismo tono suave, difuso, pero con tonos más ligeros y oscuros. Extrañamente, y también como en la nave pequeña, ningún objeto tenía una sombra, y no había evidencia de la fuente de luz. Las paredes y techos de todos los cuartos no tenía esquinas cuadradas, pero estaban biseladas, y eran de un material como de metal translúcido. Los recubrimientos del piso aunque firmes bajo nuestros pies, eran flexibles como una esponja de hule. Los muebles estaban diseñados sin esquinas cuadradas o ángulos puntiagudos. Las partes superiores de los stands y escritorios de un material transparente como el vidrio, estaban despojados de cualquier objeto.

 

La Dama de Júpiter se paró, me saludó graciosamente, y me invitó, «Iremos al cuarto de control donde no seremos molestados», y añadió que la siguiéramos. «El clima es muy extraño debido a los experimentos de sus gobierno. Será difícil para su gente entender las condiciones variantes del clima».

 

Había dado unos pasos cuando noté un ligero, aunque peculiar sentimiento en mi plexo solar. Le di poca importancia ya que en ese momento estaba más preocupado en si esta vez tomaría un viaje o no, si sería invitado a ir arriba. Ella percibió mis pensamientos y me asombró al revelarme, «!Si tenemos todo correcto; estás listo para elevarte a dos mil setecientos pies¡»

 

Ahora estaba entrando en el cuarto de control y al ser informado de ello me pare, paralizado, una rara sensación me golpeó en el fondo del estómago por el pensamiento de estar a tal altura a abordo de una nave alienígena. Ella sintió mi momento de suspenso y para disiparlo, me aseguró con calma, «Estarás bien». Me di cuenta de una ligera presión en todo mi cuerpo. Pero fue sólo momentáneo.

 

Cuando giré, el asombro se sumó al shock cuando vi que la puerta por la que recién había pasado se había cerrado silenciosamente, y no había ninguna señal de la puerta «“ sólo quedaba una pared sólida. En cuanto a cómo operó la puerta no había tenido la presencia de mente para notarlo.

 

Este cuarto de control en el cual ahora estaba parado tenía más o menos veinte pies por veinte pies, y estaba tan arreglado para también servir como el cuartel privado del que estaba a cargo de la nave. Una luz difusa nebulosa impregnaba el cuarto. La Dama de Júpiter cruzó el cuarto hacia la pared más lejana donde tomó un momento para manipular algunos controles en su tablero de control o mesa de instrumentos, que consistía de filas de palancas como botones o interruptores, algunos encendidos con luz. Sobre el tablero de instrumentos estaba un panel de control, brillando con una luz suave. Me pareció como una ventana de plato de vidrio de unos ocho pies de longitud y seis pies de ancho, encerrando una serie de cartas y gráficas que operaba de acuerdo a un sistema de gráfica de color. Nunca antes había visto u oído de nada como eso. Luces de diferentes intensidades y colores se encendían y apagaban. Estas gráficas y sus intensidades de colores destellantes registraban e indicaban altura, dirección, velocidad, condiciones atmosféricas, objetos aproximándose, incluso radio y todo tipo de mensajes transmitidos sobre la Tierra.

 

Refiriéndome de nuevo al panel de instrumentos, diré que posiblemente sea de diez pies de largo. Frente a este panel de instrumentos, y extendiéndose sobre brazos ajustables de debajo del mismo «panel» donde tres asientos giratorios como cangilones con respaldos que podrían alcanzar justo debajo del omoplato de una persona para un confortable soporte de la espalda. Situado en el extremo izquierdo del «panel», en una posición inclinada, estaba un lente redondo de alrededor de dos pies de diámetro. Este lente-visor o reflector de observación, estaba tan localizado que cualquiera sentado en los sillones canjilones pudiera girarlos a su posición y así observar claramente cualquier proyección mostrada, sin salir de su asiento.

 

Al final del panel de instrumentos cerca del lente-visor estaba lo que me pareció ser una mesa como tambor, que también estaba diseñada para que la parte de arriba me recordara a la rueda de una carreta o a una rueda astrológica, cuyo propósito no me fue indicado en ese momento. Sin embargo en una reunión posterior pregunté por ella, y mi Hermano de Júpiter comenzó a elucidar, usando palabras con las cuales estaba completamente no familiarizado. Repentinamente él titubeó, dándose cuenta que no comprendía tales términos científicos. Una sonrisa cruzó su hermosa cara, y la Dama de Júpiter intercedió, «A Kelvin le gustaría entenderlo», y continuó el tópico ella misma, explicando simplemente que este instrumento particular era empleado para localizar la posición de la nave cuando ellos viajan a través del espacio, ya sea que viajen entre planetas, sistemas o galaxias, o entre la atmósfera de un planeta. En todo momento este instrumento está operando automáticamente, discos como cartas se activan y desactivan debajo de la tapa circular como cristal, mapeando la zona e los cielos a través de la cual está navegando la nave de tal forma que se determina instantáneamente su lugar en el espacio, su ruta y su destino. También al presionar botones como palancas, se pueden insertar cartas de regiones del espacio muy lejanas a los que ellos pueden estar intentando viajar. Mi Hermano añadió que no es difícil de entender, y que en alguna ocasión me dará la oportunidad de observarlo en operación.

