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En busca de Madeleine

EN BUSCA DE MADELEINE[1]

Mario Méndez Acosta

MadeleineMccann La desaparición, en Portugal, de la niña británica Madeleine McCann ha desatado una gran inquietud en todo el mundo. El deseo de resolver este misterio ha llevado a que se acuda a algunos esfuerzos extremos que involucran el pensamiento mágico y la pseudociencia.

El diario inglés Daily Mail reveló que los padres de la niña planean contratar la ayuda de un vidente famoso conocido como el Psychic Barber (o el barbero psíquico]: un individuo llamado Gordon Smith, quien se autoproclama «el mayor médium GordonSmith del mundo». Se trata de un peluquero de Glasgow, Escocia, en el Reino Unido[2], que se convirtió en adivino de feria y se ha especializado en revelar maravillas a quienes integran el público que presencia sus fun­ciones como la ocupación, los nombres y otros datos curiosos de sus parientes o conocidos. Para ello utiliza claramente un procedimiento muy difundido entre los magos de escenario que se conoce como lectura en caliente. Esta es una técnica usada por psíquicos, médiums y lectores de las manos, lo cual implica obtener de manera subrepticia alguna información de sus clientes; por ejemplo, un médium que comunica a su público con los muertos, en ocasiones envía a asociados suyos a hablar con el público antes de que se inicie la función, obteniendo información sobre la persona que desearían contactar en el más allá. Esta es la misma táctica que usa John Edward, médium de Long Island, NY, quien canaliza a los difuntos -es decir que se comunica con los muertos- en su espectáculo Crossing Over. La lectura en caliente contrasta con la lectura en frío, con la que el psíquico obtiene información de su cliente a través de sus reacciones faciales o verbales como respuesta a sus afirmaciones o preguntas.

LAS DESAPARICIONES

En la Gran Bretaña desparecen cada año, y sin resurgir en un plazo razonable, más de 10 mil personas. En Estados Unidos hay 110 mil personas desparecidas definitivamente[3]. Se calcula que en todo el mundo eso ocurre a unas quinientas mil personas en un año. Prácticamente, ninguno de los que reaparecen, o cuya suerte es explicada, lo ha sido por información aportada por psíquicos o adivinos.

madeleine-mccann-parents Es notable señalar que desde la desaparición de Maddie más de mil personas que dicen tener dones parapsicológicos han ofrecido pistas para ayudar a los padres de la niña, Kate y Gerry McCann y, desde luego, ninguna ha servido para nada (ello según el diario Daily Mail[4]).

También resulta sorprendente que los padres de Madeleine se vean obligados a contratar -es decir, a pagarle- a Gordon Smith para detectar el paradero o destino de la niña, pues él no lo hace como una obligación ciudadana o un acto de humanidad -tomando en cuenta que tiene a su disposición una información que nadie más posee, algo que además podía ser obligado a proporcionar mediante una orden judicial. Si ello tuviera alguna posibilidad de ser cierto. Según el Daily Mail, cerca de 150 pistas están siendo analizadas por la policía portuguesa. Pero en realidad ello ha representado una grave pérdida de tiempo y recursos.

Daniel Krugel También ha intervenido en este caso un ejemplo de pseudociencia. Se trata de las afirmaciones de un autodenominado detective sudafricano retirado de ascendencia holandesa, llamado Danie Krugel, quien ha asegurado que algunos vestigios del cuerpo de Madeleine McCann han sido encontrados en la playa de la Luz, (Praia da Luz), la población portuguesa donde la familia pasaba unos días de vacaciones. Ello ocurrió dos meses después de la desaparición de la pequeña. Las pruebas realizadas por Kruge, supuesto especialista en ubicar el paradero de niños secuestrados, sugirieron que Maddie fue enterrada temporalmente en la playa o que incluso su cuerpo aún podía seguir allí, algo que desde luego no ha sido corroborado por ningún cuerpo policíaco[5].

