Noticias de Marte. Cómo los ovnis invadieron la prensa chilena (extracto)

Exclusiva de Marcianitos Verdes

NoticiasDeMarteEl siguiente texto es un extracto del libro «Noticias de Marte. Cómo los ovnis invadieron la prensa chilena» (Lulu, 2013), del periodista Diego Zúñiga C. Este capítulo específico aborda el caso del avistamiento de unos globos en agosto de 1985, un caso dado por «inexplicable» por algunos ufólogos pero que, meticuloso trabajo de por medio, ha sido aclarado hace bastantes años por el experto Luis Eduardo Pacheco. En el texto de Zúñiga se reconstruye la historia, se pone relevancia al rol jugado por los medios en la difusión del mito ovni y se entregan detalles de la explicación ofrecida al «enigmático caso» de los globovnis.

El libro puede encontrarse en Amazon y también en el siguiente enlace: http://www.lulu.com/shop/diego-z%C3%BA%C3%B1iga/noticias-de-marte/paperback/product-21315375.html

 

1985: VISITANTES DE SUDÁFRICA

Tras el vendaval que dejó a su paso la historia del soldado Armando Valdés, los ovnis siguieron visitando de forma constante, aunque sin mayores escándalos, las páginas interiores de los diarios chilenos. Para no perder la costumbre, durante buena parte de 1983, La Tercera lanzó una serie muy recordada entre los aficionados y que, con el paso de los años, podemos destacar como un interesante esfuerzo periodístico, dada la cantidad de entrevistados y de material que fue puesto a disposición de los lectores.

NoticiasDeMarte2Cada domingo, cuatro páginas del coleccionable Los extraterrestres acompañaban al suplemento Buen Domingo. En ellas se abordaron, habrá que decir que desde una perspectiva generalmente poco rigurosa (valga nada más mirar el título), distintos hitos del fenómeno ovni. Fue en este espacio en el cual Juan Jorge Faundes publicó una famosa entrevista a Valdés, quien hasta entonces había sido renuente a reaparecer en los medios. Faundes y La Tercera debieron incluso pedir permiso al Ejército para obtener la exclusiva. Tiempo después Valdés diría que los problemas no los ponían sus superiores, sino él mismo, que no quería conversar con periodistas (1).

Faundes recuerda que acceder al soldado fue «súper difícil. Él no quería hablar y de hecho fue poco lo que dijo. Yo hice un primer contacto con él y me dijo que no hablaba si sus superiores no lo autorizaban. Entonces le dije a la gente de La Tercera, quienes a nivel de dirección se comunicaron con el Ejército, que al final dio la autorización para que hablara». La importancia de contar con Valdés en el suplemento es bastante obvia: un golpe periodístico es imposible de rechazar para cualquier profesional. «Nadie lo había entrevistado todavía. Estaba ahí. Desde el punto de vista periodístico, comercial, sensacionalista, era una posibilidad de golpe noticioso», apunta Faundes.

Desde comienzos de 1984 hasta mediados de 1987 la revista infantil Pillán, editada por la Fuerza Aérea de Chile, dedicó una serie a los visitantes. Se tituló «Los misteriosos OVNIS» y estuvo a cargo del actor y presidente del Club de Ciencia Ficción de Chile, Andrés Rojas-Murphy. Gracias a eso, los niños podían mantenerse al tanto del desarrollo histórico de tan particular cuestión.

Pese a estas referencias, no sería hasta agosto de 1985 que los ovnis volverían a copar los espacios noticiosos no sólo de los diarios, sino también de la radio y televisión. Y cómo no, si el sobrevuelo de uno de ellos tuvo a más de tres millones de potenciales testigos.

SANTIAGO, UNA CIUDAD «GLOBALIZADA»

Eran más o menos las 16 horas. La tarde del sábado 17 de agosto de 1985 pasaba como de costumbre. La mayoría de las familias chilenas que estaban pegadas al televisor sintonizaban «Sábados Gigantes», el programa de Canal 13 de la Pontificia Universidad Católica de Chile conducido por Mario Kreutzberger, Don Francisco.

Repentinamente, un inusitado número de llamados recibidos en las centrales telefónicas de los diarios despertaron la atención de los periodistas. Las personas se comunicaban para informar de un ovni que se veía hacia el noroeste de la ciudad. El aparato irradiaba unas luces blancas y amarillas. Las radios, ya al tanto, informaban simultáneamente de tan extraño acontecimiento que rompía la modorra sabatina.

Días antes, algunos periódicos habían publicado noticias de avistamientos tanto en Chile como en Argentina, Bolivia y Perú. En el sur, especialmente en Valdivia, Osorno y Puerto Varas, el 14 de agosto se supo del paso de un extraño objeto, posiblemente un globo sonda. De esa información se hicieron cargo La Tercera, La Cuarta y El Llanquihue de Puerto Montt, entre otros. Al día siguiente, los dos primeros (de circulación nacional) informaron, en noticias de grandes caracteres, sobre una «flotilla de ovnis» que sobrevoló la Primera Región.

El viernes 16, los diarios se ocuparon de unos ovnis denunciados en el norte de Chile y otros países. La Cuarta de ese mismo día aprovechó para preguntar a la gente qué opinaba de estos objetos voladores no identificados. El sábado 17, la revista Sábado, que circulaba con varios periódicos de regiones, traía un reportaje titulado «Seres extraterrestres estarían impidiendo la tercera guerra».

Como vemos, el ambiente estaba caliente. Con esa cortina ufológica de fondo, ese 17 de agosto las cámaras de «Sábados Gigantes», que transmitían en directo un maratón de varias horas de concursos y cantantes generalmente de dudosa alcurnia, salieron a la calle a buscar el objeto. Lo encontraron y lo emitieron para todo el país.