 

Cerca de la indetectable puerta por la cual había entrado al cuarto, estaba un pequeño stand con una tapa como de cristal. En la pared sobre y justo detrás de este stand estaba una foto tamaño natural, elevada, retratada en colores naturales, de un rostro radiante y de belleza trascendental. Parecía tan animado de vida que quedé hechizado, contemplándola. Era como una mezcla de ambos, no podía decidir si era un retrato de un hombre o una mujer, ni mostraba ninguna edad, sino que era como una reproducción de eterna juventud, vida inmortal, un super ser que estos Hermanos y Hermanas respetaban mucho y honraban divinamente, que significaba más para ellos que cualquier cosa en sus vidas. Mis pensamientos se arremolinaron más y más profundamente, hasta que de repente me di cuenta de que en mi absorción, estaba siendo descortés con mis anfitriones, y me voltee avergonzado para encontrar una extraña mirada de sorpresa en su linda cara, aunque ella no dijo una palabra. Había contemplado su símbolo de la Deidad Suprema, la fuente de todas las cosas, a quienes ellos glorifican en todos sus pensamientos y acciones.

 

Sobre la pared a la izquierda de la puerta por la que había entrado estaba lo que describiré como símbolos que me recordaron algo de la escritura sánscrita. Estos símbolos extraños se extendían arriba y debajo de la pared a posiblemente un pie del piso y el techo. Cerca del centro en su porción de pared estaba una fotografía tamaño natural, elevada, de un par de manos, incluyendo una parte de los antebrazos. Las manos no estaban estrechadas en un apretón de manos, sino colocadas suavemente palma con palma.

 

Una porción de la pared derecha, visto el cuarto desde la puerta por la que pasamos, era una sección de paneles extendiéndose tl vez tan alto como ocho pies que me parecieron un gabinete de puertas. La otra porción de la pared estaba tan dividida que parecía como cajones en lugar de puertas, aunque ninguna sección estaba equipada con manijas o perillas de cajones. Sólo puedo conjeturar qué había detrás de ellos.

 

El cuarto, permeado con armonía, era confortable, elegante, y decorado de forma única aunque no lujosamente. Dudo que exista algo en la Tierra con el que se le pueda comparar. La Dama de Júpiter me dijo que la siguiera, y los tres entramos a un pasillo a través de una puerta debajo del mural de las manos. Después de movernos varios pies hacia adelante giramos hacia un cuarto en el cual la luz era bastante tenue, y no pude ver claramente todo lo que habría podido de lo contrario. Había otro Hermano presente y parado en la esquina de algunos instrumentos, pero no fui presentado, ni pude verlo plenamente como en una luz normal.

 

Fui informado que este gran cuarto era donde ellos vienen para propósitos de observación. Aquí una gran sección de piso era ocupada por unos lentes de aumento claros, circulares, alrededor de los cuales había varios asientos. Estos enormes lentes traían a la vista escenas debajo en la Tierra o en la atmósfera que podían ser proyectadas en una pantalla en la pared donde todo era claro y definido exactamente al detalle. La pantalla de forma oval parecía tener una profundidad de seis pulgadas y posiblemente tenía un pie de largo y cerca de eso de altura.

 

Se me permitió mirar dentro del gran lente reflector, y ver algo del espacio cuando era proyectado a la pantalla. Estando en la oscuridad de la noche con una niebla debajo sólo pude discernir el contorno curvo de la Tierra debajo de un resplandor nebuloso. Sin embargo, contemplé miríadas de partículas de polvo en movimiento allá afuera en el espacio, reflejando la luz. Muchos de estos diminutos puntos de luz cambiaban de tono. También había ahí objetos grandes, luminosos, y algunos eran oscuros sin iluminación. No me dieron más explicación de lo que estaba contemplando que en una fecha posterior tendría la oportunidad de ver más y tendría una explicación. Yo no tenía el propósito en esta visita a bordo de desplegar la operación o función de nada de lo que vi.