La policía portuguesa otorgó cierto crédito a la experiencia de Kruge, y se presentó a inspeccionar en dos ocasiones la playa indicada, sin que se encontrase ahí cadáver alguno. Tampoco apareció ninguna pista que resultase decisiva en el caso.

Pero lo cuestionable es que Kruge, cuya intervención tuvo lugar a petición de los McCann, realizó su trabajo con el análisis de muestras de ADN de Madeleine y con el apoyo de la tecnología de coordenadas por satélite GPS (Sistema de Posicionamiento Global, por sus siglas en inglés). Asevera Kruge que con su técnica es capaz de localizar en cualquier parte a una persona perdida tan sólo utilizando un cabello de la misma. Kruge trabaja para la Universidad de Bloemfontein, aunque se hizo famoso en Sudáfrica, en la década de los 80, después de haber descubierto el paradero de cinco chicas que habían desaparecido de sus casas en Sudáfrica[6], tarea que realizó para un programa de televisión, sudafricano de ese año, aunque entonces no usó la tecnología satelital.

Tras la petición de asistencia internacional realizada por los McCann en la búsqueda de su hija, Kruge estuvo cuatro días en Praia da Luz, durante el mes de julio, donde «identificó un área de la playa por la que Madeleine pasó o fue enterrada», según declaración de un amigo de la familia al diario británico The Guardian.

La investigación quedó paralizada en espera de resultados de nuevos análisis forenses que se llevan a cabo en un laboratorio de Birmingham. El problema con la metodología de Kruge es que no hay forma de que desde un satélite sea posible realizar; es decir, a control remoto, las complejas pruebas requeridas para identificar los restos de una persona -o una muestra de su ADN- que se encuentra en algún lugar de la superficie de la Tierra y que desde luego no cuenta con un transmisor radial de información; esto es, un chip capaz de ser percibido por un satélite del GPS, requisito indispensable para que una persona o un vehículo así asegurado pueda ser localizado.

Hay antecedentes de que Kruge ha fracasado en otros casos y que falsifica sus supuestos éxitos. Una pareja suda­fricana de Bloemfontein, Varenda y Willem Gouws, señaló que Oanie les dijo que su hijo Rayno Gouws, desaparecido en febrero de 2006, estaba vivo y bien de salud y que viajaba por todo el país, pero la verdad es que sus restos mortales apa­recieron en un bosque llamado Knysna[7]. No obstante, Kruge reporta esto como un éxito y señala que él pronosticó el lugar en que apareció la osamenta.

Es evidente también que Oanie no conoce el esfuerzo requerido para poder extraer el ADN del cabello humano y, desde luego, no ha publicado sus hallazgos en alguna revista científica o forense. Además, su supuestamente exitoso método nunca ha sido puesto a prueba bajo una metodología científica estricta.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 214, México, diciembre de 2007, Págs. 60-61.

[2] http://www.thepsychicbarber.co.uk/about2.html#biography

[3] http://www.fbi.gov/hq/cjisd/missingpersons.htm

[4] http://www.dailymail.co.uk/pages/live/articles/news/news.html?inarticlejd=485119&in_pagejd=1770

[5] http://www.europapress.es/00069/20071007204109/forense­sudafricano-descubre-restos-adn-madeleine-mccann-playa-praia-daluz.html

[6] http://www.wikio.es/news/Danie+Krugel

[7] http://www.theherald.co.za/herald/2006/11/01/news/n05_01112006.ht

El sueño de la energía ilimitada

EL SUEÑO DE LA ENERGÍA ILIMITADA[1]

Mario Méndez Acosta

Las restricciones que establecen las leyes de la termodinámica no son comprendidas por muchas personas. Para algunos, se trata de límites arbitrarios, ideados por los científicos para acotar la creatividad de los investigadores e inventores más audaces.

La determinación de la oficina de patentes de los Estados Unidos de no aceptar proyectos de máquinas del movi­miento perpetuo (es decir, aquellas que producen más energía que la que consumen) enfurece a muchos inven­tores poco enterados, convencidos de que sí se pueden anular esas limitantes. Sin embargo, hay muchos supuestos inventores que no se arredran ante esta norma y se las arreglan para lograr patentes sobre artefactos complejos, los cuales en realidad implican la violación disfrazada o disimulada de las leyes básicas de la física y que evidentemente no son puestas a prueba por los inspectores de patentes.