En el noticiero de Canal 13 del día 14 de enero de 1999, Don Francisco rememoraría lo sucedido: «Sacamos un día las cámaras en pleno «˜Sábados Gigantes»™ a las tres y media de la tarde, para mostrar una esfera plateada que todos los telespectadores que estaban viendo televisión vieron y que logró trasladarse, comprobado por la Torre de Control del aeropuerto de Concepción con respecto de la Torre de Control del aeropuerto de Santiago, 500 kilómetros en un minuto y medio». Ese dato es falso.

LaVozDelNorte-17-8-1985En primera instancia, los diarios del 18 de agosto tomaron el tema con fuerza. En Las Últimas Noticias dedicaron una página completa al ovni, pero señalando que posiblemente se trataba de un globo sonda. Aun así, destacaron también que los meteorólogos y astrónomos negaban ser los dueños del objeto. La Fuerza Aérea, por su parte, respondía que se trataba de un globo sonda, posiblemente extranjero. A modo de curiosidad, Las Últimas Noticias del 18 de agosto publicó también un despacho recibido desde Italia con el testimonio de algunas personas que habían visto un ovni en Florencia.

La Cuarta, entretanto, tituló a toda página con un golpeador «Â¡OVNIS sobre la capital!», con el epígrafe «Â¡Ya están entre nosotros!». Dedicó dos páginas al suceso. En este diario se descartaba que fueran globos sonda, contrariando la postura adoptada por La Nación, que ponía las manos al fuego por esa hipótesis.

Los testigos, por su parte, aseguraron que el objeto tenía forma de pirámide, de disco volador, de pelota e incluso que giraba sobre sí mismo. Se recibieron reportes de aviones comerciales que lo captaron, entre ellos un Avianca y un Ladeco. Mucha gente salió a las calles, conmocionada por el hecho y azuzada porque en televisión estaban mostrando el artefacto. Una hora antes que en la capital, en Valparaíso, Viña del Mar y otras localidades de la Quinta Región también denunciaron la aparición de un objeto metálico que reflejaba los rayos del sol.

La novedad duró varios días, sobre todo porque los organismos que «“en teoría»“ tendrían que dar una explicación, no se ponían de acuerdo. En la Nasa afirmaban que el sábado todos habían visto un globo sonda enviado desde la base de El Belloto, donde a su vez respondían que no estaban lanzando globos sonda, mientras que científicos del cerro Calán, que obtuvieron una fotografía del punto brillante, aseguraban que era un satélite. Esta confusión resultó llamativa para los suspicaces.

Así las cosas, se entregó todo para que las especulaciones circularan libremente. Además, varios medios publicaron fotografías del fenómeno (algunas en portada), dando un toque más de misterio al extraño avistamiento. El lunes 19 La Tercera y La Cuarta dieron cabida a las diversas posturas adoptadas por los científicos, y resaltaron las dudas de estos con respecto al verdadero origen del objeto.

La confusión se acrecentó cuando el 20 de agosto los astrónomos se desdijeron de su anterior afirmación, y se declararon ignorantes con respecto al artefacto que habría producido el caos del día sábado. Ese mismo día, La Tercera publicaba una información que refleja el alcance de las noticias, al señalar que en el Valle de Chaca, 56 kilómetros al interior de Arica, se denunció el aterrizaje de un ovni. Lo que en verdad la gente vio esa vez fueron las fogatas de unos mochileros.

Los diarios extendieron la noticia a costa de consultas reiterativas a científicos o gracias a nuevos avistamientos en Chile, Bolivia y Argentina. Aprovechando el ánimo, también surgieron los que dicen tener contactos con los alienígenas. Pedro Castro, un ex funcionario de la Fuerza Aérea de Chile señaló a La Tercera que los ovnis nos visitan para evitar una guerra nuclear, según le habían dicho en contactos telepáticos unos seres del planeta Júpiter. Su principal interlocutora era la doctora joviana Joseo Lokpo Mani.

No sólo eso. Entre las 11 y las 15 horas del jueves 22 de agosto de produjeron tres explosiones en el sector alto de Santiago. La gente de inmediato las asoció con objetos voladores no identificados, aunque nadie hubiera visto uno ese día. La sensibilidad estaba en su punto máximo. Los «entendidos» sostenían que era probable que el ruido se debiera a que los ovnis habían superado la barrera del sonido…

Mientras, los diarios notificaban a la humanidad de nuevas apariciones en Antofagasta, Brasil, Paraguay y Uruguay y se aprovechaban de un comunicado recibido desde Australia donde se informaba que los objetos avistados en Chile el 17 de agosto no podían ser de la Oficina Meteorológica de esa isla, como se sospechó en algún momento. Así, La Tercera del domingo 25 dedicó nada menos que cuatro páginas al asunto, con entrevistas a varios expertos. El título: «OVNIS: ¿la hora del contacto?».

La repercusión alcanzó para las columnas de opinión y resúmenes semanales de prensa. Y, como en otras ocasiones, los humoristas aprovecharon la contingencia en sus historietas. En ellas se jugaba con la gente que miraba hacia el cielo, preguntándose si estaban buscando ovnis o el precio de la bencina. En otro se muestra a un tipo que hace que un amigo mire un supuesto ovni para robarle, astuta y limpiamente, la billetera. Mientras, el respetado programa televisivo «Informe Especial» del 29 de agosto se hizo eco también de la actualidad y puso al aire el reportaje «Contacto con extraterrestres».

Como conclusión inicial, podemos señalar que entre el 14 y el 22 de agosto la prensa no dejó pasar un día para informar de distintos casos de ovnis. Como es la lógica, posteriormente los reportes cesaron, un poco por aburrimiento, un poco por saturación.

