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50º aniversario del histórico vuelo espacial con monos

50 º aniversario del histórico vuelo espacial con monos

28 de mayo de 2009

Escrito por Nicholos Wethington

Able La imagen a la izquierda no es un astronauta primate del «Planeta de los Simios». Se trata, en realidad, de un verdadero mono del espacio. El día de hoy marca el 50 aniversario del primer vuelo al espacio de un ser vivo que sobrevivió a la expedición. El 28 de mayo de 1959, una mona rhesus, llamada Able, y una mona ardilla llamada Miss Baker se convirtieron en las primeros «astronautas» en sobrevivir a un vuelo de vuelta del espacio.

Aunque ellas no fueron los primeros animales lanzados al espacio, Able y Baker ayudaron a allanar el camino para los vuelos espaciales tripulados, mostrando que los animales pueden, en efecto, sobrevivir a los rigores del lanzamiento y el regreso de una nave espacial. Sus signos vitales fueron monitoreados durante la misión, lo que dio a los científicos una mejor comprensión de lo que ocurre en un cuerpo vivo durante los viajes espaciales.

Lanzadas a bordo de un cohete Jupiter AM-18, Able y Baker volaron a una altura de 360 kilómetros y viajaron 1700 millas desde su lugar de lanzamiento en el Eastern Space Missile Center en Cabo Cañaveral, Florida. Su cápsula aterrizó en el océano, y fue recuperada por un buque de la Marina de los EU al mando de Joseph Guion.

Guion dijo a la NASA, «Tan pronto como la saqué del agua, estaba volando por todo el lugar. La nave estaba rodando y el cono de la nariz oscilaba hacia adelante y hacia atrás. Y yo sólo esperaba que nadie saliera herido… Todavía no sabíamos si los monos estaban vivos porque no teníamos telemetría. Y un técnico corrió hasta el extremo posterior de la misma y la conectó y dijo, «˜Â¡Están vivas!»™ Así que todos gritaron «˜Â¡Yupi!»™ Y ahí fue cuando por fin pude decir: «˜Â¡Ah! Relax»™».

Todo el vuelo duró unos 15 minutos, y durante nueve minutos las dos minúsculas astronautas experimentaron ingravidez. Después de la recuperación de su cápsula, a las monas se les permitió relajarse en un cuarto con aire acondicionado a bordo del buque y, a continuación, fueron escoltadas a Washington, DC, para una conferencia de prensa.

Para ver un video de Able y Miss Baker preparándose para el vuelo, vea este video en Youtube: Able and Baker blast off, from Universal News 1959.

Able murió, lamentablemente, pocos días después del vuelo. Necesitaba una operación para eliminar un electrodo médico infectado, y tuvo una reacción adversa a la anestesia. Miss Baker, sin embargo, sobrevivió otros 25 años, viviendo en el U.S. Space and Rocket Center en Huntsville, Alabama. Durante el resto de su vida, recibió más de 100 cartas al día de niños que leyeron sobre sus aventuras en los libros de texto y quería decirle «˜Hola»™.

Baker La contribución de Miss Baker estaba lejos de ser olvidada al momento de su muerte, y en su funeral en 1984 la asistencia fue superior a 300 personas. Ella tiene todavía una lápida en la parte frontal del Alabama Rocket Center para recordar su parte en la historia de los vuelos espaciales.

Able y Baker fueron precedidas por una larga serie de intentos fallidos de los EU para poner lanzar primates al espacio. El primer intento fue Albert, que voló 39 millas (63 kilómetros) el 11 de junio de 1948 a bordo de un cohete V2, pero murió de asfixia durante el vuelo. Albert II llegó realmente al espacio (más de 62 millas/100km) el 14 de junio de 1949, pero murió por los efectos de la reentrada.

Los primates no fueron los primeros seres vivos enviados intencionalmente al espacio. La distinción le pertenece a un miembro de una parte diferente del reino animal: las moscas de la fruta. Las moscas de la fruta fueron enviadas al espacio, junto con una muestra de semillas de maíz, en 1947 para poner a prueba los efectos de la radiación a gran altura.

Así pues, para celebrar este acontecimiento histórico en los vuelos espaciales, puede ser apropiado comer un plátano para el desayuno (o almuerzo, o cena, o las tres)

http://www.universetoday.com/2009/05/28/50th-anniversary-of-historic-space-monkey-flight/

El hombre de Piltdown ¿una broma de Conan Doyle?

