El misterio de las centellas (1199)
Hola,
Mi experiencia data por allá de, creo, un junio de 1971 o 1972, en las cercanías del puerto Mexicano de Manzanillo, estado de Colima, en la costa del Océano Pacífico.
El paraje esta cercano al monte de El Toro, a unos 2 o 3 kilómetros.
Yo estaba en la terraza abierta del segundo piso de una casa a la orilla del mar, de la Bahía de Santiago.
La hora era como alrededor de las 5:00 o 5:30 PM. El cielo estaba nublado, pero donde yo estaba el cielo parecía semi nublado.
Estaba mirando hacia el mar, cuando escuché algo como un chisporroteo que me venía por atrás y de lo alto.
Volteé a mirar y vi una luz en forma de bola como de unos 30 centímetros que venía directamente hacia mí.
Yo solo moví mi torso hacia la derecha y la luz pasó a mi lado y se proyectó entre la arena de la playa.
Yo miré con cuidado donde «cayó» la luz, pero no pareció que hubiera hecho nada de daño, nada «salpicado», solo como que se esfumó, pero ni humo o vapor dejó.
Me felicité por mi buena suerte de que la bola no me pegó. Pero aún hoy como que puedo recordar cómo sonaba el chisporroteo, y como vi la bola de luz.
Me dije que los dioses me estaban disparando, pero fallaron.
No recuerdo haber olido algo en el ambiente, como ozono, que sería esperado.
Unos amigos míos, quienes se encontraban en el primer piso no notaron el evento aunque les narré lo sucedido.
En fin, he visto esa bola de fuego, y también una vez en San Antonio, Texas, en los EEUU, yo estuve presente cuando un rayo cayo sobre un árbol a solo unos diez metros de donde estaba.
Vi la luz y escuché un tronidazo en el mismo instante. Cuando volteé a ver, a mi izquierda, lo que había pasado, vi el árbol partirse en dos, y vi vapor salir de entre la rajada entre las dos porciones del árbol partido.
En comparación, los dos sucesos son muy diferentes; sin embargo, ambos los podemos considerar fenómenos eléctricos.
Me podéis contactar si necesitáis más detalles.
Espero que la narrativa les ayude en sus investigaciones.
A sus órdenes,
Fernando Viesca