Clarin-BuenosAires-23-8-1985Un mes después, una experiencia muy similar se vivió en Buenos Aires, Argentina. El 17 de septiembre un objeto de aspecto metálico dejó boquiabiertos a los porteños, algunos de los cuales lograron unas fotografías muy nítidas del aparato. En esta oportunidad, en cambio, la invasión de las esferas plateadas finalizó cuando los medios optaron por informar del terremoto que asoló a Ciudad de México el 19 de septiembre, situación que borraría rápidamente el interés por los ovnis. Una noticia más importante se imponía.

De todos los datos precedentes se valió el ufólogo uruguayo afincado en Buenos Aires Luis Eduardo Pacheco, quien tras una investigación de varios años logró determinar que los ovnis que sobrevolaron Santiago, Buenos Aires y otras ciudades del cono sur correspondían a globos MIR (Montgolfière InfraRouge) lanzados desde Sudáfrica por el Centro Nacional de Estudios Espaciales (CNES) de Francia. Dichos globos fueron enviados con dirección oeste-este e ingresaron a Sudamérica por el Pacífico.

Estos también son responsables de un conocido caso de la misma época, cuando dos aviones caza Hawk de la Fuerza Aérea de Zimbabue salieron en maniobra de persecución tras un ovni. La noticia apareció a comienzos de agosto en La Segunda, donde se aseguraba que el ovni había eludido a los cazas. Lo cierto es que ese «ovni» también era un MIR.

Un ufólogo, esos personajes tan llamativos, sentenciaba en su libro OVNIS, extraterrestres y otros en Chile que «el 17 de agosto del año 1985 marcará un hito histórico en la ingenuidad de algunos ciudadanos chilenos. Para algunos fueron globos. Para los expertos, ovnis». Para Jorge Anfruns, autor de esas líneas y una permanente fuente de consulta en la prensa de finales de los ochenta y comienzos de los noventa, lo de 1985 fue una visita de extraterrestres que vigilaban la Operación Unitas de ese año. Su lógica es la siguiente: «si nosotros vigilamos el espacio aéreo con más de siete mil satélites. ¿Por qué ellos, me refiero a los extraterrestres, no nos podrían vigilar a nosotros cuando jugamos a la guerra?». Pues a este tipo de personas suelen recurrir los periodistas cuando necesitan información sobre ovnis.

A Pacheco, quien explicó el caso, nadie le preguntó nada, replicando una vez más la mayor paradoja de la ufología: ese gusto por premiar la ineficiencia. Si explicas un caso, eres aburrido en términos mediáticos. ¿A quién le puede interesar la solución de un enigma? En cambio, si eres un inepto, si cada uno de los casos que llega a tus manos es calificado de «inexplicable», entonces sí eres carne de los medios, eres reconocido y aplicado como «ufólogo». Vaya ciencia han querido crear algunos astutillos.

NOTAS:

(1) Conversación de Armando Valdés con el autor y Alejandro Agostinelli en Temuco, noviembre de 2007.

Las fotografías Rhodes (12)

David Rudiak dijo…

Don y yo hemos intentado verificar algunas de las diversas afirmaciones de Rhodes (Don más que yo). Hemos entrado en esto en el blog de Kevin en octubre de 2010. El punto es, si algunas de sus otras afirmaciones pueden ser verificadas, entonces la afirmación de PhD es más probable que sea verdad.

http://kevinrandle.blogspot.com/2010/10/william-rhodes-and-his-phd.html

De lo que pude determinar de manera limitada de las búsquedas electrónicas de Internet (resumidas en el blog), Rhodes fue auténtico en lo que respecta a las habilidades inventivas, en 1948 construyendo un avanzado y bien reconocido telescopio y sistema de imágenes de televisión, (Por ejemplo, mencionado en los trabajos del astrónomo Clyde Tombaugh).

Unos años más tarde fue el co-inventor con el pionero de la electrónica Lee de Forest de un amplificador de luz de TV. Esto estableció que Rhodes realmente conocía a Forest, quien afirmó que formaba parte de su doctorado honorario. No demuestra que recibió tal grado, pero da la historia algo de credibilidad.

Noto una serie de otras invenciones de Rhodes, algunas de ellas patentadas. Obviamente era un tipo inteligente, sin duda lo suficientemente listo como para falsificar las fotos, pero eso no significa que haya falsificado las fotos. Actualmente no estamos llegando a ninguna parte con argumentos sobre la historia de PhD ya que nada puede ser verificado de una forma u otra. Su colega que se niega a confirmar o negar la historia tampoco nos dice mucho. Decir que no quería avergonzar a Rhodes es pura conjetura.

Ahí es donde se encuentra actualmente. Obviamente, la CIC y la inteligencia aérea tomaron las fotos muy seriamente en ese momento. Ellos confiscaron los negativos y las huellas. Ellos no eran completamente honestos con él acerca de su identidad en conseguir que él aceptara renunciar a ellas. Todo eso está documentado. Rhodes nunca las consiguió, aunque lo intentó. En vez de eso, los negativos desaparecieron en el agujero negro habitual de las fotos tomadas por los militares.

Un ejemplo similar fue una película tomada por el fotógrafo Al Hixenbaugh de Louisville Times el 27 de junio de 1950. El periódico imprimió varios fotogramas de la película en su primera página al día siguiente. Los diarios dijeron que la inteligencia militar estaba interesada en examinar la película. Comenzaron las investigaciones clandestinas por parte de la inteligencia y la I + D de la USAF. Los documentos muestran que también querían ocultar su interés por la película y sus identidades. Hablé con Hixenbaugh hace unos diez años y fue el testigo más reacio que he encontrado. Finalmente, muy a regañadientes me dijo que finalmente se reunió con la inteligencia militar y tuvo la película hasta ese momento, pero se negó a decir más sobre lo que pasó con la película.