Bearden2 Uno de los libros más extraños escrito en torno a la física moderna es un tomo gigantesco, obra del teniente coronel Thomas E. Bearden, titulado Energía del vacío. Bearden se hace llamar doctor en física y su título proviene de una universidad vir­tual denominada Colegio Trinity, el cual carece de sede (edificio con aulas). Pero su mensaje central es claro y sencillo: está con­vencido de la posibilidad de extraer energía gratuita e ilimitada del vacío del espacio-tiempo llamada energía de punto cero[2] y considera que éste sería el más grande descubrimiento de la historia, además de una revolución tecnológica sin paralelo, que nos rescataría del calentamiento global y eliminaría la pobreza; el único requisito es que la comunidad científica abandone su actitud de avestruz y permita la inversión de grandes cantidades en los proyectos del propio Bearden y de sus socios.

Para la enorme mayoría de los físicos, la búsqueda de la llamada energía de punto cero es tan inútil como todos los esfuerzos anteriores por construir máquinas del movimiento perpetuo.

Bearden Bearden también propone fabricar máquinas antigra­vedad, y se basa en algunos efectos curiosos del fenómeno de conservación del momento angular de objetos que giran, en la forma como lo hace el disco o volante de un giroscopio, el cual, en apariencia, contrarresta y desafía la fuerza de gravedad. Cree también que el gravitón -partícula hipotética mensajera de la fuerza gravitatoria- viaja a una velocidad superior a la de la luz, confundiéndola así con otra partícula hipotética no detectada, conocida como el taquión.

Bearden propone aprovechar la energía de punto cero que se detecta en el vacío gracias al efecto Casimir (descrito por Henry Casimir) cuando, por ejemplo, se colocan dos placas conductoras muy próximas y de manera paralela en un vacío casi perfecto. Supuestamente, las parejas de partículas vir­tuales que aparecen por breves momentos en ese vacío y que se aniquilan una a otra casi de inmediato, alcanzan a ejercer una presión entre ambas placas, lo cual representa una nueva energía que, de acuerdo con el planteamiento de Bearden, sería aprovechable.

Lo que omite señalar Bearden es que la magnitud de esta energía equivale, en el mejor de los casos, al diminuto margen de incertidumbre que determina el principio de Heisenberg, el cual posibilita la aparición de esas efímeras partículas en el vacío. A escala micro, es decir, en volúmenes mucho muy pequeños, el valor de esa energía sí es significativo, pero a una mayor escala no se incrementa proporcionalmente considerando volúmenes cada vez mayores, sino que pronto resulta insignificante. La can­tidad de energía punto cero requerida para poder ser aplicada en un uso industrial, ocuparía un volumen de espacio mayor al que alberga el sistema solar.

FreeEnergy Bearden dedica casi cincuenta páginas de su libro a denun­ciar intentos de asesinato dirigidos tanto hacia él como a sus asociados, por parte de la cúpula dirigente de la comunidad científica y, como ejemplo, menciona ataques con dardos de hielo mojados en curare. Asevera, también, que más de cin­cuenta inventores de las llamadas sobreunidades -es decir, máquinas que producen más energía de la que consumen- han sido asesinados en todo el mundo.

Pero las limitaciones a la creación o aprovechamiento de energía, por encima de las disponibilidades observables en la naturaleza, no son resultado casual o caprichoso de la primera y la segunda leyes de la termodinámica, que establecen:

En un sistema cerrado la energía (o la materia) no se crea ni se destruye, sino que permanece constante.

No es posible exportar mecánicamente energía de un medio frío -enfriándolo más- hacia un medio más caliente, de modo que éste se haga aún más caliente y se pueda desem­peñar con ello un trabajo.