 

Regresamos al cuarto de control y después supe que estábamos descendiendo, y estábamos «flotando» y que podía bajar. No sentí ninguna sensación de descenso o de pararnos. Con un corazón pesado y una gran tristeza envolviéndome, me despidieron hasta la siguiente vez. Estaba de regreso sobre «tierra firme» físicamente, pero una parte de mi navegaba en el más allá con mis queridos amigos a bordo de la nave espacial.

 

En un viaje futuro al espacio exterior y a miles de millas de altura, a más de 200,000 millas de distancia, fui invitado a ver la Tierra, que parecía tener alrededor de diez pies de diámetro, a través de un aparato óptico que me recuerda un osciloscopio con una gráfica colocada a través de la pantalla. Nuestro planeta está prefijado en una de las secciones de la gráfica y se parecía mucho a una pepita, pero más grande en circunferencia. Desde esta distancia uno no puede detectar ningún signo de vida cualquiera que sea sobre nuestro globo. Colgado ahí en la oscuridad azul de la noche del espacio como una gran esfera blanco amarillenta, y emanando un nebuloso resplandor opaco. Sin embargo, a una mayor distancia en el espacio nuestro globo parece más pequeño, alrededor de cuatro pies de diámetro aunque los lentes ópticos, derramando una enfermiza luz azafrán contra el oscuro telón de fondo del espacio, considerando que debería estar brillando con un esplendor brillante. Viéndola de cerca, el desequilibrio en este eje era apenas perceptible en la gráfica, pero aquí a gran distancia de nuestro planeta parecía haber tomado un movimiento definitivamente adicional, una fluctuación angular tambaleante. En ningún momento discerní el movimiento que llamamos rotación, sólo este plenamente perceptible tambaleo como un borracho. Estaba bastante inmerso en esto, e impresionado por la vista, y repentinamente me di cuenta que este era mi mundo, mi hogar, inestable y tambaleante de una forma alarmante, no estaba ni un poco ansioso de regresar a él.

 

Esto entonces, presagiaría en general, la importancia de la observación de nuestro Hermano relativa a asuntos más serios para lidiar que cualquier posibilidad de una colisión con el así llamado asteroide.. El balance es la ley fundamental del universo, sin el cual los mundos dejan sus cursos y todo se transforma en confusión. La humanidad está gobernada por la misma ley de balance; aquí está la clave, el canal, a través del cual un planeta mantiene el balance. Esta condición desbalanceada de nuestro planeta es algo que cada hombre debe esforzarse en eliminar. Para ayudar a establecer el balance de la Tierra en su eje y en su órbita, cada ser humano debe esforzarse de balancear las polaridades de su propia naturaleza, y elevar el estado de su consciencia. Debe utilizar el conocimiento obtenido en el plano finito como trampolín para el punto de balance. Encontrará que en lo profundo de su conciencia está su rueda de balance que, si se le permite hacerlo, trabajará con la más fina precisión. Debe tratar de remover la baja frecuencia de sus pensamientos vibratorios reemplazando el deseo de poder, dominación y destrucción con uno de orden, cooperación y construcción, removiendo lo negativo de su vida que ahora se muestra en cada acción. Si usted contempla su mundo vacilante sobre este eje como lo está, entenderá mejor la necesidad urgente de acción, para girar dentro y examinarse a sí mismo, tomándose en cuenta, y esforzándose a vivir la vida de Cristo, a vivir en armonía con las leyes de Dios, con un gran y armonioso poder que está detrás de todo. «El trabajo del mundo es hecho por pocos; Dios te pregunta qué parte has hecho tú».

 

En 1954 el director del instituto de meteoritos en Nuevo México dirigió un proyecto en el cual los científicos estaban buscando un satélite artificial conocido por estar circundando la Tierra. A través de lentes de ampliación vi dos de estos satélites viajando paralelamente a la órbita de la Tierra, colocados ahí y controlados por los Guardianes del Espacio. Uno de los cuales está más lejos de la nave espacial en la que estoy a bordo, pareciendo más pequeño, del tamaño de una pelota de béisbol, el más cercano de alrededor de una pelota de interior. Se ven como pequeñas bolas de luz moviéndose a través del espacio, aunque su radiación era mucho más pequeña que la de nuestra Luna cuando está llena y brillante.

 

Me dijeron que había un peligro drástico de una desviación prematura de los polos de la Tierra, y que esos satélites están colocados en posición alrededor de nuestro planeta, operando como un medio de contra balance y para prolongar el tiempo del cataclismo, si es posible, hasta el adecuado tiempo cíclico fijado por la Naturaleza. Hace mucho tiempo que el hombre crece lejos de la naturaleza, y nosotros continua e inconscientemente intentamos voltear los elementos en nuestra contra. El balance del planeta, y la vibración planetaria sea positiva o negativa, depende de los habitantes de un planeta. En este ejemplo, nuestros Hermanos tienen que haber armonizado sus propósitos con el trabajo de la naturaleza para prevenir una ocurrencia prematura que pueda alterar todo el sistema solar. Es altamente probable que nuestras condiciones ya de por sí altamente desbalanceadas de la Tierra puedan ser aceleradas por demasiada radiación liberada por nuestras explosiones de bombas, destruyendo por entero el balance de la Tierra en su sistema, y a su vez haciendo peligroso el viaje espacial por mucho tiempo.