Curiosamente, unos pocos segundos de la película aparecieron en un documental de ovnis unos años más tarde. El objeto se parece exactamente a lo que describió Kenneth Arnold. Cuando le pregunté a Hixenbaugh si conocía a Kenneth Arnold, su comentario fue «¿Quién?» Realmente no creo que supiera nada sobre Arnold o su historia.

http://kevinrandle.blogspot.mx/2012/04/kenneth-arnold-william-rhodes-and-maury.html

Saltando en la dirección incorrecta

Saltando en la dirección incorrecta

8.8.17

Charles M. Wynn and Arthur W. Wiggins, Quantum Leaps in the Wrong Direction: Where Real Science Ends»¦ and Pseudoscience Begins, Oxford University Press, 2017

En su discurso de despedida a la American Statistical Association el año pasado, la presidenta saliente Jessica Utts, que analizó experimentos parapsicológicos para el gobierno estadounidense y concluyó que apoyan la realidad psi, llamó la atención sobre la ironía de que muchos científicos, en su denegación de tales pruebas, adoptar el conjunto de mente y los métodos de la pseudociencia. Quantum Leaps in the Wrong Direction parece diseñado para ilustrar su punto. Como lo explica el subtítulo, su objetivo es mostrar dónde termina la ciencia y empieza la pseudociencia. Y así lo hace, pero no en la forma en que los autores pretenden.

Al comienzo de su libro, Wynn y Wiggins (W & W), respectivamente profesores de química y física, ambos estadounidenses, enumeran los «defectos y problemas» que son los signos testigos de la pseudociencia. Pero, en un ejemplo perfecto del doble pensamiento que Utts describe, continúan cometiendo muchos de los mismos errores.

Como estos autores probablemente desestimarán mis críticas como si fueran las de un «creyente», debo hacer mi propia posición clara sobre asuntos parapsicológicos, paranormales y forteanos. Como, sospecho, muchos de los lectores de este sitio, soy uno de los que se encuentran entre lo que Jeffrey J. Kripal llama los «dos extremos igualmente absurdos» de «debunker negador» y «verdadero creyente». W & W ocupan claramente el primer extremo (aunque es evidente que, para ellos, todos los que no se unen a ellos pertenecen a la categoría de «verdaderos creyentes», no habiendo ningún punto medio en sus ojos).

Esta es la segunda edición de Quantum Leaps, la primera que apareció en 2001. Según el prefacio, es principalmente el capítulo sobre medicina alternativa el que se ha actualizado, aunque ha habido desarrollos significativos con algunos de los otros temas cubiertos que deberían haber sido incluidos. El libro está animado con caricaturas de Sidney Harris, «el primer caricaturista de ciencia de Estados Unidos» según Isaac Asimov. El Señor sabe que necesita ser vivificado.

El libro está dirigido al lector lego sin una base en la ciencia, para enseñarles cómo distinguir entre la ciencia genuina y la pseudo variedad, sobre la base de que esta última se nutre de la falta de una educación científica apropiada de sus inocentes víctimas que no sólo los lleva a pensar erróneamente, sino también los expone a la explotación por charlatanes y personas estafadoras.

Después de describir el enfoque básico y la metodología de la ciencia (el modelo hipotético-deductivo, la navaja de Occam, y todo eso), W & W dedican capítulos a lo que consideran las «cinco ideas más grandes de pseudociencia» – ovnis y extraterrestres, experiencias fuera del cuerpo y fenómenos relacionados, la astrología, el creacionismo y ESP/psychokinesis – mostrando cómo no se ajustan a ese estándar. En el camino también tratan, de manera perentoria, con un surtido bastante aleatorio de otros temas como Bigfoot, Nessie, la combustión humana espontánea y (extrañamente) Piltdown Man.

Su análisis de estos temas complejos es increíblemente leve. El conjunto del fenómeno ovni, desde Kenneth Arnold hasta abducciones y cuestiones secundarias como la teoría de los astronautas antiguos, se tratan en tan sólo 14 páginas. El capítulo «Experiencias y Entidades Fuera del Cuerpo», que abarca desde OOBEs y experiencias cercanas a la muerte hasta fantasmas, mediumnidad, posesión, proyección astral, el alma y la reencarnación (así como, por alguna razón, las hadas de Cottingley) en 15. Así que no es exactamente en profundidad.

Aunque no es una sorpresa que W & W dan importancia a la posición escéptica, la falta de la más mínima pretensión de presentar una imagen equilibrada quita el aliento. Para ellos, todas las creencias y conceptos que apuntan son el resultado de prejuicios, ilusiones y deshonestidad, y todos los que les dan habitación en la casa, por lo tanto, ya sea un tonto, incauto o charlatán. Fin de la historia. No hay mucho en el camino de análisis o la construcción de un caso para refutar las afirmaciones de los proponentes de los temas elegidos, W & W más bien confian en declaraciones de barrido y aseveraciones dogmáticas en un «Confíe en nosotros, somos científicos». («Hacer declaraciones autoritarias» es uno de sus signos reveladores del pseudocientífico).

Así, Uri Geller «simplemente dobla los objetos cuando nadie está mirando». ¿Evidencia? Incluso los críticos más severos de Geller le dan crédito por un poco más de sutileza que eso. Así, de nuevo, todas las lecturas psíquicas emplean simplemente «manipulación social y psicológica». ¿Estudios de apoyo? W & W no citan, de hecho, una sola publicación científica o académica en apoyo de cualquiera de sus declaraciones – extraordinariamente, ¡no hay referencias en absoluto!

Probablemente es igual de bien que no proporcionen al lector los medios de verificar los hechos, ya que el libro está lleno de imprecisiones y el más básico de los errores – irónico para los autores que defienden la precisión y la exactitud – que lo hacen aparentemente no conocen muy bien del asunto que desacreditan, o incluso han buscado los conceptos básicos de lo que estaban escribiendo.

Su resumen del caso de Roswell, por ejemplo, es increíblemente confuso y no cuadra con ninguna de las reconstrucciones hipotéticas, básicamente porque incluyen (muy presuntamente) relatos de testigos oculares que surgieron décadas después del evento como si todos fueran reportados en 1947.