Tales limitaciones son resultado inevitable de la forma en que la segunda ley de la termodinámica ha determinado la evo­lución del universo con el implacable incremento de la entropía o desorden de las partículas que lo integran y con la aparición de algunos fenómenos irreversibles como los que permiten el surgimiento de fenómenos macroscópicos como la evolución de las estrellas y de la vida.

TanSoloUnaIlusion La energía que requieren estos procesos nunca se podría aprovechar con total eficiencia; siempre se desperdicia un poco, lo cual provoca el aumento de esa entropía, a largo plazo. No existe entonces una fuente secreta de energía, aún no detectada, capaz de detener el deterioro global y de hacer inútiles algunos procesos químicos que sí logran detenerlo en lugares como la superficie de la Tierra. Si tal fuente de energía existiera, se hubiese impedido el surgimiento de la flecha del tiempo[3], la cual experimentamos como efecto de la irrever­sibilidad fundamental de los procesos complejos, en especial aquellos que ocurren en la naturaleza en situaciones en las cuales no hay equilibrio térmico. Estos fenómenos son estu­diados a fondo por el químico y premio Nobel Ilya Prigogine.

Se puede concluir entonces que en nuestro universo no puede haber máquinas del movimiento perpetuo ni fuentes ocultas de energía ilimitada, pues, de otra forma no existirían procesos térmicos generadores de orden o auto-ordenantes, como son la cristalización o los cambios de fase en algunos compuestos químicos que tienden a aprovechar en forma óptima la escasa energía disponible, los cuales han dado origen a la química orgánica y, en consecuencia, a la vida misma.

REFERENCIAS

Bearden, Tom (2002). Energy from the Vacuum. Cheniere Press.

Gardner, Martin. «Notes of a Fringe Watcher» y «Dr. Bearden’s Vacuum Energy». www.csicop.org/si/ Skeptical Inquirer Magazine: www.csicop.org.si/2007-01/ Jan/Feb 2007.

Prigogine, Ilya (2004). «Tan sólo una ilusión. Una exploración del caos al orden». Metatemas Tusquets, Ed. Barcelona.

Prigogine Ilya, (1984) Order Out of Chaos, Bantam Books.

Kauffman Stuart, At Home in the Universe: The Search for the Laws of Self-Organization and Complexity. Oxford University Press.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 209, México julio de 2007, Págs. 56-57.

[2] Es la que supuestamente producen en el vacío las partículas que, gracias al principio de incertidumbre de Heisenberg, surgen espontánea­mente en aquél.

[3] Es la percepción que compartimos de que los sucesos evolucionan del pasado hacia el futuro y no viceversa.

El maíz transgénico

EL MAÍZ TRANSGÉNICO[1]

Mario Méndez Acosta

Se ha mantenido, a lo largo del último decenio, un debate muy enconado sobre la viabilidad del consumo del maíz transgénico en México. Los bandos en contra y a favor tienen razones aparentemente muy válidas para sostener sus asertos y temores, por lo que es necesario llegar a una solución de consenso.

Hoy, con una crisis mercantil de este cereal, vemos que se culpa al maíz transgénico de ser portador de sustancias tóxicas para el cuerpo humano y se asegura que ocasiona daños como alergias, aunque no hay, empero, estudios controlados que lo demuestren.

La agricultura es, a no dudarlo, una de las actividades humanas con mayor impacto sobre el medio ambiente y, desde luego, sobre la biodiver­sidad de la vida en la Tierra. Su más grave efecto ha sido el reemplazo de la diversidad vegetal por el cultivo de algunas especies vegetales en una zona determinada. A ello se agrega el uso de pesticidas, herbicidas y fertilizantes que, en ocasiones, tienen un efecto devastador en la flora y la fauna originales.

No obstante, es indudable que las labores agrícolas, así como muchas otras actividades de nuestra especie, resultan indispensables para satisfacer la creciente demanda de insumos de la población del planeta. En el presente ya existe alguna conciencia de que es necesario limitar al máximo los efectos nocivos para el medio ambiente y la diversidad biológica. En el caso de la agricultura se hace deseable la reducción del uso de agroquímicos que dañan el medio ambiente, así como la obtención de variedades vegetales con mayor productividad para disminuir la necesidad de abrir nuevas zonas de cultivo. Paradójicamente, la solución a estas dos exigen­cias la da, sobre todo, la tecnología transgénica.