EL HOMBRE DE PILTDOWN ¿UNA BROMA DE CONAN DOYLE?

Por Mario Méndez Acosta

CharlesDawson1 Una de las falsificaciones que más revuelo han causado en el mundo científico fue la perpetrada en 1912 en Piltdown, al sur de Inglaterra, en donde se descu­brieron unos restos que presuntamente pertenecen a uno de los ancestros más remotos de la humanidad en Europa. Este hallazgo le acarreó gran prestigio a Charles Dawson, naturalista aficionado quien encon­trara los valiosos fósiles.

En 1954 se descubre, sin lugar a duda, que tales restos no eran más que una hábil falsificación y el deshonor cae sobre el pobre de Dawson.

No obstante, en estos momentos el mundo científico se conmueve a causa de una enconada discusión acer­ca de quién fue realmente el culpable del fraude.

Ya hemos reseñado en estas mismas páginas la acusación que en contra del Padre Pierre Teilhard de Chardin ha hecho y documentado el célebre biólogo Stephen Jay Gould, señalándolo como cómplice en el engaño. El conocido paleoantropólogo Louis Leakey, comparte también esta opinión.

Sin embargo, la situación se complica ahora en .for­ma por demás interesante, ya que otros prestigiados científicos, John Winslow, arqueólogo, investigador y museógrafo, junto con Alfred Meyer, editor de la revista Science 84, órgano de la Asociación Americana, para el Avance de la Ciencia (AAAS), han lanzado una espectacular denuncia que, aunque exime de toda culpa a Dawson y a Teilhard, involucra en el engaño nada ­menos que a sir Arthur Conan Doyle, notable escritor británico creador de las aventuras del genial detective Sherlock Holmes.

EVIDENCIAS ENDEBLES

Las evidencias que presentan Winslow y Meyer son, realmente de tipo circunstancial, aunque abundantes.

Primeramente, el propio descubridor del fraude, J. S. Weiner, afirma en su libro La falsificación de Piltdown que «después de todo Dawson bien pudo haber sido implicado en una broma -quizá no de su invención-, que fue llevada demasiado lejos».

Doyle tenia la preparación científica para realizar el engaño: era médico, experto en enfermedades de la, mandíbula -la parte esencial del falso hallazgo era una mandíbula de orangután, con los molares limados de manera que simularan una dentadura humana­ además, Doyle tenia una especial preparación en las técnicas criminalísticas y poseía gran interés en la geología, la arqueología y las teorías evolucionistas. Le encantaban las tretas y engaños complicados o las bro­mas pesadas.

Existió un antecedente a la falsificación de Pilt­down. En 1825, Charles Waterton, otro naturalista in­glés, aseguró haber encontrado un hombre mono en América del Sur y presentó una broma taxidérmica, conocida ahora como El Indescriptible. La intención de Waterton era totalmente festiva, y así lo anunció públicamente al poco tiempo. Lo curioso es que Conan ­Doyle asistió a la misma escuela preparatoria de Waterton, y conoció desde luego este engaño.

Doyle vivía a ocho millas del sitio en la excava­ción de Piltdown, lo visitaba con frecuencia y, al poco del hallazgo, se ofreció feliz a conducir a Dawson a donde quisiera en su nuevo automóvil.

DOYLE Y EL HALLAZGO

Pocas personas se han puesto a pensar en la complejidad de todo lo desenterrado en Piltdown.

La propia mandíbula de orangután tiene una anti­güedad de unos 600 años. ¿En dónde podría el falsi­ficador haber obtenido los restos de un orangután que vivió en Java o Sumatra en el siglo 13?

Pero Doyle trabó amistad con la frenóloga Jessie Fowler, poseedora de una enorme colección de restos de cráneos de primates de todo el mundo. Fowler acos­tumbraba vender o regalar algunos de los cráneos a sus amigos.

Junto con el cráneo falso se plantaron en el sitio de la excavación de Piltdown muchos otros fósiles provenientes de lugares muy lejanos. Gran parte de ellos de la zona del Mediterráneo. Sin embargo, Doyle conocía al arqueólogo Joseph Whitaker, poseedor de una gran colección de fósiles de Túnez y de la isla de Malta, incluyendo los restos de un hipopótamo… ¡En Piltdown yacía un diente de hipopótamo, originario de la misma cantera maltesa de los restos propiedad de Whitaker!