La visión general de W & W del fenómeno de abducción alienígena es similarmente despreocupada. Según ellos, esto «surgió en la década de 1950» cuando «cientos de personas comenzaron a informar que… seres alienígenas los habían secuestrado, los habían llevado a bordo de sus platillos voladores y, en algunos casos, los habían sometido a dolorosos exámenes médicos» (Por supuesto, los informes de secuestro en una escala masiva eran más bien una característica de la ufología de los años 80). Sin embargo, los «padres fundadores del movimiento de abducción extraterrestre» fueron Betty y Barney Hill, cuya experiencia tuvo lugar en 1966 (en realidad 1961), mientras que sus recuerdos hipnóticamente recuperados pueden haber incorporado imágenes de películas contemporáneas como Invaders from Mars (1953).

W & W tiene problemas con las fechas en general, por ejemplo en su capítulo sobre la escritura de ESP que «En los años 60, el Pentágono gastó millones de dólares para la investigación psíquica»; el programa en cuestión se inició realmente en 1973. Estos no son resbalones aislados, sino típicos de su investigación descuidada. Sin embargo, cuando se trata de pseudociencia, ¿por qué molestarse en obtener sus hechos correctamente?

Tal actitud caballerosa a los hechos apenas da confianza al lector en la confiabilidad de W & W. Sin embargo, algunos de sus errores son más fundamentales para el caso que están tratando de hacer, poniendo en duda su credibilidad.

En su capítulo sobre ESP, por ejemplo, cometen el error básico de tomar «extrasensorial» para significar «implica un sentido extra». Esto los lleva a argumentar que, debido a que un sentido implica necesariamente un mecanismo fisiológico que vincula un estimulador en el cuerpo a un receptor en el cerebro, y no se puede identificar un mecanismo de este tipo para la telepatía y similares, entonces, por definición, no es posible existir. De hecho, el término fue acuñado por J. B. Rhine en los años treinta para significar «fuera de los sentidos», deliberadamente para reconocer que tales habilidades no parecen depender de ningún tipo de sentido de la manera normalmente entendida. W & W construyen su desacreditación en una premisa totalmente equivocada, y por lo tanto engañan al lector no versado en el tema.

Increíblemente, cuando se trata de experimentos de laboratorio en psi los más recientes que W & W discuten son de principios de 1980 – haciendo incluso la primera edición de su libro ¡casi 20 años fuera de fecha! Desempeñan la habitual línea de debunker de que ESP, PK y precognición «deben seguir siendo conceptos pseudocientíficos hasta que se eliminen los defectos metodológicos en sus estudios y se obtengan datos repetibles que apoyen su existencia». Y aún así, aunque se trata de una edición actualizada, no hay mención de investigaciones (algunas de las cuales se publicaron antes del original) que parezcan satisfacer esos criterios, como los experimentos de «respuesta» de científicos como Dick Bierman y Daryl Bem, que aportaron evidencia para la precognición a corto plazo. O W & W no saben acerca de esta investigación, en cuyo caso no tienen ningún negocio escribiendo este libro, o lo hacen y no quieren que sus lectores lo sepan porque no encaja en su caso.

Sin embargo, marca otro de los signos de advertencia de W & W de la pseudociencia en acción: «los casos positivos se enfatizan; los negativas son ignorados». De hecho, la evidencia selectiva abunda, W & W escogiendo los objetivos más fáciles – fraudes conocidos y estudios defectuosos – y no haciendo mención alguna de la investigación que ha producido datos que son más difíciles de descartar. Un caso debidamente escéptico debe abordar la mejor evidencia, no la peor, y al no hacerlo, W & W vuelven a presentar a sus lectores una imagen inexacta y engañosa.

Hay una similar, bastante desvergonzada, selectividad – por no decir giro – en las pocas ocasiones cuando se citan estudios específicos. Por ejemplo, si bien informan correctamente que el Centro Hynek para Estudios Ovnis encontró explicaciones convencionales para el 92 por ciento de los informes recibidos, añaden que «El balance no pudo ser identificado por falta de información» como si fuera la conclusión del Centro en lugar de su propia interpretación.

Del mismo modo, en su capítulo sobre astrología, W & W se refieren a un estudio de Michel Gauquelin que encontró que las personas son generalmente malas en la evaluación de evaluaciones de personalidad basadas en horóscopos, apoyando la opinión de que cualquier precisión percibida es meramente un mal juicio e ilusión. Pero no hacen ninguna mención a la investigación de Gauquelin sobre el «efecto Marte» que – controversialmente – parecía dar fe de algunos principios astrológicos. (Marque: «Los resultados que no apoyan la hipótesis son descartados»).

En su celo, W & W comprenden cualquier argumento que venga a la mano, aparentemente ciegos al hecho de que a veces contradice lo que han escrito en otro lugar. Por ejemplo, uno de los motivos por los que rechazan las abducciones extraterrestres es que los viajes interestelares, requieren viajes más rápido que la luz, lo que es imposible de acuerdo con las actuales leyes de la física. Sin embargo, dos páginas más tarde escriben que sería un error descartar completamente la posibilidad de que los ETs visiten la Tierra o que desarrollemos viajes interestelares en el futuro.

Con la mayoría de sus objetivos escogidos, W & W ni siquiera intentan asumir y desconstruir los argumentos de los «creyentes», descartándolos desde el principio como una ilusión o falsedad, negando que hay algo que estudiar en primer lugar.

Todo depende del modelo hipotético-deductivo (H-D), que comienza con datos confiables sobre los cuales pueden basarse hipótesis comprobables. (W & W nunca usan el término, ya que para ellos el modelo HD es sinónimo de la ciencia misma, y – como voy a ver – no quieren sugerir que hay otras maneras de hacer ciencia). Sin embargo, los límites y los problemas filosóficos de ese modelo – su inaplicabilidad a ciertas áreas de estudio – son ampliamente reconocidos dentro de la propia ciencia (algo que nunca sabrías al leer este libro). Es un elemento importante en el conjunto de herramientas científicas, pero no el único.