Hherrera Como señala el biólogo mexicano Luis Herrera Estrella, del CINVESTAV – Irapuato, el uso de plantas -es decir vegetales- transgénicas tal vez sea la respuesta más prometedora aunque también es la que más controversias ha causado. Su enorme potencial para aumentar la productividad, bajar los costos de producción y reducir el uso de agro­químicos ha sido claramente documentada en los casos de las plantas transgénicas resistentes a insectos, a virus y herbicidas. Estas caracte­rísticas, en conjunto, representaron, en 1998, un beneficio adicional de más de 800 millones de dólares a los agricultores de todo el mundo; ello significa una reducción del uso de herbicidas de 10 a 40% y de 40 a 100% en insecticidas en las áreas cultivadas con plantas transgénicas resis­tentes a herbicidas e insectos, respectivamente, y un incremento promedio en la producción de maíz, soya y algodón de más de cuatro por ciento por hectárea.

Existen nuevos desarrollos científicos capaces de prever el desarrollo de plantas que requieran menos fertilizantes para crecer o pueden ayudar a limpiar sitios contaminados por la presencia de metales pesados y, por lo tanto, es muy probable que alcancen un enorme significado para la conservación del medio ambiente y la biodiversidad.

A pesar de los claros beneficios económicos para el medio ambiente el uso de las variedades transgénicas, amplios sectores de la sociedad, sobre todo en países en desarrollo, han mani­festado su preocupación por los posibles efectos negativos que tendría el uso de las plantas trans­génicas para el ambiente; así, se ha llegado a afirmar que dañan y envenenan los suelos y enferman a las personas.

MartinezSoriano La principal preocupación de estos grupos es el efecto que pueda tener la transferencia de los genes extraños a especies silvestres o a malezas. Es importante puntualizar que ya existe la tec­nología adecuada para evitar que dicha transfe­rencia ocurra y, además, sabemos que en diversos laboratorios del mundo se están desarrollando más tecnologías para eliminar la necesidad de utilizar genes poco deseables para la producción de plantas transgénicas, como son los genes que confieren resistencia a antibióticos. Al respecto, ha sido el biólogo mexicano Juan Pablo Ricardo Martínez Soriano quien ha demostrado que no hay tal contaminación[2].

En México, también se ha destacado la labor del ya citado doctor Luis Herrera Estrella, cuyas investigaciones son reconocidas en el ámbito internacional, no sólo por ser pionero en el esta­blecimiento de la ingeniería genética como una herramienta indispensable para el estudio de la biología vegetal, sino porque su trabajo se ha convertido en una referencia obligada para quien entiende que la biotecnología agrícola es una piedra angular para el desarrollo futuro de los países con economías emergentes.

Herrera es contundente al señalar que resulta curioso que Greenpeace y otras gentes ataquen la ingeniería genética de manera violenta, afir­mando que se están haciendo cosas terribles que sólo sirven para enriquecer más a las empresas multinacionales dominadoras del mercado mun­dial agrícola, sin darse cuenta, al parecer, del enorme potencial que la ingeniería genética tiene tanto para favorecer a los agricultores pobres que siembran sus cultivos en suelos marginales, como para resolver problemas ecológicos de gran importancia.

Ciertamente, es necesario limitar las prác­ticas abusivas de las empresas agroquímicas transnacionales que acaparan patentes y varie­dades de semillas controladas más allá de la bioética, pero para ello no resulta necesario estig­matizar la ciencia agronómica mexicana.

Referencias

Herrera Estrella. Luis. «Alimentos genéticamente modificados: mitos y realidades». Teorema Ambiental. Núm. 44. Domingo 1 de febrero de 2004


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 206, México, abril de 2007, Págs. 60-61.