En el hallazgo piltdowniano había varias piedras talladas muy antiguas, cuyo origen se ha detectado en una cantera en Gafsa, Túnez. En 1910, Norman Douglas, coleccionista de restos paleolíticos y amigo tam­bién de Doyle, visitó Gafsa y le llevó a su amigo Ar­thur un buen cargamento de piezas talladas.

EL MUNDO PERDIDO

ConanDoyle En su novela El Mundo Perdido, publicada en 1912, Conan Doyle escribe algunas líneas bastante reveladoras. Uno de sus personajes señala que: «Si uno es listo y sabe su negocio, puede trucar un hueso tanto como una fotografía». Esta broma seria «uno de los actos más elementales del ser humano».

Doyle ubica la acción en Sudamérica, exactamente donde, supuestamente, se descubrió el falso hombre mono conocido como El Indescriptible.

La plataforma en donde se halla el mundo perdido es descrita como «del tamaño del condado de Sussex» y con una geografía similar. Piltdown se encuentra en Sussex, condado sureño de Inglaterra.

Quedan dos preguntas que intentan responder Win­slow y Meyer: ¿Por qué se hizo el engaño?, y, ¿por qué Doyle nunca aclaró el asunto?

Ya en plena especulación los fiscales de Doyle señalan que el novelista tramó el engaño para demostrar que los científicos y, sobre todo los naturalistas, que tanto habían criticado sus aficiones y creencias espiritistas, eran susceptibles de ser engañados como cualquier hijo de vecino. A la segunda pregunta Winslow intenta responder señalando que Doyle dejó entre los supuestos hallazgos suficientes claves que podían fácilmente demostrar que todo era un timo. Ahí estaba, primeramente, un fémur de elefante tallado como un bate de cricket, el cual fue admitido sin chistar como una herramienta paleolítica, sin uso alguno imagina­ble. También, aunque la quijada de marras fue encon­trada en un cierto depósito llamado Piltdown I, un molar y un trozo de la misma mandíbula fueron halla­dos en Piltdown II, a dos millas del primer depósito, lo que sin duda resultaba tan improbable como para considerarlo en verdad imposible.

Los científicos no aprovecharon estas pistas. Doyle ha de haber aullado de risa.

Teilhard de Chardin y el Hombre de la Aurora

TEILHARD DE CHARDIN Y EL HOMBRE DE LA AURORA[1]

Por Mario Méndez Acosta

¿Embrollo o Fraude?

CharlesDawson1 El escándalo más grande que ha afectado a la co­munidad científica, y en especial a la paleoantropología, fue la falsificación perpetrada por el paleontólogo Charles Dawson a principios de este siglo.

Desde sus supuestos hallazgos, que ocurrieron en­tre 1911 y 1915, hasta su desenmascaramiento en 1953, Dawson dejó convencidos a sus colegas de que en las minas de grava de Piltdown, en el sur de Inglaterra, había encontrado los restos de un espécimen homínido de gran antigüedad, anterior a los neandertales, poseedor de características tanto humanas como simiescas, y que venia a representar el más antiguo antecesor del horno sapiens que se hubiera hallado en Europa.

Dawson cosechó fama y honores -en las ciencias no es frecuente cosechar fortuna- y murió en 1916 convencido de que su mistificación nunca sería des­cubierta.

DUDAS

Piltdown6 Dawson no contaba con que, gracias al desarrollo de nuevas técnicas de datación (determinación de la edad) de fósiles, sus hallazgos serian alguna vez so­metidos a algún análisis crítico exhaustivo.

Al ser examinados con cuidado los fósiles hallados por Dawson, se encontró algo horrible: se trataba de una revoltura de huesos humanos, no muy antiguos, con otros, incluyendo una mandíbula, de orangután. Además, los molares de la mandíbula habían sido limados para simular características humanas. Todo esto se había teñido con tintura de yodo y con óxido de hierro para aparentar gran edad.

De inmediato, el deshonor post mortem cayó sobre Dawson. Su atesorado Hombre de la Aurora (Eoan­tropus Dawson) no era más que un burdo timo que durante 40 años engañó a la ciencia.

Hasta aquí termina la historia tal y como ha sido conocida a lo largo de los últimos treinta años dentro del mundo científico. Empero, muy recientemente ha surgido evidencia de que Dawson tuvo un cómplice… y uno muy eminente.

¿CÓMPLICE»¦ O INCOMODO TESTIGO?