Sin embargo, W & W aplican el modelo indiscriminadamente, usándolo para descalificar el sujeto bajo escrutinio antes de que incluso hagan la línea de salida. Toda la cuestión de los ovnis y los secuestros, por ejemplo, se descarta como indigna de estudio porque se basa enteramente en «anécdotas personales de observadores no entrenados». (¿Cómo podría ser de otra manera?) De manera similar, las ECM se barren en la lógica de que, por definición, no suceden bajo condiciones controladas por el laboratorio, todas estas afirmaciones son inadmisibles como evidencia. (Ídem.)

En los casos en que los pacientes clínicamente muertos aparentemente obtuvieron información sobre lo que sucedió a su alrededor, «es posible… que la información que el paciente proporcionó se obtuviera por medios ordinarios, a saber, a través de sus sentidos antes y durante el procedimiento».

Es el tipo de lógica que hace que el trabajo de debunking sea mucho más fácil, ya que el debunker ni siquiera tiene que abordar los hechos (reales o alegados) presentados por el otro lado.

Es sólo en el capítulo sobre el creacionismo que W & W ponen algunos hechos difíciles para contrarrestar las afirmaciones específicas de los creyentes – señalando las imposibilidades manifiestas en las historias bíblicas como la de la inundación – en lugar de despedirlos con tecnicismos, lo que es el mejor argumentó en el libro. Presumiblemente para evitar aparecer antireligiosos como tales, limitan su objetivo a las creencias de los literales bíblicos (por ejemplo, que Dios tomó exactamente seis días de 24 horas para crear el mundo), tolerando lo que ellos llaman «creacionismo gradual» sobre la fe religiosa, pero templada por los conocimientos científicos»). Me pregunté si este capítulo era la verdadera razón de W & W para escribir el libro, debido a la lucha política por la enseñanza de la «ciencia de la creación» en las escuelas de los Estados Unidos que incubarían contra ella, sepultándola entre otras «pseudociencias» objetivo.

Pero W & W no sólo dan una visión distorsionada de sus pseudosciencias elegidas, sino que también presentan al lector con información inexacta y dudosa acerca de lo real. Por ejemplo, en su capítulo sobre medicina alternativa, en el que cualquier éxito aparente se reduce naturalmente al efecto placebo, declaran autoritariamente que tales efectos son «en el mejor de los casos pequeños, efímeros y poco fiables» y que «los placebos NUNCA han «curado» realmente nada», que es puro y patético disparate.

W & W no sólo se constituyen como árbitros de la pseudociencia, sino de la propia ciencia, pasando sus opiniones como si reflejaran la opinión unánime de la comunidad científica (y así juegan con el analfabetismo muy científico que condenan a los pseudos por explotar).

Por ejemplo, al discutir los aspectos más extraños de la teoría cuántica, como las propiedades de una partícula que depende de cómo se observa, declaran que, a pesar de las afirmaciones de algunos, «esta teoría no dice nada sobre el papel del proceso de la conciencia humana o mental en el mundo físico». Otros científicos, de mayor estatura que W & W, estarían en desacuerdo: los nombres de John A. Wheeler y Sir Roger Penrose salen a la mente. Es cierto que esas opiniones son controvertidas, pero no reconocer que existen en absoluto – dentro de la ciencia – es, una vez más, dar a sus lectores una imagen inexacta.

Añadiendo a esto, pero en consonancia con el enfoque de W & W, es una falta de profundidad filosófica, que se necesita cuando intercambian términos como «realidad» alrededor. Aunque reconocen de pasada que algunos aspectos ampliamente aceptados de la ciencia real no cumplen con los estándares establecidos – la teoría de cuerdas no está abierta a pruebas por experimento, por ejemplo – no intentan explicar por qué no califican como pseudociencia. El libro pierde una discusión de tales preguntas, ya que están obligados a ocurrir a muchos lectores.

Para W & W, el método científico – reducido al modelo H-D como si eso, y sólo eso, es lo que es la ciencia – ofrece el único «camino a la realidad», en una de sus frases favoritas.

Muchos dentro de la academia, incluyendo la ciencia, no están de acuerdo, viéndolo como una sola forma de entender el mundo. (Dado los enigmas como el ajuste cosmológico y el efecto del observador en la mecánica cuántica a la que W & W se refieren, algunos grandes nombres de la ciencia incluso cuestionan la suposición de que la realidad puede ser estudiada objetivamente, o incluso que podamos estar seguros de que realmente existe).

Hay una destreza evidente desde el principio, W & W presentan su manera de pensar como la única manera correcta de pensar, una que el resto de nosotros no sólo deberíamos, sino que debemos adoptar, pronunciando altos pronunciamientos como «es esencial que el público en general sea suficientemente alfabetizado científicamente», y que los creyentes en la pseudociencia «invierten tiempo que podría ser aprovechado más provechosamente expandiendo su conocimiento de la realidad». Su gran mensaje es que «las creencias pseudocientíficas impiden el progreso hacia… una visión basada en la realidad del mundo natural». No hay reconocimiento de que haya límites a la ciencia, otras formas de entender la realidad (si es que existe tal cosa), o que muchas personas simplemente no están interesadas en expandir su conocimiento de la misma.

Para llevar a casa lo vital que es que todos sigamos su «camino a la realidad», W & W hacen afirmaciones salvajes como «el número de personas que son capaces de distinguir entre la ciencia y la pseudociencia está disminuyendo» y la «creciente creencia en la pseudociencia es un tendencia global». Normalmente, no se ofrecen datos para estas aseveraciones altamente dudosas.

