UNA VIRGEN MUY PINTORESCA
Grande sería la sorpresa de los vecinos que transitaban por la calle Olivo, colonia Progreso Tizapán, en la delegación Ãlvaro Obregón, al ver la imagen de la Virgen de Guadalupe plasmada en el suelo. Era la mañana del 3 de marzo cuando ocurrió el «milagro». En el suelo de la calle, una imagen de 1 metro por 70 centímetros, reproducía fielmente la que se encuentra en el ayate de Juan Diego.
El primero en ver la imagen fue un vecino llamado Santiago. Algunos pensaron que se trataba de un dibujo. Incluso trataron de lavarlo con jabón y utilizaron thinner. En las imágenes que aparecieron en los diarios se logra apreciar que en la esquina inferior derecha quedó la mancha producida por el ataque de los solventes.
Sin embargo, Monseñor Néstor Guijarro González, de la Iglesia Católica Apostólica Ortodoxa, avaló la imagen e, incluso, ofició una misa en la noche del martes.
Se cuentan por miles los fieles que acudieron a ver la imagen. Pronto estuvo rodeada por infinidad de veladoras y ramos de flores. Los fieles hacían colas interminables para poder ver a la virgen en el pavimento.
Muchos dijeron que era una señal del cielo, que se oponía a la guerra en Irak. Néstor Guijarro afirmó que era un símbolo de la Santísima Trinidad, porque había aparecido el 03/03/03, y coincide con la edad a la que murió Cristo (33). Monseñor Guijarro sería un buen ufólogo y seguro que se haría gran amigo de los españoles de la Clave 33.
Pero, desafortunadamente llegó la competencia. Una semana después, el sacerdote católico, Mario Ãngel Flores, de la Iglesia de San Jacinto, se plantó frente a la imagen y, con enormes cartelones y mantas, declaró que se trataba de un engaño.
La coordinadora del Comité Vecinal de Progreso Tizapán, Delfina Reyes, apuntó que la silueta había sido dibujada por una estudiante de diseño gráfico, compañera de uno de los jóvenes (Artemio) que viven en la casa justo enfrente en donde había «aparecido» la virgen.
Estas declaraciones provocaron el asombro y disgusto de varios de los presentes. ¿Cómo era posible eso? ¿Si hasta un obispo la había bañado con agua bendita? ¿Se trataba de un complot de la delegada para impedir que rompieran el pavimento para extraer la imagen? ¿Los jefes delegacionales deseaban volver a abrir las calles de Tamaulipas y Querétaro, que estaban cerradas desde que comenzó el «milagro»?
El sacerdote Flores no tuvo más remedio de mostrar la forma en que se hizo la pintura. Con una plantilla de cartulina y un spray de pintura, fue dibujando su propia versión. Luego se entendió el porqué se había desmanchado la figura original cuando se uso el thinner.
El disgusto se transformó en ira. Los fieles exigían el nombre de la autora: «Â¡Entréguenos el culpable!»
Los antes pacifistas y promotores de la no violencia en Irak, pedían se les presentara a la diseñadora, seguramente para lincharla.
«Todos creen que yo fui «“dijo Artemio-, porque saben que soy artista plástico, pero están equivocados. Ojalá que no se sepa quién fue, porque la gente es fanática y pueden linchar a alguien».
Para los fieles no hay duda, Artemio, un joven de 26 años, cabello largo y piercing en la lengua, debía haber sido el culpable. Su casa y su coche sufrieron las consecuencias.
Pero la fe no tiene límites. Aún después de descubierto el engaño, los automovilistas y los peatones rodean la imagen, respetuosamente, para no pisar a la virgen. Renata Romero, una niña de 11 años todavía se asoma y busca en el sitio.
«Vengo a ver si reaparece la Virgencita. El padre dijo que fue pintada, puso una como calcomanía al lado y echó spray y sí fue la misma, pero yo siento que sí se apareció y creo en ella, por eso vengo a ver si ya está otra vez».
Durante los cuatro días en que fue exhibida la imagen se recaudaron cerca de dos mil pesos, los cuales serían donados a la Iglesia para obras sociales.
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