TeilhardDeChardinM El antropólogo y filósofo jesuita Pierre Teilhard de Chardín, dejó una profunda huella en el pensamiento científico occidental. Sus trabajos antropológi­cos, paleontológicos y su muy particular filosofía evo­lutiva, con verdaderas implicaciones cósmicas, logra­ron que la Iglesia Católica cambiara radicalmente su postura ante la ciencia moderna. Aunque sus ideas no son consideradas muy ortodoxas que digamos, logró­ que la jerarquía católica dejara de considerar al estudio de la evolución de la vida como algo casi diabólico.

Sin embargo, Teilhard fue muy amigo de Dawson.

En multitud de ocasiones, el jesuita acompañó a Dawson en sus excavaciones por los arenales de Pilt­down y, reputadamente, participó en el hallazgo de alguna de las piezas del notorio homínido.

Ha sido el divulgador y escritor número uno de la biología moderna, Stephen Jay Gould (considerado por muchos como el Carl Sagan de las ciencias de la vida), quien ha emprendido una profunda investiga­ción acerca del papel que desempeñó Teilhard en el hallazgo del hombre de Piltdown.

Quizá la clave de todo el misterio se encuentre en la correspondencia de Teilhard con Dawson y otros de sus colegas. En la misma, Teilhard llega a StephenJayGould men­cionar con incomodidad su participación en el des­cubrimiento e incurre en contradicciones.

Por otro lado, nunca, en toda su extensa obra es­crita a partir de 1920, hace Teilhard mención de ese fósil que tanto apoyaba sus teorías y con el que tanto tuvo que ver en su descubrimiento.

Naturalmente, toda esta evidencia no es concluyente. Los seguidores de Teilhard han defendido vehementemente su inocencia, pero Gould ha continuado pre­sentando más datos que señalan que, por lo menos, Teilhard de Chardin sabia de la falsificación.

MOTIVOS

¿Qué pudo orillar a dos personas tan respetables y apegadas al ideal de la búsqueda de la verdad a cometer semejante engaño?

No fue, sin duda, el ansia de notoriedad, ya que Dawson sólo llegó a ser famoso entre el grupo de sus colegas paleoantropólogos, muriendo en 1916. Teilhard, por su parte, logró hacer que casi se olvidara su parti­cipación en el asunto Piltdown.

Piltdown28 Es posible que un factor importante haya sido el de la inseguridad sobre la firmeza de algunas de sus teorías. En aquella época se insistía demasiado en la nece­sidad de encontrar el famoso eslabón perdido que unie­ra al ser humano con sus antecesores antropoides. No obstante, ya en aquel momento existía suficiente evidencia fosilizada y embriológica sobre la vigencia ple­na de las teorías evolutivas darwinianas. Ningún cien­tífico importante dudaba de la evolución, y sólo queda­ban por dilucidar algunas cuestiones acerca de los me­canismos que la hacían funcionar.

Otra posibilidad pudo haber sido la frustración… El hecho de haber trabajado durante años en un yacimiento prometedor como Piltdown, sin encontrar ni una sola pieza de interés, pudo haber sido la causa de que, inicialmente quizá como una broma, se cometiera la falsificación. Empero, una vez hecha pública ésta, no había forma de hacerse para atrás.

Teilhard, quizá horrorizado, no se atrevió nunca a denunciar a su gran amigo y condujo su vida posterior como si, simplemente, no hubiera existido el hombre de Piltdown. El sabio jesuita muere en 1955.

Sin embargo, y sobre todo en el mundo científico, tarde o temprano se sabe todo. La verdad llega y nos obliga a contemplar a estos grandes científicos como los hombres que eran, comunes y corrientes y tan su­jetos al error y a la pasión como cualquiera de nosotros.


[1] Artículo publicado Excelsior, México, domingo 10 de junio de 1984.

Encuentran un fósil del "monstruo del Loch ness"

Fósil del monstruo del «Loch Ness» encontrado en la costa de Lyme

Jueves 30 abril 2009

Por Adrianne Maslen

El fósil de un «monstruo del Loch Ness» ha sido descubierto en la costa de Lyme Regis.

A cientos de kilómetros de distancia de su domicilio habitual en los lagos de Escocia, el fósil de un plesiosauro de cuatro metros ha sido descubierto en Monmouth Beach.

El reptil marino extinto vivía en los mares jurásicos de Dorset alrededor de 150 a 200 millones de años atrás, aunque en la cultura popular ha sido relacionado a «monstruos lacustres», incluido el monstruo del Loch Ness.

El coleccionista de fósiles local Tracey Barkley descubrió una serie de huesos de la criatura en el pavimento de ammonitas en los acantilados de Axmouth a Lyme Regis de la National Nature Reserve (NNR).