Todas estas críticas no importarían tanto si esto fuera sólo un libro que presentara el lado «anti» del argumento, en lugar de uno que pretende enseñar a los lectores a discriminar entre ciencia real y pseudo. Con el fin de poder tomar una decisión informada, el lector debe estar debidamente informado y no, como en el caso presente, recibir información parcial, selectiva y engañosa.

Al final, esto no es un libro sobre cómo pensar, sino qué pensar.

W & W terminan el libro con una breve discusión de la negación del Holocausto, como un cuento cauteloso sobre cómo «el camino hacia la ilusión es una pendiente resbaladiza y peligrosa». ¿Por qué redondear un trabajo sobre pseudociencia con una digresión en pseudohistoria? Claramente, es para dejar al lector con la impresión de que cualquiera que tenga un camión con las creencias discutidas en ella son los mismos – y tan peligrosos como «“ los negadores del Holocausto. Un tiro barato, del cual W & W deberían avergonzarse.

Para ser claro, estas críticas del libro de W & W no significan que yo «crea» en todas las cosas que desacredita, o rechaza el método científico. La ciencia es una fabulosa herramienta para entender el universo en el que habitamos. Por supuesto, hay quienes explotan la creencia en cosas paranormales (al igual que hay quienes abusan de la ciencia y la medicina), y necesitan ser desafiados. La posición escéptica es válida, contrarrestando los excesos de los «verdaderos creyentes». Es sólo que W & W hacen un trabajo tan malo; su caso es tan defectuoso que es, irónicamente, fácil de desacreditar.

Así, para resumir: la investigación escasa y descuidada con los hechos, la presentación unilateral de la información, la tergiversación de la posición opuesta, la confianza en declaraciones no apoyadas y afirmaciones dogmáticas, la selectividad de la evidencia (sobre todo ignorando datos contrarios), argumentos tendenciosos… Yep, Pseudociencia.

Sin embargo, algunas de las caricaturas son divertidas. – Clive Prince

http://pelicanist.blogspot.mx/2017/08/leaping-in-wrong-direction.html

Reapareció Bruno Borges

«Busqué el aislamiento para no ser atrapado por el colectivo», dice Bruno Borges, sin decir dónde se quedó

El joven estuvo desaparecido por más de cuatro meses. Dice que se arrepiente de no haber avisado a su familia sobre aislamiento y niega que fuese una jugada de marketing.

Por Fantástico, Rio Branco

13/08/2017

El hecho de haberme aislado, como dije, era para buscar algo, una verdad dentro de mí que yo necesitaba encontrar. Así fue como el estudiante de psicología Bruno Borges justificó su aislamiento de cuatro meses y 15 días.

En una entrevista exclusiva para Fantástico, exhibida este domingo (13), explicó el motivo de haberse aislado después de dejar 14 libros encriptados en la casa donde vive con sus padres en Río Branco. «Mi mayor objetivo con este proyecto fue estimular a las personas a adquirir conocimiento».

Sin dar noticias desde el 27 de marzo, Bruno regresó a casa en la madrugada del viernes (11). La cámara de seguridad registró la llegada a las 5h22, descalzo.

El estudiante tocó el timbre, pero nadie oyó. En las imágenes, es posible ver que él esperó por más de una hora, hasta que un vecino apareció y llamó al padre de Bruno, que vino al encuentro del hijo. En el reencuentro, Athos Borges se sorprendió, se emocionó y tuvo que ser amparado.

«Cuando me encontré con él, nos dimos un abrazo muy fuerte. Mis piernas bambolearon, él me agarró para que no cayera. Felicidad inmensa como el Día de los Padres, por poder pasar junto a toda la familia», dice el empresario.

«No tuve acceso a nada»

Bruno Borges se niega a revelar dónde estuvo durante esos casi cinco meses de aislamiento. Pero explica que estaba en un ambiente con mucho verde y en contacto con la naturaleza.

«Puedo decir que mi aislamiento fue muy personal. Lo que puedo decir es que yo estaba aislado, no tuve acceso a nada, sino que iba a romper todo mi objetivo. Porque busqué el aislamiento justamente para no ser atrapado por el colectivo. A menudo, la colectividad te enturbia para encontrar tu auto-conocimiento», explica.

En cuanto a dónde se quedó, él dice que no va a pasar detalles de cómo fue ese proceso y ni siquiera confirma si el local era en Acre o en otro estado. «Eso para mí es irrelevante, lo que importa es el objetivo».

«Yo estaba en medio de la naturaleza, el lugar era un ambiente natural con bosque, con árboles, no voy a hablar de toda parte del aislamiento».

Pero Bruno dice que planeó todo con antelación antes de desaparecer y que, incluso, estudió el lugar donde pasaría todos esos días. «Todo lo que hago, primero lo estudio para después ponerlo en práctica. Entonces, hice un estudio sobre el lugar donde yo iba y lo que necesitaba para mantenerme dentro», revela.

«Pidió perdón», dice la madre

El regreso del estudiante también fue una sorpresa para la madre. Denise Borges contó que estaba en el santuario de Aparecida, en el interior de São Paulo, rezando que el hijo reapareciera cuando recibió la noticia, que la hizo volver a las prisas para Acre.

El equipo del Fantástico la encontró en la conexión en el aeropuerto de Brasilia. Durante el vuelo, ella contó que había hablado con Bruno por el teléfono y que creía que su reaparición fue en respuesta a sus oraciones.

«Hablé con Bruno muy rápido. Él lloró, pidió perdón, le dije que él no necesitaba pedir perdón que yo le amaba y que estaba en Aparecida y que Nuestra Señora había escuchado mis oraciones. Yo estaba de rodillas pidiendo por la vuelta de él. Entonces él respondió que había sentido esa vibración y que había resuelto volver», cuenta la madre.

