La paranoia de la salvación extraterrestre
Publicado originalmente en REVISTA UFO PRESS, Número 22 – Año VIII, agosto de 1985, págs. 33-35.
Luis Ruiz Noguez
¿Somos propiedad? ¿Vigilan nuestras plantas nucleares? ¿Son responsables de los terremotos? ¿Ángeles o demonios? ¿Agoniza su planeta? ¿Nos vienen a salvar? ¿De qué?
A casi cincuenta años de la observación de Kenneth Arnold pocas incógnitas se han despejado. El fenómeno nos sigue esquivando y nos oculta sus secretos. De cierto sabemos poco: No vienen de Venus (Saludos Salvador Villanueva); tampoco tienen su origen en Marte (aunque haga berrinches el Sr. Antonio Ribera); las ortotenias fueron un buen intento pero no tienen significación estadística (adiós… BAVIC) y, querámoslo o no, Donald Menzel, Phillip Klass y James Oberg tenían algo de razón: somos pésimos observadores y nos confunden varios fenómenos naturales.
El gourmet cósmico de Charles Fort (somos propiedad) resultó inapetente y con gustos delicados.
Seamos honrados. Francamente existen muy pocas desapariciones de seres humanos realmente misteriosas. Si no son producto de crímenes pasionales o de vulgares raptos para posteriormente exigir un rescate, son obra de pinochetazos con fines políticos. Aquel editor de periódico o éste dirigente sindical, seguro que no están siendo digeridos por los jugos gástricos de nuestro gourmet, sino que se descomponen ya sea en la fosa común, en el fondo de una bahía o en un pozo de los sistemas de drenaje profundo.
El gourmet vomita… ¿No le gusta la carne germana? Aparece Kaspar Hauser en una ciudad de Baviera.
Mi padre, mi abuelo y los abuelos de ellos murieron de viejos sin llegar a ser el plato fuerte en una mesa extraterrestre. Aun la foca del Bronx sirvió como abono en un camposanto americano. Lo único que parece haber sido devorado por extraterrestres es la idea del “somos propiedad”.
Dos militares. Primero fue Donald Keyhoe, quien en su “Flying Saucer from Outer Space” planteó la teoría de que los “’platillos” vigilaban nuestras plantas y centros nucleares, junto con otros centros de interés estratégico. Se basaba en informes no confirmados y de dudoso origen. por lo que es fácil comprender por qué en la década de los 70 abandono su teoría. la que fue tomada por otro militar. El segundo fue un húngaro: Colman Von Kevitsky, presidente del ICUFON. Con ideas paranoicas sobre las fuerzas de invasión interestelares, nos previene de una posible Guerra de las Galaxias. Los dos militares… ¿coincidencia? o es que “el león cree que todos son de su condición”.
No provocan terremotos. ¿Cuál es la causa y cuál es el efecto? No nos confundamos. En 1966 Edward Babcock y Timothy G. Beckley independientemente del francés Ferdinand Lagardé, encontraron una correlación en el binomio ovni-temblor. ¿Son los ovnis los que causan los temblores. o los temblores producen ovnis? Fue Michael Persinger quien demostró que la causa eran los temblores y el efecto los ovnis (al menos algunos).
Carlos Kozel y el reverendo Barry H. Downing nos dicen que son ángeles: empero Salvador Freixedo y Brad Steiger afirman que son demonios. Unos, los primeros, nos ayudarán en nuestro camino al cielo (recuerden a “Los Dos”, Bo y Pe), y los otros nos jalarán al infierno tentándonos con placeres sexuales (Antonio Vilas Boas). Lo malo de esta idea es que ya está muy gastada: casi 2000 años de historia cristiana.
“David Vincent los ha visto. Para él todo comenzó una fría mañana…” Los invasores. Seres de un planeta que se extingue. Pésimo argumento para una pésima serie de pseudo ciencia-ficción. Sólo los niños se podrían tragar esa píldora, junto con toda su parafernalia del meñique sin falanges y de los muertos que se desintegran. Mejor, cambiemos de canal.
¿Un bufón cósmico? Que desperdicio venir desde tan lejos para embromar a unos cuantos investigadores. Idea bastante rara y esotérica la del Sistema de Control. Sólo aquellos que quieren ser embromados -y se dejan- son embromados. Lo mismo puede ocurrir con investigadores cansados, Pilatos que se lavan las manos con explicaciones simplistas, por no luchar y darle la vuelta a los problemas.
¿Nos vienen a salvar? ¿De qué? La estulticia es una característica inherente al ser humano. Nos tendrían que cambiar totalmente. Dejaríamos de ser humanos para salvar a la humanidad, pero al mismo tiempo la humanidad -lo que queremos salvar- desaparecería al desaparecer el homo sapiens. Si, esto suena muy parecido a la paradoja de Epiménides porque es precisamente un Bucle Extraño del mismo tipo que el de dicha paradoja. De acuerdo con Russell, esto se resolvería con una metalógica, pero según Gödel, esta es una proposición indecidible.
¿Por qué están aquí? Después de casi 40 años no lo sabemos… aún.