Richard Edmonds, gerente científico del World Heritage Site Team, dijo: «Son muy raros. Hay sólo 10 o 12 ejemplos de esqueletos completos o parciales, de esta especie. He estado haciendo esto durante 30 y pico años y sólo alguna vez he encontrado he encontrado algún hueso o dos».

Los restos del esquivo reptil fueron extraídos y el experto en fósiles de Charmouth, Chris Moore está preparando el modelo para exhibirlo.

El señor Edmonds dijo: «De lo que hemos hecho hasta ahora podemos ver que en realidad han sido un poco masticados. Algunos huesos de la espalda están completamente en el lugar donde deben estar y algunos han desaparecido.

«Hay marcas de dientes y se puede ver cómo el esqueleto ha sido desgarrado desagradablemente por otros reptiles marinos».

Pero la decisión de sacar el fósil del plesiosauro del pavimento de ammonitas no ha sido fácil. «El espécimen no podía haber tenido una ubicación más sensible, en el famoso y emblemático pavimento de ammonitas, y se corría el riesgo de que pudiera dañar el pavimento al sacar el fósil», dijo el señor Edmonds.

Debido al potencial científico del fósil, se decidió extraer el espécimen. Si se dejaba en su lugar, podría haber sido destruido por los coleccionistas principiantes o eventualmente erosionado y arrastrado por el mar.

Tom Sunderland de Natural England, que gestiona el NNR, dijo: «Existen restricciones para recoger fósiles en el NNR, en particular la extracción y venta de especímenes, pero tenemos que trabajar con los coleccionistas y el público en general a fin de encontrar el equilibrio adecuado y garantizar que los fósiles científicamente importantes no se pierdan».

El señor Edmonds dice que hallar este último no habría sido posible sin la ayuda de los cazadores de fósiles locales.

http://www.bridportnews.co.uk/news/lymenews/4332152._Loch_Ness__monster_fossil_found_on_Lyme_coast/

El verdadero chupacabras

EL VERDADERO CHUPACABRAS

Por Juan José Morales

Chotacabras Es un voraz animal de hábi­tos nocturnos y crepuscula­res, enorme boca y grandes ojos que en la oscuridad a veces parecen refulgir con siniestros to­nos de un rojo brillante.

Es muy difícil verlo, pues el día lo pasa agazapado entre los mato­rrales o en lo alto del ramaje, silen­cioso y casi sin moverse, confun­dido con la vegetación por los co­lores de su cuerpo.

Sólo al caer la oscuridad se lan­za a sus correrías, volando ágil y si­lenciosamente a baja altura en bus­ca de víctimas. Pero aunque pocas veces se deja ver, es común escuchar sus gritos, que se antojan so­brecogedores, fuertes, profundos y resonantes como una voz de ul­tratumba, que repite con insisten­cia una y otra vez, en ocasiones por cientos de veces sin interrupción.

Se alimenta con seres vivos y aun­que habita casi exclusivamente en el campo, en los últimos tiempos ha comenzado a aparecer también en las ciudades.

Se le conoce desde tiempos de los antiguos griegos y durante si­glos ha causado temor a hombres de todas las culturas por sus hábi­tos nocturnos. Sus brillantes ojos rojos y su extraño canto. Se le en­cuentra en todo el mundo, excep­to en las regiones polares, pero no pertenece a una sola especie sino a varias, todas muy parecidas entre sí y de hábitos similares.

Estos animales son ciertas aves que los ornitólogos engloban en la familia de los caprimúlgidos, una palabra que viene de las voces la­tinas capri mulgus y significa «ordeñador de cabras», pero que tam­bién podría traducirse como chupacabras. En español se les llama chotacabras y tapacaminos, y en inglés goat suckers o chupacabras.

VIEJA LEYENDA

El nombre de esa familia, y el del orden de los caprimulgiformes, al cual pertenecen, viene de la idea, muy extendida en la antigüedad -el propio Aristóteles la compar­tía- de que la amplia boca de los chotacabras les servía para succio­nar leche a las cabras. Pero en rea­lidad la casi totalidad de ellos co­men insectos voladores, que atra­pan en el aire volando con la amplia boca abierta. Pero como las cabras muchas veces atraen gran­des cantidades de insectos, en tor­no a ellas se congregan chotaca­bras, y de ahí surgió la leyenda, que les acarreó mala fama entre los pastores y campesinos, pues creían que les robaban leche. Sobre todo porque, siendo aves nocturnas, se suponía que cometían sus fecho­rías al amparo de la oscuridad.