[2] Juan Pablo Ricardo Martínez Soriano. «Transgenic Maize in Mexico: No Need for Concern». Science Volume 287. Number 5457 p. 1399 February 25, 2000.

Los charlatanes del Sida

LOS CHARLATANES DEL SIDA[1]

Mario Méndez Acosta

RicardoRocha Se ha puesto de moda una forma de charlatanería seudocientífica que consiste en negar algunos hechos muy bien establecidos y aceptados por la comunidad científica, o bien por la cultura contemporánea. Así, hay quienes niegan el alunizaje de los astronautas estadounidenses en 1969 y 1970, o bien el fenómeno del calentamiento global que nos afecta. También hay quienes niegan la realidad del holocausto cometido por los nazis en la Segunda Guerra Mundial. Pero de igual manera afecta este tipo de superchería en cuestiones vitales de la salud humana, como es el caso de quienes niegan que exista el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

RobertoGiraldo Recientemente, la opinión pública en México ha sido otra vez sujeta a una cam­paña de desinformación concerniente a la grave pandemia del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). En varias emi­siones del programa de Ricardo Rocha, Reporte 13, transmitidas en diciembre pasado por TV Azteca, se dio a conocer el libro Sida y agentes estresantes, de Roberto Giraldo, en el cual se afirma que el citado virus no existe, o bien que no es agente causal del sida.

GustavoReyes Esta versión fue prontamente refutada por doctores del Centro de Investigación en Enfermedades Infecciosas del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, encabezados por Gustavo Reyes Terán[2].

La divulgación de falsedades sobre el sida ha sido un buen negocio para comunicadores sen­sacionalistas e irresponsables en todo el mundo, que impulsan el movimiento de los autodeno­minados disidentes del sida, quienes sostienen que no es el VIH el causante de la enfermedad. Esta tendencia se asocia muchas veces con movimientos esotéricos o bien con corrientes ultraderechistas religiosas y moralistas que afirman que el sida es efecto de la vida disipada y abuso de drogas.

El mal que pueden hacer los disidentes del sida y sus seguidores está muy claro, ya que extender la creencia de que el VIH no está en el origen del sida implica animar a la gente a relajar las medidas de protección que tan eficaces han sido a la hora de poner freno a la pandemia. ¿Para qué usar condones para evitar la trans­misión sexual del VIH si éste no está detrás del sida?, ¿para qué buscar el virus en la sangre a transfundir? Parecía que esta disidencia era ya algo del pasado, algo digno hoy sólo de grupos marginales; pero resulta que no. Ha reaparecido hoy alimentada de creencias místicas, de un fana­tismo religioso que supone que la enfermedad es un castigo divino o bien que está impulsada por el simple oportunismo de algunos ignorantes.

Sida Se repiten en torno al sida una serie de dispa­rates, como es el hecho de que invariablemente se confunde el portar el virus con estar enfermo de sida. No tendría sentido ser seropositivo de un virus que no existe.

Haber sido infectado por el VIH no es lo mismo que sufrir el sida. De hecho, pueden pasar años desde que alguien resulta contagiado hasta que padece la enfermedad y cabe la posibilidad de que ésta nunca se declare, si el paciente vive en un país civilizado y toma la medicación pres­crita por los médicos y no por los disidentes u otros charlatanes. La llamada prueba del sida no mide, como se ha llegado a afirmar, si existe algún tipo de enfermedad, sino si el VIH está o no en el cuerpo del paciente, algo que desata la presencia de antígenos, los cuales se detectan en el examen.

diario16 Si la prueba detecta el virus, el paciente es entonces seropositivo y podría llegar a desarro­llar el sida; si no, no tiene que preocuparse, en lo que a esta enfermedad se refiere. Se afirma con insistencia que no existe ninguna foto del VIH, pero eso es falso, una búsqueda sencilla en internet basta para desmentir este aserto[3]. El virus del sida se fotografió por primera vez en 1985 y existen muchas imágenes de él. Hay una descrip­ción completa de su genoma y características[4].