 

Fue en el mes de diciembre de 1955, cuando los siguientes Hermanos y Hermanas de Júpiter cayeron para verme. Había estado planeando mis vacaciones hacía pocas semanas, durante ese tiempo intenté viajar a Denver, Colorado, para reunirme con mi buen amigo John, volando de Nueva Jersey, luego al BROTHERHOOD OF THE WHITE TEMPLE en Sedalia para reunirme con uno de los personajes más eminentes de esta Tierra que tuve la fortuna de conocer, y cuya identidad será más ampliamente conocida cuando este viejo mundo se rebobine en los Tiempos de Aflicción. No fue accidental, ni por fortuna personal o fama que silenciosamente estableció sus cuarteles en una región de las Rocky Mountain Range. El está trabajando todo el tiempo bajo instrucciones, no de un guía o espíritu invisible, sino bajo la dirección de los Grandes Maestros de la Gran Logia Blanca[1]. Él es indiferente a los elogios, y no desea seguimiento personal. Cada palabra que dice es dicha desde la experiencia y el conocimiento, y no sólo algo que él cree. Él sólo demanda lealtad a Conciencia Divina y Eterna de Dios.

 

En mi reloj eran la nueve y quince p.m. cuando un diluvio de luz suave descendió a través del cielo nocturno en una onda, entonces cayó verticalmente y se apagó en la vecindad a través de la cual estaba conduciendo mi camioneta pick-up. Inmediatamente reconocí que esto era una nave espacial, y detuve el auto fuera del camino. Caminé a través del rastrojo del campo hacia un objeto ligeramente luminoso escasamente visible en la oscuridad. Cuando llegué cerca vi la figura de alguien perfilada en el tenue resplandor de una puerta abierta, y estaba próximo a alguien que estaba parado en la nave. Me saludo una voz masculina melosa desde fuera de la noche. «¿Cómo estás mi hermano?» El Hermano de Júpiter avanzó silenciosamente y estrechó mi mano en la forma acostumbrada del saludo, mientras armonías vibrantes de regocijo corrían a través de mi ser. Le aseguré que estaba bien, y entonces entramos a la nave a la presencia de la Dama de Júpiter. Ellos me dijeron que estaban muy ocupados y que sólo podían parar por un corto tiempo. Sin habérselos mencionado ellos revelaron que conocían mis planes de vacaciones. Estaba un poco dudoso con respecto a mi tiempo libre del trabajo, ellos me aseguraron que no había nada de qué preocuparme; que todo iría bien. Y de hecho todo fue bien.

 

Cuando regresé a la pick-up me detuve a observar la nave montando hacia el cielo oscuro y cruzar sobre el dosel de los cielos para desaparecer en el más allá. Era una nave pequeña en la que vinieron, probablemente de sesenta pies de diámetro. Ambos estaban ataviados en trajes del tipo ski.

 

La visita que siguió a esta fue de la Dama de Plutón, quien trajo con ella dos Hermanos y una Hermana con los que nunca me había reunido, y con quienes, según ella, me reuniría de nuevo. No indicaron de qué planetas eran. Después de discutir la necesidad de que la gente de la Tierra incremente sus vibraciones para ajustarse en armonía con las vibraciones de la órbita de la Tierra, tuvieron que partir, dejándome profundamente conmovido como era usual. Ellos vinieron y se fueron en un automóvil último modelo.


[1] La Gran Logia Blanca no es una leyenda. Está completamente protegida tanto de la intrusión del hombre como de las fuerzas de la naturaleza. Shamballa es el nombre más frecuentemente usado para referirse a los Cuarteles Centrales de la Gran Logia Blanca en la Tierra. Silenciosa y secretamente, desconocidos para la gran masa de gente los Grandes Maestros de la Gran Logia Blanca están esforzándose constantemente para traer a la humanidad su propio grado de Conciencia. Esta Logia Blanca terrenal es sólo una parte de una universal o Logia Blanca Cósmica que tiene sus representantes en cada planeta habitado a través del Cosmos. El refugio de la Logia Blanca Cósmica es en la estrella «Antartes» de las Pléyades, el lugar en donde la Biblia dice que está el cielo.

Un pensamiento en “Una llamada en la madrugada (parte cuatro)”

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