La curiosa historia del antropólogo y su perro que donaron el cuerpo a la ciencia… y pasaron años buscando el Bigfoot
13 de enero de 2023
Juan Antonio Pascual Estapé
Grover Krantz era un respetado investigador. Pero lapidó su prestigio por su convencimiento de que el bigfoot era real.
El antropólogo y criptozoólogo Grover Krantz reposa junto a su perro Clyde, en una sala abierta al público del Museo Nacional de Historia Natural de Washington, en Estados Unidos, tal como puedes ver en la foto de apertura. Paso toda su vida obsesionado con la búsqueda del bigfoot.
No hay polémica sobre su exhibición en el museo. En su testamento donó su cuerpo a la ciencia, y el de sus tres perros, y dejó escrito que quería ser exhibido en un museo. Había sido profesor toda su vida, y deseaba que los más jóvenes siguiesen aprendiendo con él después de muerto.
La única condición que puso es ser exhibido con uno de sus perros, según explica Smithsonian Magazine. Como se puede ver, el museo respetó su decisión.
Una prestigiosa carrera profesional marcada por el Bigfoot
Grover Krantz fue un prestigioso antropólogo, que escribió numerosos libros sobre la evolución humana y ejerció de profesor en la Universidad de Washington desde 1968 a 1998. Era muy querido por sus alumnos.
Pero ese prestigio quedó en entredicho por su obsesión con el Bigfoot, la criatura de leyenda de aspecto simiesco, que supuestamente ha sido avistada durante siglos por diferentes culturas. Llámese Bigfoot, yeti, o abominable hombre de las nieves. De todas ellas, lo único que se han visto son supuestas huellas.
Krantz fue el primer y casi único investigador científico que defendió la existencia del Bigfoot, que él llamaba Sasquatch, una anglicización de “hombre salvaje” en una lengua de los indios nativos de Canadá, que aseguraban haberlo visto.
Grover Krantz defendía que el Sasquatch era un gigantopitecinos, un simio gigante que vivió en Asia hace miles de años, y que supuestamente llegó a América a través de Estrecho de Bering, como los primeros humanos.
Sus teorías nunca fueron aceptadas por sus colegas científicos, porque se basaban demasiado en suposiciones, sin suficientes pruebas. Fue objeto de burla en el entorno académico, sus escritos rechazados en revistas científicas de prestigio, y se sabe que perdió ascensos y promociones por defender estas ideas.
Grover Krantz falleció en 2002, a la edad de 70 años. Nunca pudo cumplir su sueño de encontrar las pruebas definitivas de la existencia del bigfoot. Pero al menos sí se ha hecho realidad su deseo de servir la ciencia después de muerto. Podrás verlo, junto a su perro Clyde, si visitas el Museo Nacional de Historia Natural de Washington.
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