Las insensateces sobre el sida que alimentan los autores de libros como el mencionado y otros similares, y que antes han propalado otros ven­dedores de misterios, pueden hacer que mucha gente baje la guardia ante el virus por creerse esa patraña de que el sida no está causado por el VIH, una versión que causa ya muchos muertes en África, puesto que grandes sectores dejan de practicar sexo seguro. Si fuera cierto que el sida no es causado por el virus quedaría pendiente determinar, de manera indiscutible, entonces qué lo causa. No existen los artículos científi­cos que demuestren que miles de investigadores de todo el mundo están hoy confundidos y que lo que ven en el laboratorio es mentira, ¿cómo explican los disidentes que el VIH no cause el sida, aunque los fármacos diseñados para frenar el virus sí impiden, por otro lado, que se desate la enfermedad?

Existe además el terrible drama bien docu­mentado de centenares de enfermeros, laboratoristas y médicos que se han contagiado del virus, por clavarse accidentalmente con agujas infectadas o por recibir sangre derramada en algunas heridas o en los ojos. Así un caso célebre es el de una enfermera de Utica, NY, quien recibió una indemnización de 5.4 millones de dólares por haber sido infectada por un recluso que le clavó una jeringa durante un motín en una cárcel de esa localidad[5].


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 205, México, marzo de 2007, Págs. 58-59.

[2] Critican Investigadores programas sobre sida en TV Azteca. La Jornada. 9 de enero de 2007.

[3] Imágenes en http://www.avert.org/photos.htm

[4] Véase http://colombiamedica.univalle.edu.co/Vol35No2/cm35n2a9.htm

[5] Infected Nurse Wins $5.4 Million From New York State in AIDS Suit by Sam Howe Verhovek. New York Times. Jul. 15. 1992.

Capricho por lo orgánico

CAPRICHO POR LO ORGANICO[1]

Mario Méndez Acosta

Prácticamente todo lo que cultivamos y consumimos ha sido modificado mediante selección artificial y otras formas de manipulación genética para convertirlo en algo más nutritivo y paladeable.

A lo largo de los milenios, el ser humano ha transformado profundamente la natura­leza, pero sobre todo, ha modificado en su beneficio aquello que le sirve de alimento.

ALGUNOS EJEMPLOS

El maíz original, conocido como teocintle, no era más que una forma de pasto cuya semilla se daba en una pequeña espiga. Siglos de selección artificial llevaron a los mesoamericanos a cul­tivar, ya para el siglo XVI, la suculenta mazorca que hoy conocemos.

La manzana silvestre original, que se daba a orillas del Mediterráneo, era un pequeño fruto color de rosa de sabor agrio. Ahora, tres milenos después la manzana es ese jugoso, crujiente y dulce fruto de color rojo subido y de más de 300 gramos de peso. Esto se ha logrado mediante manipulación genética y la eliminación de plagas.

Las vacas actuales han sido seleccionadas para dar hasta más de 40 litros de leche diaria­mente, mucho más de lo que requeriría la cría ordinaria de becerros en la vida silvestre. Lo mismo se puede decir de la carne de todo tipo y otros productos agropecuarios.

No obstante, y como parte de una reacción irracional de muchas de las sociedades contem­poráneas a la tecnología, ha surgido una ten­dencia a producir e introducir al mercado como si tuvieran alguna ventaja intrínseca, productos llamados orgánicos cultivados biológicamente sin fertilizantes industriales, sin plaguicidas y, desde luego, de mayor precio y mucha menor calidad, además de un sabor muy inferior a los productos de la agricultura y la ganadería tecnificadas.

NATURAL BUENO, MODIFICADO MALO

MugabeSe engaña y alarma al consumidor, asegurando que los alimentos a los que ha sido aplicada la tecnología agronómica son dañinos, sobre todo, sin presentar evidencias.

Recientemente, influidos por información falsa pregonada por grupos políticamente motivados como Greenpeace, algunos países africanos han rechazado envíos de semillas nutritivas y de alta calidad, argumentando que su origen transgénico pueden hacerlos dañinos a la salud. Un reciente conflicto entre Zimbabwe y Estados Unidos des­tacó el problema.

El presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, rechazó en junio pasado un cargamento de 10 mil toneladas de maíz donado por Washington para aliviar el hambre que afecta a la mitad de los 12 millones de habitantes de ese país. Mugabe alegó, sin base alguna, que la presencia de maíz transgénico en ese cargamento implicaba riesgos sanitarios.

Borlaug Al respecto, señala el Premio Nobel Norman Burlough, creador de la revolución verde y la per­sona que más ha hecho por aliviar la hambruna en el mundo actual, que se miente de forma abierta al señalar que esos productos no son probados rigurosamente antes de autorizar su distribución al consumidor.

Existe una tendencia a sacralizar lo natural, como si todo ello fuera beneficioso y lo artificial, dañino. En la naturaleza existen grandísimos venenos y no es necesario buscarlos en las serpientes. El señor que sale a buscar hongos comestibles y no los distingue bien puede llevarse a casa unas cuantas setas que lo fulminen; así pues, se hace indispensable desterrar la idea de natural como sinónimo de inocuo.

PilarCarbonero Según la ingeniera agrónoma y bioquímica española Pilar Carbonero «el riesgo cero no existe, ni para los transgénicos ni para caminar por la calle». Para hacer transgénicos hay que saber mucho de bioquímica, algo que no saben los agricultores. Ellos hacen los cruces, meten así en las plantas el gen que quieren así como otros mil más que no les interesan, pero que reducen el rendimiento, por lo que luego tienen que hacer retrocruces para ir eliminando los genes sobrantes. Es un proceso muy complejo, muy largo y muy caro.

«México -explica- tiene mucha inversión y un reconocido avance en ingeniería genética en plantas; está a la altura de cualquier univer­sidad del mundo y por eso, en el caso del maíz, los científicos más connotados del país ya ini­ciaron un estudio: el flujo genético entre las dife­rentes variedades; tenemos la experiencia de los híbridos y las razas de este grano. Se calcula que este análisis llevará tres años.

«Pronunciarse a favor de los transgénicos re­sulta políticamente incorrecto en una sociedad con un comportamiento esquizofrénico respecto de la tecnología, pues es incapaz de renunciar a ella, pero teme a casi toda innovación. La cues­tión de los transgénicos no resulta novedosa en ningún sentido: la reacción en contra, por parte de los grupos sin información o fanatizados, también se ha mostrado ante otros avances recientes; pero la verdad es que la modificación genética es tan antigua como la agricultura, a pesar de que quienes se oponen prefieran ocultárselo a sus seguidores, porque hemos estado mezclando genes de plantas desde que empezamos a cultivar la tierra.

«El hombre ha estado manipulando genes desde que se hizo agricultor. Todos esos riesgos achacados a los transgénicos existen desde que la agricultura es agricultura, hace unos 10 mil años. Cuando roturamos un campo virgen y plan­tamos maíz, disminuimos la diversidad en esa zona. ¿Que algo de polen de maíz, pueda ir a parar en la parcela de al lado? Pues, es posible, y que con ello también ocurran cruces, en particular si ambos campos fueron plantados al mismo tiempo y tienen la floración a la vez…

«En el caso de los transgénicos, todas esas cuestiones están muy controladas y se ponen barreras. El maíz que cultivamos aquí vino de América. No existía en España antes de Colón. Imagínese los trastornos ecológicos que se produjeron entonces: trigo para allá, tomates y maíz para acá, argumenta Carbonero, desde España. La ventaja de la manipulación directa de los genes frente a lo que hacen los agricultores tradicionales es que sólo se introducen los genes que se quieren y es un proceso totalmente con­trolado que no depende del azar, como los cruces tradicionales.

Bibliografía

Carbonero, Pilar. La agricultura biológica es un capricho de niños ricos. El Correo Bilbao: 2006.


[1] Publicado originalmente en Ciencia y Desarrollo, No. 202, México, febrero del 2007, págs. 58-59.