Arrepentimiento

El estudiante dice que no se arrepiente de haberse aislado, pero se culpa por no haber avisado a la familia sobre su decisión. «De aislarme, no me arrepentí, pero de no avisar fue una de las cosas que más me arrepentí en mi vida. Fue un gran error que cometí en no haber avisado a aquellas personas que tienen un cariño muy especial por mí», reconoce.

Además, él dice que fue ingenuo en pensar que todo lo que dejó en la habitación ayudaría a entender ese proceso. «Creí que todo el mundo iba a saber que me había aislado para buscar la verdad de la vida en el momento que mirara mi cuarto de la manera que lo dejé», cuenta.

«Teoría cosmogónica»

Con paredes, techo y suelo repletos de inscripciones misteriosas, símbolos esotéricos, dibujos, pinturas, códigos, la habitación hizo surgir toda la curiosidad en torno a la historia de Bruno y su desaparición. Hoy, el autor de todos los escritos explica un poco de los símbolos.

«Yo desarrollé una teoría cosmogónica sobre cómo funcionaba el universo a través de las experiencias visuales que yo estaba pasando y esa línea roja la llamo barrera potencial de finitud», explica.

Bruno revela también que todo esto fue una forma de despertar la atención y la curiosidad de las personas. «Hubo también otros objetivos haciendo todo eso, uno de los objetivos fue hacer a las personas más ávidas por lo misterioso, porque a quien no le gusta lo misterioso, medio que está muerto, está inerte.

«Porque el mundo es un misterio, no sabemos nada de nada. Entonces, ¿cómo podemos no gustar del misterio?»

Además de las inscripciones en la pared, llamaba la atención también una estatua en tamaño real del monje italiano Giordano Bruno, un filósofo que defendía la teoría de que los mundos eran infinitos. «La estatua es también una manera de querer que las personas busquen sus conocimientos por creer que esos conocimientos son importantes», justifica.

Jugada de marketing

Además de los escritos en la habitación, Bruno también dejó 14 libros encriptados. La primera tirada del «TAC – Teoría de Absorción de Conocimientos» fue de 20 mil copias y entró a la lista «no ficción» de los más vendidos de la semana, entre el 24 y el 30 del mes pasado. El ranking es del sitio PublishNews, construido a partir de la suma de las ventas de todas las librerías encuestadas.

La vuelta del estudiante coincide con el éxito de la obra. Para la Policía Civil, que investigó la desaparición del joven, todo fue una jugada de marketing. «Bruno se ausenta, el libro es lanzado. Entonces, creo que es evidente que había un plan de divulgación», alega el delegado responsable del caso, Alcino Júnior.

Bruno niega haber armado un plan para manipular al público. Él dice que todo lo que planeó fue en busca de conocimiento y de despertar también a las personas. «Todo lo que hice fue con el objetivo principal de estimular a las personas a adquirir conocimiento y a medida que usted ve que la gente empezó a buscar conocimiento a través de eso, podemos percibir que funcionó», cree.

Durante las investigaciones, la policía descubrió que antes de desaparecer, Bruno firmó un contrato de publicación de dos libros. El 19% del beneficio será dividido entre dos amigos de él. Otro 15% va para un primo, que prestó R $ 20 mil para Bruno. El 5% se quedan con la editorial y el 61% con Bruno – ya que fue su familia la que corrió con los costos de la publicación de los libros.

El delegado Alcino Júnior dice que, incluso, las fechas de lanzamiento de los libros estaban prefijadas en los contratos firmados entre los amigos.

«La policía entró para comprobar el motivo de la ausencia. Con las búsquedas, que es el segundo momento, la gente descubre que sí hay una planificación. Los contratos incautados demuestran sí hay una planificación de Bruno con los amigos Márcio Gaiote y Marcelo Ferreira para esa divulgación del libro, incluso, con fechas prefijadas para el lanzamiento», puntualiza.

El estudiante se defiende y dice que destinar ese beneficio para esas personas fue una forma de agradecimiento.

«Yo entiendo que la gente lleva a pensar estas cosas a causa de todo este acontecimiento. Sólo que, irónicamente, el hecho de haber hecho contrato con ellos es justamente porque no me importa el dinero, porque su trabajo en ese proyecto fue muy importante para realizar mi sueño», justifica.

Athos Borges defiende al hijo y dice que las críticas y otras acusaciones deben perdurar por un buen tiempo.

«No hemos escuchado sólo eso, sino varias otras cosas. Hasta hoy la gente escucha y vamos a seguir oyendo durante mucho tiempo. Gracias a Dios, trabajo aquí en Acre desde hace más de 30 años, tengo una condición razonable de vida y no lo necesito. Entonces, estoy seguro de que no existe un plan de marketing. Sería un plan de marketing tal vez para que la gente conociera su obra», dice.

El delegado debe oír a Bruno esta semana. Pero, durante una rueda de prensa el viernes (11), ya había informado que la desaparición voluntaria de Bruno no configuraba un crimen. «No hubo ningún crimen, fue una ausencia voluntaria. Porque no hay una comprobación de dolo de intención de la familia de haber armado toda esa situación aquí para divulgación», destaca.

Los amigos, Marcelo Ferreira y Márcio Gaiote fueron indiciados por un falso testimonio. En el futuro, Bruno dice que quiere escribir más libros y perfeccionarse cada vez más.

«Pienso en continuar llevando mi vida como estaba adquiriendo conocimiento, de una manera normal, como todo el mundo. Y formarme, perfeccionar cada vez más, construir una carrera, seguir escribiendo las cosas que creo que son importantes. Definitivamente siempre luchando y siempre trabajando mucho. Nunca dejar de adquirir conocimiento de querer pasar, de ayudar a las personas de alguna manera y aprender más conmigo mismo también.

http://g1.globo.com/ac/acre/noticia/busquei-o-isolamento-pra-nao-ser-atrapalhado-pelo-coletivo-diz-bruno-borges-sem-dizer-onde-ficou.ghtml