En todo el mundo se conocen 69 especies de chotacabras o chupa­cabras, de las cuales una docena existen en México, casi todas am­pliamente distribuidas por todo el país. Una de ellas, el chotacabras de Nuttall, Phalaenoptilus nuttalli, que habita en el norte, tiene la cu­riosa característica -única entre las aves- de que en lugares de inviernos muy fríos entra en un letargo e hiberna como los osos y otros mamíferos.

En toda la mitad norte del país, habita el tapacaminos cuerporruin, llamado científicamente Capri­mulgus vociferus por la increíble insistencia con que emite su canto o llamado. Se le ha escuchado re­petido más de 1,000 veces segui­das a intervalos de un segundo.

«El grito tembloroso del pájaro Jujuy» que el mítico Caminante del Mayab escucha en la famosa canción yucateca de este nombre, se refiere al peculiar canto del ta­pacaminos Nyctidromus albicollis; llamado pujuy en maya y pucuyo o pochocuate en otros lugares de México. Este chotacabras es nota­ble por el intenso brillo rojo de sus ojos al reflejar las luces de los au­tomóviles. Se le encuentra en casi todo México, al igual que el tapa­caminos halcón, cuyo suave y ex­traño llamado se antoja una mezcla de maullido de gato y croar de ra­nas. También es abundante y om­nipresente el chotacabra zumbón, así bautizado por el zumbido que produce con las alas durante el cor­tejo nupcial, cuando se lanza en pi­cada hacia el suelo y se desvía en el último momento aleteando vio­lentamente.

En todas las tierras bajas tropi­cales habita el papavientos, mien­tras que el tapacaminos prío sólo se encuentra en el occidente del país, y el tapacaminos yucateco es ex­clusivo de la península de Yuca­tán, Belice y el norte de Guatema­la. Hay también especies migrato­rias, que pasan los meses fríos en México y los cálidos en Estados Unidos y Canadá. No faltan, pues, chupacabras en México.

En general no son muy grandes, pero parecen mayores debido a sus largas plumas y su amplia cola. Están emparentados con los bú­hos, con los que guardan cierta semejanza, pero sus hábitos ali­menticios originaron marcadas diferencias. Los búhos son esen­cialmente carnívoros, y por tanto poseen fuertes picos y poderosas garras para atrapar y destrozar pequeños animales.

Los chotacabras se alimentan principalmente con insectos vola­dores y tienen patas y picos peque­ños y débiles. Pero en cambio la boca es desmesuradamente grande y se extiende hasta detrás del ángu­lo del ojo. El chotacabras simple­mente la abre en vuelo y va «ba­rriendo» el aire con ella. Además, como una adaptación adicional, en casi todas las especies las comisuras de la boca tienen largas vibrisas o «bigotes», que actúan como re­des y amplían el área de captura.

UTILIDAD

Y si la boca de los chotacabras se antoja descomunal, hay que ver la de sus primos los nictibios, gran­des aves parecidas a búhos, de las cuales una especie sudamericana la tiene de tal tamaño que puede abarcar una pelota de tenis. En México hay una especie: el nicti­bio norteño o jojú Nyctibius gri­seus, que habita gran parte del país.

Los chotacabras no construyen nidos. Depositan sus huevos direc­tamente en el suelo y ni siquiera en una depresión para evitar que rue­den. Habitan sobre todo terrenos abiertos y a menudo perchan en rocas o ramas, con las que se mi­metizan perfectamente. De modo que parecen ser la punta de ellas.

Sus hábitos nocturnos, su capa­cidad para adaptarse a la vegeta­ción alterada y su mimetismo, han ayudado a los chotacabras a sobre­vivir. Incluso, al parecer se han beneficiado con la actividad hu­mana. En algunas ciudades se ha visto que se instalan en azoteas, donde ponen huevos a salvo de depredado res tales como serpien­tes y otros animales silvestres, y se dan verdaderos festines con los insectos que atraen las lámparas de las calles.

Y para el hombre, la abundan­cia de auténticos chupacabras es buena, ya que se alimentan con insectos que muy pocas aves co­men y su voracidad es increíble. En el estómago de uno se encon­traron más de 500 mosquitos, y en el de otro, 1,800 hormigas volado­ras. Así pues, en materia de chupa­cabras no acepte imitaciones: o caprimúlgidos o nada.